Milonga
uruguaya y punto cubano
El cuarteto
Toledo.
A toda luz, la milonga
uruguaya y el punto
cubano. Homenaje a Alfredo Zitarrosa
Fotos: Serra
Toda
luz y toda mía, diferente cada vez, ha vuelto a colocar la décima sobre el puente entre
la cultura y la historia. Su espacio de abril estuvo insertado dentro de las
actividades espirituanas en su XXV
Feria Internacional del Libro. El
Patio de la Décima Toda luz, en el interior de la edificación perteneciente a
la Dirección Provincial de Cultura y Arte, hermanó tradiciones. Esta vez, el
punto cubano con la milonga uruguaya; en coherencia con el evento cubano, al
contar esta feria con la República Oriental del Uruguay como país invitado de
honor. Por esta razón, Toda
luz… dedicó su espacio a una importante figura dentro de la
identidad uruguaya: Alfredo
Zitarrosa.
La tarde volvió a otorgar su
luz, al despliegue del vuelo de palomas ya esperado a esa hora. Las cuerdas del
Cuarteto Toledo abrió el homenaje vespertino con el punto cubano, para
acompañar una contralectura diferente, o una controversia diferente. La
espontaneidad acostumbrada dentro de Toda
luz…, permitió alternar las tonadas de Bertha Marrero con las
improvisaciones de Abel Amador; algo atípico y estrenado en este espacio. La
trenza de identidades se inició entonces al escuchar la grabación de voz de Alfredo Zitarrosa
con su Milonga del fusilado, homenaje
al Comandante
Ernesto Che Guevara. Las décimas interpretadas en su milonga se enlazaron
con las escuchadas con la tonada cubana.
Bertha Marrero y
Abel Amador, controversia atípica.
Luego fue presentada la
sección Contigo, para recibir a un invitado especial. El periodista, crítico y
promotor cultural Fernando
Rodríguez Sosa, gustoso accedió a
nuestra invitación y compartió sus apuntes sobre la importante figura de
Zitarrosa, quien el pasado mes de marzo, hubiese cumplido sus 80 años:
Alfredo Zitarrosa, nacido en Montevideo, Uruguay,
marzo 1936, murió prematuramente a los 52 años en 1989, también en la capital
uruguaya. Compositor, cantante, folclorista, periodista, locutor, escritor,
poeta. […] Nace y su madre lo da en adopción, según cuenta la historia, una
familia lo cría; y posteriormente, siendo ya un adolescente, regresa al seno
familiar a vivir con su madre biológica y adopta el nombre y apellido de su
padre adoptivo: Alfredo Nicolás Zitarrosa, que lo acompañará a lo largo del
tiempo.
Alfredo Zitarrosa vivió parte de su vida en el campo,
lo cual influyó decisivamente en su formación como compositor, como músico, ya
que como ustedes podrán apreciar, no solo en la composición que hemos
escuchado, sino en otras que estábamos
escuchando antes de que comenzara Toda
luz y toda mía; podrán darse cuenta cómo
el tema campesino es un tema recurrente su producción musical. Desde el punto
de vista musical, cuentan los especialistas que cultivó la canción folclórica,
la samba, la milonga; fueron los elementos fundamentales, y utilizó, además de
la guitarra tradicional, el guitarrón uruguayo.
A partir del año 1959, se vincula a la radiodifusión
de su país. Es locutor, presentador, actor de teatro, guionista de programas
radiales y comienza realmente su labor artística en sentido general en este
año. Sin embargo, su debut como cantante, ocurre en 1964, en Perú, invitado por
un amigo, y cuenta el propio Zitarrosa en anécdotas, que le pagaron 50 dólares
por dos canciones que interpretó en esa ocasión en un programa de la televisión
peruana. Un año después, en 1965, debuta en su país, Uruguay, y comienza
realmente su carrera como compositor e intérprete que lo llevaría por varios
países del mundo, […] fundamentalmente por países de Nuestra América, como
Argentina, Brasil, Méjico; no solo por su obra musical, sino por unirse a las
causas justas de su tiempo, militar en el Frente Amplio y ser prohibido en
su país, de donde tiene que salir al exilio. Vive, por tanto, en varios países
de América y continúa su labor profesional, su labor artística.
Muere por una peritonitis, y a partir de ahí,
comienzan a editarse sus obras escritas […] laboró el periodismo en Uruguay, en
el periódico Marcha, un periódico de franca posición
izquierdista y esos textos del periódico, algunos textos de ficción y también
su poesía, fueron recogidos póstumamente en libros que han sido publicados a lo
largo del tiempo, un poco para rendir tributo a este hombre. Algunos de ustedes
habrán escuchado algunas grabaciones de Alfredo Zitarrosa, pero pienso que la
mayoría, habrá escuchado alguna vez, o por Zitarrosa o por otros intérpretes,
entre ellos por Liuba María Hevia, una canción muy conocida en nuestro país y
que escuché por vez primera en Mercedes Sosa, El violín de Becho, una canción realmente conocida y de la
autoría de Alfredo Zitarrosa. […] una figura importante en los pueblos de
América Latina, en los pueblos que se extienden desde el Río Bravo hasta la
Patagonia, una figura indiscutible dentro del folclor musical de Nuestra
América, como dijera Martí.
La sección Contigo se
encargó de continuar en cercano diálogo con Fernando y conocer algo más sobre
su vasto currículum. No solo es el comentarista literario de Escriba y Lea:
Llegué al periodismo de manera consciente. Nací el
día del médico, el 3 de diciembre, y en los juegos familiares de aquella época,
decían que yo iba a ser médico. Incluso, recuerdo una bata que tenía bordado mi
nombre, y me tenían cosas de médico, pero cuando ya pasaba el preuniversitario,
supe que la medicina no iba conmigo y me decidí por las humanidades, decidí por
el periodismo. Había tenido un intento inicial en un programa que había en
Radio Liberación, de participación, musical, que las personas escribían, […] y
yo mandé un texto breve, de información ampliada, sobre una torre de televisión
que se había inaugurado por aquellos años en la antigua República Democrática
Alemana; y aquello lo transmitieron. Pedí periodismo, aunque primero quise ser
locutor […]. Iniciamos en 1971, en la Universidad de La Habana, un total de 100
alumnos en la carrera, en dos grupos de 50.
Fernando nos aseguró que era
una persona muy tímida, algo que superó. Demostrado quedó a partir del año
1974, ininterrumpidamente hasta hoy, al ejercer siempre el periodismo, a pesar
de haber tenido también diferentes cargos como dirigente en diferentes sectores
de la cultura.
Me gradué el 8 de septiembre de 1974, un día
importante en aquella época, el Día Internacional del Periodista, que recuerda
la muerte de Julius Fusick, el periodista checoeslovaco, en las mazmorras del
fascismo. Ese mismo día, se publica en la revista Bohemia, mi primera
colaboración, que fue un comentario literario sobre un libro que se había
publicado por el sello de la Unión de Periodistas de Cuba, sobre Augusto
Olivares, el periodista chileno que, en aquel momento, pensábamos, había muerto
asesinado por las tropas fascistas de Pinochet […] y después nos enteramos que,
en un acto de lealtad a Salvador Allende, él y Allende se suicidan en La
Moneda. Aquel comentario parece que fue algo premonitorio, que me iba a
acompañar a lo largo del tiempo.
Fernando
Rodríguez Sosa colabora con la revista digital Cubanow, auspiciada por el Instituto Cubano del Arte e Industria
Cinematográficos (ICAIC) desde el 2005, y con el sitio Cubaliteraria, del Instituto Cubano del Libro desde
el 2013; así como con las páginas web de la Unión de Escritores y Artistas de
Cuba (UNEAC) desde el 2008, del periódico Trabajadores desde el 2009 y de Habana Radio desde el 2010, la emisora del
patrimonio cubano, de la que es también fundador y aunque allí comenzó con
comentarios literarios en su voz, hoy colabora con programas como La Habana en verso, De su puño y letra,Mi libro
preferido e Invitación a la lectura.
Rodríguez Sosa se siente orgulloso y
satisfecho de ser periodista, pero también se siente promotor de la literatura
y la cultura en general y crítico literario. Entre sus libros publicados,
aparecen A corazón abierto (entrevistas),
Departamento de Actividades Culturales, Universidad de La Habana, 1984, y El elogio oportuno (crítica), del
Departamento de Actividades Culturales, Universidad de La Habana, 1984; los que
recibieron Premio 13 de marzo.
El cierre de la sección Contigo, compartimos otro tema en voz de
Zitarrosa, escrito en décimas, Milonga
a Jacinto Luna. El poeta y tonadista Abel Amador cerró la trenza con el
punto cubano y sus improvisaciones se sumaron al homenaje:
Digna para un homenaje,
esta tarde me parece,
cuando Uruguay se merece
lo mejor de mi lenguaje.
En cada frase que traje
siento que el verso reposa.
Y está mi alma dichosa,
sencillamente porque
hoy uno al Cucalambé
con Alfredo Zitarrosa.
No sé si mis facultades,
mi expresión y mi cultura,
pueden estar a la altura
de estas personalidades.
Procuro las cualidades
del verso que en mí retoza,
entre el gladiolo y la rosa
también honor rendiré
a este amigo que usted ve:
Fernando Rodríguez Sosa.
Toda luz y toda mía,
hoy vine aquí, ¡cuánta
suerte!,
la de poder defenderte
haciendo mi poesía.
En jubilosa alegría
siento que el pecho me
estalla,
y mi memoria se halla
junto al placer de mi mano,
de unir el punto cubano
con la milonga uruguaya.
Tras la despedida, el
público pidió a Amador su gustada seguidilla. Finalmente, el audio irradió
otros temas de Alfredo Zitarrosa,
como Guitarra Negra, Diez Décimas de
saludo al pueblo argentino, Diez décimas de autocrítica, entre otras.
Mientras, los contertulios se despedían entre sonrisas y fotos, seguros de
volver a Toda
luz y toda mía, diferente cada vez; siempre al servicio de la
décima, patrimonio cultural de la nación cubana.
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