domingo, 30 de mayo de 2010


Navegas,
isla de oro


Por Fernando Rodríguez Sosa



Con el devenir del tiempo, la décima se ha convertido en eficaz instrumento de expresión de lo cubano. La llamada estrofa nacional ha servido para contar realidades y esperanzas, angustias y desvelos, añoranzas y sueños. Como lo demuestra el volumen titulado Navegas, Isla de oro (Editorial Gente Nueva, Colección Escolar, 184 pp), con selección y prólogo de Mayra Hernández Menéndez y Waldo González López.

Es este un panorama de la décima cubana para niños, que presenta casi doscientos cincuenta textos, de más de ciento cincuenta autores del siglo XX, pertenecientes a diversas generaciones, estilos, tendencias. Son obras que reflejan un vasto universo temático, que ponen de manifiesto los intereses y preocupaciones del hombre y de su mundo cotidiano.

Décimas de escritores de reconocido prestigio –como Nicolás Guillen, Carilda Oliver Labra, Raúl Ferrer, Serafina Núñez, Ángel Augier... – aparecen en esta colección. Asimismo, se incluyen textos de más recientes promociones –entre ellos, Nelson Simón, José Manuel Espino Ortega, Odalys Leyva Rosabal, Jorge Luis Peña Rodríguez, Yuliet Martínez Morales...–, que confirman la vigencia de esta forma estrófica.

Son décimas que, de una u otra manera, a través de un cuidado discurso, se convierten en autentico testimonio de reafirmación de los valores de la nacionalidad. Como lo demuestra Décima, de Mirta Aguirre:


Décima es caña y banano,

es palma, ceiba y anón.
Décima es tabaco y ron,
café de encendido grano.
Décima es techo de guano,
es clave, guitarra y tres.
Es taburete en dos pies
y es Cuba de cuerpo entero,
porque ella nació primero
y nuestro pueblo después.


Los estudiosos Mayra Hernández Menéndez y (La Habana, 1950) y Waldo González López (Las Tunas, 1946) son dos acuciosos investigadores de esta composición lírica de raigal cubanía. Además de artículos y ensayos sobre el tema, aparecidos en libros y publicaciones periódicas, prepararon Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana del siglo XX (2010), que, en dos tomos, reúne una selección de textos desde 1900 hasta la actualidad.

Como escriben Mayra Hernández Menéndez y Waldo González López, en la nota que presenta Navegas, Isla de oro:

Se trata, como se verá, de una selección cronológica. Así, de los poetas mayores en edad y experiencia, zarpamos en un extenso e intenso bogeo que, si bien duró años, no por ello dejó de constituir un agradable periplo a lo largo del país por varias generaciones y promociones, hasta llegar a los más jóvenes creadores.

Y he aquí, por fin, este Panorama de la décima cubana para niños que, no obstante, todos –pequeños, jóvenes y adultos– disfrutarán como nosotros, pues sabemos de la belleza y utilidad de este libro, como de su significación para el mejor conocimiento de “la estrofa del pueblo cubano”–según la denominara en el siglo XIX José Fornaris, amigo, por cierto, del mayor poeta-decimista de esa centuria: el tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.

Navegas, Isla de oro es una selección que contribuye a un mayor y mejor conocimiento y disfrute de la décima. Un libro que ofrece un recorrido por esas estrofas que, a lo largo del tiempo, han marcado momentos, sucesos, acontecimientos, del devenir cubano. Una obra que propone una lectura que abre nuevos horizontes, inaugura nuevos sueños, invita a nuevas esperanzas.

sábado, 29 de mayo de 2010

Cuando un amigo se va

Reseña de la tertulia La décima
es un árbol
, mayo 2010.
Tributo a René Batista Moreno


Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez,
miembro del Grupo Ala Décima
y su representante en Villa Clara

Cuando un amigo se va / queda un espacio vacío… –dice una canción del argentino Alberto Cortez– y si la cito en este contexto, que en nada guarda relación con ella salvo por la poesía misma, es porque acaba de írsenos un amigo.

Familiares de René Batista: Paulino Reyes Moreno (hermano), Alejandro Batista López (hijo), Elsa Orgueira (cuñada) y María López Martínez (viuda).

En el Museo de Artes Decorativas de Santa Clara nos reunimos, el pasado viernes 21 de mayo, amigos y familiares de René Batista Moreno para rendirle tributo póstumo. Esta vez «La Décima es un árbol» constituyó un encuentro solemne, aunque –para no faltar al carácter humorista de René– el cierre, a cargo de Yamil Díaz, movió algunas sonrisas.

La tertulia se inició con las décimas «A Camajuaní», dedicadas por el poeta Leoncio Yanes, su autor, «para René Batista Moreno» (1). Inmediatamente después del saludo, comentamos que, por coincidencia, ese 21 de mayo estaba celebrándose el «Día de la Poesía de Caibarién», dedicado, como cada año, al poeta canario-cubano Antonio Hernández Pérez (n. en igual fecha de 1909), de quien René, junto a Javier Cabrera, compilara y editara la antología La poesía no se detiene (Santa Cruz de Tenerife, Ediciones Idea, 2007).

«La pieza del mes» consistió en objetos textiles que pertenecieron al hijo de José Martí, para recordar la efemérides del 19 de mayo, así como el Día Internacional de los Museos, que se había celebrado el 18.

El Catálogo rimado no pudo imprimirse a tiempo, y en su lugar, el escritor Arístides Vega Chapú hizo la presentación del boletín cultural Guamo, cuyo número de enero incluye trabajos de autores camajuanenses.

El actor Carlos Riverón Rodríguez lee un poema de René Batista.

A partir de ese momento, ya la tertulia se consagró exclusivamente a la memoria del amigo. El actor Carlos Enrique Riverón –hijo de Ricardo– leyó el poema «¿Verdad que hay razón para?», de René Batista, perteneciente a la antología Punto de partida (Instituto Cubano del Libro, 1970); la conductora de la tertulia le dedicó su trabajo «Paisaje con jutía, cuatro gatos y un amigo fiel», acerca de las relaciones entre el poeta-investigador-editor y la décima; Paulino Reyes Moreno –hermano– y Elsa Orgueira –cuñada– hablaron de las relaciones filiales; el profesor camajuanense Pablo Broche Damas presentó su conmovedora crónica «Recordando a René», acerca de las reuniones del taller literario, que celebraban, en casa de éste, los terceros viernes de cada mes y de sus relaciones interpresonales. Entre tanto, por la sala circulaban hojas de papel para que los presentes escribieran frases, anécdotas, elogios o despedidas.

Mariana dio a conocer la décima, con pie forzado, que su padre, Santiago Pérez Alfonso –presente allí, a pesar de sus 83 años–, dedicó a la muerte de René:


PIE FORZADO

René Batista Moreno,
feijosiano folclorista
que del cuento hizo pista
por ser su mejor terreno.
A sus anchas, gozó pleno
del campestre Potosí.
«¿Por qué te marchas así?
–pregunto, ya sin respuesta–
Si no vienes a la fiesta
hay luto en Camajuaní».


Después leyó las suyas:


HOMENAJE

René Batista Moreno in memoriam


Búscame la voz del gallo,
investiga, sigue f
iel,
aprende –junto a Samuel–
los secretos de un caballo.
No te apartes, porque mayo
gotea punto guajiro.
Preside el alma de un güiro
y un concierto en cuerda sola…
Tu gracia nunca se inmola:
vuélvete güije y suspiro.

Deja siempre la constancia
de tu espacio en el viraje:
si compones un paisaje,
inventa la resonancia;
imagina la importancia
de la luz o del c
onejo;
enfoca, pide consejo
para un cuadro con arroyo,
y evita siempre el escollo
de posar junto al cangrejo.

Cuando el barrio parrandero
te nomine emperador,
acepta el puesto de honor,
desoye al canto agorero.
Si se agita el avispero
de la bruja que te aferra,
dispón la bronca, la guerra,
como tu gente demanda:
Vuelve, René, a la parranda,
no te escondas en la tierra.


Las librerías «Pepe Medina» y «Viet Nam Heroico» de la ciudad se sumaron al homenaje con una extensión de venta, y como Limendoux: leyenda y realidad es la última gran investigación –iniciada en 1968– de Batista Moreno, lo seleccionamos para que Ricardo Riverón –su muy cercano amigo–, al igual que en la pasa
da Feria del Libro, lo presentara. Por una enfermedad inoportuna, Riverón no pudo asistir, Carlos Enrique ocupó su lugar y leyó el texto.(2)

Para el final fue seleccionado el elogio, escrito por Yamil Díaz, con motivo de la entrega del Premio Ser Fiel 2005. (3) Debo confesar que sentí temor, en la crónica aparecen frases un tanto «fuertes» para ser escuchadas en esta ocasión luctuosa, por eso, como «justificación», antes de darle la palabra a Yamil, leí una respuesta del propio René al escritor Pedro Llanes:


Los pueblos son los que saben reír. En la misma proporción en que almacenan para la risa, también lo hacen para el llanto. Pero es mejor reír. Los divorciados del pueblo, los que no se relacionan con él, nunca lo darán todo en una risa. Cuando lo hacen, es una risa que linda más con lo sardónico que con lo espontáneo. ¿Y con quién me he relacionado siempre? Con los que saben reír, con los grandes del humor, con los que crean el humor sin necesidad de libreto, los que en su lucha por la sobrevivencia crean conflictos, situaciones tan humorísticas nunca imaginadas por un escritor de esta disciplina. Detesto al humorista de buró, al pujo por correspondencia, al pujo ahora digitalizado. Mi risa y mi imaginación humorística funcionan muy bien, a toda hora, a todo momento, pero no es una coraza a mis frustraciones, no es un tónico contra el autopesimismo. Es mi personalidad, es mi naturaleza. A veces pienso cosas, no importa donde esté ni en la situación en que esté, y siento deseos de reír. Reír no cuesta nada, y no es violatorio de ninguna constitución de
l mundo. (4)


El presentador también realizó una breve explicación, y así quedó preparado el público, sobre todo la familia, para lo que iban a escuchar. Por suerte, lo escrito por Yamil Díaz Gómez –como toda su obra– es tan bueno que no merece reproche. En fin, no hubo agravio.

Terminó la tertulia y se vendieron los libros. Todos, familiares y amigos de René Batista, percibimos cómo, en la silla donde colocamos su último libro publicado y el último número de la revista Signos, estuvo él todo el tiempo, diciendo chistes y narrando historias medio inventadas. Nosotros le garantizamos, Alberto Cortez, que ese espacio jamás estuvo vacío: los guajiros cubanos sabemos de «apariciones».


NOTAS:

1.- Yanes Pérez, Leoncio, «A Camajuaní», [p. 2], en su Canto del pueblo: décimas, Taller Literario José García del Barco, 1981, Camajuaní.

2.- Riverón Rojas, Ricardo, «La realidad de una leyenda. Sobre el libro Limendoux, Leyenda Y Realidad, de René Batista Moreno», en Decimacontexto, 25 de marzo de 2010, http://decimacontexto.blogspot.com

3.- Díaz Gómez, Yamil, «Elogio de nuestro René», palabras de elogio en la entrega del Premio Ser Fiel el 24 de febrero de 2005, en su Después del huracán, pp. 79-83, Ediciones Sed de Belleza, 2007, Santa Clara.

4.- [Llanes Delgado, Pedro], «René Batista Moreno, investigador folclórico, poeta y periodista, miércoles 22 de octubre de 2008» [entrevista], en Sitio Web de los Joven Club de Camajuani, http://www.vcl.jovenclub.cu/munic/camajuani



PAISAJE CON JUTÍA, CUATRO
GATOS Y UN AMIGO FIEL

Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez


La historia de la
humanidad, desde sus primeros momentos, es la historia de la muerte. Y ocurre que los muertos, esos muertos que comparten contigo un espacio en la sociedad en que vives, y no saben que están muertos, son los que más le temen a la muerte; la persona que es capaz de concienciar cuánta vida posee nunca piensa en ella, no le interesa ante un acto de tanta vida diaria.

Ellos son los creadores de la vida.

René Batista Moreno


Si empleo estas ideas de René Batista Moreno –tomadas de una entrevista que le hiciera el escritor Pedro Llanes (1)– para comenzar esta tarde a hablar de sus relaciones diversas con la cultura tradicional cubana y, particularmente, con la décima, es porque ese amigo fue un «creador de la vida», sin pensar que la muerte, desdi
chadamente, lo tocaría físicamente.

Ahora estamos reunidos y se impone conversar acerca de la décima en René, y de René en la décima. Lo primero que debo enunciar aquí es que si esta tertulia existe, ello se debe a que, seis años atrás, culminé una investigación panorámica acerca del movimiento de la décima escrita en Villa Clara entre 1959 y 2003, la cual constituye fuente principal de los temas que acá se tratan. Dicha investigación debe mucho a la ayuda desinteresada que prestó René. Él facilitó muchas fuentes bibliográficas que sólo él –coleccionista meticuloso– poseía, además de información verbal referida al tema. Lo segundo que debo expresar es que era investigador «de campo» y yo soy una investigadora «de archivo» (filóloga y bibliotecaria), por lo que su colaboración resultó más que valiosa. René Batista Moreno investigó la décima en su vertiente oral, y yo en la vertiente escrita, pero su trabajo fue raigal, tomó del aire, y de la voz de innumerables testimoniantes, un tesoro decimístico que solamente tiene parangón con el trabajo de su maestro Samuel Feijóo. René supo trasladar a la categoría de «éditos» a muchos poetas repentistas, cuyas creaciones, de otro modo, solamente hubieran quedado grabadas en los árboles del monte, tal es el caso, por ejemplo, de Felo García «El muchacho de Falcón» (2); pero su indagación fue también a rastrear el pasado, mediante una titánica búsqueda bibliográfica y testimonial, para hacernos presente a Juan Ruperto Delgado Limendux (3), y también la enorme cifra de décimas humorísticas, surgidas a partir de 1769, que conforman su libro Yo he visto un cangrejo arando (4).

No solamente hubo (hay) un René Batista investigador, también hay un René decimista –aunque todavía no se haya profundizado lo suficiente es esa faceta– y un René editor de decimarios. Los tres son apreciados en la investigación «La décima es un árbol», y baste decir que, en la misma, su nombre se cita –desde los agradecimientos hasta los anexos– más de diez veces, a lo que se agrega la valoración crítica de sus décimas (abarca aproximadamente dos páginas), las referencias bibliográficas y las notas al pie. En ese estudio se demuestra también su labor editorial que, solamente en las denominadas Ediciones Hogaño y las publicaciones del Museo «Hermanos Vidal Caro» de Camajuaní, abarca 11 títulos relacionados con la décima –dentro de los 79 registrados por la investigación–; sin contar su inmensurable faena en la revista Signos. Comencemos, entonces, por lo menos conocido, el René decimista.

Lo primero que salta a la vista cuando se leen las décimas de este poeta es el afán renovador. La revista Signos le publicó en 1978 «El Cuadro» (5), seguidora de las corrientes poético-visuales, donde se insertan los «poemas estructuras» o «estructuralistas», a las cuales prestó mucha atención esta revista y, personalmente su director, Samuel Feijóo. (6). Clemente Padín, en su libro La poesía experimental latinoamericana (1950-2000), se refiere a que la disposición de los versos, las palabras, sílabas o letras en el blanco de la página, pueden interpretarse e integrar un posible operador visual o icónico, al igual que la pausa o el silencio entre verso y verso, la musicalidad, la alternancia de rimas, las aliteraciones, etcétera, integran el operador fónico. (7) En dicha décima, René Batista presenta tipográficamente el zigzaguear de un arroyo que salta entre las montañas, pero conservando la rima y la fórmula de Espinel, con lo que logra las dos dimensiones, icónica y fónica:


……..tan
Sal……....do
Viene el arroyo,
…………………..montaña.
Baña tu verde
..…….ta,
Sal…………cae
la piedra araña,
se……………hace
……..des
………………en
……………………el
…………………………co
……………………es……...llo.
Llega el torrente hasta el
……………………......……hoyo,
bebe el guerrillero aprisa;
el viento:
…………….una loca risa
–machete de filo rojo–
el agua; el cielo es un ojo
azul de patria mambisa.


Sin embargo, es evidente que el autor no descansa sólo en la tipografía, o sea el operador visual, ni en el valor sonoro de la estrofa, sino que adorna el tema –poético por naturaleza– mediante metáforas de gran plasticidad y colorido.

En 1983, Ediciones Hogaño, del taller literario «José García del Barco», de Camajuaní, publica su cuaderno Concierto para cuatro gatos (8), con el que incursiona, también en busca de la experimentación formal, en la llamada «décima doble» (9). En este caso, René Batista presenta la décima en una sola estrofa de 5 versos con 16 sílabas cada uno, dividida en dos hemistiquios octosilábicos; la rima obedece a la fórmula de la décima espinela –tanto en primer octosílabo como en el segundo– de manera que el primer hemistiquio rima con el cuarto y quinto, el segundo con el tercero, el sexto con el séptimo y el décimo, y el octavo con el noveno. La sencillez tropológica y la ingenuidad, no exenta de belleza, en el discurso poético de las décimas que aparecen en este cuaderno, las emparienta con el repentismo. En ellas se aprecian elementos de la naturaleza como: mariposas, flor, brisa, viento, noche, paisaje, entre otros. En la décima «Risas», de tradicionales, las mariposas en vuelo son comparadas con la risa, es decir con la alegría que ésta representa; aunque en el tercer verso (hemistiquios 5 – 6) hay un intento de complicar la imagen cuando dice: Risa, reír ¿Hasta cuándo la flor andará de prisa?, la flor (elemento inanimado) asume una cualidad de la mariposa –andar de prisa– y la risa adquiere las propiedades de la flor, pero no llega a ser una imagen visionaria debido a que la semejanza está basada en el aspecto externo, físico, de dichos elementos. Por otra parte, el poeta emplea rimas formadas con gerundios (volando, engalanando) con lo que se acerca al canto tradicional de los guajiros que ha hecho vivir en su prosa investigativa. La siguiente décima, «Ronda de los abanicos», se comporta en igual forma que la primera. «La joven de la parada» es la síntesis, el cuento rimado, de un suceso cotidiano. «La flecha» presenta un mayor alcance poético, tanto por el uso de imágenes visionarias como por su composición formal. «Las ruinas», utiliza el recurso de la aliteración (10): torres en frustrados cielos. «No pudo ser», de corte neorromántico, y «Madre», emplean menos elementos tropológicos, mientras que en «Ocaso» hay mayor elaboración, por cuanto trabaja con la armonía de los movimientos espirituales. «El gato» presenta versos suaves, armónicos –como el propio animal–, logrados a través de una acentuación acertada, así como de la introducción de una imagen visionaria –la luna tiene en sus pechos mordidas que no le he dado–. Y la última décima, «El cuadro», es la misma que fuera publicada, como poema estructuralista, en la revista Signos, sólo que con el formato de décima doble se pierde la gracia y la dimensión extralingüística, visual, que en aquella forma tenía.

El René investigador necesita de un estudio minucioso, porque no bastaría con estudiar sus libros dirigidos especialmente al rescate de la décima –Yo he visto un cangrejo arando– y de los decimistas –Felo García, Limendoux…–, sino que la estrofa se encuentra íntimamente relacionada con casi todas sus publicaciones, las cuales tratan del campo y del folclor. Sólo voy a mencionar la presencia de la décima en su libro Ese palo tiene jutía –que obtuviera Mención en el certamen «Premio Anual de Investigación 2003» por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello– como muestra de la íntima relación de la décima con los cantos y bailes tradicionales campesinos.

El testimonio «Lirios y mariposas», de José Rodríguez Rodríguez (Cheo Pandilla), incluye las décimas humorísticas que titulan «La Harina» (pág. 17). En el capítulo «El tingotalango, ¿baile o instrumento?» (pág. 25) se presenta el método de fabricar un tingotalango, mediante la décima folclorizada:


Con una estaca en el suelo,
una cabuya y un gajo
formaban rústico bajo
en los tiempos de mi abuelo.
En su típico modelo,
un palo, una yagua, un mango,
y a veces cambiando el rango
el gajo de güira era;
lo llamaban tumbadera
y también tingotalango.


También la redondilla –que algunos confunden con la cuarteta, y por extensión la nombran de ese modo– se encuentra presente en los cantos populares, tal es el caso de La guabina, guaracha, que aparece (pág. 31) dentro del capítulo «El músico de la pita y la lata», y del son [Yo anduve por Maisí] (pág. 39) en «Agapito toca el pito».

En «El hombre de la hojita» se recoge una de las tantas décimas que le hicieran a Antonio Mayor (pág. 58):


El día 20 de mayo
Natoso no estará en crise
y he de ver a «Tenerife»
corriendo a pie o a caballo.
Echando pelea de gallo
y diciéndole a «Titín»,
que le juegue al de Negrín
si es que pretende ganar
y a Mayor oirlo tocar
con hojas el cornetín.


Los testimoniantes a veces olvidaban la décima completa, lo cual no impidió que el investigador recopilara, al menos, una parte de ésta, como ocurre en el último capítulo, «Bailes, cantos y fiestas campesinas en los primeros años del siglo XX» –con los recuerdos de su padre Ricardo Batista Ruiz–, donde, entre otros tipos de estrofas ligadas a la música, cita la última redondilla de una décima improvisada por el poeta Cruz García (pág. 83): De aquí me retiraré / y me voy con mucha pena; / me retiro, Magdalena: / muy lejos de aquí me iré.

Como se ha visto, hay un René Batista Moreno múltiple, quien, con su trabajo cuidadoso, dio vida a esa décima popular que no debe perderse en el viento. Permítanme cerrar y suscribir la aproximación al amigo, con las palabras que él mismo expresara –en la ya citada entrevista– a propósito de los libros Ese palo tiene jutía y Yo he visto un cangrejo arando: «Las pequeñas culturas hacen la gran cultura, la cultura universal. No hay manifestación cultural que se produzca, por pequeña que sea, en zona o geografía que sea, que no resulte de interés para esta ciencia, que no enriquezca la cultura universal».


NOTAS:

1.- [Llanes Delgado, Pedro], «René Batista Moreno, investigador folclórico, poeta y periodista, miércoles 22 de octubre de 2008», en Sitio Web de los Joven Club de Camajuani, http://www.vcl.jovenclub.cu/munic/camajuani

2.- René Batista Moreno compiló las décimas de Felo García, las cuales editó en publicaciones seriadas y en los cuadernos: Felo García: décimas, y Aquí está Felo García, ambos de Ediciones Hogaño, Camajuaní, 1983.

3.- Batista Moreno, René, Limendoux: leyenda y realidad, 147 p., Editorial Capiro, 2009, Santa Clara.

4.- ________, Yo he visto un cangrejo arando: compilación de la décima humorística cubana, Editorial Capiro, 2004, Santa Clara.

5.- ________, «El cuadro», en Signos 21:390, ene.-dic. 1978, Santa Clara.

6.- De hecho, en el libro La poesía experimental latinoamericana (1950-2000), de Clemente Padín, p. 34, aparece un poema visual de Samuel Feijóo.

7.- Espinosa, César, «01-Prólogo», pp. 2-3, en Clemente Padín, La poesía experimental latinoamericana (1950-2000), http://boek861.com/padin/ [documento en PDF]

8.- Batista Moreno, René, Concierto para cuatro gatos, [14] p., [Taller Literario José García del Barco, 1983, Camajuaní.

9.- Denominadas así por El Indio Naborí –según cita de Alexis Díaz Pimienta en su libro Teoría de la improvisación (p. 201 – n. 150)– , quien escribió décimas de 16 sílabas, con la curiosidad de que el orden de rimas de los hemistiquios tenía la misma estructura de la décima (abba-accddc).

10.- Figura que, mediante la repetición de fonemas, sobre todo consonánticos, contribuye a la estructura o expresividad del verso.


OPINIONES, RECUERDOS, MENSAJES…
DE
«LA DÉCIMA ES UN ÁRBOL»,
PARA RENÉ BATISTA MORENO

(Santa Clara, 21 de mayo de 2010)

VÍCTOR CASTILLO LARA (poeta, miembro fundador de «La décima es un árbol»): «René, en ocasión de haber premiado una obra mía, besó mi mejilla y recordamos los días de la infancia, cuando jugábamos a la pelota en Camajuaní: él era un amigo».

ELIO FRANK BRITO CANCIO (tallerista, miembro de «La décima es un árbol»): «René, un genuino creador que mucho aportó a la historia literaria de su pueblo y al país, dejándonos un rico legado para las futuras generaciones».

ROLANDO RODRÍGUEZ ESPERANZA (Presidente del Cine Club Cubanacán): «René, cuando se escriba la historia de la tradición y la narrativa villaclareña, tú estarás ahí, entre los grandes que pusieron amor y voluntad en esa gran obra, que será siempre venerada. ¡Gracias por tu arte!».

OLIMPIA POMBAL DUARTE (Escritora, miembro fundadora de «La décima es un árbol»): «Admiro a René no sólo como poeta, sino como el folclorista que fue, rescatador de tradiciones y del folclor regional. ¡Qué lástima que se lo llevara la muerte!».

ELOÍSA FONT ORTEGA (Tallerista, miembro fundadora de «La décima es un árbol»): «Aunque no conocí personalmente a este gran poeta, me uno a la simpatía que por él sienten los presentes».

BERTA Y MARÍA TERESA POLANCO: «Si me preguntan qué es la amistad, responderé: se llama René Batista Moreno».

MAGALY C. PÉREZ (Miembro del Taller Literario Dulce Mª Loynaz): «Hubiera querido estar cerca de René para alimentarme de su conocimiento, no obstante, perseguiré su obra, donde dejó plasmada una exquisitez. Estoy contenta, hoy puedo transmitir parte de mi “pobre” palabra. Gracias a la tertulia».

ANA ARELYS LINO GONZÁLEZ (miembro de «La décima es un árbol»): «Le conoceré por su obra».

PABLO BROCHE DAMAS (profesor y promotor literario en Camajuaní): «Es el más grande “guajirólogo” de la cultura cubana en los últimos años, y su obra, el más grande concierto de sabiduría popular».

IRÁN CABRERA DÍAZ DE VILLEGAS (Director de la Editorial Capiro): La dimensión de René y su obra quedará como legado al nivel de un Samuel Feijóo. La Editorial Capiro tuvo, y tendrá, el privilegio de perpetuar su literatura».

HILDA CÁRDENAS CONYEDO (Periodista de radio y televisión): «Guardo y profeso por René Batista Moreno, una sincera admiración por toda la obra que hizo y nos legó. No era dado a las entrevistas de televisión, pero nuestro equipo se ingenió para tomar de él algunas imágenes (pocas, les aseguro) que nos han quedado como recuerdo físico de su persona, porque el recuerdo espiritual irá siempre con nosotros. Gracias por existir y por toda la historia viva que supiste dejarnos».

DRA. ELSA ORGUEIRA (Psicóloga): «Compartí con René las peñas literarias en su querido Camajuaní, hace más de 30 años, después tuve la suerte de ser su cuñada; hoy lo recuerdo como un profundo investigador, muy jocoso y perserverante».

LUIS SANTOS BORRELL (Combatiente licenciado de las FAR, miembro del Taller de Novela “Carlos Loveira”): «Era como el marabú ante la hipocresía, como la caña con los que le profesaban sinceridad».

FÉLIX MIGUEL GARCÍA (Poeta y Promotor Cultural del Centro Provincial del Libro y la Literatura, VC): «Encontrarme con René es mágico. Pone cada cosa en su lugar con el don de la fabulación, muy importante. Lo tendré siempre aquí…».

MIRIAM ARTILES CASTRO (Editora): «Trabajé con René hace años en la edición de Signos, después en el libro sobre Leoncio Vidal, y siempre me resultó muy grato. Trabajar, conversar, compartir con él fue siempre aportador por su sencillez, sus conocimientos y su increíble humor».

YAMIL DÍAZ GÓMEZ (Escritor, Periodista y Editor): «Nuestro René se queda para siempre porque fue, es y será tremenda yaya. Sigue presente en cada abrazo».

CARLOS ENRIQUE RIVERÓN RODRÍGUEZ (Actor y Poeta): «Siempre te recordaremos, René, desde la humildad y humanidad que te acompañó en cada momento de tu vida».




SOBRE LA AUTORA:

Mariana Enriqueta Pérez Pérez es conductora de la tertulia La décima es un árbol —fundada en septiembre del 2007— y creadora de su sitio web; desde el 2009 miembro del Grupo Ala Décima y su representante en la provincia de Villa Clara. Muestras de la obra poética de Mariana, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Álbum nocturno y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por Mariana Pérez Pérez aparecen en nuestra sección Decimacontexto: POLIZÓN EN LA ALJABA DE EROS, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. LAS ALBAS RUMOROSAS, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. LA DÉCIMA CUBANA DURANTE LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA: LOS POETAS DE LA GUERRA, interesante aporte sobre ese período. LA DÉCIMA ESCRITA EN VILLA CLARA, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia.

Para comunicar con Mariana vía email: marianaenriqueta@gmail.com


Visite el sitio web de la
tertulia La décima es un árbol.



lunes, 24 de mayo de 2010

El Parque Naborí ya es realidad


Por
Héctor Arturo
Foto: Camilo Ernesto Valdés Bello


Tenía q
ue ser en este sitio y no en ningún otro: El Indio Naborí nació y creció en San Miguel del Padrón, y siempre, cada vez que sus obligaciones se lo permitían, retornaba al terruño, para contemplar el paisaje que la modernidad trató de borrarle y jamás pudo hacerlo de sus recuerdos, que es decir del corazón.

Hace cinco años, exactamente el 17 de mayo del 2005, realizó su última visita a ese municipio, para festejar allí el Día del Campesino y el aniversario de la Ley de Reforma Agraria, por la cual luchó con verso y alma y cuerpo entero, aun a riesgo de su propia existencia, amenazado por esbirros que nunca lograron acallarlo ni doblegarlo.

Este nuevo 17 de mayo, casi a un lustro de su fallecimiento, El Indio Naborí retornó a su querido San Miguel, donde va a permanecer ya eternamente, en el Parque que lleva su nombre, inaugurado en la calle Rita y la Calzada, en ese tramo en que comienza a subirse hacia la loma de Los Zapotes, allí, donde nació el 22 de septiembre de 1922 el mejor repentista universal de habla hispana, dueño y señor de la décima, a la cual elevó a lo más alto, para entregársela a su pueblo.

Pequeño y sencillo, el Parque Naborí es una obra de creación colectiva, que nació del corazón de Camilo Cid, el único de los compañeros de infancia y juventud de Naborí que aún vive, para suerte de todos.

El Proyecto de la filial universitaria que lleva el nombre del Poeta acogió la feliz iniciativa y los artistas de la plástica Jorge Salvador y Jorge Ricardo Guanche, Enrique Guisado y Josué Hernández, tuvieron a su cargo la realización del impresionante mural, con un rostro colosal de Naborí contemplando el paisaje de sus orígenes: el sinsonte cantor que parece trinar posado en una rama, las palmeras, el verdor del valle y un fragmento de una de sus miles de décimas.

Los hermanos puertorriqueños del Grupo Mapeyé, invitados a Cubadisco 2010, asistieron a esta canturía guajira y entonaron sus décimas a este grande entre los grandes.

Repentistas y cantantes, músicos y niños bailarines, hicieron lo suyo, y Orlando Laguardia y Luis Paz “Papillo”, cerraron con un diálogo poético inspirado en Naborí.

María Eugenia Azcuy, “Maruly”, incansable antologadora de Naborí, leyó unas tiernas palabras, y quizás volvió a sentirse nuevamente como la lazarilla que él quería siempre a su lado.

Eloína, la esposa que se convirtió en “sus ojos míos”, y sus hijos Albita y Chuchi, sintieron la emoción de este festejo popular.

Ahora solo queda recabar la ayuda de todos los sanmiguelinos para dos cuestiones: acabar de recolectar el bronce necesario para esculpir la escultura que no puede faltar allí. Y cuidar el Parque Naborí, preservarlo y mantenerlo bello, para después, un lejano día, contar a los nietos que cerca de allí nació El Indio Naborí, un hombre humilde, sencillo, modesto y tierno, que a pesar de la gloria y de la fama, jamás olvidó a su San Miguel del Padrón, donde cantó su primera y su última controversia, y donde yo sé que va a seguir cantando para siempre.



EN
LA SECCIÓN DECIMACONTEXTO,
DOS POEMAS DE HÉCTOR ARTURO:

PORQUE AÚN VIVE NABORÍ EN SAN MIGUEL DEL PADRÓN
GLOSA IRREGULAR POR NABORÍ



TAMBIÉN EN ESTA SECCIÓN:

INDIO NABORÍ. SU PUEBLO NO LO OLVIDA. Palabras de María Eugenia Azcuy (Maruly), en el acto de homenaje al poeta en su tierra natal, San Miguel del Padrón.



Indio Naborí


Su pueblo
no lo olvida




Palabras de la investigadora y profesora
María Eugenia Azcuy (Maruly), miembro del Grupo Ala Décima, en el acto de homenaje al poeta en su tierra natal, San Miguel del Padrón, durante el cual fue inaugurado el Parque Naborí. Lunes 17 de mayo del 2010, Día del Campesino.



Se m
e ha dado la gran responsabilidad de decir algunas palabras al gran poeta y maestro que fue Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, en este acto homenaje dentro de las actividades del Cubadisco 2010. Agradezco a todos la confianza depositada.

Los pueblos necesitan mantener y desarrollar en bien de su nacionalidad aquellos rasgos que los identifiquen del concierto de otros pueblos. Esta razón avala desde sus raíces patrimoniales la dedicatoria del Cubadisco este año, a la defensa y preservación de la poesía oral improvisada.

En los últimos tiempos la décima y el canto improvisado han ganado prestigio dentro de nuestra nación para saltar de los ámbitos guajiros y entrar en la ciudad con todo el derecho que su tradición y cubanía le otorga.

No cabe duda que en Cuba y en Iberoamérica, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, es dueño de la más remota herencia que conoce la historia universal: la de vaciar en versos la contemplación de la naturaleza, la moral, la leyenda, la historia y los anhelos del hombre. Elevó la décima criolla a privilegio de poema universal, por tal razón coincide el día de su nacimiento con el Día Iberoamericano de la Décima en el mundo hispanoparlante.

Es curioso e interesante que un poeta de hondas raíces populares pueda mostrarnos hoy a 51 años del triunfo de la Revolución, cómo palpitó su corazón y cantó su lira en cada una de esas históricas unidades de tiempo en que las profundas transformaciones revolucionarias y lo insólito de los acontecimientos se han acercado casi diariamente a la magia de la poesía.

Luchador desde lo alto de su estatura humana por el porvenir y dicha de la nación, su poesía siempre ha estado presente en el reconocimento a las grandes hazañas ocurridas a lo largo de la historia.

En múltiples entrevistas planteó que el punto de partida de su carrera artística y literaria había sido el folclor campesino, heredero de las costumbres de los campos de Cuba, especialmente las tonadas, la décima y el repentismo.

Tan entrañables eran las décimas y el canto rural en la tradición de la familia, que Naborí improvisaba cuartetas y espinelas a los nueve años. Esta era y continúa siendo también una tradición en San Miguel desde el 2 de abril de 1798 en que se iniciaron las fiestas al Santo Patrono de San Francisco de Paula, devenida fiesta popular principal en la etapa de la colonia.

En estas celebraciones se arraigó como costumbre la décima espinela cantada por nuestros campesinos, tradición heredada por Jesús Orta Ruiz quien precisamente en estos festejos, asistió por primera vez a una canturía pública.

Jesús Orta Ruiz fue alumno de la escuela primaria No. 71 de Juanelo. Desde pequeño sintió suyo el dolor del campesino y sufrió el drama del desalojo en su propia familia.

Perteneció a la juventud comunista y participó en las luchas revolucionarias y en los movimientos de agitación popular. Con sólo catorce años escribió su primer soneto, “Elegía a Luis Melián”, (primer mártir comunista de San Miguel del Padrón), obra que estuvo en el mural del local del Partido, en Matos No. 7 y que Rodolfo Moya, su maestro, quitó en ocasión de un enfrentamiento con la policía.

Hoy, poema expuesto en la librería de este municipio que lleva el nombre del mártir, gracias al trabajo conjunto que se ha propuesto el Grupo Gestor del Proyecto Naborí con el apoyo brindado por la dirección de Cultura, organizaciones, instituciones y el Gobierno y Partido del municipio.

Las primeras manifestaciones poéticas de Naborí fueron en San Miguel del Padrón. Recordemos “Estampas Campesinas” (1940), “Guardarraya Sonora” (1946), editadas en la imprenta Carlos Gardel, del reparto La Rosalía, y “Bandurria y Violín”, (1948), por la editorial Cooperación de Calzada de Güines No. 219.

En 1955, cantó para más de 10 mil personas con Angelito Valiente en el Estadio Campo Armada, la legendaria Controversia del Siglo.

Fue también en San Miguel del Padrón donde cantó por última vez con Pablo León para un numeroso público, en ocasión del homenaje que su terruño le rindiera por su aniversario 60 en el cine Continental.

Premio Nacional de Literatura 1995, periodista e investigador de la cultura popular hispanoamericana, murió en las primeras horas de la madrugada del 30 de diciembre del 2005, año en que le fue dedicada la Feria Internacional del Libro de La Habana. Múltiples fueron los reconocimientos otorgados, nacionales e internacionales.

Se cumplen hoy cinco años de que acudiera Naborí convaleciente aún de una neumonía, a San Miguel del Padrón para celebrar junto a los hombres y mujeres de su tierra natal el Día del Campesinado Cubano. Mucho tiene que agradecerle la poesía cubana y en particular la décima y el repentismo a Jesús Orta Ruiz a quien San Miguel le debe obligado y permanente homenaje.

No cabe duda que Naborí alcanzó el destino mayor de los poetas, confundirse con la creación popular. Su pueblo no lo olvida, entre otras cosas por sernos tan necesario y por encarar de forma irrepetible eso que llamamos “lo cubano”.

Muchas gracias.

sábado, 22 de mayo de 2010

Finalizó la Semana de la Cultura
en el Mayarí holguinero


Por
Modes
to Caballero Ramos

Pocas veces en la vida el hombre ve culminado un sueño genuino. Yo me siento un elegido, porque he visto a más de uno coronarse. No es el caso mencionar los demás, solamente me basta con el último, el más reciente: haber estado como invitado por la Dirección Municipal de Cultura de mi natal Mayarí, en la provincia de Holguín, a participar como jurado en la XXII edición del Concurso Provincial de Literatura León de León, en el marco de la XXII Jornada Municipal de la Cultura de ese municipio.

Esta invitación tuvo su origen cuando conocí personalmente al destacado escritor mayaricero Emerio Medina Peña en lo que se ha dado en llamar el día de Emerio en la Feria del Libro de La Habana del 2010. Ese día el talentoso creador además de haber tenido la dicha, poco común, de presentar tres libros, recibió en acto solemne el Premio Iberoamericano de Cuento Octavio Cortázar.

Allí me le presenté y desde ese mismo instante quedó establecida una mágica relación de repentina amistad que se fortaleció con la consecución de su invitación personal para que asistiera a estas efemérides, la que luego, y por sus propias gestiones como respetado promotor cultural del territorio, acogiera con verdadero gusto la Dirección Municipal de Cultura y en especial su directora, la Licenciada Aida Hernández Torres.

Fui testigo de algo que me dejó un agradable sabor: un exitoso evento multifacético, en cuanto a la naturaleza de cada una de las actividades, donde la tónica principal fue la participación masiva de la población y el nivel de exactitud organizativa. Dicho así solamente, cualquier lector desubicado de nuestra realidad, o peor, mal intencionado, podría tildarme de ser, en el mejor de los casos, un hombre que por agradecimiento, aupara a algo o a alguien.

Sin embargo, bastaría con mencionar solamente dos aspectos para que entonces no quedara la menor duda, salvo a los hipercríticos de siempre: Este evento, del nivel mínimo en materia político-administrativa, el municipio, se desarrolla paralelamente con otro, en la misma provincia, que tiene un carácter internacional, me refiero a la fiesta del arte joven, a las Romerías de Mayo, que por su esencia, no tiene otro en nuestro país que lo pueda igualar.

Las Romerías de Mayo, al decir de un poeta participante, se asemejan mucho a uno de esos famosos hoyos negros cósmicos que se lo tragan todo. Sin embargo, los mayariceros ni siquiera parecían percatarse del extraordinario suceso. Para ellos solamente aquel innegable megaevento, lejos de amilanarlos, los compulsaba a trabajar con más ahínco.

Esto es en cuanto a las dimensiones entre uno y otro, pero el segundo aspecto, es, a mi entender, donde en verdad las autoridades políticas y administrativas mayariceras pusieron a prueba su capacidad organizativa. Se trata de que en materia territorial, Mayarí es el segundo municipio más grande del país. Con aproximadamente 1120 kilómetros cuadrados de territorio, gran parte de él montañoso, y con una población de alrededor de 130 000 habitantes; en medio de una coyuntura económica que ni siquiera hace falta detenerme a hablar de ella, desarrollar este evento es, de por sí, algo que merece el reconocimiento y la admiración de todos.

Porque no es simplemente cumplir con una tarea más del plan anual de trabajo, sin importar la calidad, no. Se trata de sobreponerse a todas las desgracias actuales —quizás el término no les guste a algunos, pero es el que más exactamente me da el verdadero significado de lo que pienso—, y llevar la cultura multifacética hasta los rincones más apartados del municipio, aunque solamente fueran tres o cuatro manifestaciones, como sucedió, en los barrios llamados Guanina Chango y Guanina Núñez, donde por primera vez pudieron disfrutar las admirables actuaciones del grupo musical de viento Opus.

Se trata de una agrupación musical que, aunque pertenece a la misma provincia, por la excelencia de sus ejecuciones apenas si tienen algún tiempo libre para participar en estas fiestas comunitarias, rodeados de las personas más humildes —y por ser humildes, son, a la vez, las más agradecidas—: los niños ensimismados, absortos, como si fuera un encantamiento, escuchando aquellos acordes desconocidos, aunque fueran de Chopin, de Lecuona, de Schubert, no importa, para ellos eso no es ni tan siquiera elemental saberlo.

Conocer y escuchar a poetas de otras partes del país; descubrir, como sucedió en Guanina Núñez, que una pequeña de 13 años, sin que nadie la haya asesorado, ha sido capaz de componer versos que ya reflejan su capacidad compositiva. Se realizaron actividades de presentaciones de libros por sus autores y sus ventas en instituciones armadas, como fueron la misma delegación del MININT Municipal y un concurso literario en el centro penitenciario de Playa Manteca.

Todo esto merece que se sepa en toda Cuba, y por qué no, fuera de ella también. Eso sí que no lo pueden resolver las autoridades del municipio. Allí hay una corresponsalía de Tele Cristal, pero tal pareciera que a la Televisión de esa provincia solamente le importara los grandes acontecimientos. Y lo mismo sucedió con la prensa escrita, la radio, a no ser la municipal, que merece reconocimiento aparte. De lo ocurrido allí, hasta donde conozco, no se ha dicho nada.

Claro que Mayarí tiene un gran evento de carácter nacional, el ya afamado Festival del Son, que por cierto, escuché a algunas voces alarmadas sobre la posibilidad de que sacaran de ese hermoso valle dicho evento, pero claro está, son simples alarmas, pues las autoridades políticas, culturales y administrativas holguineras son lo suficientemente inteligentes como para no cometer semejante absurdo.

Pero este festival sonero ya es otra cosa. Con soporte presupuestario a otro nivel de ejecución, el apoyo provincial y nacional, pues no hay mucho que defender, pero para mí, que fui testigo presencial del evento municipal de cultura más importante del territorio, haría falta ciertos atisbos de las autoridades provinciales de cultura holguineras, para ofrecer un apoyo complementario a Mayarí, territorio de una gran trascendencia histórica, patriótica, cultural y revolucionaria. No hace falta mencionar íconos, que se sabe hay en abundancia, por mencionar una sugerencia, ¿por qué no correr un poquito, hacia delante o hacia atrás el comienzo de la jornada para que no coincida con la fiesta del arte joven? Es solamente una sugerencia, pero creo que, esto también, vale la pena.

Entre las instituciones de la cultura mayaricera, se encuentra una, no seré quien la califique de ser la más importante, ni siquiera importante, aunque si se me permitiera dar mi veredicto, estoy seguro que poca, o tal vez ninguna, sería la oposición. Me refiero a la Biblioteca Municipal Aramís Prieto Infante.

Acostumbrado como estoy a visitar muchas de sus émulas en numerosas ciudades del país, puedo decir que ésta es la que más me ha impresionado en todos los aspectos, excluyo las grandes del territorio nacional, me refiero a las de carácter municipal y no pocas de carácter provincial.

Desde que uno se va acercando a la bella y bien cuidada edificación donde radica, algo muy especial se comienza a sentir. Desde el mismo color claro y cuidado de la pintura exterior, la limpieza del entorno, la sensación de espacio abierto que le da en su interior la iluminación natural que le penetra a través de las múltiples ventanas y puertas, y que a su vez la reviste de otra sensación contrapuesta a ésta, la de intimidad que le brinda la exquisita disciplina que allí reina, es como una permanente invitación a acudir a ella todo el tiempo. Sus muchas salas de lectura siempre están concurridas.

Es atendida por un colectivo casi totalmente compuesto por mujeres hacendosas —donde se combina ese ideario martiano de la unión de los pinos nuevos con los pinos viejos, solo que, y sin ánimo de halagos, que se merecen de todas maneras, ninguna de ellas sobrepasa los 50 años de edad—, dirigidas por otra de ellas, la licenciada Zoyla E. Pérez Torres, mujer joven, con excelentes dotes organizativas, alegre, gentil, pero sin lugar a dudas, exigente.

Este colectivo reúne todas las cualidades para que esta Biblioteca continúe siendo de referencia nacional, al menos para mí y para mis muchos acompañantes, lo es. Lo veo en el corazón y en el ánimo de todas ellas: Alina, Hilda, Yudelquis, Dioseydis, Marina, Yeline, Oslaida, Tatiana, Sirieyi, Martha, Janeth, Rosario, Angelina y los guardianes del sexo… ¿fuerte?: Alejandro y Félix.


Para las mayariceras y mayariceros todos, la admiración de los amantes de la cultura, de cualquier parte, porque han demostrado, una vez más, que sí se puede hacer arte y sobre todo, el buen arte, a pesar de las dificultades y limitaciones, porque una pequeña porción de cultura, echada en el corazón de los seres humanos, nos puede hacer mirar a la vida con más confianza y encontrar otras perspectivas, allí, donde aparentemente, todo se ha terminado y esto, merece respeto y merece agradecimiento.