La historia
de la Casa
Iberoamericana
de la Décima
Entrevista a su director,
Ramón Batista López
Por Tomás L. Téllez Leyva
La Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, una institución cultural de altos quilates para Las Tunas y el país, sirvió de espacio para la entrevista a Ramón Batista López, su director y fundador, cuadro inseparable de la cultura e investigador asiduo y profundo de estas raíces.
— Ramón, ¿cuándo y por qué surge la institución?
— Mira, Téllez, hasta el año 1993 la Jornada Cucalambeana era un evento que estaba concebido y organizado no solamente por la Dirección Provincial de Cultura, la ANAP y el Ministerio de Cultura, sino que también le brindaban su apoyo otras organizaciones e instituciones. Debemos destacar que en esa fecha se cumplían alrededor de 25 años de la realización de estos eventos. Como antecedentes, se había producido la organización y desarrollo del Primer Festival Iberoamericano de la Décima, en La Habana, auspiciado por la UNEAC, el Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de Casas de Cultura y otras instituciones. En esas Instancias, el Indio Naborí se pronunció porque este tipo de evento, relacionado con la música, la décima campesina y los países que participaban, podía tener un espacio que no debía ser en la capital sino en la tierra del Cucalambé, donde se celebraba anualmente la fiesta más auténtica y más grande de preservación de la tradición, de su mística cubana y de la música de las diferentes tradiciones del campesinado cubano. Esto conllevó que la propuesta de Naborí, defendida calurosamente por el líder del campesinado cubano, Pepe Ramírez, fundador de estos eventos, finalmente tuviera la receptividad de los participantes y se decidió que en 1993 el siguiente Festival Iberoamericano de la Décima, o sea el segundo, se efectuara en Las Tunas, insertado con la fiesta de la décima más auténtica, que es la Jornada Cucalambeana. Este acuerdo motivó que el Ministro de Cultura propusiera a la provincia de Las Tunas, desarrollar este festival al año siguiente, o sea 1993 y que cada dos años se efectuara, insertado a la Jornada Cucalambeana. Para ello se proponía la fundación de una institución que aglutinara, organizara este tipo de evento, al tener una connotación permanente. Es así que que es aprobado por la Dirección Provincial de Cultura, el Gobierno, y se eleva a la instancia superior, la propuesta de crear la Casa, sus objetivos y alcance, sus funciones y estructura. Es por ello, que de forma acelerada, se instituye y comienza una estructura funcional con un pequeño y reducido grupo de trabajadores, que no rebasaban los cinco. Es con estos antecedentes, que en fecha 20 de diciembre de 1993, se oficializa la creación de la Casa, mediante Resolución No. 82, del Ministro de Cultura, Dr. Armando Hart Dávalos. Institución atípica, al no existir otra de su tipo en el país.
— ¿Cómo y con qué países se desarrolló el antecedente del Festival Iberoamericano de la Décima? ¿En qué fecha?
— Bueno, esa pregunta tiene un elemento histórico importante. Las Jornadas Cucalambeanas, como he señalado, surgen en la década del 60 y es en Las Tunas, en el año 1974, en ocasión de esa fiesta campesina, del recién creado Territorio Tunas, que a iniciativas del Indio Naborí y la decisión de Haydeé Santamaría, directora de la Casa de Las Américas, nos visitan por primera vez varias delegaciones latinoamericanas, con payadores argentinos, uruguayos, chilenos, decimistas mexicanos, trovadores panameños, entre otros, y fue una gran fiesta, una gran jornada. Otro momento fue en el año 1991 en que se celebra el Primer Festival Iberoamericano de la Décima, en La Habana, que dadas las ideas de vincular estos eventos a la tierra del Cucalambé, se decide trasladar la sede a Las Tunas en el año 1993, y por tanto, le anteceden rememorables acontecimientos.
— ¿Cuál ha sido su inspirador, desde entonces?
— Te puedo afirmar, que siempre diré, recalcaré que el inspirador y promotor genuino de que en Las Tunas había que salvar a toda costa la identidad del Cucalambé; de que había que convertir lo que siempre fue poeta, un defensor de nuestra cultura más auténtica, la cultura del campesino, no es más que el poeta e investigador Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí. Inspirador, siempre, de que fuera en Las Tunas, donde se efectuaba la fiesta suprema del campesinado cubano. A su calor se unieron otras importantes personalidades más contemporáneas como Waldo Leyva (UNEAC) y otros, para aliarse al decir de Naborí de que no había otro espacio, otro lugar, donde debían efectuarse los Encuentros Festivales Iberoamericanos de la Décima, que no fuera en la tierra del poeta, El Cornito, en Las Tunas.
— ¿Puede narrar el momento crucial de insertación y los países asistentes al evento Iberoamericano?
— Ese momento crucial de insertación de los países participantes, te puedo decir, fue el propio año 1993, no por ser el de la fundación en Las Tunas de los Eventos Festivales, sino porque aún hoy no se ha podido superar la participación de países. Fue la edición más numerosa de participantes en nuestra fiesta de la décima, en nuestra propia Jornada Cucalambeana. Solamente vale decir que una delegación, la canaria, ascendió aproximadamente a 120 ó 125 los asistentes, la más amplia delegación artística extranjera, por supuesto a una fiesta de la décima y a nuestras Jornadas Cucalambeanas, algunos, incluso, ya habían coincidentemente asistido a la fiesta del año 1974. Fue un reencuentro de payadores peruanos, chilenos, argentinos, uruguayos, mexicanos, con nuestra tierra y la poesía del Cucalambé. El 1995 fue otro año importante, pues se acordó elevar la propuesta del Indio Naborí a Premio Nacional de Literatura y fue una contribución para tan relevante escritor. La de ese año también tuvo un colofón de envergadura, toda vez que se propone por primera ocasión que el Festival Iberoamericano de la Décima se celebre cada dos años en Las Tunas y tenga al siguiente una radiación en otro país, y en esta ocasión se propuso que fuera en México, en Veracruz. Es decir, ese año 95 se resume en dos acuerdos de alta categoría y nivel. El año1997 también alberga dos acontecimientos de extraordinario valor cultural para el territorio y el país, ya que coincide el XXX aniversario de las Jornadas Cucalambeanas y el V Encuentro Festival Iberoamericano de la Décima, quiere decir que los dos eventos están enlazados, tienen una misma identidad en una fecha redonda. Valoro estos tres momentos trascendentales, en el desarrollo de dos coloquios y Festivales Iberoamericanos de la Décima y como se puede apreciar, la interrelación de estos eventos que por decisión del país se unieron, han contribuido en gran medida a cumplir el espectro cultural de un proyecto, que de sueño y visión legendaria se hizo realidad suprema, en la cuna del Cucalambé, El Cornito, Las Tunas.
— ¿Cómo ha repercutido para Iberoamérica la presencia del Cucalambé en estos eventos?
— Esta pregunta es bastante interesante, mira, debemos partir en primer lugar de que en Las Tunas cuando se iniciaron los Encuentros Festivales Iberoamericanos de la Décima en el año 1993, tenían tradición, y se celebraban las Jornadas Cucalambeanas, por más de 25 años y por ende, existía fuerte tradición cucalambeana; hay una importante presencia de su obra, difundida, promovida, a lo largo de otros años, en nuestro pueblo y precisamente la difusión, el conocimiento de la obra del Cucalambé, ha hecho, ha tenido, una fuerza, una presencia, no solo en nuestro pueblo en Las Tunas, sino en toda Cuba, en cada rincón campesino con la extensión de estos eventos a esos niveles de base y sus fiestas, pues se realizan diversas acciones, donde se eligen las Flores de Virama; elección del poeta concursante; las obras de artesanía; décima mural y paisaje. Con toda esta información de la identidad del Cucalambé desde 1974, se inserta la presencia Iberoamericana y más tarde en 1991, en La Habana, su primera edición, y en 1993 en su segunda edición en Las Tunas, como sede, se puede apreciar y así se confirma, es una voluntad del estado, el rescate de las tradiciones, de su identidad, de la cultura y que es parte del pueblo como cuestión social y apreciado en todas sus partes por las delegaciones asistentes. Quiere decir que, en Iberoamérica, ese proceso de afiliación como concepto de la obra del Cucalambé inmediatamente prendió porque los poetas, cultores, los estudiosos, los vocalistas que nos han visitado, se han llevado inmediatamente esa presencia, ese sello, y le cantaron al poeta en las más disímiles facetas del canto y la música campesina, como fuertes raíces de este movimiento cultural del país, y que ellos decidieron y llevaron como parte de su propia identidad, y de su propia cultura. El Cucalambé, por tanto, dejó de ser sólo patrimonio de Las Tunas para convertirse, desde hace mucho tiempo, en patrimonio de la cultura nacional e iberoamericana.
— ¿Qué importancia han tenido los coloquios, encuentros, conversatorios, el repentismo, en estos eventos?
— Fíjate, los coloquios han tenido una repercusión extraordinaria, no solo por lo que han dejado de estudio ensayístico, incluso de las propias características, pues siempre se han dividido en dos comisiones: una literaria de la oralidad y de la música; otra con carácter de conferencias magistrales, paneles, mesas redondas, presentación de elementos digitales y siempre en la apertura como la clausura ha tenido la presencia de las grandes controversias; la interpretación poética de los distintos países, en relación con este elemento de identidad de la música y el repentismo. Algo a destacar de estos coloquios es que son atípicos y pasan a convertirse en estudios, y la presencia de estudiosos de alto nivel, catedráticos, universidades, centros de investigación e incluso algunos casos empíricos, con culturas muy de pueblo, con deseos de aprender, le han dado un sello, además de académico, de diversidad cultural y de identificación de nuestras culturas populares, hacia el enlace de culturas campesinas milenarias.
— ¿Cuál es la insertación que se implementa en las convocatorias de los países participantes?
— Te diré que en las convocatorias que se realizan, siempre se les habla de las raíces de estos eventos, de sus detalles, como los 40 años de la existencia de las Jornadas Cucalambeanas. Los Festivales Iberoamericanos de la Décima, los que se han celebrado desde el año 1993 hasta el 2007 en Las Tunas, de forma ininterrumpida y alternadamente en otros países cada dos años, todo ello les da una motivación de incalculable valor para sentirse comprometidos con la obra y asistir. Incluso te puedo significar que en la convocatoria que se envía por el comité organizador, se señala el valor que entrañaría venir a Las Tunas, sol naciente de un acontecimiento de entrañable significado cultural y de resaltar la figura del Cucalambé y su obra poética desde el siglo XIX, que sigue vigente en un pueblo que lo siente y lo observa vivo todavía.
— ¿Cuál es la huella que han dejado los participantes internacionales?
— Aquí debemos partir, en primer lugar, de que han venido desde el año 1974 a las Cucalambeanas varios países latinoamericanos, y desde 1993 estos y otros a las iberoamericanas y siempre han dejado una huella de una forma poética, de una forma interpretativa de la décima, de identidad de la tradición, de la música y de otros elementos de la cultura de esos países, que en su nación se ha podido apreciar y anteriormente no se conocía. También es de destacar la huella que han dejado ilustres personalidades de la talla del doctor Maximiano Trapero, catedrático importante de Canarias, otros como Martha Saint, Jesús Curbelo. Han estado los trovadores de Alpujarra, famosísimos como Candiota y Sevilla; de la cultura puertorriqueña, uno destacadísimo como Cantero. Danny Rivera, que sin ser un decimista, folklorista de este genero, al ver lo que sucedió en Las Tunas, con ese lente impresionante, dijo: “…yo no dejo cada vez que tenga una oportunidad, de venir a Las Tunas…” y agregó: “… porque siento que me he identificado, no solamente con la cultura de vuestro país…”. Ello permitió que se llevara el concepto de que se identificó con una fiesta, que para él fue una de las más hermosas de que ha participado en su vida, por lo auténtico, por lo de pueblo, porque aúna las diferentes manifestaciones artísticas, y debemos recordar que las Cucalambeanas son todo un complejo artístico que reúne y entrelaza la literatura, artes plásticas, música, danza, teatro, oralidad y las tradiciones más puras y populares. Puedo resumir, que son una huella a la sazón, como un arco iris versátil, que tiene luz propia.