viernes, 30 de julio de 2010




Elogio que casi
no hace falta


Prólogo del poemario
Partitura inconclusa,
de Irelia Pérez Morales
(Ediciones Mecenas, 2009)






Por Pe
dro Péglez González


Cuando me pidieron este prólogo, no se había realizado la Jornada Cucalambeana de julio del 2009, y por tanto no se conocía del éxito de Irelia Pérez Morales al mer
ecer entonces el Premio Iberoamericano Cucalambé —el más importante de la poesía escrita en décimas— por otro libro suyo: Cicatrices de sal.

En consecuencia, para mí ahora escribir sobre las virtudes de su poesía, a propósito de la aparición de esta Partitura inconclusa —obra con la cual alcanzó el segundo lugar en ese mismo codiciado certamen, en su edición del pasado 2008— comporta la curiosa dualidad de ser placer acrecentado y temor de que alguien venga a decirme con sorna: “¿Elogiar los versos de Irelia? ¿Ahora? ¡Qué simpático! ¡Ahora no tiene gracia!”

Y es que las manos de mujer que están detrás de estas páginas han sido protagonistas en los últimos tres años de un sorprendente laboreo escriturario, en puja emulativa consigo misma —y estoy persuadido de que no es consciente de ello— en la cual cada obra terminada rebasa descansadamente a la anterior.

Ya Partitura inconclusa fue un decimario, en virtud sobre todo de su coherencia formal y su elegante discurso, capaz de discutir el lauro de marras en cerrada lid. Su poder de seducción habita quizá, por encima de otras eficacias, en la atrayente atmósfera, que desde su anunciación reformula y funde referentes de clásicos de la literatura infantil, de la música, de las artes plásticas, ganancias que se aprecian sedimentadas e incorporadas con sospechosa complicidad entre sí, al servicio del empeño de la autora por cristalizar un universo verosímil, una urdimbre que se teje y desteje sucesivamente, al tiempo con cierta dubitable inocencia y con una autoliberadora delectación.

Todo el corpus de esta Partitura… testimonia desenvolvimiento saludable en los procederes escriturales de la posmodernidad —ruptura del esquema gráfico, sintáctico y sonoro de la estrofa; ampliación de los rumbos tropológicos; inclinación, en lo ideotemático, hacia asuntos más universales de ribetes filosóficos o más específicamente ontológicos, entre otros—, de los cuales merecen mención aparte esas deliciosas “extracciones” de ese apócrifo volumen de Consejos de la abuela en cuatro tomos, con que abre cada una de las secciones, y donde Irelia nos involucra en su juego de apostar por el arrostramiento del drama humano con baluartes lúdicos que perviven en nuestro patrimonio vivencial:

No siempre viven los mis- / terios donde está la cima / que ves lejos / Cuando en grima / tengas el alma sé liebre / fugaz Huye de la fiebre / Pide a un Rey Mago el camello / y busca en ti aquel destello / que te devuelva al pesebre

No obstante esta voluntad posmoderna, Irelia encuentra espacio, hacia el mediodía del cuaderno, para una zona de mayor apego al formato tradicional, desempeño acertado por el carácter evocativo, de hondo aliento filial y familiar, que tipifica esa región del libro, y que la autora introduce como un remanso que en nada traiciona la atmósfera general predominante:

Unos ojos aceituna / a tu piel encadenaste / con besos remuneraste / su regalo de la luna / Juntos trenzaron mi cuna / a los pies del limonero / Cantaba desde el alero / aquel gato vagabundo / mientras yo estrenaba el mundo / en la portada de enero

Y ya que hablo de remanso, es interesante llamar la atención sobre el referente marino, presente aquí como en una buena porción de la obra poética de Irelia, ora en primer plano (Gruñe el ancla su enojo de cadenas / caminando te alejas sobre el mar), ora indirectamente (Voy a viajar hasta el centro / de tu selva con sus lobos / Allí soplaré mis cobos / que llevan el mar adentro), y no siempre desde luego mar sosegado o de apariencia calma (Arde una reminiscencia de proas sobre los charcos / gimen las flechas sin arcos / (adioses que ya no están) / Es que los barcos se van / Silencio... / Se van los barcos), sino también crispado y rebelde (Sube al centro de mis piernas / arriéndame tu perfil / y déjame por botín / un océano de esperma). Siempre un mar contribuyente, con su música —que a veces juraría que la escucho de fondo— al ámbito lírico en que la autora enhebra, desde las primeras páginas, esta Partitura…

Con esta pauta inacabada, sin término posible como toda cosmovisión poética, Irelia Pérez Morales incorpora al panorama contemporáneo de la escritura en décimas, de Cuba y de toda la lengua de Cervantes, una propuesta —desde su propia introspección serenamente estremecida, bañada en una como música que envuelve y que levanta— hacia otros posibles rumbos en la búsqueda de lo mejor del ser humano.


Alamar, La Habana del Este, julio de 2009.


martes, 27 de julio de 2010


Hablar de y con
la poetisa
y promotora
cultural
Juanita Conejero


A propósito del séptimo
aniversario de su tertulia
Sol Adentro
, ofrecemos
la entrevista que le hiciera
Waldo González López


En la foto, Juanita en México, ante la imagen del extraordinario escritor Alfonso Reyes.



Por Waldo González López
Tomado de Cubarte

Esta mujer, cuyo rostro revela una existencia de plena madurez y realización cultural, nació en la capital el 20 de febrero de 1934. Se trata de la poetisa, narradora, profesora, guionista radial y promotora cultural Juanita Conejero, quien, Dra. en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, acumula múltiples posgrados y diversas labores en el terreno pedagógico y cultural desde inicios de la Revolución.

Pero ya charlo con la valiosa creadora cubana. Juanita, sé que tuviste importantes cargos desde inicio de la Revolución


— Sí, Waldo, fui delegada de la Imprenta Nacional en la antigua provincia de Oriente, profesora de Literatura Española, Cubana e Hispanoamericana en el Preuniversitario Especial “Raúl Cerero Bonilla”, Vanguardia Nacional de la Educación Preuniversitaria, Secretaria de la Comisión No. 3 del Congreso Nacional de Educación y Cultura, Asesora Provincial de Español y Literatura para la Enseñanza Preuniversitaria en la Dirección Provincial de Educación de La Habana, Jefa Provincial del Departamento de Servicios Técnico-Docentes de la Dirección Provincial de Educación de la Habana, puaf, cuántas cosas que no sé cómo podía con esa carga… Pero es que siempre me ha gustado el trabajo creador, fundacional, iniciar proyectos…


— También trabajaste en las Escuelas de Arte, donde tantos estudiamos por esos años…


— Al fundarse el Ministerio de Cultura fui designada para atender las Escuelas de Arte en la Dirección Provincial de Cultura de Ciudad de la Habana, donde ocupé posteriormente varias responsabilidades, entre las que recuerdo: Asesora del Director Provincial y Jefa de Arte de la capital. Asimismo, participé en el Instituto Superior de la Cultura en Moscú (Antigua Unión Soviética) en 1985, pasé a la Dirección Nacional del Ministerio de Cultura y ocupé el cargo de Jefa de Promoción y Divulgación del Consejo de las Artes Escénicas, donde me jubilé en 1990. Como ves, he sido y soy trabajadora con más de 60 años dedicada al trabajo cultural en el país.


En el principio fue el verbo y el verso


—Me imagino que escribes desde la infancia…


—Sí, desde muy niña escribía poemas y narraciones, y ya en el Instituto de la Víbora gané un premio cuando sólo tenía 15 años por mi ensayo “Significación Literaria de Rubén Darío” que, enseguida también alcanzó un Premio en Nicaragua por la Guardia de Honor de Rubén Darío.

“Escribía incansablemente. En aquellos tiempos algunos de mis trabajos se publicaron en El País Gráfico, Suplemento Cultural del diario El País. En ocasión de este Premio, tuve el honor de que el General Enrique Loynaz del Castillo dedicara hermosas palabras a aquella estudiante premiada, una simple adolescente.

“En 1958 escribí La Cartilla ABC, que publiqué por la imprenta de P. Fernández y Cía. Luego, trabajé intensamente en la Imprenta Nacional en Santiago de Cuba, en los Ministerios de Educación y Cultura en la capital. Pero fíjate, colegamigo (como tú dices), no publiqué ni una sola página de mi autoría”.


Jubilarse no es retirarse


— Sé que desde tu jubilación (que no retiro), trabajas tanto o más que antes, si acaso tal es posible.


— Sí, Waldo, me jubilé, pero de ningún modo me retiré, pues eso no va conmigo. Así, decidí, al fin que ya podía, dedicarme a dar a conocer mi obra. Inicio entonces una serie de actividades que llenan mi vida. Participo en el Grupo de Creación Poética de la Fundación “Nicolás Guillén”. Me presento a un Concurso en Matanzas, donde gano el tercer premio con mi poema “Nochebuena” (1998).


— Has viajado…


— Sí, he visitado varios países europeos, como Checoslovaquia, Hungría (1961), la exURSS (1985) y, en 1995, fui a Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Francia y Alemania.


— En México varias veces, según tengo entendido…


— En el 2005 presenté mis poemas y un trabajo sobre la poetisa y educadora Rafaela Chacón Nardi al Centro de Estudios Mixtecas, en Oaxaca, México, tras lo que me invitan a asistir al evento Mujeres Poetas en el País de la Nubes, donde más de 50 poetisas de distintas partes del mundo participan. En el 2006, me invitan de nuevo, como al evento Ser Al Fin Una Palabra. Encuentro de poetas latinoamericanos en el Distrito Federal. En todas las ocasiones guardo las Memorias de los Encuentros y la Revista Avance. En el 2007 y 2008, asisto a eventos en Puebla y visito Pachuca, Xalapa, Guanajuato, Querétaro y Veracruz, donde asistí a presentaciones y encuentros en la Capilla Alfonsina (Distrito Federal), con la que mantengo una estrecha vinculación por ser desde muy joven una apasionada estudiosa de Alfonso Reyes.


— Pero hay más con el tema México…


— Mira, en el 2008 asistí al Encuentro Internacional de Poesía “Floricanto” en coordinación con la Universidad Autónoma de México, donde compartí con destacados poetas, artistas e intelectuales de todos los continentes.


— Has tenido la suerte de leer tus textos en no pocas instituciones mexicanas…


— Sí, Waldo, he leído poemas en las importantes instituciones culturales mexicanas: la Capilla Alfonsina, La Casa de la Poesía, el Palacio de Bellas Artes (Sala Ponce”, la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM), en varios Estados y en Casas de Culturas y otras Instituciones, como en plazas de Oaxaca, donde gentilmente me concedieron, como a otros participantes, el Diploma de Visitante Distinguido de la Ciudad.


— Te leo en nuestra mejor web cultural: CUBARTE…


— Sí, como tú y tantos otros colegamigos, asiduamente colaboro con el Portal de la Cultura Cubana CUBARTE que es, como bien dices, nuestra mejor web cultural.


— ¿Has trabajado en radio…?


— Sí, además, durante diez años fui guionista de Radio Cadena Habana.


Escribir, publicar…


— Has publicado varios poemarios en los últimos años, cuando decidiste dar a conocer algo de tu copiosa obra inédita…


— Sí, Waldo, he publicado: Más allá del tiempo (Editorial La Tinta del Alcatraz, Toluca, México, 2000), Persistencia de la Memoria, con edición y prólogo de Roberto Manzano (Editorial Extramuros, 2007; sobre este título, Lina de Feria escribió un hermoso comentario que publicó CUBARTE), una plaquette con una selección de poemas del libro inédito “Bajo el reino de unos ojos” (Toluca, México, 2008) y Décimas y poemas breves (minilibro, 2009).


— Me imagino que tengas no pocos poemarios inéditos…


— Sí, tengo inéditos: “Un día cualquiera” (poemas para niños), “La nube del venado” y “La fiesta de los cuentos” (cuentos para niños), “Islas y Sueños” (Mención Concurso de la Asociación Canaria de Cuba), “Bajo el reino de unos ojos” (poemario con prólogo de Lina de Feria), “Vitral del Ángel”, “Amor” y “El mundo en la cima del olvido” (mi más reciente poemario dedicado a Haití).


— Juanita, has sido incluida en panoramas, antologías y selecciones de poesía cubana.


— He tenido la dicha de que se me incluya en varias, como Antología poética en Homenaje a Dulce María Loynaz (Casa de la Poesía, 2003), Verde ramo en el aire sin dueño (selección de poesía con tema del azúcar a cargo de la poetisa Luisa Oneida Landín, MINAZ, 2005), Bienaventurado el árbol que camina (Extramuros, 2007), Como cada jueves. Antología del Grupo de Creación Poética de la Fundación Nicolás Guillén (Barcelona, España, 2009), La Pájara Pinta, Antología, Revista Virtual de la Asociación Prometeo de Poesía (Madrid, España, 2009), Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana del siglo XX (selección, prólogo y notas de Mayra Hernández Menéndez y tuyas, Editora Abril, 2010), Palabra en el Mundo (Revista virtual, Argentina).


Una tertulia de valía


— Tu gustada y concurrida Tertulia Sol Adentro no es sólo un perenne homenaje al gran intelectual azteca Alfonso Reyes (por lo que ha sido reconocida por la Capilla Alfonsina), sino además, y sobre todo, un valioso espacio mensual dedicado a la poesía y la música cubana.


— Sí, Waldo, este espacio que quiero lo creé hace seis años atrás (2004) y, desde entonces, como sabes, lo conduzco y dirijo. Pero te explico más: la Tertulia la inicié en la Librería Ateneo de Línea, luego, por problemas de espacio, la trasladé a otras instituciones hasta que se instaló definitivamente en el Centro Cultural Cinematográfico ICAIC, en 23 y 10, El Vedado (“Fresa y Chocolate”). La realizo los últimos miércoles de cada mes a las cuatro de la tarde y es auspiciado por el Centro Provincial del Libro de Ciudad de la Habana, el Proyecto 23 y la Dirección de Cultura de Plaza de la Revolución.

“Tengo la suerte de contar con la dirección musical a cargo de dos excelentes músicos: las sopranos Gladys Sol e Iris Ávila y el guitarrista e intérprete Jorge San Martín.

La Tertulia desde sus inicios estuvo inspirada en el trabajo promocional que realizó Alfonso Reyes durante toda su vida, cuando en sus afanes diplomáticos consideraba que las Embajadas debían ser Centros de Cultura. Sus tertulias eran muy reconocidas y fueron visitadas por lo mejor de la intelectualidad de su tiempo. Así, conservo cartas y correos de Alicia Reyes, nieta del escritor mexicano que se mantiene vinculada a este proyecto”.


— Sé que, en estos seis años, has invitado a diversos artistas y escritores y más…


— Sí, querido Waldo, he invitado a mi espacio a más de cien personalidades de la cultura nacional e internacional. Te puedo mencionar, entre muchas otras, a la vedette y actriz Rosita Fornés, el Poeta, ensayista, Premio Nacional de Literatura y Presidente de la Casa de las Américas Roberto Fernández Retamar; varios Premios Nacionales: de Teatro Verónica Lynn, de Cine Enrique Pineda Barnet y los de TV Nilda Collado, Alden Knight y José Ramón Artigas; el poeta, profesor universitario y ex diplomático Rolando López del Amo; las Premios Nacionales de Educación: Dras. María Dolores Ortiz y Dra. Lidia Turner; las destacadas profesoras y Dras. Áurea Matilde Fernández, Concepción Otero (Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana) y Yana Durrutí (Instituto Superior de Arte); las poetisas Lina de Feria y Georgina Herrera; la Premio Nacional de Periodismo Marta Rojas, la investigadora Zoila Lapique; la psiquiatra Dra. Elsa Gutiérrez, así como otros intelectuales: Roberto Manzano, Jesús David Curbelo, Frank Padrón, Ángela de Mela, el poeta y narrador Emilio Comas, Esteban Llorach, el Vicepresidente del ICAIC Pablo Pacheco, Julio Félix Alfonso, Sonia Moro (Centro de Estudios Martianos), Miembros de los Grupos Ala Décima y Fundación Nicolás Guillén de la UNEAC, tú y mi querida Mayra, así como poetas y escritores de otras latitudes en especial de la hermana República de México.

“En la más reciente edición de la Tertulia tuvimos el honor de recibir al narrador azteca Isaías Espinosa. Se han realizado reconocimientos a figuras y colectivos de la cultura nacional entre los que se destacan: Homenajes a Georgina Herrera, Alden Knight y María Dolores Ortiz por sus 70 años, Indio Naborí, Dulce María Loynaz y Rafaela Chacón Nardi, entre otras figuras de la cultura, como celebraciones de la fundación de Radio Ciudad de La Habana, XX Aniversario de la fundación del programa televisivo “De la Gran Escena”, 37 aniversario del programa “Escriba y Lea” y el Centenario de Dora Alonso.

“Pero hay más, pues también hemos recibido a artistas y escritores de otros países que nos han visitado, hemos realizado lanzamientos, exposición y ventas de libros, recitales de poemas, narraciones orales, interpretaciones musicales, exhibiciones de pinturas y dibujos, como presentaciones de documentales en coordinación con el ICAIC, entre otras. La Tertulia se brinda todos los años al Festival Internacional de Poesía de la Habana. En el 2006 una numerosa participación de poetas mexicanos y de otros lugares nos visitaron. Existe una amplia memoria gráfica de las actividades realizadas desde su fundación”.


Honrar, Honra


— Tú que a tantos escritores y artistas has homenajeado en tu valioso espacio, has merecido justos reconocimientos y, en consecuencia, has sido reconocida y laureada durante los últimos años, amiga.


— Bueno, ya que me lo preguntas, puedo decirte que he merecido varios lauros, como Tercer Premio del Concurso Nacional de Poesía “Delia Carreras” (Matanzas, 1988); Primer Premio del Concurso de Poesía “Una flor para Celia” por el 80 aniversario de su natalicio (2001); Mención en el Concurso Nacional de Poesía “Regino Pedroso” del periódico Trabajadores (2002);Mención en el Concurso Nacional de Poesía “Benito Pérez Galdós”( 2004), de la Asociación Canaria de Cuba; Primer Premio Concurso Nacional de Poesía “Rafaela Chacón Nardi” (2005), auspiciado por el Movimiento Cubano de Amigos del Libro y la Biblioteca Nacional, como asimismo diplomas y reconocimientos recibidos en México por mi participación en eventos literarios y reconocimientos de Bellas Artes, Universidades y Oaxaca, entre otros.

“Waldo, igualmente se me han otorgado las Distinciones: “Raúl Gómez García” (1984) y “28 de septiembre” (1987); las Medallas de la Alfabetización (1986), “23 de Agosto” (de la FMC, 2000), Conmemorativa 40 Aniversario de las FAR (1997); como Diplomas por mi obra y homenaje en la Dirección Municipal de Plaza de La Revolución, en el Festival Internacional de Poesía de La Habana (2006), donde participaron invitados de México y otros países, Reconocimiento “Coral del Aire”, concedidito por el Municipio de Cultura de Playa (2008) y “La Gitana Tropical” (2009), otorgada por la Dirección Provincial de Cultura de Ciudad de La Habana.



Versión original en Cubarte



domingo, 25 de julio de 2010


Mariana Pérez
"interroga"
a Péglez


En la tertulia
La décima
es un árbol,
de julio



—En el pr
ólogo de (In)vocación por el paria, Premio Iberoamericano Cucalambé 2000, el poeta César López expresa que la décima es «una aventura signada aparentemente por el referente conceptual tradición» y más adelante dice que en esa misma tradición está contenida la ruptura. Me gustaría conocer qué significa para usted el concepto «tradición» y por qué acude a la ruptura para negarlo.


—Bueno, vayamos por partes, como hubiera dicho Jack el destripador. En primer lugar, un ruego: que me cambies el “usted” por el “tú” con que siempre nos comunicamos. Los hermanos no tenemos por qué cambiar nuestra costumbre en el trato sean cuales sean las circunstancias. Una vez le escuché decir al querido Mario Martínez Sobrino
que la poesía está más allá de cualquier circunstancia y desde entonces defiendo en mi cotidianidad ese concepto que me fascinó. En segundo lugar, lo que comentas sobre lo que escribió César, aunque no es todavía tu pregunta para mí, es una lástima que no esté aquí César para ahondar en el concepto. No sólo es una lástima que no esté aquí porque quien lo dijo fue él, sino porque es una delicia escuchar a César. Cuando me entregó su prólogo en su casa y lo leí, yo le dije que se lo agradecía porque me gustaba —y me gusta todavía— más su prólogo que mi libro. Y él me respondió que el “Modesto Caballero” era el otro y no yo. Pero al fin intento responder tu pregunta específica. No se trata, pienso yo, de ensayar alguna de las tantas definiciones que pudiera tener el concepto de tradición, que más o menos todos manejamos, sino de prestar atención al hecho de que la tradición, si queremos que sea en verdad aportadora, si queremos que se aparte del conservadurismo que la estanca, tiene que llevar en sí misma el interés renovador. Recordemos que el gran sevillano Vicente Aleixandre, al recibir en 1977 el Premio Nobel de Literatura, dijo algo así como que tradición y revolución son dos palabras idénticas, aludiendo, interpreto yo, a que la tradición, bien entendida, lleva en sí misma la fuerza creadora que mueve a quienes reciben el legado a movilizar sus esencias hacia nuevas búsquedas. Si a esto llamamos “ruptura” —aunque debo confesar que a mí la palabra no me convence mucho para calificar tales empeños—, pues convengamos entonces en que debemos asumirla a la luz de la ley filosófica de la negación de la negación: partir de una esencia para separarse de ella solamente con el empeño de procurarle nuevas ganancias. Nunca con el sentido de preterición o descalificación, porque una tal actitud conduciría a un estancamiento tanto o más pernicioso que el de la pretensión inmovilizadora de la tradición. (Y juro por mi madre que trataré de no ser tan extenso en las próximas respuestas, so pena de aburrir al auditorio).


—¿Cómo asumes lo tropológico? ¿Estás de acuerdo con la clasificación de tu poesía —indicada por el propio César López— de «neobarroco transgongorino»?


—Bueno, creo que él calificó de “neobarroco transgongorino” a (In)vocación por el paria. Yo no había pensado en clasificación alguna y después de su opinión, como alumno que quiere ser buen alumno, revisé el poemario y me pareció que tenía razón. Sucede que yo no me planteo a priori una asunción de lo tropológico, sino que pienso que cada sentimiento, y cada etapa existencial, “pide” su particular y adecuada “traducción” al corpus poético que se intenta, y con ello, su filiación tropológica. (In)vocación por el paria fue la búsqueda de un poeta de su propia salvación mediante la poesía, en una etapa realmente barroca de su existencia. Quizá una clave para comprenderlo esté en la sección dedicada a Yazmina, quien fue mi compañera en la vida y en las letras, y cuya etapa terminal, víctima del cáncer, coincidió con mis largos meses de casi invalidez por la irrupción en mi anatomía de graves dolencias que hasta hoy me acompañan. Juntos vivimos esa extensa etapa, hasta que falleció, prácticamente entre mis brazos.


—He notado en tu poesía la presencia frecuente de superposiciones temporales, en las que se mezclan personajes literarios, mitológicos y reales, de momentos históricos diversos. ¿Qué significado le concedes a dicha superposición?


—El significado de sentir que somos herederos de toda la historia humana, sin reduccionismos de ningún tipo, sin vocación para las preferencias de una u otra filiación religiosa, o artística, o cultural en general, con infinito respeto sin embargo por cada una de ellas, y sin interés personal por el ordenamiento cronológico en lo que al “vivir en poesía” se refiere. (Cosa esta última que en otras disciplinas o facetas de la existencia sí creo que tienen importancia). En el fondo, creo que tiene que ver con la actitud integradora de vida inherente a nuestra identidad nacional. Al menos en mi propia vida lo siento así: Soy hijo de un obrero comunista que tenía siempre en el bolsillo de su pantalón un pañuelo rojo que no era la bandera del proletariado, sino que atestiguaba su devoción a Santa Bárbara, a quien veneraba tanto ante un cuadro pintado a la usanza católica, como en sus asistencias a ceremonias de santería y también de espiritismo, a las cuales yo lo acompañaba de buen grado.


—En el decimario Cántaro inverso, Premio Iberoamericano Cucalambé 2004, reelaboras historias de
la Literatura Infantil, vuelves una y otra vez a esos personajes, principalmente el de Peter Pan. ¿Hay en ti un niño que se niega a crecer? ¿Has incursionado alguna vez en esa modalidad literaria?


—Creo que, de alguna manera, y aunque algunos hasta lo nieguen furiosamente, todos somos el niño que fuimos y que se niega a crecer. En cuanto a mis incursiones en la creación para ese sector de la población, acaso sin que sea culpa de nadie, hay cosas que a uno le duele un poquito que se olviden o se desconozcan, porque uno las tiene en un lugar muy querido de su corazón. Se me identifica ahora como al poeta que es periodista con veinte años de ejercicio en el periódico
Trabajadores, y nadie recuerda o conoce de mis 21 años en el semanario Pionero, una larga etapa de servicio a lo que hemos dado en llamar “las nuevas generaciones”, durante la cual fui dibujante de historietas, creador de personajes cuyos cuadernos todavía andan por ahí, el escritor de las décimas de la controversia entre Mediacara y Elpidio Valdés, en el primer largometraje de este último, jefe de redacción del semanario y su director en los últimos ocho años en que formé parte de ese colectivo, cargo del que tuve que ser relevado por trastornos nerviosos y la consecuente recomendación médica de no asumir más funciones de dirección. De aquel colectivo, de aquella etapa, siempre me he sentido orgulloso. De aquel público potencial todavía soy deudor. Lo que tengo recogido en libros que no son de poesía sino de prosa, creo que todos son para niños y adolescentes, desde mi trilogía de libros de crónicas sobre la amistad, la fraternidad y la solidaridad, el último de ellos publicado en Guatemala, hasta mi noveleta Guaminiquinaje, mención especial en el concurso internacional de literatura infantil Julio César Cobas 1999, en Ecuador, y publicado ese año por la Editorial Libresa, en ese país, con una edición cubana que hizo Ediciones Unión al año siguiente, a la cual se le entregó después el premio La Rosa Blanca. Para rematar, mi ingreso a la UNEAC fue por gestión de la sección de Literatura infantil de la Asociación de Escritores, con la cual tengo más de una deuda en proyectos literarios.


—¿En la sección «Mensajes desde alta mar», del libro (In)vocación por el paria, existen referencias autobiográficas?


—Tal vez en toda obra poética las haya, sea o no consciente el autor. En mi caso, me confieso consciente. Mi padre fue mi guía, me crié con él desde los diez años, y entre sus relatos más fascinantes están los que me contaba, de cuando la intersección de
la Vía Blanca, la calle de Agua Dulce y la Calzada de Jesús del Monte (donde transcurrió mi infancia, y de paso confieso que le debo un poema a esa mi patria chica “donde la luz forma otras paredes con el polvo”, y en consecuencia, a Eliseo) tenía un puente sobre un río que con el tiempo quedó sepultado por el pavimento de la civilización, pero cuyas aguas subterráneas se desbordaban con las lluvias y provocaban inundaciones por las cuales mi padre transitaba con el agua al pecho. Mi padre me contaba y yo me sentía él, me sentía entrando a aquellas aguas para partir a nuevas expediciones hacia la verdad de la vida y sus inevitables transformaciones. (He aquí quizá un botón de muestra de la interrelación tradición-ruptura). En esa sección yo fabulo el tema, y hablo de “las ruinas del embarcadero del antiguo puerto de Jesús del Monte”. El procedimiento es lúdico, pero atravesado nostalgiosamente, como diría Gelman, transido de un embridado dolor por la permanente sensación de deuda con mi padre. Quizá algo de esto hay en la “extraña parsimonia” que encontró Rogelio Riverón al analizar (In)vocación por el paria, en su comentario aparecido entonces en Granma.


—He observado, en libros posteriores a tus Premios Cucalambé, la reiteración de motivos que ya aparecían en aquellos, por ejemplo el personaje mitológico Pan, sólo que en una dimensión más cercana —Ej.: «Pan a la espera de Giraldilla»—, ¿puedes decirme tus razones para esa renovación, o reciclaje, de los temas?


—Yo creo que uno vuelve sobre sí muchas veces, y lo hace por necesidad existencial que deviene expresión en lo poético. En mi caso, al menos, soy consciente de que sucede, y por supuesto que no me preocupa, toda vez que comprendo que lo necesito en mi fuero interior. En el caso de Pan, se trata de un personaje que me seduce, más allá de su connotación propia en la mitología, porque también su nombre en su lengua originaria se asocia en la nuestra de algún modo con la bondad, con la metáfora del alimento que Jesucristo quiso multiplicar junto con los peces.


—Teniendo en cuenta que tú, a través del blog Cuba Ala Décima, los jurados y el periodismo, te encuentras bien enterado de lo que está sucediendo con la estrofa, ¿pudieras hacer una valoración general de la décima escrita, en Cuba e Iberoamérica, y ofrecer algún vaticinio del futuro?


—Bueno, sobre esto último no exageremos, que no tengo nada de oráculo. Hasta donde puedo ver, el momento se caracteriza por varios aspectos, y es difícil sintetizarlos. (Los amigos dicen que en este asunto a mí me echan un medio y hablo por cinco pesos). En cuanto a la situación estética de esta modalidad de la literatura, se va superando la tendencia a la retórica vacía que en cierta zona de la creación de la poesía en décimas me pareció apreciar en la finisecularidad, en las postrimerías de las altas ganancias que fueron evidentes en la década de los 90. Soy de los que piensan que tanto reduccionismo hay en la descalificación de los procederes escriturales más apegados a la forma convencional de concebir la estrofa en favor de la experimentación con el esquema gráfico-sintáctico-sonoro, como a la inversa. Todo reduccionismo es pernicioso. Creo que cada autor debe asumir libremente la poesía en décimas según le dicten sus necesidades expresivas. En definitiva, lo más importante, y a veces lo olvidamos, no es el recipiente en que se vierte la sustancia poética, sino la propia sustancia, por mucho que sea importante el cuidado que merece la factura del recipiente. Por ello me pareció siempre de poca ganancia la tendencia a la retórica vacía a que antes aludí.

"Por otra parte, ya en lo referente a la vida literaria, se incrementa cada vez más la tendencia al agrupamiento de los poetas decimistas, ya sea en grupos propiamente dichos o alrededor de espacios como es el caso de las tertulias. En este sentido, veo con placer cómo todo esto se desarrolla sin olvidar los vasos comunicantes imprescindibles y deseables entre oralidad y escritura, inherentes a la naturaleza de la poesía en décimas desde sus propios orígenes.

"Ya en el plano de la promoción, esta tendencia al agrupamiento y sus materializaciones son escasamente conocidas en el panorama general de la cultura del país, y hay que hacer algo con eso. A veces ni los propios poetas decimistas imaginamos la existencia de un grupo en tal o más cual municipio, en tal o más cual provincia del país. Sin embargo, hay una fraternidad encantadora por lo general en el universo decimístico de cada localidad. Roberto Manzano se refería a esto en una entrevista y testimoniaba su experiencia de que cualquier poeta decimista le “mapea” al visitante la situación autoral de la décima en su territorio, y lo atribuía, con razón a mi modo de ver, a que el poeta decimista tiene lo “popular” muy cerca, por mucho que se trate de un poeta “culto”. Creo que son cosas que hay que preservar y “desarrollar”, para emplear un verbito que el discurso al uso y al abuso ha hecho tan socorrido.

"En el caso del resto de la región iberoamericana, hay todavía mucha distancia entre las alturas del discurso estético de la décima cubana y las de otros lares, pero en el intercambio con nosotros se van notando avances en lo escritural. De ello dan fe los espacios web que han surgido con posterioridad al sitio Cuba Ala Décima, que surgió hace cuatro años por decisión del Grupo Ala Décima, con el único y humilde afán de prestar servicio a la llamémosle “causa decimística”. Después de Cuba Ala Décima surgieron sucesivamente el Rincón de la décima, en México; La décima tiene nombre de mujer, en Chile; y Guatemala en décimas. Con todos esos espacios mantenemos vínculos y tratamos de ampliarlos como podemos, pero falta una mayor amplitud en el respaldo institucional, pues Ala Décima trabaja, como se dice en buen cubano, “por amor al arte”.

"Y dejo para el final algo que me parece de la mayor relevancia: la actitud fraternal que debemos preferir para que presida todo este movimiento de la poesía en décimas y de la vida literaria de los poetas decimistas. Estoy convencido de que se trata de una de las virtudes que nos define, que nos hará avanzar (que significa la multiplicación de nuestro mutuo enriquecimiento espiritual y nuestra capacidad para aportar al enriquecimiento cultural de la nación) y por tanto hay que cultivarla con esmero, y hay que defenderla. Como hay que evadir todo lo que nos divida. Si hubiera, finalmente, que sintetizar todo esto en una frase, yo elegiría la de Roberto Manzano, en el homenaje que le tributó el espacio El autor y su obra: "La mejor poesía es querernos".



Santa Clara, sede del 26

Entre hermanos anda el verso

La tertulia La décima es un árbol estuvo a tono
con las celebraciones de los aniversarios
de la ciudad y de la gesta del Moncada


Por Pedro Péglez González
Fotos:
Arístides Vega Chapú


Casi sin quitarnos el polvo del camino,
la tertulia. Y casi sin margen para las palabras iniciales de
Mariana, por el fondo del recinto entraba Riverón. Y yo me puse en pie de mi asiento de invitado, y fui al hermano, con los brazos abiertos. Fue un comienzo espontáneo, y también fue el final —por el momento— de mis siempre estoicamente disimuladas timideces.

Así empezó este encuentro de julio de la tertulia La décima es un árbol, insertado en el programa por el cumpleaños 321 de Santa Clara —que culminaría dos días después con la entrega del Premio Literario Fundación de la Ciudad—, y a dos semanas de la celebración aquí del aniversario 57 de la heroica gesta del 26 de Julio, el cual ha tenido en esta rejuvenecida villa una bien ganada sede central.

Esta edición de la tertulia, la del séptimo mes del año, estuvo a tono con las celebraciones. Dije allí —y lo confirmo ahora— que como poeta decimista llego siempre a Santa Clara como entra el devoto a una ciudad iglesia. Hay no sé qué de acogimiento en su ámbito cultural, que obra lo inusitado: alguien que, como yo, no la visitaba desde hace diez años y regresa a ella como si nunca se hubiera ido. En todo caso, para no exagerar, me parecía que mi anterior estancia había transcurrido sólo meses atrás.

La ocasión, ahora, se había facilitado por el “azar concurrente” —con su permiso, Don José—: los organizadores del premio literario habían tenido el cariño de pedirme integrar el jurado en el acápite de décima y de invitarme a la celebración por el aniversario de la villa, circunstancia aprovechada por Mariana Pérez para tener en su tertulia a los integrantes de ese trío evaluador.

Por desdicha, María de las Nieves Morales no pudo estar presente por razones de salud y de trabajo, pero Mariana habló de su obra como escritora y como narradora oral escénica en el dúo Ad Líbitum, y leyó un texto de su poemario Otra vez la nave de los locos, Premio Iberoamericano Cucalambé 2002.

Sí pudo estar, por suerte, la santaclareña Carmen Sotolongo, reconocida profesora e investigadora, que nos ofreció un interesante análisis de la poesía en estrofas de diez versos de la autoría del inmenso Eliseo Diego, Premio Nacional de Literatura 1986.

Tiene esta tertulia, asentada en el Museo de Artes Decorativas de la ciudad, un momento que la singulariza: la presentación de La pieza del mes, a cargo de un especialista de la institución. Esta vez fue un precioso abanico del siglo XVIII, ante cuya belleza los contertulios absortos escucharon la explicación conocedora y sin estridencias eruditas.

A su vez, la tertulia singulariza al Museo, con la entrega de décimas de sus habituales asistentes sobre la pieza escogida, con las cuales se imprime luego un Catálogo rimado. No conozco de otra institución de este carácter que pueda ofrecer a sus visitantes documentos tales, donde los versos presentan y describen algunos de sus artículos expuestos.

Por ser yo el forastero, Mariana me hizo centro de su acostumbrado y cariñoso “interrogatorio”. Hablamos en torno a mi quehacer poético, mi poemario (In)vocación por el paria y las interesantes apreciaciones que sobre él escribió el reconocido poeta e investigador César López, Premio Nacional de Literatura 1999. No fue extenso el intercambio, en aras del tiempo, y porque una versión escrita de la entrevista dejamos preparada de antemano Mariana y yo, para ser publicada próximamente en el sitio web de la tertulia La décima es un árbol. Porque —sí señor— tiene hasta un sitio web esta tertulia creada en septiembre del 2007 por Mariana Pérez Pérez, poetisa ella misma, e investigadora, desde el 2009 miembro del Grupo Ala Décima y su representante en la provincia de Villa Clara.

Así, hermanados en los versos los atentos contertulios y los invitados, transitamos aquella tarde cálida de julio en la tertulia La décima es un árbol. Yo, preguntándome de continuo por qué me dominaba la extraña sensación de haber estado allí antes, si era para mí la vez primera. Pero todos, eso sí, con la certeza de que tiene mucha razón Roberto Manzano: "La mejor poesía es querernos".



sábado, 24 de julio de 2010


Pedro Péglez
González
en sus 65.
¿La décima?
Inagotable



Por Waldo González López
(foto cortesía del autor)
Tomado de Cubarte


Periodista del semanario
Trabajadores desde varias décadas atrás, antes había laborado en el semanario para niños Pionero, donde hizo periodismo y literatura para niños.

De entonces acá, el nombre de Pedro Péglez González es conocido en los predios de ambos ‘géneros’, en los que ha publicado diversos artículos, versos y prosas para la infancia, entre los que se incluyen las historietas.

Pero aún hay más: Péglez es el autor de la letra de la gustada “Controversia de Elpidio y Malacara”, uno de las más gustados temas del filme Elpidio Valdés, como de un dibujo animado homónimo, incluida en Navegas, isla de oro. Panorama de la décima cubana para niños que, con selección y prólogo a cargo de Mayra Hernández Menéndez y quien ahora escribe, publicó la Editorial Gente Nueva en el 2009 y se presentara en la Feria Internacional del Libro 2010 a lo largo del país.

Por tanto, por todo, aquí está en nuestra web el querido colegamigo por partida doble: poeta y periodista cultural.

Péglez, eres periodista desde varias décadas atrás, escribes para niños y adolescentes, notas críticas sobre libros de décima, tienes responsabilidades en el semanario Trabajadores, en el que llevas también varios decenios y mantienes una weblog sobre la estrofa nacional. Ahora, al filo de los 65, si miras atrás y ves lo realizado, ¿qué harías de nuevo y qué no harías?


— Por supuesto, Waldo, no voy a caer en la tentación facilista de responderte que haría de nuevo todo lo que me quedó bien, y no haría todo lo que me quedó mal. Soy de los que piensan que uno es resultado no sólo de sí mismo, sino también de sus circunstancias, y tanto en las buenas como en las malas resultantes hay dosis de todo: de voluntades personales, de azares (con sus correspondientes causas, con permiso de Silvio), de oportunidades (que no de oportunismos, en virtud de la decencia con que se supone que vaya uno por la vida), de capacidades físicas e intelectuales, de coyunturas y hasta de esos misterios con que se condimenta este complejo oficio de vivir.

“Así, este año, además de llegar a los 65 años en este oficio (me refiero al de vivir, claro), cumpliré 48 de ejercicio profesional periodístico y medio siglo de haber escrito mis primeros poemas, por supuesto que imperfectos como todos los de los poetas adolescentes (salvo los genios, claro), y confío en que aquellos poemas míos fueran más imperfectos que los actuales.

“Recuerdo, de aquellos mis años de imberbe, que entre los primeros impulsos estuvo el de querer vivir como un poeta. Creo que eso es lo que he hecho en todo este tiempo, y eso es lo que volvería a hacer. Y si me estuviera dado decidir qué cosas no hacer, trataría de evitar aquellas que puedan haberme desviado por momentos de ese camino, el camino de querer vivir como un poeta.”


He notado que aunque escribes otras estrofas y verso libre, el peso mayor de tu labor poética ha sido en la décima. ¿Por qué esa preferencia por la estrofa que preferimos los nacidos en ‘el interior’ y no los habaneros como tú?


— A ciencia cierta, no sé por qué. Imagino que puede estar relacionado con el hecho de que nací y me crié en un hogar muy humilde de la barriada de Jesús del Monte, que a pesar de los escasos recursos contaba con un radiecito, mediante el que con frecuencia escuchábamos programas musicales campesinos. (Hay que recordar que mis años de niño se corresponden con la etapa que se ha dado en llamar la primera Edad de Oro del repentismo cubano y aquello tenía mucha difusión radial). Pero está también la admiración enorme que mi padre sentía por el
Indio Naborí, y yo por mi padre. Pero quizá tiene que ver con esos misterios a que aludí antes: Por algún factor que yo al menos no puedo desentrañar, siempre he tenido propensión a las formas de expresión injustamente valoradas.

“Mis necesidades de expresión plástica o gráfica las encaucé en la historieta; las de expresión periodística no las encaucé en el periodismo informativo, sino en el periodismo para niños y adolescentes (trabajé, como creo sabes, 21 años en el semanario Pionero, y me trasladé de ese órgano por razones más bien ajenas a mi voluntad); las de narrativa, también para ese público (aunque esos libros míos se hayan ido quedando en el olvido, entre ellos mi novela para niños Guaminiquinaje); las de expresión en versos, aunque, como dices, he trabajado tanto estructuras cerradas como abiertas, las he encauzado, con especial delectación, en la décima. Y mientras más comprobaba el menosprecio que sufría, más me sentía estimulado a contribuir a su elevación estética.”


Tú realizas una dura y constante labor que, al margen de que te impide realizar otras tareas y escribir más poesía, no es casi reconocida. ¿Por qué ese empeño de divulgar por tu weblog a tantos poetas-decimistas no sólo cubanos, sino de otros ámbitos?


— Para entenderlo, hay que explicar el proceso evolutivo que ha tenido esto, y que ha estado más allá de mis propósitos exclusivamente personales. El Grupo Ala Décima surgió el siete de febrero del 2000, como resultado de la propensión hacia la décima, que abundaba entre los contertulios de la semanal Peña de Luis y Péglez, surgida en julio de 1993 en la biblioteca Tina Modotti de Alamar.

“El Grupo no fue mi iniciativa ni propuesta mía, sino de otro poeta, Modesto Caballero, con respaldo de mucho entusiasmo por parte del entonces muy joven poeta Karel Leyva. Los fundadores del Grupo Ala Décima no llegaban a la decena de escritores de décimas, en diferentes estadios de desarrollo, residentes en Alamar. El deseo fue agruparnos para contribuir en lo que pudiéramos a lo que ya comenzaba a identificarse como un movimiento de revitalización de la décima en el país, con sus orígenes en los finales de los 80 y gran fuerza en la primera mitad de los 90.

“Nos había inspirado mucho el surgimiento, en el mismo año en que nació la Peña, del Grupo Espinel-Cucalambé en tu patria chica: Puerto Padre, Las Tunas, liderado por el siempre admirado y querido Renael González. Y habíamos tenido muchos contactos hondamente fraternales con escritores decimistas de todo el país, en las Jornadas Cucalambeanas. Empezamos a trabajar, siempre pensando en prestar servicio, no en sacar en modo alguno provecho propio. Organizamos un concurso nacional, en el que estuvieron siempre impedidos de participar los miembros del Grupo. Era, y ha sido siempre, un concurso para los demás, y no para nosotros. El propio concurso y las tertulias a las que nos fuimos vinculando y respaldando, fueron nutriendo el Grupo, a pesar de que nunca nos propusimos agrandarlo. El Grupo se fue enriqueciendo por la solicitud de colegas que pedían su ingreso, varios de ellos después de ganar el Premio Ala Décima.

“De tal suerte, en el 2006 ya llegaba a más de una veintena la nómina de miembros del Grupo (hoy suman 35). Toda esta larga historia explica por qué, en el 2006, cuando se nos sugiere por la Unión de Periodistas crear blogs personales con absoluta libertad de elección temática, y además se me da a mí esa posibilidad, mi opción haya sido la de crear un espacio que diera fe de los desvelos y empeños del Grupo Ala Décima. Aunque era una decisión personal, ya el nivel organizativo que tenía el Grupo me hizo someter el propósito a la consideración de los demás, que respaldaron la idea y han respaldado su realización.

“El tiempo posterior (el sitio web Cuba Ala Décima acaba de cumplir cuatro años, y ya son cinco blogs entrelazados, con perfiles específicos) hizo el resto: la familia de lectores fue creciendo (en este momento, tenemos alrededor de 200 visitas diarias), los creadores cubanos nos fueron eligiendo para enviarnos sus trabajos, nos fueron solicitando ayuda en la promoción de sus quehaceres comunitarios; poetas de otros países se fueron vinculando con nosotros, crearon sus propios espacios en Internet, y ya a esta altura del cuento todo esto es una red de una hondura fraternal impresionante, que reporta un aliento muy gratificante, al tiempo que establece en mí muy elevados compromisos morales, aunque todo esto se haga sin percibir retribución económica alguna, empleando nuestro “tiempo libre” y sin una infraestructura que ya va siendo deseable, y que en algún momento podrá hacerse imprescindible. Ni el Grupo Ala Décima, ni yo, hemos querido estar en el centro de todo esto. Solo hemos respondido, desde nuestra modesta posición y nuestras posibilidades, a los reclamos coyunturales de la familia espineliana. Y no siempre hemos estado a la altura de los reclamos. Siempre, eso sí, hemos estado cargados de compromisos. La ternura también impone cárceles. Como ves, como te decía, uno es también resultado de sus circunstancias.”


¿Qué piensas de esos ¿poetas? que ─pobres de espíritu, paupérrimos culturales e ignaros en literatura, porque desconocen a los más grandes poetas, de los Siglos de Oro acá, como a casi todos nuestros mayores autores contemporáneos─ no sólo subestiman, sino que incluso aborrecen nuestra estrofa, porque, entre otras sorderas infinitas, no disfrutan la inefable melodía que ofrece la décima, estructura que, por otro lado, como bien sabes, sirve para escribir de todos los sentimientos y estados anímicos que nos hacen alegres o tristes, gozosos o sufridos, en fin, humanos?


— En arte y en literatura, como en casi todas las esferas de la actividad humana, todo reduccionismo entraña una falta de perspectiva cultural. A veces sucede por falta de información, de actualización en cuanto a las ganancias que puede mostrar ya la especialidad de la poesía en nuestra querida estrofa. Lo peor es cuando sucede por incapacidad de transitar esos caminos creativos. De uno y otro tipo nos encontramos casos con frecuencia. Pero también es justo decir que hemos tenido y tenemos, muy buenos amigos poetas, que, aunque versolibristas, suelen vincularse fraternalmente con nosotros, y el respeto mutuo que nos une resulta muy saludable. Eso es hermoso, y trae a la memoria la frase de Roberto Manzano cuando fue invitado a El autor y su obra:
"La mejor poesía es querernos".


Péglez, ‘en fin, el mar’, como sentenció, en uno de sus magistrales versos, otro de nuestros grandes poetas-decimistas cubanos: Nicolás Guillén, ¿cuál es tu visión de la décima actual, tras el innegable auge y desarrollo alcanzados, desde Alrededor del punto, aquel título inolvidable de 1971, cuando Adolfo Martí Fuentes desató los cauces de la genuina contemporaneidad, cuyos alcances marcan tantos logros alcanzados y corroborables en la mayoría de lo publicado hasta esta primera década del siglo XX?


— En primer lugar, por suerte para todos, la situación de la décima oral improvisada transita por un momento de mayor difusión y mayor reconocimiento, por supuesto que muy merecido y saludable, de la cual los poetas debemos sentirnos partícipes. Ahora, la situación de la décima escrita, en específico, no alcanza aún esas cotas de difusión, por disímiles razones para estudiar y que, en alguna medida, parten de su propia naturaleza de expresión literaria que debe esperar por la reproducción para darse a conocer y, a veces, cuando se reproduce, no se concibe un plan adecuado para su promoción. Para mí es un contrasentido, por ejemplo, que
el último libro publicado a resultas del Premio Iberoamericano Cucalambé no siempre tenga una presentación asegurada en la Feria Internacional del Libro, en su sede principal de La Cabaña.

“Lo cierto es que la décima escrita cubana actual configura, en mi opinión, un suceso cultural de una envergadura de la cual todavía la cultura nacional no es suficientemente consciente. A veces ni nos imaginamos las alturas estéticas que se han alcanzado, la extensión de sus cultivadores a lo largo y ancho de todo el país, los alcances que ha tenido la propensión de los poetas de agruparse, la prodigalidad con que surgen de continuo nuevos valores, nuevos nombres de autores, sobre todo, por supuesto, entre los más jóvenes creadores, formados en talleres literarios y también en los talleres de repentismo infantil, que no excluyen de sus empeños didácticos la formación escritural.

“De todo esto —tú lo sabes bien, por llevar décadas luchando por nuestra estrofa en ambas vertientes: la escrituraria y la oral— habría muchísimas posibilidades de ejemplificación concreta, con nombres y apellidos. Eso, en cuanto a las necesidades de la décima escrita “hacia fuera” de ella misma. Pero “hacia dentro” de ella misma, hay también muchísimo que hacer, y el legado sigue siendo el mismo que nos dejó hace mucho Marinello: la necesidad permanente de ennoblecer la estrofa. Y eso significa buscarle siempre nuevos caminos, evitando los escollos, que pudieran significar, por sólo citar un ejemplo, ciertas tendencias excesivas a la retórica vacía y repetitiva. “En fin, el mar”, como tú dices, citando al gran Nicolás. Pero nadie dude que siempre habrá mucho por hacer. Como tú ─repito─ conoces sobradamente: Los rumbos de la poesía escrita en décimas, como los de toda la poesía, son absolutamente inagotables.”



Versión original en Cubarte

Versión en el sitio Álbum nocturno