Desde Camagüey
Entre las
camagüeyanas localidades de Sibanicú y Guáimaro desarrolla su actividad
literaria el poeta Domingo Peña, cercano colaborador del Grupo
Décima al filo y de sus Encuentros,
habitualmente a fines de año. Cuba Ala Décima le había solicitado
hace tiempo una muestra de su quehacer decimístico para darlo a conocer en
nuestro espacio, y después de muchos intentos de vencer su proverbial modestia,
gracias a su gentileza, podemos ahora apreciar estos dos poemas en glosas que nos
ha hecho llegar.
UNA GLOSA, DOS VERSIONES
adonde van
los difuntos:
¡Verso, o
nos condenan juntos,
o nos
salvamos los dos!
José Martí. Versos Sencillos: XLVI
1
Nos hablan, mientras me aburro
con el oído afilado,
de lo que no está en el prado
último de aquel susurro
donde morí. No discurro.
Otra es mi risa en la coz
imbécil que me abre dos
exámenes en la furia.
Con cuánto afán y lujuria,
Verso, nos hablan de un Dios.
Se van. Vuelven. Espirales
de humo negro hay en el fondo
de sus cráneos. No respondo
con ortigas; con puñales
bulímicos doy señales
fúlgidas, agrias. Qué asuntos
dirimen entre sus puntos
vacíos, allá, en el alma
que se les va (o se desalma),
adonde van los difuntos.
Dan coces los oponentes
del que ha visto en una gota
la lluvia, un cielo que explota
como un diluvio de ingentes
visiones. Ellos, con lentes
la gota ven, o barruntos
de lodo; tan cejijuntos
caen, enjuician, disparan.
Yo no sé si nos separan,
verso, o nos condenan juntos.
Yo, en el lánguido alborozo,
en la rítmica gimnasia
del lenguaje, y en su audacia,
encuentro paz. Yo retozo,
cavo en su tierra este pozo
contigo, verso; con los
velámenes de mi voz
de cruz en cruz proseguimos.
Yo no sé si nos hundimos
o nos salvamos los dos.
2
Verso, nos hablan de un Dios
impertinente, capaz
de todo, con una paz
tan intrínseca en la tos
de estos días con adiós
incluido, con trasuntos
de nostalgia. Verso, ¿hay puntos
que en la ternura nos damos?
¿Es el fin? Quizás nos vamos
adonde van los difuntos
verso, o nos condenan juntos,
con un dictamen horrible
por la imberbe, la sensible
gracia del ser, por asuntos
irrisorios, cejijuntos
que a veces corren en pos
de la estulticia y que nos
tunden, verso; mas, te digo:
o me condenan contigo,
o nos salvamos los dos.