Desde Pinar del Río
Da
continuidad a sus envíos el hermano poeta Lorenzo
Suárez Crespo, desde la Casa de la Décima
Celestino García, en esta ocasión con un reportaje del destacado poeta y
periodista Jesús
Arencibia
Foto:
Irma Rodríguez
¿Qué
tendrá que ver un museo erigido en la década de 1580 en Tepotzotlán, México,
con un ranchón de guano a orillas del Río Guama, en el Pinar del Río de 2017?
¿Cuáles nexos podrán compartir el Altar principal de la iglesia de San
Francisco Javier, en aquella majestuosa institución de tiempos coloniales y las
voces de Roxana y Yaimaris, dos muchachas preciosas de Sumidero y Santa Lucía
entonando «Yo soy el punto cubano», de Celina González?
Tal
vez, a simple vista, no sean muchas las conexiones, pero cuando uno ahonda en
las historias visibles y subterráneas, se da cuenta de que estamos hablando de
las mismas pasiones, de idénticos afectos, de una cultura, multiplicada en
países, credos y regiones, que nos amalgama e impulsa.
Por
estas elucubraciones se pierde el periodista a las 9:00 en punto de la noche,
«cuando en La Habana suena el cañonazo, y en Pinar suena el verso», como afirma
jocosamente Lorenzo
Suárez Crespo, escritor, investigador y uno de los anfitriones del guateque
semanal en la Casa
de la Décima Celestino García, de la capital vueltabajera.
Pero
esta, siendo igual a todas las fiestas en el hogar que Juan Montano y su
familia generosamente han regalado a la poesía desde hace 9 años; esta, digo, es
una cita con algo distintivo. En el palacio campestre está de visita la Doctora
en Estudios Latinoamericanos Alma Montero Alarcón, investigadora y Coordinadora
de proyectos investigativos en el Museo Nacional del Virreinato, de México y
Premio José Vasconcelos del Frente
de Afirmación
Hispanista 2016.
Riendo,
tirando fotos con su celular, vibrando con la controversia de Eloy Sánchez y
Adriel Ceballos o el ritmo contagioso de Adelfa Fiallo y Adriel Corrales,
emocionada como las más de cien personas que desbordan el patio, la doctora
Montero solo atina a decir: “esto que ustedes están creando en Pinar del Río,
que parte de las tertulias de siglos en nuestros países de Hispanoamérica y que
se ha perdido en tantos lugares, es sencillamente conmovedor”.
En
una de las paredes de tabla expone el artista de la plástica Darién Robaina,
joven discapacitado que no falta a una cumbancha sabatina. Abriéndose paso
silenciosamente entre el gentío, Irma Rodríguez intenta atrapar con su lente
cada gesto. La periodista española Laura Sobredo, documentalista de procesos
culturales, chorrea sudor y felicidad de tanto que ha bailado con los montunos
vueltabajeros. Oscar Santana lo mismo toca las tumbadoras, que hace coros, que
declama con timbre rotundo. Hay abuelos, amas de casa, pepillitas de última
moda y hasta algún jíbaro observador, más allá de la cerca, que mueve los pies
con disimulo.
¿Por
qué el tiempo se va tan rápido?, pregunta Montano pasadas las 11:00 pm. Nadie
sabe. Tal vez, sospecha el periodista, porque ha sido un tiempo genuinamente
feliz.
Versión
original en el periódico Guerrillero:
RECIENTES DE LA CASA DE LA DÉCIMA:
SOBRE ESCRITORES DECIMISTAS DE ESTA PROVINCIA:
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