sábado, 28 de noviembre de 2009

Encuentro panameño-cubano
de repentistas

El Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado fue escenario propicio para un encuentro inolvidable entre poetas y músicos panameños con sus colegas cubanos.

Por Waldo Leyva

La fecha del 26 de noviembre no tenía un significado especial, pero fue el día escogido para ese diálogo poético que quedará en la memoria de los que tuvimos la suerte de estar presentes. La tarde —lluviosa por demás—, se inició con una muestra de lo aprendido por los niños del taller experimental de repentismo que coordina el poeta Luis Paz Esquivel.

Juego de rimas, pies forzados y controversias protagonizadas por los pequeños, provocaron admiración y asombro entre los visitantes. Después de la actuación de los niños y la muestra de una joven orquesta de cuerda, se inició el diálogo entre los torrentes (tonadas) panameños, y el punto cubano que llenaron la tarde de metáforas. Por la parte panameña nos acompañaron Salomón moreno y Salustiano (Tano) Mujica, excelentes poetas, y el reconocido músico y compositor Ariosto Nieto.

También formaba parte de la delegación Karen Peralta, una joven intérprete de la música istmeña, presentadora de uno de los más populares programas de televisión de su país, quien nos dio, además, muestra de su talento interpretativo cantando varios de los más queridos torrentes de la tradición. Por la parte cubana se juntaron, entre otros, los poetas Emiliano Sardiñas, Luis Enrique Paz, Orlando Laguardia, Juan Carlos García Guridi, Ernesto Guerra, Luis Paz y Lázaro Valenzuela, y los músicos Rafael Buzón y Yariel Díaz, a quienes secundaron los profesores de los talleres de cuerda del CIDVI.

Voces bien timbradas, especialmente las de los intérpretes panameños, décimas de impecable factura, dieron a este encuentro un matiz muy especial. La ocasión fue propicia, además, para dialogar con el embajador de Panamá en Cuba y el Ministro de Cultura y Turismo de ese país, presentes en el evento, con quienes valoramos la posibilidad de contar con una nutrida delegación de músicos y poetas panameños en el próximo festival CUBADISCO 2010, dedicado, en esta ocasión, a la música campesina y en el cual la décima será protagonista.

Vea versión original, mediante este enlace, en Diversarima.

domingo, 8 de noviembre de 2009

¿Existe una capital de la décima?

¿El complejo artístico-literario de la décima iberoamericana requiere de una ciudad que la simbolice o ese símbolo está ya presente?

Por Pedro Péglez González
Presidente del Grupo Ala Décima


Nunca he estado demasiado apegado a la costumbre humana de titular como capital de tal o más cual cosa a una localidad, tendencia que aprovecha el hábito de larga data —surgido de una incuestionable necesidad administrativa y sociopolítica, avalada por la historia de un territorio dado— de nombrar a una población como “principal o cabeza de un estado, provincia o distrito”, según la definición del Diccionario de
la Real Academia de la Lengua Española.

Mi poco apego a la propensión citada se torna alarma cuando la tal titulación se persigue con perros, como si a los humanos nos fuera la vida en que nuestro lar colectivo fuera el primero en algo: Majarabomba, capital del arroz con picadillo; San Francisquito del Valle, capital de las mariposas de alas amarillas. Por muy sabroso o bello que puedan resultar lo uno y lo otro para las personas de todas partes, y por tanto felicitable a quienes lo posean o brinden en abundancia.

Transijo cuando se trata de un asunto de interés sociocultural —en el más amplio sentido con que pueda concebirse el sintagma—, en el cual tenga una particular capacidad de convocatoria el sitio en cuestión, sustentada por una historicidad y representatividad respaldadas por las personas afiliadas a tal interés en cualquier otro territorio.

Hace años —creo que fue en 1996—, durante una jornada cucalambeana, me acerqué como periodista a Maximiano Trapero, catedrático de larga trayectoria en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y profundo conocedor, investigaciones mediante, de la poesía en décimas en toda Iberoamérica. Del diálogo surgió esta expresión suya: “Las Tunas es la capital mundial de la décima”.

Sin ocultar mi sorpresa, le pedí argumentos. Sus palabras conformaron una entrevista que publiqué entonces en Trabajadores —aclaro que no las cito ahora textualmente—, y se encaminaban a los siguientes razonamientos: La poesía en décimas está extendida por toda la amplia región iberoamericana con un predominio que rebasa con mucho su empleo, prácticamente ocasional, en otras lenguas y territorios del planeta. Toda esa gran pléyade de cultores de la modalidad tienen en las jornadas cucalambeanas, convocadas, organizadas y llevadas a término por Las Tunas desde los años 60, un referente histórico aglutinador. En él —aun los que nunca hayan podido asistir— reconocen la fiesta mayor de su esfera creativa artístico-literaria. Algo así como la Meca de la poesía en décimas.

Un hecho, por aquellos años, vendría a corroborar sus palabras: Representantes de los decimistas de toda la región que cultiva el género, reunidos en un encuentro-festival iberoamericano, acordaron celebrar anualmente esa cita del siguiente modo: los años pares en uno de sus países y los años impares siempre en Las Tunas, dentro del programa de la jornada cucalambeana.

Por otra parte, en Cuba, esta esfera creativa artístico-literaria —como sabemos surgida de elementos de fuerte tradición, fundamentalmente asociados al patrimonio cultural campesino—, desde fines de los 80 y con mayor fuerza desde comienzos de los 90, ha visto insertarse en sí elementos no necesariamente rurales, sino las más de las veces absolutamente citadinos, pero que interactúan con aquel para un ganancioso saldo de enriquecimiento recíproco. El fenónemo se explica por el proceso de revitalización de la décima escrita, ocurrido en las letras cubanas en el citado lapso y que llega a nuestros días.

En esto han sido determinantes, aunque no exclusivas, las jornadas cucalambeanas y toda la labor realizada por Las Tunas, que dentro y fuera de aquellas convoca cada año —ya por la local Editorial Sanlope, ya por la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé— certámenes de décima escrita, la cúspide de los cuales es el Premio Cucalambé, al principio con nivel local, luego nacional y desde el 2000 con alcance iberoamericano. Un notable influjo ejerció también el sólido ámbito gestado entre los escritores tuneros en el período citado, con puntos culminantes en el taller literario fundado en la capital provincial con el nombre del poeta tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo —el bardo bucólico más popular del siglo XIX en Cuba— y el Grupo Espinel-Cucalambé fundado en 1993 en Puerto Padre, ambos vinculados estrechamente a las jornadas.

A resultas de esta saga, para los decimistas del patio —sean de la vertiente oral improvisada (repentismo), sean de la escritura—, al menos para la amplia mayoría, la jornada cucalambeana que anualmente se realiza en Las Tunas tiene también ese carácter de fiesta mayor, aglutinadora y representativa, amén del orgullo de que un territorio cubano tenga tal capacidad de convocatoria internacional. De muchos he escuchado su pesar por no haber participado nunca, o después de haber participado, no haber podido asistir de nuevo. Algo de cierta manera comprensible: En un evento de tal envergadura no es posible lograr la asistencia de todos.

Vivencias personales que avalan la certidumbre de tal reconocimiento tengo muchas. La más reciente, un diálogo con dos jóvenes repentistas de Matanzas —provincia con larga tradición en la décima oral improvisada y una institución como la Casa Naborí con veinte años de trabajo—: Orismay Hernández y Héctor Luis Alonso. En un cálido hogar de Jarahueca, Sancti Spíritus, durante la VII Bienal Identidad, me dieron sin ambages sus criterios: “Si hay una capital de la décima, esa es Las Tunas”. “En la jornada cucalambeana uno se siente como en su propia casa”.

Creo que ya a esta altura del cuento los argumentos, a mi modo de ver, son abrumadores. Más allá de mi poco apego a la propensión a titular localidades, más allá de mi alarma por el carácter obsesivo y torpe con que he visto manifestarse a veces esa tendencia —incluso recientemente, incluso en relación con la décima—, la respuesta a la interrogante del título de este comentario es afirmativa, y se corresponde con aquella aseveración de Maximiano Trapero. (Y que conste que ni ese respetado académico ni yo somos tuneros).

Todo lo cual no excluye ni minimiza, necesario es advertirlo, la validez de otras titulaciones colaterales, como la de Guáimaro, a la que se ha calificado como capital de la décima escrita por mujeres, en virtud del surgimiento, en el 2003, en esa ciudad de hondas resonancias en los históricos desempeños de la mujer cubana, de un movimiento femenino que dio en llamarse Grupo Décima al filo, y cuyos encuentros nacionales desde entonces se han ido convirtiendo en un espacio sumamente aportador para la vertiente escrita de la poesía en estrofas de diez versos.

De modo que todo es posible, siempre que se sustente y enraíce y legitime. Sin que para ello haya que suplantar ni relegar a nada ni a nadie.



lunes, 2 de noviembre de 2009

Roberto Manzano:

“La mejor poesía es querernos”

Dijo el poeta en el homenaje que le rindió El autor y su obra

Fotos: Isbel Díaz Torres, miembro del Grupo Ala Décima


Manzano y la poesía: sinergia indiscutible

Por Madeleine Sautié Rodríguez
Condensado de Granma

La mejor poesía es querernos, ella se sujeta al afecto. Siento esa fuerza de solidaridad vibratoria que el público ahora mismo está creando". Está en lo cierto el poeta: se carga de poesía el ambiente y contagia con su emoción al auditorio que le rinde honores, junto a otros líricos. (…) El agasajo ha tenido por escenario el capitalino Palacio del Segundo Cabo, sede del Instituto Cubano del Libro, en su habitual espacio El autor y su obra.

Los méritos y distinciones recibidas por cada homenajeado suelen referirse en estas ocasiones. (…) En un punto coinciden los poetas Alex Pausides y Jesús Lozada, que han tenido a bien conversar públicamente sobre el autor de Synergos. A Roberto Manzano hay que concebirlo como medida de sí mismo sin que admita la búsqueda de regularidades externas.

Acepta Lozada que le cuesta verlo como estudioso de la literatura cubana —a lo que también contribuye este ser de natural nobleza— porque el investigador necesita distanciarse de la materia y Manzano, apasionado como es, se involucra. Confiesa, con orgullo de maestro que Canto a la sabana, uno de los mejores poemas escritos en los últimos 30 años, y con el que en 1975 obtenía Manzano el Premio en el II Encuentro Debate de Talleres Literarios, le cambió la vida. Con el advenimiento de esta obra había descubierto "una forma de ser yo desde otro".

"Es poeta aun cuando no escribe, que es cuando se es poeta esencial", le reconoce en acompasadas pero elocuentes palabras que también argumentan la capacidad del artista para razonar la poesía desde la tierra, de cuyo movimiento literario, creado en la primera mitad del 70, fue uno de los precursores. Para Pausides el encuentro con el autor de Tablillas de barro fue una coincidencia total.

Acertados encomios entretejen la tarde que avanza y le ofrece finalmente al homenajeado la ofrenda de la palabra. Se le asoma el rubor que parece contrariarlo pero encuentra la expresión propicia para agradecer a la poesía por haberlo escogido a él y así poder sujetarse de ella.

Brota el verbo del bardo como un manantial espontáneo. Consigue la fuerza expresiva aun ante la conmoción del halago con una pasmosa coherencia. A la pregunta de cómo consigue la esbeltez de su poesía, me habla de un esmerado uso del lenguaje, de la elección cuidadosa que hace de los términos.

Para este hombre que no concibe "forma de retener la poesía si no está sostenida por la generosidad", la esperanza, verde como su apellido, es una llama que guía su estrella. Cree esencialmente en el ser humano y en su capacidad para re-encontrar el camino siempre que le sea necesario. Mi estrella es seguir amando al ser humano que —según me asegura— recoge toda la luz y la sombra del mundo.

Afirma el poeta que el amor es sinergia, abrazo, círculo. En el abrazo que junta, en el círculo que afianza, en la sinergia que tiene siempre un efecto extraordinario y cuyo vigor hemos percibido en esa tarde de hondísimas inspiraciones, está vestida de gala la poesía, que desde la obra y junto al autor ha protagonizado la sugestiva velada.

Versión original, mediante este enlace, en Granma.

Otra reseña, en Cubaliteraria.