sábado, 31 de octubre de 2009

La décima es un árbol

De la tertulia
en su año III
y de guajiros
que “piensan
en décima”

Por Mariana Pérez Pérez


En el lugar, fecha y hora convenidos desde hace dos años, se produjo el primer encuentro del año III. Sabía de antemano que algunos habituales se ausentarían para asistir a la anunciada «Peña de la buena pipa» –conducida por el prestigioso escritor Lorenzo Lunar– y su invitada de lujo, Laidy Fernández de Juan, cuya excelencia nadie cuestiona. No obstante, todo fue preparado con el rigor de siempre porque mi invitada también posee méritos suficientes como para que se le atienda bien.

Un municipio de nuestra provincia había cumplido 275 años el pasado 1º de octubre, por ello decidí dedicar esa tertulia a un poeta-pintor-historiador y a dos investigadoras-escritoras de ese pueblo. El municipio es Ranchuelo, y en sus límites han nacido importantes personalidades de nuestra historia y de nuestra cultura, como Gerardo Castellanos, quien fue agente secreto de José Martí (n. en Puerta de Golpe, actualmente La Esperanza) y Samuel Feijóo (San Juan de los Yeras). El poeta a quien se dedicó la tertulia es Joaquín Díaz-Marrero Torres. Las investigadoras y escritoras se nombran: Silvia Padrón Jomet y Magali Jomet Sureda. Lamentablemente, la distancia impidió que Magali asistiera.

A Silvia Padrón Jomet la conocí en el año 2002, cuando comencé a trabajar en el área de investigaciones del Centro Provincial del Libro, ella era la investigadora del Centro de Estudios Socioculturales «Samuel Feijóo» que me asesoraba; a Magali la vi una vez en una Feria del Libro en Ranchuelo, pero su trayectoria como mujeres destacadas en el quehacer investigativo y literario, no debía ser pasada por alto en la Jornada por el Día de la Cultura Cubana. Sus fichas curriculares así lo demuestran:


SILVIA PADRÓN JOMET (Ranchuelo, 1968). Graduada de Filología por la UCLV. Máster en Lingüística y Edición. Se desempeñó como Investigadora Auxiliar del Centro de Estudios Socioculturales «Samuel Feijóo». Actualmente trabaja como editora. Recibió en 1998 la medalla 30 años de la Academia de Ciencias de Cuba, y en el 2001 la Beca de Investigación del Centro «Juan Marinello». Posee tres libros de ensayo publicados: Gerardo Castellanos: agente secreto de José Martí (Ed. Capiro, 2002), Joaquín Díaz-Marrero: un guajiro que pensó en décima (Ed. Capiro, 2003) –ambos en coautoría con Magali Jomet Sureda– y La dimensión cultural de Samuel Feijóo (Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2005). Ha colaborado con artículos de crítica literaria y sociocultural en publicaciones como Islas, Umbral y Signos, entre otras.


MAGALI JOMET SUREDA (Ranchuelo, 1942). Maestra de primaria. Museóloga. Fundadora del Museo Municipal de Ranchuelo y del Taller Literario «Rubén Martínez Villena». Coautora de los libros de ensayo:
Gerardo Castellanos: agente secreto de José Martí (Ed. Capiro, 2002), Joaquín Díaz-Marrero: un guajiro que pensó en décima (Ed. Capiro, 2003). Como narradora, publicó el libro de cuentos Los locos se sientan en las aceras (Ed. Capiro, 2002). Cuentos y poemas suyos aparecen en revistas nacionales e internacionales. Galardonada con varios premios y menciones en los eventos de la localidad y a nivel provincial. Compositora de textos para canciones infantiles, ha sido premiada en los festivales provinciales «El Niño de la Bota» y «Cantándole al Sol» … Y también escribe décimas.


Luego de la presentación, Silvia nos habló de Joaquín Díaz-Marrero y del libro que, junto a Magali, publicó acerca del poeta (1). El público hizo preguntas, se contaron anécdotas acerca de Díaz-Marrero y se leyeron décimas suyas. Seguidamente, leí una reseña muy breve acerca del decimario Mar Caribe, que fue primera mención en el Concurso 26 de Julio y se publicó en 1976 (2).

A la lectura, por sus autores, de las décimas escritas para los números 24 y 25 del Catálogo rimado le siguió la enjundiosa presentación de «La pieza del mes», que no fue una sino tres, objetos de cristalería «Mary Gregory», a cargo del museólogo Lic. Jesús Llorens León.

Las efemérides del mes de octubre relacionadas con la décima, para romper la rutina, se dijeron al final. Por supuesto, al Día de la Cultura Cubana se le rindió tributo durante todo el encuentro, pero también se recordó: la muerte, el 11 de octubre de 1979, del decimista y autor de «La Guantanamera», Joseíto Fernández; el nacimiento de Mirtha Aguirre, el 18 de octubre de 1912, y el de Inocente Iznaga González, “El Jilguero de Cienfuegos” el 28 de octubre de 1930.

Transcurrió de ese modo el primer encuentro del año III, sencillo, modesto como sus invitadas, pero sin faltar a la solidez de los temas tratados, y sobre todo con la certeza de que cada tertulia será mucho más amena e instructiva que la anterior.



Algunas precisiones acerca del decimario Mar Caribe,
de Joaquín Díaz-Marrero Torres (1903-1983)

El libro Mar Caribe consta de 70 décimas numeradas y, como indica su título, está dedicado completamente a esta región marítima, así como a la historia y la economía de los países caribeños, con Cuba ocupando el centro de la atención. En la primera décima se hace la presentación del tema:


Hoy que mi mente concibe
mil pensamientos diversos,
quisiera pintar en versos
tu grandeza, Mar Caribe.


En las décimas II y III se aprecia cierto aliento romántico que recuerda a la poesía de José Ma. Heredia y de Gertrudis Gómez de Avellaneda, cuyo recurso más evidente es la armonía imitativa:


¿Qué poder a qué potencia
de la ley universal
puso vida en el cristal
de tu clara transparencia?
¿Qué prodigiosa violencia
en terrible paroxismo
abrió tu profundo abismo
donde con truenos y rayos
formaron islas y cayos
las furias de un cataclismo?


Esta es una de las décimas mejor logradas, toda vez que la intención de enumerar hechos históricos como la llegada de los españoles, la actividad de los marinos, colonizadores y piratas, hace que el poeta descuide el aspecto formal, de modo que aquellas en que se canta a la naturaleza del mar y a los huracanes caribeños son las que presentan un tono más elevado, por ejemplo: Eres una inmensa boca / contra la borrasca fiera / como si Neptuno abriera / sus maxilares de roca. En este libro aparecen, entre otros elementos: los aborígenes caribeños, el colonialismo, el fanatismo religioso y la prepotencia de España, las fortificaciones de Cartagena, la esclavitud, y muchos más, hasta llegar a los momentos en que se escribió la obra y la predicción de un futuro hermoso de paz, amistad, de intercambio cultural entre los pueblos caribeños y de éstos con el resto del mundo. Se repite en Díaz-Marrero una tendencia de la época, presente también en Leoncio Yanes, Antonio Hernández Pérez y Andrónico Cruz Luna, entre otros, y es la mirada a las circunstancias políticas y sociales de su momento como si éstas no tuvieran contradicciones y todo resultara perfecto, se describen los logros alcanzados por la Revolución pero la descripción resulta epidérmica, formalista, con códigos excesivamente repetidos y ya desgastados hacia finales de la década de los 70. No obstante, consideramos que esta coincidencia entre los cuatro poetas, más que epocal, encuentra su base en la procedencia social campesina y en los cambios que ellos advertían en la vida del pueblo cubano durante aquellos años, respecto a la vida del período pre-revolucionario, de modo que –si bien el lenguaje poético de estos autores resulta sencillo, ingenuo a veces, como exponente de patrones populares y tradicionales– hay en ellos un decir sincero y auténtico que les permite ocupar un puesto dentro de la historia literaria cubana.




1.- PADRÓN JOMET, SILVIA, MAGALI JOMET SUREDA,
Joaquín Díaz-Marrero: un guajiro que pensó en décima, pp. 89; Editorial Capiro, 2003, Santa Clara.

2.- DÍAZ-MARRERO TORRES, JOAQUÍN, Mar Caribe, Editorial Arte y Literatura, 1976, La Habana.


martes, 27 de octubre de 2009

Nunca dejes de escribir así

Le dijo el Comandante Camilo Cienfuegos
a Nancy Robinson Calvet, hace medio
siglo, tras escuchar sus décimas

Por Alina Martínez Triay
Foto: Roberto Carlos Medina


Dedicarle unas décimas a Camilo y haber tenido la posibilidad de que él las leyera en su presencia, es una de las grandes emociones que atesora Nancy Robinson Calvet.

Se trata de una historia sencilla pero que ejerció una gran influencia en el futuro de aquella muchacha, entonces redactora de cheques del Ministerio de Salubridad y Asistencia Social.

La trascendental victoria de enero de 1959 y las hazañas de los héroes y mártires que la habían hecho posible, se habían convertido para ella en apasionante fuente de inspiración para escribir versos, los que fue juntando, mecanografiados, en un modesto cuaderno.

Entre los conocidos de Nancy que sabían de su producción poética y de sus deseos de hacerles llegar los poemas a sus destinatarios, de una u otra forma, estaban los dueños de la cafetería de F y 11, en el Vedado, a los cuales ella y su hermana les confeccionaban a máquina los menús para los clientes.

“A Camilo se los puedes entregar aquí porque viene a cada rato a comer”, le comentaron, y un buen día le avisaron por teléfono: “el Comandante llegó”.

Nerviosa pero sin perder un minuto, la joven, que vivía cerca, se presentó en el local con su cuaderno de poesías. Se acercó a Camilo, le explicó el porqué de su presencia allí, este la invitó a compartir su mesa y comenzó a leer los versos.

Ha pasado medio siglo y al recordar este momento Nancy se inspira como si los hubiese acabado de componer y los declama de memoria:

Humilde aprendiz de sastre/ que olvidando la tijera/ fuiste a salvar la bandera/ de los grillos y el desastre./ A tu paso murió el lastre/ que sembró la iniquidad/ fue tu férrea voluntad/ la valerosa vanguardia/ tu verdad la retaguardia/ tu meta la libertad.// Oscuro sombrero alón/ un corazón y mil fuegos/ se dieron en un Cienfuegos/ para la Revolución./ Tu mirada: una misión/ tu sonrisa tan leal/ y tu barba patriarcal/ son de un santo que hemos visto/ estampa de Jesucristo/ en la historia universal.

“Después de leer las décimas, Camilo me preguntó donde vivía. Le respondí, un tanto aturdida todavía: ¿Yo, Comandante? En la calle 11 entre E y F, y cuál sería mi sorpresa cuando días después pasó frente a mi casa en un automóvil negro, les preguntó a los vecinos por la muchacha que escribía versos y enseguida me llamaron.

“Inmediatamente Camilo se vio rodeado de pueblo deseoso de saludarlo, y yo me encontré de pronto conversando con un hombre admirable que a pesar de sus hazañas no dejaba de ser modesto, sencillo y campechano. No he olvidado las palabras que me dijo en aquella ocasión: “Nunca dejes de escribir así”.

Fue para Nancy un compromiso eterno con la poesía. ¿Cuántas hizo desde entonces, simultaneando los versos con su fecunda labor periodística en la esfera cultural? Inolvidables son las décimas publicadas por más de una década, semana tras semana, en Trabajadores, bajo el título de Retrato en vivo, dedicadas a los héroes de la guerra y de la paz, que son los del trabajo, del arte, del deporte, de la ciencia. Años después con el nombre de Retrato hablado mantuvo el espacio en Radio Reloj, donde enfrentó con éxito la difícil tarea de llevar diariamente al verso los hechos y personalidades de nuestra historia y cotidianidad.

Merecedora recientemente del Premio de Honor del Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso, auspiciado por el periódico Trabajadores y la CTC, aquella poetisa en ciernes que habló con el Héroe de la Sierra y la Invasión, se sigue sintiendo “atrapada” por las historias de los que han hecho grande esta tierra, y con sus versos los hace cercanos y vigentes. Y lo demuestra en otra décima dedicada también a Camilo, que ella, conmovida por las evocaciones, quiso declamarnos en su homenaje:

Es tu octubre, el Malecón/ lo miro y quiero llorar/ pero entonces veo cruzar/ a un pequeñito varón./ De olivo va, su misión/ lleva un humilde jazmín/ escala el muro y al fin/ besa su jazmín el mar/ y ya no quiero llorar/ solo mirar tu jardín.



Tomado de Trabajadores


martes, 20 de octubre de 2009

Poesía y determinaciones humanas

Por Roberto Manzano

Osmán Avilés, poeta e investigador, inquiere sobre algunos aspectos de las relaciones entre género y poesía. Cualquier área de la naturaleza humana que haya sido en algún momento —generalmente lo siguen siendo aún, aunque se adviertan pasos positivos alrededor de ellas— objeto de preterición, manipulación y subordinación, se presenta siempre como controvertida y enconada en apasionados pareceres. Tomar una distancia fría de examen es como intervenir en un litigio donde no se simpatiza mucho con supuestos árbitros. Y en realidad no falta razón a los que así piensan, pues, ¿de dónde puede salir el arbitraje si todos participamos inevitablemente, primero por exhibir una individual naturaleza, y segundo por estar inmersos en un área social que nos constituye en persona? Con lo anterior queremos significar que no esta relación, sino todas las sujetas a marginalización, que es un estado que atenta violentamente contra la dignidad, pueden ser escenarios donde los excesos recíprocos nublen un tanto la necesidad de pensamiento que implica todo esfuerzo supremo de emancipación. Ya se conoce el apotegma martiano de que se necesita cultura para generar una auténtica libertad. Así que las inquietudes de Osmán Avilés, aunque sólo hablan de poesía, forman parte de un fenómeno mayor, cuya complejidad e importancia son tan hondas y vastas que no hay otra manera de acercarse al carácter particular de las mismas que realizando incursiones, aunque sean somerísimas, a lo más general que nos acontece como seres de inalienable condición biopsicosocial. Por ello, las respuestas se apartan a veces aparentemente del cultivo de los versos y atienden a sustancias de la identidad y sus imbricaciones sociales. Sin embargo, debemos aclarar que nuestro acercamiento es, realmente, desde la poesía misma, atendiéndola como un método especial de conocimiento.

Dulce María Loynaz aseguró que hay poemas que solo podrían ser escritos por una mujer, pero hay poemas cuyo sujeto lírico podría ser un hombre o una mujer, donde los géneros no existen. ¿Las palabras de la Loynaz son una aseveración para usted? ¿Qué opina de los géneros sexuales en la poesía?

La poesía es una expresión humana. Pertenece a todas las razas, edades, géneros, orientaciones sexuales, orígenes geográficos y sociales, niveles de escolarización, religiones, filiaciones políticas, culturas y civilizaciones. Tiene dos sentidos: uno estrecho, que se refiere a la manifestación artística, y otro amplio, que indica el más alto desarrollo antropológico que puede alcanzar un individuo o una colectividad. La primera busca la escritura o la oralidad, y es un ejercicio sustancial de la imaginación; la segunda es una expresión de ascenso humanizador, que puede advertirse en actos, sentimientos, pensamientos, convivencias, gestos menudos o trascendentes, que no necesita pasar por las palabras, ni por el poema, y que es el grado exponencial de una cultura.

Los poetas luchan porque la poesía en el sentido amplio, ilumine al poema, que es el cuerpo de la poesía en el sentido estrecho. Los poetas —las personas que así llamamos a los artistas verbales del mundo interior— sólo tienen al poema como criatura expresiva, y en él se plasman. Con frecuencia a ese proceso se le llama plasmación artística. Es una actividad expresiva que tiene muchas analogías con el plasma, el cuarto estado de la materia, porque genera una temperatura especial, una iluminación caliente, que las palabras reflejan, tornándose transparentes y móviles, y organizándose en secuencias de una enorme irradiación. ¿Dónde se encuentra el punto de emanación de tan rara energía creativa? Está en el artista, que intuye que la actividad de plasmación lograda consiste en realizar una eficaz transferencia de calor, que moldee la llama como si fuese un cristal. Esto no puede producirse desde los costados únicos de la razón —aunque ella interviene poderosamente pues el producto ha de ser socializado— y moviliza entonces todos los depósitos, hasta los límbicos y ancestrales, en la combustión expresiva. El artista —el poeta, en este caso— tiene una organización biológica, psicológica y social determinada que se moviliza íntegra y vigorosamente hacia la plasmación. Es una criatura real, que plasma su individualidad, por lo que está configurada por determinaciones.

Un científico, al socializar sus productos, aparta la persona. Impersonaliza su comunicación. No he oído decir nunca que en el metalenguaje de la ciencia haya determinaciones sexuales: una ecuación de Marie Sklodowska-Curie no tiene por qué diferenciarse en cuanto género de una de Pierre Curie, para quedarnos en los marcos de un matrimonio. Pero en el arte, la persona lo es todo, y la persona reúne lo colectivo y lo individual. El arte es la mayor personalización del mundo conocida hasta hoy. El arte suprime muchas dicotomías, y una de las principales es la de la habitual frontera entre lo social y lo individual. Para socializar un producto artístico tiene que estar altamente individualizado, y para individualizarlo adecuadamente ha de estar profundamente socializado. La dialéctica viva del individuo y la sociedad ha de estar presente, y tejida activamente: esto se resuelve a través de la persona. La persona constituye una de las categorías básicas de la producción de sensibilidad.

Todos los elementos que modelan la persona proceden de zonas de la realidad henchidas de determinaciones. Y todas ellas entran en su interior, y le ofrecen sustrato, posibilidad y destino. Enumerar las determinaciones de una persona es casi imposible, aunque puedan visualizarse las de mayor jerarquía, o las que en cada circunstancia concurren con mayor vigor. Determinaciones de mucha fuerza son las físicas, las biológicas, las psicológicas, las sociales, nombradas desde la mayor generalidad posible, porque un ser humano es un producto de naturaleza inscripto en un sistema de cultura. Las determinaciones son adjetivas, pero ellas configuran lo sustantivo humano. Si es deber del artista, para permanecer en los predios del arte, personalizar su producto, ¿no se encontrarán en éste —por vía de la plasmación— todas sus determinaciones, o las de concurrencia jerárquica en el instante de la expresión? Sus determinaciones, por lo menos las más movidas en la ejecución, estarán inevitablemente incluidas, de modo directo o indirecto, consciente o inconscientemente. Mucho más en la poesía, que al ser representación plástica de un mundo interior, adquiere inevitable carácter confesional. La autenticidad —que es el primero de los logros estéticos— debe habitar al poema, que está elaborado materialmente como un monólogo, pero que implica siempre un diálogo profundo del poeta consigo mismo, con los otros, con toda su cultura.

Aislemos una determinación, de las abundantísimas que existen, aunque exhiban diferentes jerarquías, y que contornean a una persona concreta, hija de la naturaleza y las circunstancias, como bien lo expresó Martí. Como nos encontramos en el terreno del arte, la determinación escogida —en este caso, la específica del género— debe ser analizada no directamente en la entidad real, sino en el soporte donde la subjetividad se ha objetivado: el poema.

Durante mucho tiempo a esa objetivación del sujeto en el poema, desde el punto de vista comunicativo, se le llamó autor; pero el desarrollo de la teoría literaria advirtió que la voz presente en el texto y la supuesta voz del autor no coincidían necesariamente, y existía una compleja fricción discursiva entre ambas, que debía ser atendida, de la que nació el concepto de sujeto lírico, ya hoy trivial en los análisis, que resulta altamente productivo tener en cuenta para el disfrute y la intelección del poema. Las relaciones textuales entre el autor y el sujeto lírico son muchas, pero fijémonos tan sólo en las elementales. Un aspecto a tener en cuenta es que el autor imprime y modela el sujeto lírico, pues él es el objetivador de esta específica creación subjetiva, que aparentemente enuncia el poema, y es quien porta la intencionalidad. Hay que analizar el sujeto lírico para llegar al autor de alguna manera, no sólo en sus aspectos reales, sino también en sus planos configurativos de deseo. El poema no sólo plasma una biografía objetiva, externa, real, material, sino también una biografía subjetiva, interna, psíquica, espiritual.

Un poema, repitámoslo, es una representación artístico-verbal de un mundo interior. Dentro de ese mundo interior se encuentran, como ejes imponderables, las determinaciones que ofrecen forma a la persona, que le suministran un tono dentro de su paisaje social. Un mundo interior, aunque se encuentre sujeto a una transición acelerada, es el oikós de una identidad: es su morada más entrañada y abierta. Un oikós interior, sea masculino o femenino, o tenga cualquiera de las orientaciones sexuales conocidas, representará su identidad profunda como una refracción natural, incluso, en el caso de que desee escamotearla o enmascararla. En el sujeto lírico se encuentran las marcas de la identidad. Así que Dulce María Loynaz, que conocía profundamente la actividad poética como expresión de la identidad, afirma algo que suscribo totalmente: hay poemas que sólo puede escribir un hombre, otros que sólo puede escribir una mujer, y otros en lo que ser hombre o mujer, o tener una orientación sexual determinada, no tiene la menor importancia. Aunque pueda parecer que esto se encuentra en relación absoluta con las temáticas, con el plano de los asuntos, o de las áreas de sensibilidad que en la realidad social tienden a ser clasificadas como de un género o de otro, o de una orientación u otra, considero personalmente que se relaciona más directamente con el juego de las determinaciones de la personalidad dentro del marco de su mundo interior, que es el refractado artísticamente en el poema, y la voluntad de representación que el autor inscribe en el sujeto lírico.

Las determinaciones de carácter genérico permean la red semántica de la enunciación lírica. Pierre Louis es el autor de Canciones de Bilitis, pero el sujeto lírico es Bilitis. Alma Rubens es el sujeto lírico de Poemetos de Alma Rubens, pero el autor es José Manuel Poveda. Bilitis y Alma Rubens arrojan mucha luz sobre sus creadores, aunque resulten consecuencias oblicuas, que han de ser interpretadas adecuadamente por el consumo y la valoración. Pero la diferencia entre la autora y el sujeto lírico de Bien pudiera ser, de Alfonsina Storni, es mínimo; y entre ambos aspectos en Canto de la mujer estéril, de Dulce María Loynaz, hay importantes afinidades, pero no se solapan exactamente; en el sujeto de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda, hay una relación estrecha con el autor, que tiene como voluntad íntima propagar hacia lo vasto su condición genérica; pero en el de Whitman de Canto a mí mismo hay un juego de disparidades y conjunciones entre los dos aspectos, pues si bien se advierte mucha proximidad genérica y de orientación sexual, ya no la hay tanto entre sus límites biográficos y las posibilidades que se observan en la construcción de su hablante poemático, como observó sagazmente Jorge Luis Borges.

Obsérvese lo complejo de las específicas presencias de las determinaciones genéricas entre la persona que elabora el poema y la construcción de la persona lírica, la que tiene a su cargo la enunciación virtual, puesto que el arte es una representación bajo intencionalidad, y el artista rige de algún modo la escala de correspondencias y el modo de incorporar su condición en el nuevo polígono comunicativo que el poema genera. Esa escala es sumamente amplia, y tiene que ver con las improntas de la identidad y los vectores de la voluntad, más allá de la inevitabilidad propia del reflejo de los géneros y sus orientaciones. Ocurre en ocasiones que una de las determinaciones de la persona ha sufrido la exclusión colectiva, en cualquiera de sus planos, tanto físicos como biológicos, psicológicos como sociales. Esa determinación está asistida de todo derecho moral a luchar contra la exclusión a que se le quiere someter por el paradigma represor. La presencia de esa lucha en el arte puede implicar que se insista en la determinación que ha sido excluida. Hay que desplazarla entonces de la periferia hacia el centro mismo de la enunciación, y realizar, como parte de la saga emancipadora, una resemantización de sus estimativas. Es un movimiento psicológico que acentúa la plasmación del sujeto lírico, como un acto supremo de retorno a la dignidad humana. Al resultar la determinación violentamente agredida, su restitución social ha de priorizarse momentáneamente como un absoluto de la identidad. Pero este movimiento de sensibilidad debe cuidar sus límites, para conservarse como una determinación espontánea, de real ejercicio de libertad, y no quedar cautiva dentro de su especificidad, pues una identidad que posee una determinación absolutizada acaba como rehén de la misma. Advertir esto, y vigilar porque se cumpla en la trayectoria creativa, significa el triunfo en el espacio artístico, a través de la determinación redimida, de un humanismo más acendrado, de más alto relieve emancipatorio y espiritual.

¿Es incorrecto referirnos a la poesía escrita por mujeres como poesía femenina?

No creo que sea incorrecto. Tal como uno adjetiva la poesía de diferentes modos, según a lo que se refiera, es natural que a la poesía escrita por mujeres, y mucho más aquella en que el sujeto lírico refleja específicamente esa determinación, sea nombrada de esta manera. La adjetivación del mundo existe, pues está lleno de propiedades, y no todo cuanto manejamos en su intelección es siempre sustantivo. La poesía será extraordinariamente importante, que lo es, como entidad de cultura; pero ella es expresión, lenguaje de plasmación de algo de alguien. Así que no veo por qué no pueda decirse, en un contexto determinado, poesía femenina. La poesía femenina es la elaborada para la realización de lo humano desde la condición de la mujer. Y ya sabemos, porque como creadores verbales manejamos la lengua de continuo, que lo adjetivo existe porque existe lo sustantivo, y que todos los elementos del enunciado anterior son objetivos y centrales en nuestra realidad más honda: la poesía, lo humano, la mujer. Pero recordemos lo que hemos explicado sobre las determinaciones humanas en relación dialéctica con nuestra identidad: la mujer no tiene por qué circunscribirse a su condición especial de mujer, ni en la poesía ni en nada, aunque emane inalienablemente esta condición, o tome una actitud especial frente a ella, en sus representaciones artísticas. Mucho menos sujetar las improntas expresivas de su individualidad a un paisaje apriorístico de lo femenino, sino ejercer su naturaleza y dignidad con la autenticidad que las caracteriza.

¿Hay autores que persisten en llamar a las mujeres que escriben poesía con el apelativo de poetas. Si es incorrecto llamar actor a una actriz, ¿por qué llamar poetas a las poetisas?

He leído en alguna parte que a Anna Ajmátova no le gustaba que le dijeran poetisa, sino que la nombraran como poeta. Fina García Marruz establece una distinción sutil entre los dos términos, en una entrevista concedida a Rosa Miriam Elizalde, con motivo de obtener el Premio de Poesía Pablo Neruda. Conjetura que se le podría llamar poetisas a las que pueden llegar hasta asombrar a la crítica, pero dejan el lenguaje tal como está: Gabriela Mistral pasó por la poesía revolucionando a la lengua: su paso es absolutamente transformador: cree que lo de poetisa le resultaría un tanto débil, de acuerdo con el calado y la vastedad de su aporte. Es una explicación que arma en el diálogo, conminada por la entrevistadora. Pero se le aprecia en la misma exposición que no llega a esta distinción por una militancia anterior en estos dos conceptos. Concluye diciendo, ante la insistencia, como ejemplo de su modestia, que si se tiene en cuenta lo que ha explicado ella se considera entonces una poetisa. Como me parece observar que ninguna creadora se ha detenido reflexivamente en este aspecto, al menos que yo sepa, y que el mismo gana cada vez mayor presencia en nuestra realidad literaria, me aventuré a realizar una breve pesquisa por mi cuenta: como en cierta oportunidad tuve delante cuatro poetas o poetisas (Basilia Papastamatíu, Zurelyz López, Teresa Fornaris y Katia Gutiérrez, que representan diversas generaciones) las sometí a rápido interrogatorio, aprovechando las circunstancias. Y el resultado que obtuve, con bastante unanimidad, es el siguiente: no se enfadan si les dicen poetisas, pero prefieren que las llamen poetas. Las explicaciones no fueron muy detenidas, aunque algunas de ellas remitieron su preferencia a la historia de la condición de la mujer en la sociedad machista, y otras a que la palabra puede ser utilizada indistintamente, por su forma de terminación, sin insistencia masculinizante. Resulta de todo esto, amigo Osmán Avilés, que el problema de esta fluctuación nominativa, del que venía tomando conciencia ya hacía buen rato, se me ha convertido en una duda continua cuando escribo sobre una creadora lírica: siempre me pregunto antes: ¿cómo le diré que le guste: poeta o poetisa? Habría que escucharlas más al respecto, para saber qué prefieren, y por qué.



Nota a los lectores:

El poeta y escritor Roberto Manzano, columnista de CubaLiteraria, invita a sus lectores a participar más activamente en la sección Vertebraciones enviando sus preguntas sobre aspectos específicos de la poesía como manifestación artística. Escriba a: manzano@cubarte.cult.cu para plantear sus interrogantes sobre la práctica y la teoría de dicha expresión.

Versión original, mediante este enlace, en Cubaliteraria


sábado, 10 de octubre de 2009

Improntas de septiembre
para el vuelo poético

Nos informa desde Pinar del Río
la Casa de la Décima Celestino García

Por Lorenzo Suárez Crespo


La temporada veraniega que apenas culmina no ha querido ceder paso a los más calurosos atardeceres que nos han precedido; sin embargo el clima cobra frescura en las noches sabatinas a orillas del sinuoso Guamá, bajo el techo de guano de la casa de los poetas.

Las improntas de septiembre tuvieron varias motivaciones para la música y la improvisación en el sano entretenimiento de un público que ya no necesita de convocatorias.

En la penúltima semana el Ejecutivo del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (CIDVI) nos hizo la visita y disfrutamos de las tradiciones populares en las cuerdas de dos grupos musicales Crisón y Fulgor Campesino, además del buen repentismo donde se dieron cita las viejas y las nuevas generaciones, muy especialmente los niños de los talleres de repentismo infantil y algunos de los egresados de estos cursos como es el caso de Eloy Sánchez Padilla.

Motivado por este encuentro el director del CIDVI, poeta Waldo Leyva Portal, dejó constancia de sus emociones en el libro de visitantes:


El laúd, la guayabera,

La décima campesina,
Es semilla que germina
Cuando el pecho es sementera.
En verano o primavera
Florece el punto cubano
Y esta casa, Juan Montano,
Más que casa es como un río,
Un surco, un tres, un bohío
Y un buen apretón de mano.


Una de las noticias de mayor regocijo de su última semana lo fue el otorgamiento del Premio Hispanoamericano José Vasconcelos que confiere el Frente de Afirmación Hispanista de México a destacados intelectuales que hayan desarrollado vida y obra en la creación, investigación y promoción del patrimonio literario de nuestros pueblos, fundamentalmente todo lo que nos identifica y nos une en el arte y la literatura.

En este certamen recayó en el académico de Islas Canarias señor Maximiano Trapero, profuso investigador y destacado hombre de letras que ha consagrado gran parte de su vida al estudio de la malara, de sus más lejanas raíces, así como su exaltación y promoción en numerosos eventos en los que no pocos cubanos han estado presentes, como son los casos de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, Alexis Díaz-Pimienta, Waldo Leyva Portal, Ramón Batista y poetas improvisadores.

Para el jubileo por este premio los poetas también lo expresaron en sus malaras:


LORENZO SUÁREZ CRESPO
:

Loa al Maestro, al poeta
don Maximiano Trapero
nunca el verso es más cimero
ni más triunfante la meta.
El Vasconcelos le reta
a seguir con ese brío

y además del canto mío
con idénticos honores
le cantan los trovadores
de nuestro Pinar del Río.


Precisamente desde México y como parte de la colaboración que nos presta al Frente de Afirmación Hispanista A,C. recibimos tres libros, los cuales fueron dados a conocer por
Lorenzo Suárez en el último encuentro del mes: una antología de poesía de la destacada escritora e investigadora camagüeyana Odalys Leyva, la antología de sonetos protoidiomáticos de Alfonso Larraona Kasten y el volumen La Poesía Lírica en Cuba, obra compiladora de Emilio Martín González del Valle. Son textos que pasan al fondo bibliográfico de la institución.

Lorenzo Suárez hace la presentación de los nuevos textos recibidos.

El adiós de septiembre en su última jornada no podía dejar una impronta más cercana al enriquecimiento y vigencia de la malara cuando en su día 30 nos señala el 87 aniversario del natalicio de nuestro poeta mayor Jesús Orta Ruiz, quien no solo fue artífice de una vasta obra poética, sino que después de beber en la fuente precursora de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, y sus seguidores, supo enjoyar la estrofa mágica con nuevas sonoridades y empaques tropológicos como expresión imbricadora de lo culto y lo popular. Por Naborí también cantaron los poetas:


JUAN MONTANO CARO:

Por tu gloria, Naborí,
abre sus puertas el cielo,
gratitud de limpio vuelo
con devoto frenesí.
Si la Patria vibra así,
vibra en ella el verso mío.
Por eso no habrá vacío
y por tus ricas facetas
sigues vivo en los poetas
de todo Pinar del Río.


La timidez del otoño va cediendo en leve brisa nocturna a la imaginería de los poetas y las alabanzas de un público agradecido en ese juego mítico de cuerdas y versos como regalo sabatino que sella cada encuentro con el broche más rítmico y popular de la poesía en Cuba, la malara.



Agradecemos la colaboración de
Zenia Regalado para el procesamiento de esta información.


sábado, 3 de octubre de 2009

Tertulia de cumpleaños

Cumple dos años tertulia La décima es un árbol

Por: Mariana Enriqueta Pérez Pérez


«Amorosa guajira», pieza imprescindible del cancionero tradicional cubano, interpretada por el trovador Eusebio Guerra («Guerrita»), abrió la tarde de «La Décima es un Árbol» para conmemorar su segundo año. Era el tercer viernes de septiembre (día 18), aunque el cumpleaños se celebra realmente el 21. A continuación, el saludo y un sencillo balance de lo alcanzado en las venticuatro citas precedentes.

Naturalmente, ese encuentro no podía pasar por alto el homenaje a nuestro Leoncio Yanes, quien el 12 de ese mes hubiera cumplido 101 años, por eso Elba contó anécdotas y leyó poemas de su padre.

El viento y la lluvia se llevaron la voz y las décimas cantadas por José Manuel Silverio, así es el repentismo, pero los que esa tarde asistieron por vez primera pudieron sentir que oralidad y escritura son elementos naturales en este proyecto, sin prevalencia de una sobre la otra. Por este motivo, dos representantes destacados de la décima escrita fueron invitados también, Olimpia Pombal Duarte y Alexis Castañeda Pérez de Alejo. (Foto inferior).

Este año nuevamente fueron seleccionadas por un jurado –Jorge Luis Mederos Betancor «Veleta» y Liany Vento, poetas y asesores de la Casa de Cultura «Juan Marinello» de Santa Clara– las décimas más representativas del Catálogo rimado, en sus números 13 al 23, entre las cuales se encuentran algunas improvisadas, como prueba de lo expresado anteriormente; de ese conjunto, varias fueron leídas por sus autores.

El momento de repartir café no constituyó un «bache» en el encuentro, lo llamamos «Café Rimando» y era el espacio previsto para que Pedro Luis González Domínguez declamara sus décimas, sólo que otros también se entusiasmaron –Víctor Castillo Lara, Olimpia Pombal, Teresa Rubio– e hicieron su aporte en esa tarde en la que ellos eran los protagonistas y yo solamente organizaba la participación.

A continuación, nos trasladamos a la sala transitoria del Museo, donde se hallaban expuestas la mayoría de las piezas contenidas en el Catálogo rimado, así como la nueva «Pieza del mes», las cuales fueron presentadas por los museólogos Jesús Llorens León y Cecilia Rondón Quesada; y, ya de retorno a la sala de actos, Silverio improvisó una décima para el Catálogo rimado Nº 25, que dará inicio a su tercer año de vida.

El final fue inesperado, habíamos destinado ese momento para la lectura libre y el repentismo, pero al hacer el programa no pudimos suponer que, en realidad, se formaría una «descarga» tan espontánea, que se extendió hasta más de las seis; mientras, entre rondas de café, esperamos a que escampara. La Licenciada en Psicología Mérida Canto nos sorprendió con esta décima:


ÁRBOLES Y DÉCIMAS... SEGUNDO PARTO

La décima es un árbol que nace y crece
en el bosque de una tertulia.


En la décima, el color
coteja con la armonía
de corpórea lozanía

y octosílabo sabor.
Diversidad en su olor,
sándalo, cedro, ciprés;
parto en segunda preñez
de tertulia ecologista,
espacio del decimista,
árbol que décima es.


Armando Paz Pineda también leyó décimas –repentismo escrito– alegóricas al momento, pero como él es un vocalista profesional, excelente por demás, tomó el micrófono y, a capella, nos deleitó con piezas que, si bien nada tienen que ver con la décima, sí se relacionan con la poesía y los poetas, como la antológica «Alfonsina y el mar»; luego, en dúo ocasional con Guerrita, interpretó otros números del cancionero trovadoresco cubano; Siverio, con su tres, tambié
n participó de ese concierto peculiar.

Al día siguiente por la tarde hicimos el «desquite», en el que todos pusimos algo, para brindar por estos dos años de hermandad en los que el único protagonismo lo ha tenido la estrofa más querida de los cubanos. Y como estábamos festejando, aparecieron las décimas humorísticas de Teresa Rubio, Olimpia Pombal, aunque no faltaron las más «serias» de otros contertulios. Lo único lamentable fue que Armando se retrasó y, por tanto, la descarga musical quedó pendiente para otro día. De todas formas, ahora comienza una nueva etapa, y espero que tengamos muchos aniversarios más. Ya estamos trabajando.



OPINIONES DEL PÚBLICO

Con el fin de conocer los criterios que existen en torno a la tertulia, solicitamos al público que los escribiera. Se emitieron diecisiete opiniones, de las cuales algunas hacen pensar en el mejoramiento necesario. He aquí algunas:

—«Es una suerte contar con este espacio donde podemos recrear a la poesía que bulle dentro de nosotros».

—«Que se incorporen más poetas».

—«Para mí, este espacio es una fuente de desarrollo y catarsis».

—«...El Catálogo rimado es una experiencia únic

—«Nunca había escrito una décima, pero desde la segunda vez que asistí a esta reunión de decimistas, admiro mucho esta manera de versar, y la belleza musical que encierra. El dicho popular dice que la décima se pega y creo que es cierto porque, desde entonces, yo también la escribo. Felicito a Mariana por la feliz idea de hacer esta tertulia».

—«Me gustaría que tuviera más invitados en la peña para así enriquecerla y hacerla más atractiva de lo que ya es».

—«Muy buena la idea, pero necesita una inyección de juventud para mejorar la energía, que se vuelve pesada. Tal vez con más invitados, no sé. Vale el intento».

—«Espacio que debe existir siempre, por necesario, pero que mantenga su originalidad y encanto único».


Palabras introductorias
leídas por Mariana Pérez:

«LA TERTULIA EN SU SEGUNDO ANIVERSARI

La primera acepción de «tertulia» –Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua precisa que se trata de una reunión de personas, quienes se juntan habitualmente para conversar o recrearse. Sin embargo, en «La Décima es un Árbol» esta definición resulta limitada; nuestra reunión va mucho más allá del recreo, o de la simple conversación. Se dice que la tertulia literaria, como actividad cultural y educativa, suele generar estímulos para la lectura y la participación, con lo cual todo el grupo se enriquece; y ese criterio guarda mayor relación con el trabajo que hemos realizado a lo largo de estos dos años. Cada mes, conversamos, nos recreamos, pero también está presente el enriquecimiento personal cuando el grupo entra en los espacios más diversos del conocimiento, siempre asociado con la poesía, escrita o improvisada en décimas.

El 21 de septiembre de 2007, este Museo inauguró un sitio de encuentro, en el que confluyen la poesía y las artes decorativas. De forma original y amena, hemos «visto» los múltiples perfiles de la cultura universal: mitología, historia general e historia del arte, literatura, religión, ciencia y técnica... pero también, colectivamente, estamos sumándole a esa cultura un nuevo rostro cada vez que se compendia en el Catálogo rimado la diversidad de ideas y sentimientos que esas materias provocan en cada uno de nosotros.

Aunque los números no reflejen toda la dimensión del resultado, permítaseme un brevísimo recuento numérico de lo ocurrido en los venticuatro encuentros que precedieron al de hoy. En la sección «Recordando los orígenes» (que incluye efemérides de la décima) se trataron 56 temas. Rendimos homenaje a la memoria de Leoncio Yanes, Emilio Ballagas, Samuel Feijoo, Marta Abreu y Nicolás Guillén. Han sido promovidos 80 títulos de libros. Se invitó a 17 poetas (décima escrita) –dos fallecidos, representados por sus hijas– y 6 poetas repentistas; del total, 9 miembros de la UNEAC y 2 de la AHS. Fueron presentadas 30 piezas de arte, más una exposición sobre Marta Abreu, en el Centro Provincial de Patrimonio, que incluía cuadros del Museo Provincial de Historia. Acerca de las mismas, se elaboraron 23 catálogos, con un total de 139 poemas (270 estrofas) en décima escrita –15 autores– y 23 improvisadas –4 autores. Además se confeccionó un Suplemento Anual, donde aparece la selección de las mejores décimas del año. Tampoco debe olvidarse que, a partir de noviembre de 2008, hospedamos nuestro sitio web en el portal Centro Arte; en el sitio se encuentra recopilada toda la información teórica y la poesía que genera la tertulia, y constituye un importante espacio promocional para los creadores invitados.

No quiero concluir sin expresar mi inmensa gratitud al personal del Museo de Artes Decorativas, a ustedes, mis contertulios, y a todos cuantos han hecho posible que hoy celebremos este segundo aniversario. El 21 de septiembre de 2007 plantamos la primera postura, hoy tenemos un pequeño «bosque de la décima» con venticinco arbolitos que siempre estarán en producción. Muchas gracias.

viernes, 2 de octubre de 2009

Esta cárcel de aire puro

Sobre la antología decimística de igual nombre,
realizada por Mayra Hernández y Waldo González

Por Félix Bolaños
Tomado de Cubaliteraria

Se considera a la décima como el modo de expresión literaria preferida por los rimadores populares y el único usado por los improvisadores, ocupando un lugar privilegiado en la cultura cubana, con una presencia viva en la obra escrita de nuestros mejores poetas de todos los tiempos.

La espinela, como también se le conoce por ser su creador el poeta y novelista español Vicente Martínez Espinel (1550-1624), llega a Cuba con los primeros colonizadores que vinieron a tomar posesión de la isla. Con el paso del tiempo llegaría a ser una fina expresión campechana, sentimental y rítmica, que serviría al guajiro para el canto cotidiano y la controversia en el guateque. Arraigó y floreció, poderosa y renovada, en la poética folklórica cubana, siendo inmortalizada en sones, boleros, guajiras y en las más diversas formas de la cancionística insular.

Ella parece haber sido hecha a nuestra medida, por esa naturaleza musical, esa plasticidad que le permite dar cabida a una diversa gama de sensaciones y sentimientos, esa capacidad de adaptación que la hace siempre contemporánea, y ese carácter de reto permanente al talento creador.

Afirma el poeta Waldo Leyva, director del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (CIDVI), institución destinada a propiciar el estudio y la promoción de este género y sus cultores en Iberoamérica, que a partir del siglo XIX la décima pasa a ser la estrofa nacional, afincándose definitivamente en nuestra tradición poética. «Poetas como Plácido, José Joaquín Palma, Francisco Manzano, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), José Fornaris y José Martí, por citar solo algunos, incluyen la espinela dentro de sus estrofas preferidas. Algunos como Plácido no sólo la escriben sino que también la improvisan, estableciendo con ello una estrecha relación entre la oralidad y la escritura que nos distinguen con respecto al resto de los países de América. La expresión más acabada de ese vínculo entre lo dicho y lo escrito, fue El Cucalambé, cuyas décimas, donde prima una búsqueda de identidad nacional, fueron hechas para ser cantadas y por esa misma razón se folclorizaron y forman parte hoy de lo más preciado de la tradición oral.»


Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (1900-1959),
de Mayra Hernández Menéndez y Waldo González López, que fuera publicado por la Casa Editora Abril y presentado en el espacio Sábado del Libro; es un volumen contentivo de alrededor de seiscientas décimas de más de trescientos poetas cubanos de diversas generaciones, entre los que destacan los Premios Nacionales de Literatura Nicolás Guillén, Carilda Oliver Labra, Jesús Orta Ruiz, Ángel Augier, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García Marruz , Francisco de Oraa, Pablo Armando Fernández, César López, Reynaldo González y Nancy Morejón.

Los seleccionadores de este significativo y necesario libro, señalan en el prólogo que sus páginas tienen el objetivo de entregar a los lectores un panorama, lo más vasto posible, de la décima escrita tanto por hombres como por mujeres en Cuba, en la que se incluyen creadores nacidos ya en la entrada del siglo XX. De los autores aquí reunidos, muchos utilizan con frecuencia la estrofa y otros en cuyo quehacer predomina el verso libre, pero no tienen a menos incorporarla a su modo de expresión poética, con los mismos valores.

Todos son una prueba fehaciente de que en nuestro país existe un sólido discurso decimístico, en particular defendido por un conjunto de voces nuevas que atestiguan la inobjetable presencia y validez de esta “viajera peninsular”.

Por tratarse de un panorama en torno al despliegue y auge de la décima a lo largo y ancho de la isla, sus progenitores decidieron, con el fin de lograr en lo posible la mayor vastedad y variedad en los temas y estilos, seleccionar solo dos décimas de cada autor (en muy pocos casos una, por no hallar más textos de esos escritores y, excepcionalmente Nicolás Guillén con cuatro); incluir, sin prejuicios de ningún tipo, a los mejores repentistas, así como incorporar textos de destacados y relevantes poetas cubanos residentes fuera del país, y en segundo lugar, dividirlo en dos tomos: el presente, que abarca la primera mitad del siglo XX, hasta 1959, y uno posterior que partirá de la década del 60, para concluir con los más jóvenes poetas nacidos en los años 90 de la pasada centuria.

Esta cárcel de aire puro es una esperada compilación que sin dudas será apreciada por los cultores y amantes de un género protegido y promovido por las instituciones culturales del patio, que junto al Centro Iberoamericano de la Décima, la Cátedra Experimental de Poesía Improvisada, los diversos espacios de la radio, la televisión y otros eventos, como la Jornada Cucalambeana y el Festival Iberoamericano de la Décima, fomentan su desarrollo.


Versión original, mediante este enlace, en
Cubaliteraria.


Imágenes de la tertulia
Indio Naborí en su homenaje

Reportaje gráfico del encuentro celebrado en vísperas
del 30 de septiembre
, cumpleaños 87 de Jesús Orta Ruiz,
el Indio Naborí
, y Día de la décima iberoamerica
na

La poetisa Bertha María Gómez, coordinadora de la filial del Grupo Ala Décima en el municipio de San Miguel del Padrón, condujo como siempre la tertulia Indio Naborí en el aniversario 87 del nacimiento del poeta.

El encuentro sirvió de marco para la premiación del primer concurso de glosas y pies forzados Jesús Orta Ruiz, convocado por esa filial. La especialidad de pies forzados (décima oral improvisada), competencia que se realizó en varias rondas durante la cita, tuvo como vencedor al poeta repentista Celso Cabrera, del municipio capitalino del Cotorro.

En el apartado de glosas (décima escrita) participaron unos 50 cuadernos recibidos, procedentes de siete provincias. Fueron reconocidos once finalistas: Mariana Pérez Pérez, Caridad González, Olimpia Pombal y Heriberto Lima (Villa Clara); Suset González, Odalys Interián, Francisco Puerto, José Milagros Ríos, Lisbet Alemán y Luisa Oneida Landín (Ciudad de La Habana) y Encarnación de Armas, de la provincia de La Habana, quien se alzó con el máximo galardón con su obra Soliloquio en la distancia.

La tertulia contó con la presencia de familiares del Indio Naborí, entre ellos su viuda, Eloína Pérez, y su hija Alba. Al fondo puede verse parte de la muestra fotográfica inaugurada, con imágenes de la última visita del poeta a su territorio natal, que fue precisamente a esta peña, para la creación de la filial del Grupo Ala Décima.

Dos momentos de la competencia de pies forzados.


Un aporte musical desde la trova brindó el dúo G.Lo, integrantes
del
Grupo Contexto.



Jesús Orta Ruiz

Eterno juglar
de la espinela

Por Fefita Gutiérrez Ferrer
Foto: Cortesía de la familia
(Tomado de El habanero,
de la provincia de La Habana)



En cada rinconcito, hasta el más insospechado de Cuba y La Habana, se multiplica tu imagen. Mentiría si dijera que no extraño tu amor paternal y, sobre todo, ese saludo matutino en tonadas, tan guajiras como tu estirpe que hoy vibran con tu octosílabo infinito por el Día de la décima iberoamericana que, a sugerencia de la payadora argentina Martha Swint en el VI Encuentro del Festival Iberoamericano de
la Décima y Verso Improvisado, efectuado en Las Palmas, Gran Canaria, España, nació justo el 30 de septiembre en honor a tu onomástico.

Tu legado poético perdura y renace en las presentes y futuras generaciones de improvisadores encargados de perpetuar tu obra en La Habana e Iberoamérica, como merecido reconocimiento a tu empeño por la preservación del arte campesino, principalmente la espinela.

Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí o el Novio Eterno de la Décima cubana, acentúa sus legítimos relumbres populares y sigue ofreciéndonos esa poesía, cuya austera ternura todavía brota desde lo más hondo del corazón de los cubanos, en los repentistas y peñas campesinas de La Habana como lo hacen, entre otros, Rafael García, en Nueva Paz, Olga Lidia Posada y José Tostón, en Artemisa, Horacio Llanes, en Güira de Melena, además de encuentros y festivales que continúan realizándose en varios países del mundo hispano, como tributo a tu memoria.

Entonces, cuando la amarga realidad subraya el eterno espacio en que no estás ni estarás físicamente, acuden a mi mente estos afamados versos de Nicolás Guillén, con quien compartiste tanta historia literaria y poética, contenidos en el poema Che Comandante, amigo, cuando escribió: No porque hayas caído/ tu luz es menos alta/… No por callado eres silencio...

Los repentistas, poetas, improvisadores y payadores de Cuba e Iberoamérica sabrán darle al oficio de la improvisación lo mejor, como lo hiciste tú, viejo, inmortal juglar de la espinela.


Versión original, mediante este enlace, en El habanero.