sábado, 31 de octubre de 2009

La décima es un árbol

De la tertulia
en su año III
y de guajiros
que “piensan
en décima”

Por Mariana Pérez Pérez


En el lugar, fecha y hora convenidos desde hace dos años, se produjo el primer encuentro del año III. Sabía de antemano que algunos habituales se ausentarían para asistir a la anunciada «Peña de la buena pipa» –conducida por el prestigioso escritor Lorenzo Lunar– y su invitada de lujo, Laidy Fernández de Juan, cuya excelencia nadie cuestiona. No obstante, todo fue preparado con el rigor de siempre porque mi invitada también posee méritos suficientes como para que se le atienda bien.

Un municipio de nuestra provincia había cumplido 275 años el pasado 1º de octubre, por ello decidí dedicar esa tertulia a un poeta-pintor-historiador y a dos investigadoras-escritoras de ese pueblo. El municipio es Ranchuelo, y en sus límites han nacido importantes personalidades de nuestra historia y de nuestra cultura, como Gerardo Castellanos, quien fue agente secreto de José Martí (n. en Puerta de Golpe, actualmente La Esperanza) y Samuel Feijóo (San Juan de los Yeras). El poeta a quien se dedicó la tertulia es Joaquín Díaz-Marrero Torres. Las investigadoras y escritoras se nombran: Silvia Padrón Jomet y Magali Jomet Sureda. Lamentablemente, la distancia impidió que Magali asistiera.

A Silvia Padrón Jomet la conocí en el año 2002, cuando comencé a trabajar en el área de investigaciones del Centro Provincial del Libro, ella era la investigadora del Centro de Estudios Socioculturales «Samuel Feijóo» que me asesoraba; a Magali la vi una vez en una Feria del Libro en Ranchuelo, pero su trayectoria como mujeres destacadas en el quehacer investigativo y literario, no debía ser pasada por alto en la Jornada por el Día de la Cultura Cubana. Sus fichas curriculares así lo demuestran:


SILVIA PADRÓN JOMET (Ranchuelo, 1968). Graduada de Filología por la UCLV. Máster en Lingüística y Edición. Se desempeñó como Investigadora Auxiliar del Centro de Estudios Socioculturales «Samuel Feijóo». Actualmente trabaja como editora. Recibió en 1998 la medalla 30 años de la Academia de Ciencias de Cuba, y en el 2001 la Beca de Investigación del Centro «Juan Marinello». Posee tres libros de ensayo publicados: Gerardo Castellanos: agente secreto de José Martí (Ed. Capiro, 2002), Joaquín Díaz-Marrero: un guajiro que pensó en décima (Ed. Capiro, 2003) –ambos en coautoría con Magali Jomet Sureda– y La dimensión cultural de Samuel Feijóo (Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, 2005). Ha colaborado con artículos de crítica literaria y sociocultural en publicaciones como Islas, Umbral y Signos, entre otras.


MAGALI JOMET SUREDA (Ranchuelo, 1942). Maestra de primaria. Museóloga. Fundadora del Museo Municipal de Ranchuelo y del Taller Literario «Rubén Martínez Villena». Coautora de los libros de ensayo:
Gerardo Castellanos: agente secreto de José Martí (Ed. Capiro, 2002), Joaquín Díaz-Marrero: un guajiro que pensó en décima (Ed. Capiro, 2003). Como narradora, publicó el libro de cuentos Los locos se sientan en las aceras (Ed. Capiro, 2002). Cuentos y poemas suyos aparecen en revistas nacionales e internacionales. Galardonada con varios premios y menciones en los eventos de la localidad y a nivel provincial. Compositora de textos para canciones infantiles, ha sido premiada en los festivales provinciales «El Niño de la Bota» y «Cantándole al Sol» … Y también escribe décimas.


Luego de la presentación, Silvia nos habló de Joaquín Díaz-Marrero y del libro que, junto a Magali, publicó acerca del poeta (1). El público hizo preguntas, se contaron anécdotas acerca de Díaz-Marrero y se leyeron décimas suyas. Seguidamente, leí una reseña muy breve acerca del decimario Mar Caribe, que fue primera mención en el Concurso 26 de Julio y se publicó en 1976 (2).

A la lectura, por sus autores, de las décimas escritas para los números 24 y 25 del Catálogo rimado le siguió la enjundiosa presentación de «La pieza del mes», que no fue una sino tres, objetos de cristalería «Mary Gregory», a cargo del museólogo Lic. Jesús Llorens León.

Las efemérides del mes de octubre relacionadas con la décima, para romper la rutina, se dijeron al final. Por supuesto, al Día de la Cultura Cubana se le rindió tributo durante todo el encuentro, pero también se recordó: la muerte, el 11 de octubre de 1979, del decimista y autor de «La Guantanamera», Joseíto Fernández; el nacimiento de Mirtha Aguirre, el 18 de octubre de 1912, y el de Inocente Iznaga González, “El Jilguero de Cienfuegos” el 28 de octubre de 1930.

Transcurrió de ese modo el primer encuentro del año III, sencillo, modesto como sus invitadas, pero sin faltar a la solidez de los temas tratados, y sobre todo con la certeza de que cada tertulia será mucho más amena e instructiva que la anterior.



Algunas precisiones acerca del decimario Mar Caribe,
de Joaquín Díaz-Marrero Torres (1903-1983)

El libro Mar Caribe consta de 70 décimas numeradas y, como indica su título, está dedicado completamente a esta región marítima, así como a la historia y la economía de los países caribeños, con Cuba ocupando el centro de la atención. En la primera décima se hace la presentación del tema:


Hoy que mi mente concibe
mil pensamientos diversos,
quisiera pintar en versos
tu grandeza, Mar Caribe.


En las décimas II y III se aprecia cierto aliento romántico que recuerda a la poesía de José Ma. Heredia y de Gertrudis Gómez de Avellaneda, cuyo recurso más evidente es la armonía imitativa:


¿Qué poder a qué potencia
de la ley universal
puso vida en el cristal
de tu clara transparencia?
¿Qué prodigiosa violencia
en terrible paroxismo
abrió tu profundo abismo
donde con truenos y rayos
formaron islas y cayos
las furias de un cataclismo?


Esta es una de las décimas mejor logradas, toda vez que la intención de enumerar hechos históricos como la llegada de los españoles, la actividad de los marinos, colonizadores y piratas, hace que el poeta descuide el aspecto formal, de modo que aquellas en que se canta a la naturaleza del mar y a los huracanes caribeños son las que presentan un tono más elevado, por ejemplo: Eres una inmensa boca / contra la borrasca fiera / como si Neptuno abriera / sus maxilares de roca. En este libro aparecen, entre otros elementos: los aborígenes caribeños, el colonialismo, el fanatismo religioso y la prepotencia de España, las fortificaciones de Cartagena, la esclavitud, y muchos más, hasta llegar a los momentos en que se escribió la obra y la predicción de un futuro hermoso de paz, amistad, de intercambio cultural entre los pueblos caribeños y de éstos con el resto del mundo. Se repite en Díaz-Marrero una tendencia de la época, presente también en Leoncio Yanes, Antonio Hernández Pérez y Andrónico Cruz Luna, entre otros, y es la mirada a las circunstancias políticas y sociales de su momento como si éstas no tuvieran contradicciones y todo resultara perfecto, se describen los logros alcanzados por la Revolución pero la descripción resulta epidérmica, formalista, con códigos excesivamente repetidos y ya desgastados hacia finales de la década de los 70. No obstante, consideramos que esta coincidencia entre los cuatro poetas, más que epocal, encuentra su base en la procedencia social campesina y en los cambios que ellos advertían en la vida del pueblo cubano durante aquellos años, respecto a la vida del período pre-revolucionario, de modo que –si bien el lenguaje poético de estos autores resulta sencillo, ingenuo a veces, como exponente de patrones populares y tradicionales– hay en ellos un decir sincero y auténtico que les permite ocupar un puesto dentro de la historia literaria cubana.




1.- PADRÓN JOMET, SILVIA, MAGALI JOMET SUREDA,
Joaquín Díaz-Marrero: un guajiro que pensó en décima, pp. 89; Editorial Capiro, 2003, Santa Clara.

2.- DÍAZ-MARRERO TORRES, JOAQUÍN, Mar Caribe, Editorial Arte y Literatura, 1976, La Habana.


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