viernes, 2 de octubre de 2009

Esta cárcel de aire puro

Sobre la antología decimística de igual nombre,
realizada por Mayra Hernández y Waldo González

Por Félix Bolaños
Tomado de Cubaliteraria

Se considera a la décima como el modo de expresión literaria preferida por los rimadores populares y el único usado por los improvisadores, ocupando un lugar privilegiado en la cultura cubana, con una presencia viva en la obra escrita de nuestros mejores poetas de todos los tiempos.

La espinela, como también se le conoce por ser su creador el poeta y novelista español Vicente Martínez Espinel (1550-1624), llega a Cuba con los primeros colonizadores que vinieron a tomar posesión de la isla. Con el paso del tiempo llegaría a ser una fina expresión campechana, sentimental y rítmica, que serviría al guajiro para el canto cotidiano y la controversia en el guateque. Arraigó y floreció, poderosa y renovada, en la poética folklórica cubana, siendo inmortalizada en sones, boleros, guajiras y en las más diversas formas de la cancionística insular.

Ella parece haber sido hecha a nuestra medida, por esa naturaleza musical, esa plasticidad que le permite dar cabida a una diversa gama de sensaciones y sentimientos, esa capacidad de adaptación que la hace siempre contemporánea, y ese carácter de reto permanente al talento creador.

Afirma el poeta Waldo Leyva, director del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (CIDVI), institución destinada a propiciar el estudio y la promoción de este género y sus cultores en Iberoamérica, que a partir del siglo XIX la décima pasa a ser la estrofa nacional, afincándose definitivamente en nuestra tradición poética. «Poetas como Plácido, José Joaquín Palma, Francisco Manzano, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), José Fornaris y José Martí, por citar solo algunos, incluyen la espinela dentro de sus estrofas preferidas. Algunos como Plácido no sólo la escriben sino que también la improvisan, estableciendo con ello una estrecha relación entre la oralidad y la escritura que nos distinguen con respecto al resto de los países de América. La expresión más acabada de ese vínculo entre lo dicho y lo escrito, fue El Cucalambé, cuyas décimas, donde prima una búsqueda de identidad nacional, fueron hechas para ser cantadas y por esa misma razón se folclorizaron y forman parte hoy de lo más preciado de la tradición oral.»


Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (1900-1959),
de Mayra Hernández Menéndez y Waldo González López, que fuera publicado por la Casa Editora Abril y presentado en el espacio Sábado del Libro; es un volumen contentivo de alrededor de seiscientas décimas de más de trescientos poetas cubanos de diversas generaciones, entre los que destacan los Premios Nacionales de Literatura Nicolás Guillén, Carilda Oliver Labra, Jesús Orta Ruiz, Ángel Augier, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García Marruz , Francisco de Oraa, Pablo Armando Fernández, César López, Reynaldo González y Nancy Morejón.

Los seleccionadores de este significativo y necesario libro, señalan en el prólogo que sus páginas tienen el objetivo de entregar a los lectores un panorama, lo más vasto posible, de la décima escrita tanto por hombres como por mujeres en Cuba, en la que se incluyen creadores nacidos ya en la entrada del siglo XX. De los autores aquí reunidos, muchos utilizan con frecuencia la estrofa y otros en cuyo quehacer predomina el verso libre, pero no tienen a menos incorporarla a su modo de expresión poética, con los mismos valores.

Todos son una prueba fehaciente de que en nuestro país existe un sólido discurso decimístico, en particular defendido por un conjunto de voces nuevas que atestiguan la inobjetable presencia y validez de esta “viajera peninsular”.

Por tratarse de un panorama en torno al despliegue y auge de la décima a lo largo y ancho de la isla, sus progenitores decidieron, con el fin de lograr en lo posible la mayor vastedad y variedad en los temas y estilos, seleccionar solo dos décimas de cada autor (en muy pocos casos una, por no hallar más textos de esos escritores y, excepcionalmente Nicolás Guillén con cuatro); incluir, sin prejuicios de ningún tipo, a los mejores repentistas, así como incorporar textos de destacados y relevantes poetas cubanos residentes fuera del país, y en segundo lugar, dividirlo en dos tomos: el presente, que abarca la primera mitad del siglo XX, hasta 1959, y uno posterior que partirá de la década del 60, para concluir con los más jóvenes poetas nacidos en los años 90 de la pasada centuria.

Esta cárcel de aire puro es una esperada compilación que sin dudas será apreciada por los cultores y amantes de un género protegido y promovido por las instituciones culturales del patio, que junto al Centro Iberoamericano de la Décima, la Cátedra Experimental de Poesía Improvisada, los diversos espacios de la radio, la televisión y otros eventos, como la Jornada Cucalambeana y el Festival Iberoamericano de la Décima, fomentan su desarrollo.


Versión original, mediante este enlace, en
Cubaliteraria.


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