jueves, 27 de diciembre de 2007




La décima
y España








Por Alexis Díaz-Pimienta


La décima es, digámoslo sin miedo, la verdadera y única conquistadora de América. Cinco siglos después, sigue siendo la Reina de nuestra poesía popular. En 1591 Vicente Martínez Espinel publica ocho décimas con una distribución fija abbaaccddc y pausa obligatoria tras el cuarto verso (¡sólo ocho!) en su ya célebre Diversas rimas. Luego Lope de Vega aplaude el hallazgo, lo ensalza, y rebautiza la estrofa como “espinela”. Pero con el neoclasicismo la espinela “baja” a las manos del pueblo, del vulgo. Y “el vulgo” hace las maletas y viene a América, con sus cantos, sus versos, sus tradiciones. Ya en los barcos se cantan, se escriben, se glosan, se memorizan e improvisan espinelas. Y ya en tierra, se siguen escribiendo y cantando, a lo divino y a lo humano, con nostalgia, pero también con esperanzas. En los puertos de La Habana, Veracruz, Maracaibo, Cartagena de Indias…, desembarca una estrofa que se sabe ya poco querida en su tierra, pero que tiene la esperanza de hacer fortuna en las Nuevas Indias: esa universal y sempiterna esperanza de todo emigrante. Y tuvo suerte. De la “pobreza” con que ya vivía en España, pasó a la opulencia americana. Aquí la usaron los cronistas para contar, en cartas a los Reyes incluso, su aventura. La usó la iglesia para catequizar en pastorelas y autos de fe. La usaron los campesinos para cantar mientras labraban la tierra. La usaron los marineros. Los mineros. Los alarifes. Los orfebres. Todos. Primero españoles y luego criollos. Primero, blancos y luego blancos, negros, indios, mestizos. Por encima de las diferencias raciales, religiosas, políticas, económicas, la Décima. Una emigrante feliz, triunfadora, que llega a su tierra de acogida y no sólo se enriquece, sino que es rica y bienamada. Si en su lugar de origen la cantaban y escribían miles de poetas, populares y cultos, aquí serán cientos de miles. Si en su lugar de origen la escuchaban, leían y aplaudían cientos de miles de receptores, aquí serán millones. Si allí se cantaba y se improvisaba con unos cuantos ritmos y tonadas, aquí esos ritmos y tonadas se multiplicarán por diez, y las melodías para el canto de romances se adaptarán a ella, y ella, la Décima, se paseará por llanos y montañas, por climas tórridos y fríos, por ciudades y campos, para lograr que payen los gauchos en el sur, que bailen los jarochos en el norte, que discutan los guajiros y los jíbaros en el centro, que se expresen con voz propia los “artistas” del galerón, el socavón, la trova, la paya, la payada, el repentismo, el huapango, la mejorana, todos aquellos que hoy la siguen mimando, cuidando, embelleciendo. Y crecen los instrumentos acompañantes. Y se mezclan en sus versos voces negras, voces indias, arcaísmos peninsulares. Y crece su uso. Y pasa el tiempo. Y cinco siglos después, la Décima, ya “aplatanada” en nuestro continente, decide hacer un viaje de regreso a España para visitar sus orígenes, como todo emigrante que se precie. Y como todo emigrante que se precie, al llegar se emociona. Se reencuentra con viejas parientes: la copla, el romance, la quintilla. Y lloran juntas, se abrazan, se cuentan sus mutuas historias. Aquellas que se quedaron en la Península están viejas, vivas pero débiles, y viven recluidas en museos bibliográficos, en galerías académicas y en la Gran Reserva de la memoria popular. Pero la Décima se encuentra, de pronto, con algunas descendientes directas suyas, con espinelas que han sobrevivido sin tener que emigrar, o que emigraron y regresaron mucho antes. En Canarias, en Murcia, en La Alpujarra. Y la emoción es mucha. En Canarias conversan sobre punto cubano; en Murcia conversan sobre trovo; en la Alpujarra conversan sobre guajira alpujarreña. Siempre “conversan”, es decir, versan juntas. La décima española le habla a la americana de cuando todavía era útil en la prensa escrita del siglo XIX, como poesía de ocasión, semiculta. La décima americana le habla a la española de su paso por el circo criollo en Argentina y Chile, de su empleo en la radio y la televisión cubanas. La décima española cuenta sobre la generación del 27, y recita versos de Jorge Guillén, de Luis Rosales, de Gerardo Diego, de Rafael Alberti. La décima americana habla del Cucalambé, de Alfonso Reyes, de Andrés Eloy Blanco, de Nicomedes Santacruz, de Carlos Molina, del Indio Naborí. La décima española habla de tenderetes, pies forzados, picaíllas. La décima americana habla de estadios de fútbol llenos para escuchar a los improvisadores. La décima española se queja del olvido, del soterramiento en el que sobrevive por ser oral y popular y rimada en época de escritura, verso libre y clasismo cultural. La décima americana se queja del olvido académico, de la necesidad de un estudio serio y sistemático sobre ellas y todas sus congéneres. Pero no están tristes. Al contrario. Durante siglos nunca han estado tan felices. Ahora están juntas otra vez, y hay festivales para verse de nuevo, y hay nuevos libros sobre ellas, y se publican y premian “decimarios”, y hay escuelas de improvisación de décimas, y hay archivos sonoros y audiovisuales en casi todos los países. Se abrazan de nuevo y tras el abrazo la décima americana saca de su bolsillo un sobre y se lo entrega. La décima española se sorprende, la mira a los ojos, sonríe, y rasga el sobre. Descubre entonces una invitación para ir a Las Tunas, Cuba, a la Jornada Cucalambeana y al Festival Iberoamericano de la Décima. Y cuentan testigos presenciales que a la décima española le latió fuerte el cuarto verso, soltó lágrimas consonantes, le dio un beso octosilábico a su pariente americana. Y la décima española / lloró de tanta emoción. / Hoy llevaría un avión / lo que ayer llevó una ola. / Es cierto: no estaba sola, / tenía hermanas montunas / nacidas en otras cunas, / y este año, entre rapsodas, / se encontraría con todas / en la ciudad de Las Tunas.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Donde la tradición hermana pueblos

Valoración crítica del VII encuentro territorial de peñas de la décima y la celebración del XIV aniversario de la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas












Por Modesto Caballero Ramos
Vicep
residente del Grupo Ala Décima


Donde la tradición hermana pueblos, bajo este eslogan, del 19 al 21 de diciembre de 2007 se celebró en la provincia de Las Tunas el 7mo. Encuentro Territorial de Peñas de la Décima, que convoca cada año por esta fecha la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de esa provincia, haciéndola coincidir con el aniversario de su fundación. Esta vez fue el 14 de su existencia.

Esta institución cultural viene desarrollando una abarcadora actividad, abarcadora y creciente, alejada del centro magnetizador de todas las manifestaciones artísticas como los son las capitales de los países, donde se concentran las principales fuerzas rectoras de aquellas; y fundamentalmente cuando existe otra institución como el CIDVI, que como lo sentencia su propio nombre: Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, le corresponde institucionalmente la actividad rectora principal, a la cual se subordina.

Es por ello que cobra mayor importancia cuanto se hace allí, porque no le viene desde las directrices, que como sistemas organizativos, determinan el rol que a cada cual le corresponde, sino, de algo más sustancioso: de las raíces y la fuerza de la tradición. Y Las Tunas, cuna del más grande exponente, de lo que, según versiones no documentadas, el poeta José Fornaris en el Siglo XIX calificó como la Estrofa Nacional, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé, en cuya memoria se celebra cada año allí el concurso iberoamericano, que lleva su nombre. Creo que bien ganado se tiene el calificativo de Capital Mundial de la Décima, para unos, exagerado, y para otros, sobre todo para quienes amamos y defendemos esta forma de hacer poesía, merecido.

No me detendré a analizar si es o no la décima un arte menor, ni la valía o no del criterio de quienes, por la misma razón, la desdeñan, a ella y la propia música campesina, provocando resentimientos que solamente dañan esa porción tan importante de nuestra más genuina cultura nacional, porque sería darle beligerancia a adversarios que desde sospechosas posiciones “culturosas” buscan un protagonismo en la vida literaria, muestra de sus propias limitaciones intelectuales. Prefiero ahondar en lo que allí se expuso, se analizó y se propuso en aras de buscarles soluciones a lo que a nuestro entender todavía obstaculiza y hace retroceder el desarrollo más integral de los componentes que integran nuestro universo.

La especialista del CIDVI, licenciada Bárbara Hernández Tápanes, se refirió al funcionamiento de las peñas de la décima en la capital y de los talleres infantiles de repentismo en las dos Habanas. Preocupante es, tanto el número de ellas, como los participantes. No pasan de ocho y lo peor, que los poetas y músicos van de una a otra, lo que se convierte más bien en peñas zonales que se trasladan de lugar. Otra negatividad es que tanto los artistas como el público son, en su gran mayoría, para no ser absoluto, personas de avanzada edad. La juventud no tiene una participación influyente y eso determinará, en poco tiempo, la lógica desaparición de este movimiento, que años antes era fuerte. Tampoco se avizora el relevo. Es contradictorio que en el territorio donde nació la feliz idea de crear la Cátedra de Repentismo Infantil, en una megaciudad en que la raíz de la mayoría de sus habitantes tiene origen campesino, las tradiciones de sus ancestros la dejemos morir. Y no es alarmismo, es una dura realidad en la que responsabilidad tenemos casi todos, desde las instituciones, hasta el ciudadano.

No es poco común escuchar los lamentos, perdón por el término, de muchos amantes del género, cuando se refieren a que proliferan otras manifestaciones, principalmente en el campo de la música, que no poseen un patrimonio nacional, importadas de otras sociedades con realidades muy diferentes a las nuestras, brotadas casi todas como expresiones populares de protesta contra intereses oligárquicos, mezquinos y enajenantes contra sus propios pueblos, y aquí tienen resonancias, llevados, quisiera decir en su totalidad, aunque dejaré un margen para la salvación de algún ingenuo, si lo hubiere, por la onda de la moda.

Alerto al respecto, que, anonadados por esos estridentes estallidos, la inmovilidad creadora para contraatacar con eficacia e imponer lo que amamos y que por tradición nos pertenece, no nos deja ver nuestra propia incapacidad. Porque allí, en el evento teórico, se escuchó que por ejemplo, no hay un solo video clip de música campesina en los premios Lucas. Y no es mentira. Cada vez más el arte se vuelve competitivo en un mundo, expresión trillada, zona común, a decir de los críticos literarios, globalizado. Así ha de ser, no vivimos en una burbuja ingrávida; pero tampoco, hasta donde conozco, hay una política de exclusión para esta manifestación, en ese evento ni en ningún otro. Somos los cultores del género los que no sabemos imponernos. Lo dije allí. A lo largo del país, tengo la certeza de que hay más de un videoasta que si se le propusiera un proyecto de calidad, estaría de acuerdo en enfrentarlo.

Pero estas son las insatisfacciones. Como se diría en filosofía, el efecto. La causa tiene otras aristas en las que sí tienen un peso determinante los organismos estatales responsabilizados con la consecución de la política cultural del país. Que no existan laúdes, por ejemplo, ¿de quién depende? Y si no existe ese instrumento tampoco puede existir una escuela de formadores de laudistas. Es inimaginable en una agrupación musical dedicada a la música campesina, incluyendo e incluyo al repentismo, la ausencia del laúd. Hay provincias donde no hay uno solo de ellos, digamos, por ejemplo, en Las Tunas, el grupo Cucalambé, líder de esta manifestación en la Capital Mundial de la Décima, es, aunque parezca increíble, una de ellas. Para que la mencionada agrupación pueda realizar su trabajo, desvistió, como dice el popular proverbio, a otro santo, porque el joven laudista Yaser Lima es camagüeyano y esa provincia se quedó sin ninguno.

El Instituto de la Música no ha priorizado la categorización de algunas agrupaciones musicales del género a pesar de los esfuerzos realizados en las provincias, porque esa facultad está centralizada. No pretendo cuestionar tal decisión porque creo entender la causa, pero eso no puede convertirse en obstáculo, porque treinta años de trabajo reconocido por las autoridades territoriales y aceptación popular de un grupo musical, es más que suficiente para darle el reconocimiento que merece.

Pero tampoco todo es causa de los organismos rectores. Las propias autoridades provinciales y municipales obstaculizan en algunos casos, en sus propios territorios, la difusión y participación de sus talentos en las actividades festivas que organizan, porque se gastan miles, y no pocos, del presupuesto, en contratar reconocidas agrupaciones y se niegan a pagarles unos pocos cientos de pesos a poetas y grupos musicales, talentos de sus propias localidades, aduciendo que, precisamente, no les alcanza el presupuesto. Eso es, en todos los aspectos, legal y moral, injustificado. Más doloroso es todavía ver como en muchos lugares, la música campesina ha desaparecido de los programas en las fiestas populares como los carnavales. ¿Quién lo puede entender? ¿Quién le pondrá fin a tales prácticas? Por supuesto que es entendible las quejas de los que sufren estas exclusiones.

Por razones de aquello que Martí dijo de que honrar honra, hay municipios e instituciones que sí apoyan a sus instituciones culturales. En Ciudad de La Habana, el CIDVI le presta apoyo financiero al Grupo Ala Décima para respaldar los premios del concurso nacional que convoca esta agrupación y el especial que entrega en el concurso del periódico Trabajadores, el Regino Pedroso. En el municipio de Guáimaro, hay un fuerte respaldo a las actividades que desarrolla el grupo Décima al filo, dirigido por la poeta Odalys Leyva, integrado exclusivamente por mujeres, con un encuentro de carácter internacional, que cada año celebra allí, en la llamada Capital Constitucional del país. No son, por suerte, casos aislados, aunque no suficientes, porque muchos otros proyectos se mantienen gracias al esfuerzo de sus promotores, tal es el caso de La Peña de Miriam Peña, en Velasco, provincia de Holguín, el más importante evento de cultura comunitaria de ese municipio. Ese es el ejemplo a seguir, porque a la vez que se les exige más a las autoridades, se trabaja con ahínco en beneficio de la más genuina cultura nacional.

Gabriel Llanes, destacadísimo poeta camagüeyano, expuso sus interesantes criterios, críticos y autocríticos, sobre los temas debatidos y llamó a incrementar el trabajo en cada territorio donde hubiera un poeta. A la par que enumeró las dificultades existentes, llamó a perfeccionar el trabajo en los talleres de repentismo infantil. Se lamentó de que hay profesores que les escriben a sus alumnos las décimas para que las canten en las actividades a que son invitados y eso no ayuda a los infantes. Compartió sus experiencias en los dos talleres que dirige en su natal Sibanicú, donde además tiene su propia peña de la décima. Al niño hay que enseñarlo desde el principio a que debe ser el propio autor de sus espinelas, obligarlo al arte creador. Si quiere ser poeta, lo debe demostrar y solamente asistirán a las canturías quienes sean capaces de demostrarlo, el resto es un engaño y malformación, que solamente servirá para que cuando el niño crezca, sea un fracasado.

Bárbara Hernández retomó la palabra, no para rebatir a Llanes, sino para aclarar que la esencia de estos talleres es el de ayudar a los niños a aprender no solamente a improvisar la décima, pues no todos tienen esa posibilidad, sino también a escribirla o cantarla como tonadistas. A estos últimos se les recomienda que canten décimas de importantes poetas. Además, en última instancia, sensibilizarlos ante este fenómeno de nuestra cultura como futuros seguidores, aunque fuera como simples espectadores o receptores de la manifestación.

Estos planteamientos encontraron ecos de apoyo en los demás participantes. Argel Fernández, un destacado poeta y experimentado profesor de talleres infantiles, especialista de la Casa Iberoamericana de la Décima, de hecho rector de esta actividad en la provincia, demostró cómo el repentismo infantil en ese territorio está a la vanguardia en el país. También habló de su experiencia recientemente en la República Bolivariana de Venezuela, seleccionado por el CIDVI, donde impartió este tipo de actividad.

Nelson Lima, Héctor Peláez, Jorge Luis Hernández, Pondillo, y el propio Llanes, todos de Camaguey, junto al avileño Mitchel Ruiz y los tuneros liderados por Dimitri Tamayo, Noel Zayas y Ricardo Hernández Rojas, El Bambulí y Asber Díaz, tuvieron a cargo las diversas canturías que durante los días del 19 al 21 se desarrollaron tanto en el recital que mensualmente se desarrolla en la Casa, bajo el nombre de Café converso, como en la villa de alojamiento y conferencias, la base de campismo popular Cerro de Caisimú, la Cooperativa de Producción Agropecuaria Sabino Pupo Millán, del Consejo Popular que lleva el mismo nombre del cerro, del municipio Manatí, donde compartieron poetas escritores y repentistas con los pobladores. Sin embargo, hubo un acontecimiento de muy altos valores poéticos, Un canto a la amistad, lo llamaré en un futuro trabajo. Se trata de la controversia entre los maestros del repentismo Héctor Peláez y Gabriel Llanes, durante la actividad de cierre llamada La peña de la Décima, en pleno centro de la ciudad, la que fue acogida con un delirante entusiasmo por el público presente, los conocedores de la valía de ambos poetas y el numeroso público presente.

Se contó además con la presencia de la destacada tonadista matancera radicada desde 1980 en la provincia de Granma, Mercedes Isla, quien deleitó con su cristalina voz y el dominio del escenario a todos los públicos participantes.

Esta peña fue dirigida por Argel Fernández y conducida por Yeline Zamora y Bárbara Hernández, incorporándose posteriormente Míriam Peña con su encanto personal, donde también los escritores, la propia Míriam, Odalys Leyva, Ramón Acosta, holguinero, leímos algunos textos.

No puedo decir que faltara cobertura televisiva y radial al evento, porque sí la hubo. El programa Como un sorbo de café se dedicó al evento, donde cantaron los poetas, leí una décima dedicada a la Casa, Bárbara Hernández dio una entrevista. El director de la Casa, Ramón Batista, fue entrevistado más de una vez. También por la radio se promocionó. Sin embargo, a mi modesto entender, no fue suficiente. Faltó la presencia de la prensa, la radio y la televisión en las distintas actividades del evento. Esto ya lo notamos en la edición del pasado año. Sería conveniente que este aspecto se solucionara, pues beneficiaría, tal divulgación, el esfuerzo tremendo que por el fortalecimiento de la décima desarrolla la Casa Iberoamericana de la Décima, con su director al frente, Ramón Batista, y el colectivo de eficientes colaboradores que lo acompaña, en primer lugar la administradora, Yadira Tristá Yánez, dinámica, organizada, atenta al menor detalle y necesidad de los invitados, Yoandra Peña, Leticia Tamayo, Leticia Fernández, Diana Cervantes, Belquis Morenos, Otamis Baldonado, Argel Fernández, Juan Manuel Herrera y Jonatan Peña.

Para el aniversario 15 de la Casa, el 20 de diciembre de 2008, será sembrado un árbol en el Cerro de Caisimú. Para ello, cada participante llevará un poco de tierra de los lugares donde se celebran las peñas en el país, como símbolo de la perpetuidad de nuestra Estrofa Nacional y a la unidad que ella misma convoca a todos sus cultores. Esta propuesta nuestra fue acogida con verdadero entusiasmo por el Director de la institución, quien propuso tomarlo como un acuerdo del evento.

Felicitamos a los tuneros por la cordial acogida que en la tierra del Mayor General Vicente García hicieron a todos los invitados, y en especial a los anfitriones y a los trabajadores de la base de Campismo Cerro de Caisimú, que tan generosamente nos trataron.

sábado, 15 de diciembre de 2007



La Casa
en aniversario

Por Diana Cervantes Almaguer
(Relaciones Públicas)


Así como la ciudad quiso tener un nombre, la décima, en Las Tunas, se procuró un hogar, y surgió entonces la Casa Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo, El Cucalambé, fundada el 20 de diciembre de 1993, con objetivos bien definidos: rescatar, investigar, desarrollar y promover la décima y la cultura material y espiritual campesina; celebrar la Jornada Nacional Cucalambeana y realzar la figura de El Cucalambé. En el amplio quehacer de la Casa, lugar “donde la tradición hermana pueblos”, está representada la muestra artística más autóctona de cada país de la América Hispana y, por supuesto, de España; muestra que a su vez se nutre de todos los elementos que conforman la fuerte identidad cultural latinoamericana.

La estructura que presenta permite el cumplimiento eficaz de cada uno de ellos. Cuenta, además de la Dirección y la Administración, con seis áreas de trabajo: Repentismo y Música, Literatura, Investigación, Promoción y Relaciones Públicas, y el Centro de Información e Informática y Programas Culturales.

Desde su surgimiento la Casa se insertó cada año en la realización de la Jornada Nacional Cucalambeana, “fiesta suprema del campesinado cubano”, cuyos esfuerzos principales van encaminados a revitalizar la cultura campesina y la imagen de Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo, El Cucalambé, el más importante decimista cubano del siglo XIX. Es esta la razón por la cual la fecha escogida para este acontecimiento cultural gira alrededor del primero de julio, día en que conmemoramos el nacimiento de nuestro “Bardo Mayor”.

El más significativo de los aportes de la Casa al mencionado evento, es el Coloquio Iberoamericano de la Décima, certamen teórico y bienal (para Cuba) que ha devenido complemento de estas festividades, permitiendo con la afluencia de investigadores, etnólogos, escritores y antropólogos de Iberoamérica, que esta celebración haya alcanzado dimensiones internacionales, incluso en los años en que la edición del Coloquio alterna su sede con otro país del área.

La Casa desarrolla, durante todo el año, un sistema de concursos y eventos que reafirman su hegemonía ante otras instituciones, vinculadas al tratamiento de esta amplia zona de nuestra cultura. Dicho sistema contempla la décima en sus dos vertientes más importantes: la oralidad y la escritura. Son, de hecho, el Concurso Iberoamericano Cucalambé, en décima escrita, y el Concurso Nacional de Improvisación Justo Vega, los más connotados premios.

Otros concursos literarios de alcance nacional enriquecen la amplia nómina: Todo Décima, convocado en sus tres variantes (Décima joven, Décima para niños y Ensayo), Concurso de Glosas “Canto Alrededor del Punto” y Décima y Tradición. La institución coauspicia, además, mediante la entrega de premios colaterales, los concursos promovidos por los grupos literarios Ala Décima y Espinel-Cucalambé.

La décima repentizada cobra sus más ricos matices en otras opciones participativas como el Encuentro de Talleres de Repentismo Infantil (marzo), Evento de Repentismo y Cuerdas (abril), Concurso de Repentismo y Tonadas “Hermeides Pompa Tamayo” (septiembre), Festival Provincial de Niños Improvisadores (octubre), y el Encuentro Territorial de Peñas de la Décima (diciembre), que culmina con la celebración del cumpleaños de la Casa.

También en esta vertiente de la oralidad se han tenido en cuenta las relaciones interinstitucionales, por lo que se coauspician eventos como Improvisur (cultura), Canto y Azúcar (MINAZ), Concurso Nacional “Chanchito Pereira”, para jóvenes repentistas y Concurso Nacional de Improvisación “Pablo Luis Álvarez”, ambos coordinados con la Casa Naborí, de Matanzas.

En el mes de diciembre del presente año la Casa estará librando por primera vez la convocatoria a un nuevo certamen, el Concurso Nacional de Música Campesina “Yo soy el punto cubano”, que tiene como objetivo el desarrollo y promoción de la música campesina, en todos sus géneros. El mismo contempla un premio especial para la mejor guajira escrita en décimas.

Atendiendo al impacto comunitario, la Casa entrega al público cinco actividades que la distinguen y caracterizan. Son ellas: Café ConVerso, Recital Poético, Peña de la Décima, DecimArtes y Noche de España. Esta última con la Comunidad de descendientes de asturianos en Las Tunas, afiliados a la Federación de Sociedades Asturianas en Cuba, con sede en La Habana. En este joven espacio, el público podrá encontrar una muestra del quehacer cultural no solo de Asturias, sino de toda España: costumbres, tradiciones, historia, en fin, todo un legado cultural que ha trascendido vívido hasta nuestra realidad.

Otra de las actividades caracterizadoras de la institución es el Mediodía del Saber, acción de superación dirigida al público interno, organizada y ejecutada por el centro de Información.

En nuestra minigalería encontrará cada mes una muestra diferente y también podrá acceder a los servicios del Centro de Información y Documentación Especializado en nuestras líneas de trabajo. De lunes a viernes en los horarios de 8:00 am a 12:00 m y de 2:00 pm a 5:00 pm, un personal solícito lo atenderá.

El trabajo de investigación puede resumirse en la experiencia para la elaboración y puesta en marcha de proyectos de procuración de fondos, la creación de Grupo de Investigación con líneas, objetivos y perspectivas de publicación a mediano y corto plazo, el trabajo para la inserción del Centro de Información de la Casa en la red de bibliotecas públicas de Cuba y para convertir la institución en futura Unidad Docente, adscripta a la Universidad de Las Tunas y la presencia de un especialista de la Casa como asesor en la enseñanza de repentismo infantil en Venezuela.

Se concluyó el ensayo "Décimas en la España Ilustrada", el artículo “Vicente Espinel no era solo decimista” (Quehacer, No. 8/2007), la ponencia “Décimas en el carnaval de Madrid y otras ocasiones”, el CD-ROM “Luminoso surtidor. Memorias del Coloquio 2001” y el artículo “Retratos infieles de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo”. Se realizaron los artículos “Conjunto Original Cucalambé” y “Toque de lumbre” (Quehacer, No. 8/2007).

Durante sus 14 años de trabajo, la Casa ha establecido relaciones públicas tanto en el ámbito nacional como internacional, ha efectuado intercambios con el Proyecto Cultural Sur y su Festival Internacional de Poesía, que ha decidido coauspiciar el Concurso Iberoamericano Cucalambé con una segunda edición, en España, del primer premio. Se han fortalecido los vínculos con el Centro de Investigación “Juan Marinello”, la Casa Naborí, el Centro Iberoamericano de la Décima y el verso improvisado, la Casa de Iberoamérica, y la Biblioteca Nacional “José Martí”. Han tenido lugar intercambios culturales con personalidades de Cuba y otros países como España, Perú, Puerto Rico, Venezuela, Chile, Argentina, Uruguay, Colombia, México, Panamá y Alemania. A la especialista Mayda Anias Martínez le fue otorgada una beca de investigación, por la Sociedad Cervantina, en Madrid, y el especialista Argel Fernández brindó colaboración en Venezuela por un espacio de tres meses. La institución mantiene relaciones con los grupos Espinel-Cucalambé, Ala Décima, Décima al Filo, universidades, revistas y otros medios de difusión nacional y provincial, el ICAP, la Comunidad de descendientes de asturianos en Las Tunas, entre otras instituciones afines.

A pocos pasos del parque Vicente García González, justo en Calle Colón 161, entre Julián Santana y Francisco Vega, la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé muestra su típica fachada colonial. Espléndidas ventanas de barrotes y farolillos a la usanza, a ambos lados de la puerta, estarán prestos siempre a darle, al caminante, la bienvenida cordial.

Telfs: 37 1289
34 7380

Email: cdecima@tunet.cult.cu

Sitio web: http://www.tunet.cult.cu/pagsec/institut/decima/index.htm

miércoles, 12 de diciembre de 2007





Embajadores
de la décima hablan
de sus experiencias


Por Modesto Caballero Ramos
Vicepresidente del Grupo Ala Décima



Todos los años, un grupo de poetas, funcionarios e investigadores del país salen al extranjero en funciones propias de sus respectivas actividades. Sucede sin embargo, que muy poco se conoce de tales eventos.

Es el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (CIDVI) quien corre con todos los trámites migratorios e institucionales para que se puedan realizar estas incursiones por los países de habla hispánica fundamentalmente y por la misma razón de ser la institución rectora a nivel nacional de todo cuanto se realiza alrededor de nuestra estrofa nacional, se le debería exigir a todas las delegaciones que viajan, aunque esté formada por una sola persona, que a su regreso se le informe al CIDVI el resultado de sus misiones.

Dado que en la actualidad son pocos los involucrados que al regresar al país realizan esa tarea, el CIDVI realizó el pasado jueves seis de diciembre de 2007, un conversatorio donde algunos de estos embajadores expusieran sus respectivas experiencias. Desdichadamente la mayoría de los invitados, por diferentes razones, no asistieron. Respondieron la investigadora del Centro, Haydeé Hernández, los poetas Orlando Laguardia, Sergio Amaral, Encarnación de Armas y el autor del presente trabajo, en representación del Grupo Ala Décima. Estaban presentes, por el CIDVI, su subdirector, Pedro González, Bárbaro Rodríguez, Amor Benítez y la investigadora y moderadora del conversatorio, la licenciada Bárbara Hernández Tápanes, entre otros, junto al experimentado director de programas de corte campesino de la radio y la televisión, Felipe Sarduy.

La investigadora Haydeé Hernández, entre los meses de junio y agosto del presente año, estuvo participando en el País Vasco en un evento que cada año se realiza allá durante lo que ellos llaman Cursos de Verano. Participó en decenas de conferencias donde expuso las experiencias cubanas que desde hace algunos años se llevan a cabo a lo largo del país con niños improvisadores en talleres especializados. Actualmente existen 97 de estos talleres, aunque no en todos los territorios su trabajo tiene la misma calidad. Ya se realizan festivales y seminarios a nivel nacional, los cuales se organizan en las tres regiones: occidente, centro y oriente.

Ante una pregunta de la poeta Encarnación de Armas de cómo se improvisaba en el País Vasco, Haydeé respondió que es muy diferente a Cuba. Ellos construyen sus estrofas en quintillas y a capella, no se hacen acompañar por músicos.

Después intervino el maestro de la improvisación, el legendario poeta, el Elegante de Blanco a decir mío, Orlando Laguardia, con una amplísima experiencia en estas lides (26 viajes en total, 16 de ellos a Islas Canarias) y a quien le corresponde el honor de haber grabado la primera controversia que se realizara allí, la que hizo en compañía del poeta canario, recientemente fallecido, Reinaldo Gutiérrez.

De las visitas de nuestros improvisadores a esa hermosa tierra tan cercana sentimentalmente a nuestro país, habló con su acostumbrada vehemencia, y resaltó el respeto que en todas las naciones que ha visitado sienten por nuestros poetas. Su última experiencia la tuvo a finales de 2006 y principio de 2007, en Venezuela.

Allí fue Laguardia como parte de una delegación que fue a llevar nuestro arte a los colaboradores cubanos que brindan su ayuda a ese hermano pueblo, quienes no pudieron estar cerca de sus seres queridos en las fiestas del fin de año. Comenzaron el recorrido por la ciudad de Trujillo, donde fueron nuestros propios médicos quienes se encargaron de prepararles los alimentos.

Se mostró preocupado por la poca difusión de la música campesina, no tan sólo de la décima, en nuestros medios de difusión. Para su concepto, el programa líder de esta vertiente de nuestra cultura en la televisión, Palmas y Cañas, debe reprogramar su contenido y rumbos actuales para que sea verdaderamente un programa dirigido a ese vasto público amante de nuestra preferencia cultural.

Por nuestra parte, hablamos de la experiencia que tuvimos en la hermana República de Guatemala entre los meses de febrero y abril de 2006. Nos sorprendió que entre el gran número de poetas existente en aquel país, la décima fuera prácticamente desconocida. Para difundirla, primero realizamos un recital de música y poesía Cuba-Guatemala en el teatro de la Universidad Autónoma San Carlos de Guatemala y posteriormente un taller de creación poética, en el que participaron veinticinco poetas de ambos sexos, jóvenes y adultos hasta de la tercera edad, a los que ofrecimos los elementos básicos técnicos de la construcción de la espinela.

Como trabajo final, cada uno de ellos escribió dos décimas. El taller llevó el nombre del patriota y poeta cubano, creador de la letra del Himno Nacional de Guatemala, José Joaquín Palma. Todos aquellos poetas decidieron formar un Club de Amigos del Grupo Ala Décima en Guatemala.

Se realizó otro recital de música y poesía en la bella Antigua, ciudad colonial guatemalteca, que fuera su capital en el siglo XVII. Allí nos acompañó el cantautor Alejandro Arriaza.

Fue importante el apoyo recibido por nuestra representante cultural en la embajada, la compañera Nancy González, y por la parte guatemalteca, además del personal de la universidad, la señora Ana María Simons Solís, patrocinadora y organizadora del viaje, amante de nuestra patria y su revolución, quien desempeñó un papel determinante en aquel intercambio. Mantuvimos actualizado al CIDVI desde Guatemala sobre todo cuanto estábamos haciendo y al regresar al país, elevamos un informe final al Director.

Al final de este intercambio de experiencias realizado en el CIDVI, se acordó sistematizarlos con una frecuencia de, al menos, dos veces cada año.

sábado, 8 de diciembre de 2007



A propósito
del XXIX Festival
del Nuevo Cine
Latinoamericano

El cine
en
la décima


Por C
arlos Esquivel Guerra

Parte final de su ensayo “Décima y cine: Lenguaje de confluencias. Acoplamientos” (La parte inicial, mediante este enlace: LA DÉCIMA EN EL CINE: “ELPIDIO VALDÉS” Y OTROS FILMES CUBANOS)






2- EL CINE EN LA DÉCIMA

La búsqueda de nuevas formas comunicativas ha permitido a la última generación decimística del país un ajuste contemporáneo en su visión perceptora respecto al arte y a su compromiso dialéctico. La absorción de moldes o referencias del Teatro (“imitando” los esbozos internos de los personajes, adquiriendo un estilo en la libertad de imponer acotaciones, cortes o giros a un diálogo en específico o en la trama en general), de la música clásica y popular (como citas a Vivaldi, Lennon, The Beatles, Benny Moré…) en las Artes Plásticas (sobre la base pictórica del verso como unidad de un paisaje, como intuición metafórica en el acercamiento a la luz, al contraste entre el color y la línea, también como glosas o dibujos verbales de las obras de Milo, Goya, Bernini, Picasso…) enriquecen la inclusión de la espinela en el lenguaje estilístico actual.

El cine cubano, su cuerpo textual, su referencia de relación primigenia con ciertas áreas convulsas de la sociedad, no es, sin embargo, referencia continua en la reunificación de un contexto expresivo único con los decimistas. Ni siquiera valdría asociar un punto de divergencia o confluencia. Es más fácil, para algunos, escapar desde afuera, poetizar hacia el concepto y no hundirse en una instrumentación real desde el arte que la convoca, y real desde el planteamiento vivencial. El que ahora escribe se atreve a llenar una ciudad de melodrama. La Habana y Fresa y Chocolate ahí, en las máscaras.

Los hombres son diferentes
porque se parecen. Diego
sabe que no hay un trasiego
que los oculte. Las mentes
cruzan los cobardes puentes
de la tolerancia. Escrito
la habana besa ese mito
de naufragios y Lezama,
y busca en el mar que la ama
cómo esconderse su grito.

El ruido airoso, Lecuona,
las frías sublevaciones,
y unas pobres oraciones
para no perder la zona
del salto. Si me arrincona
la verdad, si la jauría
no alcanza para que un día
me escape, beso a La Habana,
y echo sobre mi ventana
sus huesos a la bahía.

La reencarnación poética tiene un rumor biográfico en poetas que asumen su discurso extrapolando del código (el cine) un pretexto existencial, un testimonio de urgencia.

Memorias del subdesarrollo,
pide mi madre, indiscreta,
mientras pasa una silueta
de rencor y hambre al poyo
de noviembre. Yo la apoyo,
no hay una Habana ilusoria,
sólo fango, pus y noria.
Yo no estuve, yo no estaba,
si la ciudad que se acaba
es mi última memoria.

(Yaikel Savón: Memorias del subdesarrollo)

También la intertextualidad referencia de fantasma con el filme de Gutiérrez Alea, se prende de una joven decimista, Alexa Beiro, con un título similar, en un juego declaratorio asfixiante: ilustración de duda, obituario de ilusiones:

(...) Para que el país termine,
qué falta, no sólo estambre
al ciervo, no sólo hambre
en el niño que previne.
Se necesita algún cine
que la conciencia soporte.

Madagascar, por bella y breve, por vesánica, por original e intensa, es una obra perfecta. Perfecta a la manera en que pueden serlo algunos dramas de Shakespeare, algunos cuadros de Giotto, los poemas de Rimbaud el niño.

Dónde pierdo mi extravío,
mi hundimiento hacia la espada,
mi espejismo en la emboscada,
si nunca estuve más alto
ni pude intentar el salto
que predijo la mirada.

(Lilieth Quintero: Madagascar)

Fernando Pérez se in(ter)pone ante la poesía y la muestra, hay mucho Lubitsch en él, mucho Cocteau. Como en Madagascar, La vida es silbar, y en la reciente Suite Habana: trazos poéticos de la transformación del hombre en un ser pensante, creador. Por ello se merece el parto de otros poetas, él ha puesto (ha impuesto) el animal grande, masculino, devorador: su Cine.

No hay escrúpulos, el mundo del poeta es hostil, brutal, y la única forma de redimirlo es acusarlo, cantarlo, darle una artificialidad sinuosa: la de la poesía. Otros autores bordean, la décima cubana flirtea con el cine, influencias escondidas, las advierto en autores tan diferentes como Ronel González, Diusmel Machado, Alberto Garrido, Ray Faxas, Pedro Péglez, Alexis Díaz Pimienta, entre otros. Ellos reconocen la carga de un cine vivo, cuchillo patrio.

Tampoco es difícil hallar en la nueva décima cubana el aprisionamiento de la poética cinematográfica a partir de personajes fílmicos o reales: Chaplin (Charlot), Marilyn Monroe, Rantés, E.T… o el descubrimiento desde la idea fílmica de historias que surgieron en la literatura, pero que puedo imaginar (en algunos casos, por la visualidad de los planos, y por la división aparencial entre los órdenes elípticos), tomados desde la versión cinematográfica: “Hansel y Gretel”, “Hamlet”, “Romeo y Julieta” (las últimas, versionadas y parodiadas hasta la inmensidad por el Cine.

José Manuel Espino asocia la utilidad erótica de una muchacha desnuda con la figura mítica de Jack “el destripador”, personaje real y literario, llevado a la pantalla grande más de veinte veces. Yamil Díaz reabre a la Lírica una memoriosa realidad trágica: los amantes platónicos e infortunados del París de 1640: Cyrano y Roxana. El joven poeta personaliza al aventurero y narigudo espadachín. Su carta no llevará la firma de Cristián, como siempre. La obra origina, escrita para el Teatro por Edmund Rostand, en 1897, tiene una insuperable versión cinematográfica, la dirigida por Jean Paul Rappeneau, en 1989. En cualquiera de las disyuntivas, Yamil Díaz asume una catalización visual propia de la oratoria fílmica. Epístola y secuencia, epístola e imagen, son resortes del equilibrio y la conversión del subtexto.

Alexis Díaz Pimienta, en “Un tema para Woody Allen” (del libro Robinson Crusoe vuelve a salvarse), archiva acercamiento e influencias del emblemático cineasta norteamericano, característica valedera para una importante zona de su obra, marcada por un humor típicamente erótico e intelectual. José Manuel Espino utiliza la complejidad constructiva y psicológica de un personaje en el filme “Hombre mirando al sudeste”, del irregular Eliseo Subiela, para su libro “Rantés vive en la otra puerta” (colección Pinos Nuevos). Rantés: hombre misterioso y emotivo, soñador y polémico, lucha apasionadamente, según su premisa, contra la peor arma terrestre: la estupidez humana. Espino suma a sí, la interioridad anecdótica del personaje para subsidiarse filosóficamente:

VARIACIONES EN LA CAJA DE MÚSICA DEL TRISTE

¿oyes, rantés, la alegría,
ese himno que te asusta?
¿oyes la alquimia vetusta
que nombraron poesía?
¿oyes, esa algarabía
del pájaro que está muerto?

¿y el mar herido y despierto?
¿y el mar Rantés, dime, el mar?

¿oyes, rantés, el vagar
de las sombras sin un puerto?

Roberto Frutos también se apropia del mensaje discursivo que aporta el Séptimo Arte. Un psicópata (interpretado por Anthony Hopkins) y una futura investigadora del F. B. I. (interpretada por Jodie Foster) empujan la trama de la aceptable “El silencio de los corderos” (cinco premios Óscar en 1992), dirigida por Jonatham Demme, película que sirve de pretexto a Frutos para fabular una reproducción psicológica del suspense fílmico.

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

El psicópata (insinuante)
- ¿Gritan aún los corderos?
La investigadora (desesperada)
- ¿Es usted Doctor Lecter?
… ¿Es usted?… (Tomado de la película)

Pasa otro cordero.
Grita
su incertidumbre fatal.
Este regreso al corral
puede terminar en cita
con el cuchillo.
Se agita
el rebaño y su desvío.
Debe ser duro el vacío
si tantos pechos estallan.

Pasan los corderos. Callan…
el grito que se oye es mío.

En Ronel González, la salvación estructural conviene a su unidad sistémica. En una de las décimas que integra a su poema “Ciudad de la nostalgia “, del libro “Rehén del polvo”, impone o formula una inquisitoria desde el aprisionamiento de una organización visual de los recursos literarios. La emoción catártica, el ritmo dispuesto a abrirse como en un círculo de fulguración, gobiernan los enunciados lexicológicos y propagan el dominio de la experiencia poética como equivalente sorpresivo.

(XIV)

Y la ciudad queda sola
Calma Se oye un brindis Me hundo
en unos senos confundo
el sueño de una cabriola
Inconsciente en una ola
la multitud se enajena

Silencio (Zoom in) Se llena
de hojas secas el vacío
y cae el último y frío
grano en el reloj de arena

Samuel Perdomo orienta su lectura al desnudo de la cívica bélica. En “El héroe”, su retrato alecciona la estatura endemoniada del hombre ante la guerra. Referencias visuales y textuales sobre películas del tema se suceden en el movimiento explosivo de sus décimas. Filmes como “El puente sobre el río Kwai”, (de David Lean), “Pelotón” y “Nacido el cuatro de julio”, (de Oliver Stone), “Full Metal Jacket”, (de Stanley Kubrick), entre otras. Luis Buñuel también impulsa al poeta a un límpido homenaje.

CENTENARIO

Buñuel su perro andaluz
La Edad de Oro Tristana
Angel Mortal Viridiana
sufriendo su propia cruz
Luis intrincado en la luz
de los zapatos freudianos
sus bastones sus arcanos
héroes cóncavos insectos
que conmutan los contextos
de subversión sus insanos
hidalgos Fernando Reyes
el bestialismo las leyes
torcidas por el deseo
un discreto cabeceo
de las sierras y los fuelles
La Belle de Jour Ces´t la belle
horrible de dulce hiel
martillo Freud cruz inerte
burlándose de la muerte
tras la pantalla Buñuel

Otra curiosa representación creativa surge a partir del breve e inolvidable poema “Cine mudo”, incluido en el libro “Créditos de Charlot”, de Fina García Marruz. Alberto Garrido concibe la misma nostalgia de un niño ante el Chaplin del domingo, la misma incondicionalidad para preferir la sala oscura, el silencio.

CINE MUDO

a imitación de Fina García Marruz

(Se abre el telón)
Cine mudo
fiel domingo de Charlot
en mi zapato reloj
que asombra y canta y acude
aunque llueva
Cine mudo
Cuánto as del Oro me agencio
(niño otra vez) si presencio
desde lo oscuro tu ruido
No es que le falte el sonido
sino que tiene el silencio

Charlot es infinito. La multiplicación y el descubrimiento de nuevos espacios, de capítulos reducibles a la densidad episodial, abren un estudio al hombre cardinal, al dios vagabundo que habita las calles evangélicas del ser humano. La expedición al alma chaplinesca es en cada poeta una aventura a la rivalidad y al sentimiento. La parábola del hombre caminando con su bastón sin saber a dónde, y del poeta escribiendo como ese mismo hombre solitario sin conocer la última palabra, se ha convertido en una alabanza de la soledad, en un símbolo de la fantasía interior. José Luis Serrano, en el libro “Bufón de Dios”, pretende un entendimiento lapidario y eterno con el Charlot de uno de los textos del decimario. Desde el artificio al acto filosófico y existencial, el personaje atraviesa los laberintos de la lógica y la tragicidad. También los poemas de Fina García Marruz dejan sus huellas en estas décimas.

DÉCIMAS EN BLANCO Y NEGRO

a Jackie y Fina

I

TIEMPOS MODERNOS QUIMERA
del oro Soy un chicuelo
extraviado bajo el cielo
de Hollywood En la Era
del Silencio desespera
asistir a la función
y convertirme en bufón

Al menos por un segundo
quiero ser el vagabundo

Padre deme su bastón

II

Luces! Cámara! Acción!
“Señores llegó la hora
de reír” “Madre demora
tu muerte y pide perdón”
Charlot silba una canción
en blanco y negro Escuchad

“Brilla mucho la ciudad
y a pesar de tanto brillo
apretamos el gatillo
en perfecta soledad”

III

Hágase tu voluntad
Charles Chaplin si te alejas
prenderé mis candilejas
a tu memoria Escapad
de Hollywood Es la Edad
del silencio Vamos calla
no tengas miedo y ensaya
cualquier broma
Yo me alegro
de reír en blanco y negro
al fondo de la pantalla

Chaplin seduce, Chaplin amenaza con permanecer, the little man, ha sido salvado por el arte y por la escritura, su bigotico, un bombín simple, barato, de uso, un chaqué roído por la humildad, unos zapatones que debía calzar un tipo como Groucho Marx, aparece como una metáfora inevitable: su heroísmo consiste en caer, pero claro, caer con ceremonia, con comicidad, escalador del absurdo, danzando como un chicuelo por la cuerda floja de la eternidad, cae ahora en la décima, víbora de tránsito, avalancha, fiebre del oro, de la quimera, cine del cine, cae como la nieve sobre Paulette Goddard, musa chaplinesca. Alexis Díaz Pimienta le acondiciona una escena, o mejor, le condiciona una escena: el vagabundo es el de Luces de la ciudad, brilla hilarante en el tropel del vagabundeo, pura resurrección de uno, pura obsesión de la memoria:

El viento entre toma y toma
se zarandeaba el sombrero.
Se lo caló, hizo un puchero
(no entendió que era una broma)
vi su bastón, larga y roma
lágrima para el camino.
Vi su bigote anodino.
Era Chaplin... Iba triste.
Era Chaplin... Era un chiste
que se aburrió muerto y vino.
Siempre su paso inexacto.
Siempre husmeando la vidriera
en busca de una florera
que mirara con el tacto.
-Hello, Charles! ... (En el acto
sentí un frío cosquillante).
-Hello! –volví. Y al instante
se detuvo, se volteó.
Me acerqué a verlo... Era yo.
Yo... y Charles Chaplin delante.

(Sombras de la ciudad)

También Charles Chaplin es culpable de los cateadores de nostalgias, como buscadores de oro en un paraje montañoso y hostil, los poetas lo asoman, lo culpan por los exilios interiores, casa, país, tiempo, trascendencia, muerte.

Amanecer con la casa
danzando al pie del abismo,
mientras sueño y espejismo
se esfuman...

(Diusmel Machado: Casa danzante o la quimera de Charlot)

Cuánto salva tu pirueta
mis días hambre salobre
Si tú sales el más pobre
pan sonríe
Alguna treta
de basto y bombines reta
al cielo contra el tarot
Cuánto te sabe su argot
cabeza abajo la vida
Muere el cine en tu partida
Regresa pronto Charlot

(Alberto Garrido: Días de la quimera)

Frank Castell enmascara su breve ficción desde el enigma metafísico, su idioma está en el ditirambo verbal, como un truco para trasponer la economía de la imagen a una adaptación de su lectura.

Qué pájaro toca el pecho
con una estrella
Qué nombre
esculpe el rostro del hombre
condenado si deshecho
ata muertes al argot
¿Sobre qué sombra Charlot
crucifica la tristeza?
¿Sobre qué mano tropieza
tanta vendimia o tarot?

(Mendigo)

Lo hace con Chaplin, después lo va a hacer con “La lista de Schindler”, y queda en oídos la resolución impactante: recurrencia al filme de Spielberg y al Holocausto judío, en un verso final epopéyico: mi nombre no está en la lista. El propio Frank Castell junto a Ronel González son seducidos por la magia de un vehemente melodrama del cine independiente norteamericano, ganador de 9 premios Óscar en 1996: “El paciente inglés”. La imagen que nos traduce Castell tiene un hálito tierno. La de Ronel está aureolada en los demiurgos de la fatalidad y en los arrobos de una nostalgia que se hunde con pesimismo. En los dos está la separación de la amada, el tiempo, el juego inútil con las vicisitudes, el dolor.

Frank Castell:

CONFESIONES DE LASLO ALMÁZY MIENTRAS LA LLUVIA CAE SOBRE SU ROSTRO

(Fragmento)

Katharine soy un boceto
mudo de tanta quimera
He perdido la bandera
que tuve por amuleto
¿Dónde guardé mi esqueleto
sin historia ni encrucijada?
Katharine sigues tatuada
en el reloj mientras llueve
Tu imagen se torna breve
miedo salto cruces nada

Ronel González:

ALUCINACIONES DEL PACIENTE INGLÉS

(Fragmento)

El paciente:

Hana: léeme un poco hasta que muera.
La sombra está cubriendo el monasterio
y yo no puedo más con el imperio
de la infelicidad que me lacera.
Ella está en la caverna, yo en la espera
de una luz que me guíe hasta los rudos
petroglifos insomnes como agudos
recuerdos. Ella duerme en la colina
sin lámparas de amatio ni morfina
para avivar sus antebrazos mudos.

Curioso es que muchas de las películas elegidas por estos poetas hayan sido agraciadas con los premios Oscar, y en especial en la categoría de mejor película del año, pasó con “El paciente inglés”, “La lista de Shindler”, “El silencio de los corderos”, y ahora lo confirman “El Gladiador”, filme de Ridley Scot, que Otilio Carvajal utiliza para sopesar las pretensiones de honestidad de los héroes, el vacío de la propia condición honoraria de justicia y el valor como duda de la conciencia; otra de las premiadas es Titanic, melodrama simplón del artesano James Cameron, al que Ray Faxas cambia contexto y apetencias vivenciales para cubrirlo con un velo de tragicidad: no hay barco, y el náufrago se aferra ya a una muerte inaplazable y cercana: verdadera parábola del tortuoso destino de emigrantes balseros.

Yo tuve unos muertos. Tuve
una ola mal cerrada,
un cuento en la elaborada
tragedia de baja y sube.
Nací de un susto y anduve
sus espaldas, su linaje.
Pero surgía un herraje
de miedos en mi memoria.
Y ya no tengo ni historia,
ni mujer, ni paz, ni viaje.

(El Gladiador)

El barco no está Se ha ido
entre mis ojos Lo veo
flotando en la piel Braceo
hasta el anzuelo perdido
El barco no está Quejido
de la mar Su verde abrazo
es la salvación El trazo
de la ola ante la muerte
el barco no está La suerte
naufraga junto a mi brazo

(Últimas reflexiones de Leonardo Di Caprio antes de morir congelado en brazos de su amada)

Otro tono, otra secuencia de aflicción, una trama detrás de un posible cauce heroico, otro poeta, Adriano Galiano, una misma película: Titanic, igual axioma alrededor de la cruenta epopeya de la emigración por mar.

Naúfrago soy No le temo
al mar terrible que ahoga
mi memoria ni a la soga
que me amarra en cada extremo
las desventuras el remo
desnudo por la violencia
de los sueños...

(Adriano Galiano: Nota en un baúl del Titanic)

Hubo un momento en que el discurso de la última hornada decimística se saturó de cierto olor elegíaco, y en no raros casos también se tomaron las fuentes religiosas como recinto de expresión, ora ritual, modelo de reanimación trágica: el hombre siempre vive fascinado por las máscaras de su incapacidad, era el emblema. Dios, Jesús, algunos pasajes bíblicos fueron asumidos, hubo un contacto intertextual más vivo, sin que mediase un escenario o una interpretación tecnocrática de la teología, siendo más evidente la morada metafísica, la referencia alegórica. Pasado el coro angélico o espectral, ahora el tema es menos visible. Un poeta como Alexis Díaz Pimienta desciende hacia la propia caída del Hombre, hacia el misterio de un Jesús abstraído pero con la fe declaratoria, un hombre más hombre, menos fantasma. Aquí habitan las mismas razones y sinrazones de Paul Celan, de Karl Barth, José Saramago, Nikkos Kanzanzakis y de Martin Scorsese, director de la polémica película “La última tentación de Cristo”.

La última tentación de Jesucristo
fue beberse las lágrimas aquellas
(llanto que no vertieron las doncellas
de más respeto, pese a haberlo visto).
Nadie contaba con el imprevisto
de aquellos ojos, únicos que untaron
sus pies heridos (y los restañaron).
Nadie contaba con el débil pecho
del condenado, ni con el derecho
a quererse una vez que se miraron.

(La última tentación)

La poesía está poblada de mujeres: Laura, Beatriz, Annabel Lee, Teresa, Dánae, Emilia, Fidelia, Rufina: musas de carne y hueso, fascinaciones de los sentidos. El cine también. En este se cobijan, o se desnudan, provocaciones con nombres de bella y bestia a la vez: qué son, o qué fueron Gloria Swanson, Kim Novak, Lana Turner, Ingrid Bergman, Jean Harlow, María Félix, o hasta la rubiecilla Fay Wray (que puso fuera de sí al mismísimo King-Kong), lámparas de un arte que sin ellas sería estrepitoso, vulgar y aburrido. Las mujeres de la poesía han nutrido al cine, vampirismo ágil, levitaciones adultas, o adúlteras. Y las mujeres del cine naufragan en poemas como en una playa incierta y oscura: la Gelsomina de Hernández Novás ha tomado a Giulietta Massina (la atrrice perfecta), hija fellinesca, y le ha dado un cuerpo de reclusión tortuosa pero por ello no más creíble, no más humana. Ejemplos hay muchos. La décima es la que importa ahora. Marilyn Monroe, belleza inacabada, o inacabable, objeto de magia, es para Senén Orlando Pupo, muchacha que ya no viene/ cada domingo a mi cuerpo, / isla de carne y de invierno,/ ángel partido en noviembre...(Plegaria para Marilyn Monroe). Y para Frank Castell es una foto, un recuerdo, la tontuela que Billy Wilder desnudó para nosotros:

Norma Jaen
Soy un ignoto personaje sin historia que apenas tuvo la gloria desnuda sobre una foto Yo sólo soy el remoto disparo a la soledad Llevo dentro una heredad para dibujar la inerte sombra que hilvana mi suerte sin nombre ni eternidad

(Carta donde se nombra la soledad frente a la ventana de Marilyn Monroe)

Hay una forma de decir más contestataria, viniendo de mujer, o de mujeres, tendría un territorio de opulencia, una marca de lucha. Decimistas como Alexa Beiro, Elizabeth Álvarez, María Liliana Celorrio y Odalys Leyva reencentran, domeñan, atacan y toman un espacio de imperioso feminismo. Nuvia Estévez, reencarna en Pola Negri, diosa fiera, animal implacable, sensualidad venenosa como la de otras tigresas, Ava Gardner, Rita Hayworth, Joan Crawford, a veces Greta Garbo, a veces Marlene Dietrich, los hombres a sus pies, una condena de horror: son ellos quienes claudican.

YO SOY LA PEOR

la única
Pola Negri su boquilla
humeando contra la astilla
del Hades (...)
Soy Pola Negri
Mastican
este verde que destilo
Soy la araña Soy el hilo
Son ellos quienes claudican.




3 - CONJUNTOS RECÍPROCOS EN LA DÉCIMA Y EL CINE

Cine y décima alimentan recíprocamente sus lenguajes estéticos. En ambos, se suceden penetraciones no explícitas, búsquedas interiores y, sobre todo, la apropiación de conceptos discursivos mutuos.

La influencia de recursos, formas y planteamientos cinematográficos en la nueva décima cubana es un hecho justificable al enigma creativo de la última generación poética. El dominio de los sistemas de combinatorias gráficas y la interpretación moderna de las propiedades distintivas de cada género o fórmula cultural apoyan la unidad dramática y filosófica del producto artístico. La utilización consciente o no del lenguaje cinematográfico y la influencia de este en la Décima se advierte de varias formas: diseño visual, la expresividad del contexto lingüístico; la utilización de planos y unidades anecdóticas; elipsis; la introducción de movimientos externos que podrían semejar la propia acción de las cámaras cinematográficas y los factores expresivos dispuestos en ellas; flash back: empasta temporalmente los poemas, una búsqueda lírica en la infancia, los recuerdos rescatados; el montaje, su estructura, armonía y ritmo: encabalgamientos, espacios en blanco, en el cine serían fundidos, cierres, cortes o encadenamientos dramáticos.

Yo creo firmemente que la poesía verbal representa un aspecto esencial de la expresión cinematográfica, y que la ausencia actual de la poesía en el cine empobrece y disminuye este arte. Los quejidos son los de John Howard Lawson, lo dice, o lo escribe, a principios de la década del sesenta del siglo pasado. No está lejos de Cocteau, de Antonioni, de Pasolini, incluso de Chaplin, no está lejos de la filmación de los poemas de Auden y de Pare Lorentz, no está lejos de un director como Charles Rittenhouse, salvajemente desconocido hoy, hoy, cuando sí estamos más lejos de todo, más lejos de que el cine asuma la distinción de un lenguaje que compare nuestra identidad con nuestra mejor manera de simbolizarlo. Más lejos de metáforas verbales, más lejos de contactos cercanos, a cualquier nivel entre la poesía y su plasticidad. Más lejos de que la décima sea distinguida, no corrompida, por un cine desprejuiciado, y poco folklorista. Más cerca otras cosas, pero siempre lejos del paraíso y del infierno.