viernes, 29 de enero de 2010

Dos décadas de décimas:
Glosando Perú en
el siglo 21

Por Philip Pasmanick


DecimAbstracto

Desde el litoral pacífico
Declaman briosas cuartetas
Glosándolas los poetas
Cual pie forzado magnífico.
Tan elegante y prolífico

Canto tiene su razón.
Afrocriollo corazón,
Terco legado andaluz:
Nicomedes Santa Cruz
Al compás del socabón.


Introducción

Por más que 15 años he tomado como mi obligación ante el arte decimal que tanto admiro, difundir mis ensayos, estudios, narrativas de festivales, controversias en vivo y por escrito, enlaces con sitios afines, y sobre todo unos 60 videos a través de mi blog deciman. Espero haber cumplido mi autoimpuesto deber de reportar sobre cada festival internacional, con el ensayo aquí presente y mis nuevos videos. Se lo dedico humildemente a la décima peruana y a los hombres y mujeres que la hacen vibrar en el corazón de sus conciudadanos. La musa de la espinela también bendice al Perú; hasta un forastero se da cuenta en seguida.

Me dirijo sobre todo a mis compañeros decimistas del litoral atlántico y mediterráneo, por decirlo así. Los peruanos ya saben la joya que tienen y cómo cuidarla para el día de mañana. Pero ojalá les interesen a todos las observaciones de este decimaníático internacional.

Como método de estudio, me basé en tres fuentes:

1.- mis observaciones en vivo y de mis videos del Encuentro, del 4 al 8 de diciembre de 2009.

2.- los decimistas peruanos que han tenido la inmensa generosidad de compartir conmigo experiencias, a veces dolorosas y conflictivas, como exponentes y propulsores de su arte. Gracias, César Huapaya Amado, David Alarco Hinostrozah (quien me invitó al festival), José Luís Mejía, y Fidel Alcántara Lévano. Todos me explicaron sus experiencias, a veces con mucho más detalle que fuera apropiado incluir en este modesto relato. Por eso resumo ciertos conflictos y discrepancias entre los protagonistas, de manera bastante general. Prefiero ser impreciso que provocador. Si hay errores, de comisión u omisión, son míos.

3.- Material digital de Milagros Carazas, Octavio Santa Cruz, Daniel Mathews, Heidi Feldman, otros estudios varios, blogs antológicos y blogs informativos, y video en cantidad. Confieso que no he leído los libros fundamentales, ni he hecho las citas de manera profesional. Puse hyperlinks, y ya. Eso es una instantánea, no una tesis de doctorado.


Historia Temprana: El Pacífico Negro

Comparado con el “Atlántico Negro” (que incluye el Caribe) el Pacifíco Negro es una población distinta. Nunca fue muy grande (según Feldman menos de 100 mil africanos fueron traídos) y los africanos esclavizados mayormente no venían directamente de África, sino habían estado largo tiempo en otros lugares de las Américas. Ya establecidos en la costa del Perú en casas particulares y pequeñas plantaciones esparcidas por la inmensa costa peruana, estaban aislados, no sólo de África, sino de otras poblaciones de africanos locales y regionales. Por supuesto sufrieron todos los horrores de la esclavitud. Perdieron idiomas y religiones casi por completo. Pero quedó un núcleo africano que se percibía más claramente en sus bailes y su música. Y su sensibildad para la literatura oral supo apreciar y hacer suyo voluntariamente un curioso elemento cultural de sus opresores: la cuarteta glosada en cuatro décimas.


Criollización

Depués de la emancipación de 1854 y 1855, la población afrodescendiente empezó un proceso de aculturación rápida a la cultura criolla de la costa. Muchos afrodescendientes se consideraban criollos, asumiendo una identidad más cultural que racial, sin que esta asimilación les librara del racismo.

Compartían, con todos los criollos, muchas prácticas culturales, entre ellos la fiesta o jarana, con su música y bailes correspondientes, donde se destacan valores estéticos africanos y un conjunto de instrumentos de percusión muy particular, sin membrófonos ni clave, y con guitarra como elemento indispensable. Según Octavio Santa Cruz en sus propios versos, las décimas las cantaban (o declamaba sonoramente) en ritmos del “triste socabón”. Afirma además que el desafío, el contrapunto, y la improvisación eran practicados por los mejores decimistas a cumplir un largo período de aprendizaje con un mentor.


Renovación e Identidad

Durante la primera mitad del siglo 20, cuando grandes oleadas de migración andina a la costa cambiaron el cariz cultural de la costa, y de Lima en particular, había esfuerzos esporádicos de reivindicación de la cultura criolla en general y en especial la vertiente “negra”. Seguramente el movimiento literario de la “Négritude” influía también. Este proceso reivindicativo cundió en 1956 con un espectáculo musical que contaba con la participación de Porfirio Vásquez, patriarca de una familia preeminente de músicos y bailadores. Don Porfirio era prestigioso decimista, estudiante de Higinio Quintana, “El Pozo de la Ciencia”. Destacó el arte decimal dentro del espectáculo. Era mentor a su vez de Nicomedes Santa Cruz, que dos años después lo reemplazó en la compañía.

Durante los años 60, el término música “negra” se iba sustituyendo por “afroperuana”. Se quería revivir las formas históricas, pero quedaba muy poco y había que recrear, y en ciertos casos inventar, todo un acervo cultural de bailes, melodías, vestuario, ritmos, y toques de guitarra. La meta ya no era simplemente montar espectáculos costumbristas; era un movimiento social ligado a la lucha internacional por los derechos humanos y los procesos anticolonialistas de África y todo el Tercer Mundo.

En este contexto el landó, hoy tal vez el estilo afroperuano más emblemático, fue recreado por Nicomedes Santa Cruz y su entorno (su hermana Victoria y su guitarrista Vicente Vásquez) en base de fragmentos de movimiento, ritmo, y melodía adqueridos en varias etapas y de diferentes informantes. (Una vez más, resumo a la indispensable Feldman). Hoy el landó es el estilo preferido para la improvisación, por lo menos dentro del Taller de la Kontroversia. Tiene la cadencia insinuante y sincopada de la milonga argentina y el seis puertorriqueño, con la libertad de tiempo que lo hace tan conveniente para el improvisador el punto cubano.

Antes de proseguir, reconozco que los temas de identidad (criolla y/o afrodescendiente) y autenticidad (rescate y/o reinvención) son de por sí controversiales y yo soy el menos indicado para ahondarme en ellos. Se lo dejo a los portadores de la cultura, los investigadores de campo, y los teóricos definir y pronunciar; yo doy un vistazo y mi reportaje semi-objetivo y bien intencionado.


El maestro:
Nicomedes Santa Cruz

Las décimas de Nicomedes Santa Cruz nacieron en el contexto de los movimientos sociales de los 60. Utilizó el estilo preferido de “pie forzado” lo que en Perú equivale a glosar una cuarteta o redondilla con cuatro décimas, donde el décimo verso de cada estrofa es uno de los versos de la cuarteta inicial. Siguiendo las expectativas vigentes en su medio, donde el decimista popular raras veces cuenta con estudios literarios, se aleja de las normas de la espinela, permitiéndose, por ejemplo, rimas asonantes y rimando plural con singular. Desde el principio de su carrera, empezando con Ritmos negros del Perú (1957) Santa Cruz escribía con la idea concreta de concientizar a los peruanos, y en particular a los afroperuanos, recordándoles de una historia, y un folclor, casi olvidados. Autodidacta, genio polifacético, comprometido activista, promovía la décima oral recitado al socabón y recopiló y publicó las décimas de los viejos decimistas afrodescendientes. Nicomedes Santa Cruz hizo perfilar la décima. Lleva sus poemas a los estudios de grabación, a los libros (su obra fundamental es "La decima en el Perú"), a las universidades, a las tarimas, y a través de los medios masivos de comunicación llega a conocerse a nivel nacional e internacional.

Pero nunca ganó el apoyo y la aceptación académica como poeta literario que creía que merecía, y se fue a vivir en España en 1987, harto de luchar contra el rechazo de las élites y posiblemente de problemas políticos bajo el gobierno de Fernando Belaúnde Terry, debido a su apoyo al gobierno anterior. Murió en Madrid en 1992, a la edad de 67 años, dejando un legado de gigante cultural. Con su carisma, su extraordinaria voz, sus estudios, y su compromiso social, Santa Cruz definió para el mundo qué es, cómo se ejecuta, y de dónde proviene la décima peruana.


Primeros pasos a la organización nacional:

Gracias a su trabajo intenso de cuatro décadas de incansable promoción, y la terquedad de los amantes de la estrofa en los rincones del país, esta “flor de diez pétalos iguales” no se marchitó en el suelo peruano con la muerte de Nicomedes. A lado de unos noventa decimistas mayores, apareció una nueva generación de poetas y estudiosos, primero entre ellos César Huapaya Amado, quien con su tomo "El canto de los siglos" recopiló cientos de poemas de los decimistas fallecidos que Nicomedes Santa Cruz no incluyó en su libro, además de difundir la producción de un gran número de decimistas vivos en plena actividad, de todas las razas y estratos sociales. Huapaya Amado enriqueció el canon mediante sus contactos en Chile y Argentina, organiza talleres y encuentros nacionales, y publica boletines en papel y en el internet, entre otras actividades, y escribe, cómo no, sus propias décimas.

A finales de 1995 fundió la Agrupación de Decimistas del Perú (ADEP) que se reunían en la que era casa de Nicomedes Santa Cruz decimistas de la “vieja guardia” como Juan Urcariegui (contemporáneo de Nicomedes Santa Cruz) y poetas de cuartetas como Germán Súnico, Antonio Cavero, y Roberto Arriola, que adquirieron la décima en la ADEP. Se sumó una nueva generación de aprendices, entre ellos David Alarco Hinostrozah, Renato Cisneros, y José Luis Mejía Huamán. Bajo la presidencia de César Huapaya Amado desarrollan actuaciones, organizaron encuentros nacionales e internacionales, y llevan a cabo una “Maratón de la Décima”. Es la primera organización que agrupa a los cultivadores de la estrofa en el Perú, y la conduce a presencia nacional.


Una crítica tan contundente como constructiva

La producción de material impreso era poca pero la ADEP editó un folleto de poemas a Nicomedes Santa Cruz que llegó a manos del decimista cubano Francisco Henríquez. En 1997 ó 1998 Henríquez escribió desde Miami una carta a José Luis Mejía con fuertes críticas formales del folleto de la ADEP y de la poesía del mismo Nicomedes. La carta fue leída en una reunión de la ADEP y según personas presentes, la tertulia quedó en absoluto silencio, abrumada después de lo que había sido un profundo llamado a la atención. Algunos de los miembros aceptaron esta rectificación y pulieron sus décimas, mientras otros consideraron la carta “muy ortodoxa” y una imposición foránea que no concordaba con la tradición peruana.

Otra discusión que se surgía en el seno de la ADEP tenía que ver con las diferentes perspectivas de los escritores de la décima y los oralistas. Y los mismos poetas orales se dividían entre los declamadores de repertorio (la mayoría) y algunos jóvenes impetuosos, sobre todo Alarco, que promueven el canto, el contrapunto, y la improvisación, e insiste en la métrica exigente de la espinela clásica, la raíz de la décima en todas sus manifestaciones.

Siguió la ADEP hasta 2000, cuando se colapsó bajo el peso de las tensiones existentes, críticas polémicas a Nicomedes Santa Cruz, percibidas faltas de respeto, diferentes criterios sobre la reclamada identidad afroperuana de la décima, y aparentemente los celos, luchas por el protagonismo, y roces inevitables entre personalidades fuertes, sobre todo los artistas.

César Huapaya Amado cesó como Presidente, y sigue ateniendo sus tareas (que abarcan no sólo la décima sino educación de adultos y otros compromisos sociales) por otros medios. Sigue siendo hasta la fecha la máxima autoridad de la décima en el Perú.

Mientras tanto el decimista Pedro Rivarola, siendo todavía ADEPto, fundó su propio grupo de décima de la usanza tradicional (declamar pies forzados, dramáticamente y de memoria). Formados como “Los Calleros de la décima” montan numerosas presentaciones y se mantienen activos aún después del fallecimiento de su fundador. En 2003, por su parte, David Alarco formó “El Taller de la Kontroversia” para promover, entre otras metas, la improvisación en la manera habitual en el resto de la hispanidad (un estrofa a la vez), la ampliación de temas, y el canto en landó; en fin, una renovación radical y una ruptura con el modelo que plasmó Nicomedes Santa Cruz como único punto de referencia para la décima en el Perú. Es precisamente el Taller de la Kontroversia que me invitó a participar en su Primer Encuentro en Lima en diciembre de 2009 como ponente y decimista, tema que trataré más adelante.

Aparte de estas agrupaciones, es notable el intensivo trabajo de creación, promoción, actuaciones, y educación de varios individuos. Noto por ejemplo otro ADEPto, Fidel Alcántara Lévano. Natural de Chincha, localidad con fuerte presencia afroperuana (y decimista) llega a la ciudad de Moquegua, lejos de la costa, donde la poesía oral (y mucho menos la décima propiamente dicha) era casi desconocida. Sabiendo que la décima no prospera sola —necesita público, necesita contrincantes, necesita desafío, necesita nuevas generaciones de poetas y estudiosos— labora hasta formar una pequeña comunidad de cultivadores de la estrofa. Su copioso decimal y su extraordinaria labor está contado en su web.

Otra personalidad que llama la atención es el joven Omar Camino, un miembro del Taller de la Kontroversia que tiene su propia carrera musical como cantautor. Guapo, talentoso, y taquillero, utiliza la décima en determinados momentos durante sus actuaciones, (por ejemplo, para presentarse) de una manera muy simpática y digerible. Sus décimas en el performance que vi eran muy bien recibidas por un público copioso y joven.

Si bien las universidades nuestras no ponen el interés al fenómeno de la décima que quisiéramos los decimistas, Perú tiene algunos estudiosos de altura. Hay museos todavía por explorar y especialistas activos que no he leído todavía como Groffer Renjifo Arévalo. En junio de 2005 la Universidad de San Marcos (Lima) montó un coloquio con lujo de ponencias sobre Nicomedes Santa Cruz, su obra, y las complejas cuestiones de identidad afroperuana. Actuaron los Caballeros de la Décima. Aunque hay entre los decimistas del mundo cierta desconfianza hacia los “expertos” nacionales y sobre todo internacionales, los coloquios pueden enaltecer el arte y tal vez generar más respeto entre los organismos estatales y privados que manejan los fondos dedicados a la cultura.


El Encuentro

Durante la primera semana de diciembre (días 4-8) el Taller de la Kontroversia llevó a cabo su “Primer Encuentro de la Décima y el Verso Improvisado, El Canto de las Campanas, Homenaje a Nicomedes Santa Cruz”. Participaron:

Octavio Santa Cruz (Perú)
Fidel Alcántara Lévano (Moquegua) con su esposa
Victor José La Chira Acevedo (Barranca, Lima)
Chalena Vásquez (Perú)
Omar Camino (Taller de la Kontroversia - Perú)
David Alarco (Taller de la Kontroversia - Perú)
Fernando Rentería [guitarrista] (Taller de la Kontroversia - Perú)
Ketty Villaverde [cantante] (Taller de la Kontroversia - Perú)
Julia Saavedra (Taller de la Kontroversia - Perú)
Antonio Silva (Taller de la Kontroversia - Perú)

Internacionales éramos tres:

Ana Zarina Palafox (México)
Julio Micolta Cuero (Ecuador) con su esposa Pilar
Philip Pasmanick [servidor y autor de la presente] (EE.UU.)

Muchos más fueron invitados y no participaron por una serie de razones, en muchos casos fuera de la voluntad de los poetas.

Actuamos en el Centro Cultural de España [CCE] (con un grupo folklórico criollo de la Universidad Católica), Villa El Salvador, Comas, y La Perla. Hicimos varios talleres también y estuvimos en fiestas (casa de David Alarco) y peñas (La Casa del Pisco, y el Centro Social Cultural Musical de Breña donde tocaban valses divinamente). Tuvimos públicos pequeños pero leales, sobre todo el La Perla (El Callao) donde esperaban pacientemente mientras se traía y montaba un equipo de sonido y luego escucharon atentamente hasta el final a pesar de un viento glacial. Y en el CCE, vaya el coro que se formó entre el público, que cantaron nuestros estribillos de rumba, landó y son con gran entusiasmo y musicalidad. Allí gozamos de un teatro pequeño pero completito, muy cómodo, con excelente sonido y luz. ¡Qué lujo! Y cumplimos exitosamente con un programa muy variado y ambicioso.

Como suele pasar en los encuentros de decimistas, los momentos más sublimes sucedieron fuera del escenario; en este caso, en una tardeada encantada en la casa de David Alarco. Se destacó una serie de décimas improvisadas por peruanos e invitados internacionales en landó, resaltando la naturalidad con que la cadencia de la décima se adapta a este ritmo. Las estrofas tenían como tema la luna de miel del poeta ecautoriano Julio Miculta Cuero y su esposa Pilar, y provocaron risas y aplausos.

Montar un festival con participación nacional e internacional requiere recursos importantes: personal especializado, dinero, y apoyo directo de las universidades, los medios masivos de comunicación, algún ministerio. El Taller de la Kontroversia logró un éxito importante. Con un modesto presupuesto concedido por el CCE, se juntaron en Lima decimistas peruanos tradicionales con los innovadores del Taller de la Kontroversia. Ojalá sea sólo el primero de muchos encuentros internacionales. Perú sigue relativamente aislado del mundo decimístico, y los intercambios entre los decimistas de la Gran Hispanidad siempre son fructíferos y edificantes.

Por lo visto, la décima sigue vigente en el Perú. Si bien el repentismo es muy poco frecuente (David Alarco solo puede nombrar cinco improvisadores de décima en el Perú, con varios niveles de capacidad: Antonio Silva García, Omar Camino, y Segundo Robles en Lima, José Luis Mejía (reside en Indonesia, vaya Ud. a saber) Miguel Reynoso en Chiclayo y Daniel Valenzuela de Chincha) hay casi un centenar de decimistas que practican el culto de la espinela de su manera, por el amor y satisfacción que engendra la estrofa entre sus acólitos. Si bien mucha gente menosprecia la décima, o simplemente la ignora, siempre hay gente que la sabe apreciar. A pesar de las tensiones entre algunas de sus luminarias, viven y dejan vivir, y muestran todos un cariño inquebrantable por la décima y sus idiosincráticas expresiones peruanas. Es un mundo muy pequeño pero completo y dinámico, dialéctico se podría decir. Hay tradición arraigada, hay estudiosos serios y comprometidos, hay público entendido, hay fuerte presencia en el internet, hay cultivadores leales al legado de Nicomedes Santa Cruz, y hay creadores experimentales: en fin, hay futuro.

FIN

Agradeceré sus comentarios y sugerencias.
-- Philip

miércoles, 27 de enero de 2010

Muchos niños y una Abuela

(Reseña de la tertulia
«La décima es un árbol»,
enero 2010)

Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez


El 15 de enero, el patio del Museo de Artes Decorativas de Santa Clara se llenó de alegría; «La décima es un árbol», que desde algunos meses atrás había tenido que refugiarse en la salita de actividades, a causa de la lluvia o del frío, volvía a sentirse en su medio natural. Estábamos listos para celebrar el natalicio de José Martí y el
X aniversario del Grupo Ala Décima.

Las secciones habituales fueron un tanto más ligeras, porque para las cinco estaba prevista la actuación del grupo danzario «Los Isleñitos», de la Casa Canaria «Leonor Pérez». No obstante, a las efemérides más significativas se les dedicó el momento «Enero en la décima», durante el cual fueron leídas: Vela abajo, mozo arriba, de José Martí; algunas estrofas del diálogo poético «El cambio no hay quien lo frene», que aparece en el libro No se infartó la palabra, de Ramón Espino Valdés (México, 2009), en celebración del Día de la Ciencia Cubana; la primera estrofa del monólogo de Segismundo, en La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca; «Campoamor», de Rubén Darío, y «Perdido entre tanta gente», de Jorge Guillén. Y con dos versos de este último poeta, leí mi glosa «Lección de vida». Por supuesto que no se olvidó comentar el fallecimiento reciente del laudista cubano Miguel Ojeda.

Para presentar «La pieza del mes», el Lic. Jesús Llorens León seleccionó un mantón de Manila bordado en seda, razón por la cual habló acerca de la historia de ese material. Lamentablemente, el Catálogo rimado Nº 27 no tuvo la calidad acostumbrada, aunque se presentó.

La presencia de niños en un espacio cultural siempre resulta atractiva, y cuando se le suma una «Abuela» como Caridad González Sánchez, entonces el espacio se vuelve doblemente cautivador. Invitamos a Caridad porque hacía dos años que no se presentaba en la tertulia, y porque sabíamos que estaba escribiendo un nuevo decimario con el tema de la música –recordar que su primer libro fue Décimas en D Mayor para violín y piano (Editorial Capiro, 2002); y como de música se trataba, escribí para la ocasión «Sonatina para violín (con mujer e interrogantes)»; la lectura, como ella acostumbra hacerla, fue emotiva y fluida; nos hubiera gustado escucharla más, pero la «Abuela» decidió entregar el espacio a los niños.

Desde el primer número, «Los Isleñitos» despertaron mucha ternura en los invitados habituales y ocasionales, y hasta en un grupo de turistas, que detuvieron el recorrido por el museo para disfrutar de su actuación. Junto al aljibe, al centro del patio, un trovador de siete años, Saúl Sam Concepción, se hizo acompañar excelentemente por su guitarra, tan pequeñita como él, para interpretar algunos Versos Sencillos, en homenaje –que sí era grande– al Maestro. Entre aplausos, los asistentes pidieron «otra». Después, las dos filas de niñas, luciendo la típica bata cubana, se desplegaron, con su profesor Yuniesky López Débora al frente, para comenzar a marcar, al son de la cubanísima «Caringa», los pasos de la coreografía. Antes, el profesor presentó el grupo y explicó que la esencia de su trabajo reside en inculcar en los niños el amor por sus raíces cubanas y canarias. Al final, nos agradeció la invitación y anunció, para otra ocasión, una actuación con todos los miembros interpretando danzas de ambas culturas; finalizamos con la promesa de que ese espectáculo se realizará en septiembre, para celebrar los tres años de la Tertulia y el cumpleaños del poeta Leoncio Yanes, también descendiente de canarios. Pasado un rato, alrededor del aljibe, el ambiente guardaba todavía el amor de una «Abuela» y el alboroto de muchos niños.


SONATINA PARA VIOLÍN
(CON MUJER E INTERROGANTES)

A Caridad González «La Abuela»


PRIMER MOVIMIENTO: ADAGIO


Esta mujer descifra a los violines
y en cada tiempo esgrime interrogantes
como claves de sol itinerantes
que revientan la duda en los jardines.
Una bestia conduce por las crines
a un golpe de la hostil desiderata:
¿cuándo inventó el adagio, la tocata,
el preludio, con ángeles y notas?
¿Cómo pulsa en la noche cuerdas rotas
si –da capo está viviendo en la sonata?


SEGUNDO MOVIMIENTO: ALLEGRO


Con Vivaldi, alegremente
recibe la «Primavera»:
alboroto largo, afuera
mariposilla latente.
En «Invierno» es diferente:
lentos respiran la mano
y el violín.
Dios o el arcano
hace al «Otoño» vivaz…
¿Y quién preña en un compás
las tormentas del «Verano»?

miércoles, 13 de enero de 2010

Con décima y trova

(Reseña de la tertulia
«La décima es un árbol»,
diciembre 2009)

Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez

La lluvia es fatal en tardes de tertulia, quienes piensan asistir se retractan, y los organizadores sufrimos terriblemente porque siempre queremos que cada encuentro supere al anterior. Esto sucedió el 18 diciembre 2009, todo estaba previsto, se hizo amplia promoción, había muchos amigos deseosos de asistir y, a última hora, se frustró su empeño. Pero los organizadores y asiduos de «La décima es un árbol» somos bastante porfiados y nunca nos amilanamos por gotas más o menos, así que se desarrolló el encuentro y cumplimos el programa.

La sección «Recordando los orígenes» rindió inicialmente un sencillo tributo a los poetas –recientemente fallecidos– Rigoberto Rizo y Ramón «El Profesor» Espinosa, para después tratar el tema «Rafael Alberti: un árbol de su Arboleda perdida» en memoria de su nacimiento, ocurrido el 16 de diciembre de 1903. Como siempre, fue presentada «La pieza del mes» y se distribuyó el Catálogo rimado (Nº 26 y Suplemento Anual 2008-2009).

En el momento principal, contamos con el trovador-decimista –o al revés–, Máster en Geomecánica y promotor cultural, Rogelio Rosales Antúnez (Manzanillo, 1957). Rogelio ofreció su arte por partida doble: interpretó canciones y leyó décimas de su libro inédito Réplicas del trovador, inspiradas en temas del repertorio trovadoresco cubano e internacional. A propósito de otro libro –también inédito–, Minerales en espinelas: décimas mineralógicas, se conversó acerca de este asunto. Y así, entre comentarios, tomando café, recordando a los grandes de nuestra música –Corona, Teofilito, y otros–, leyendo e improvisando décimas (Silverio también estaba ahí), terminó la húmeda tertulia decembrina.


TROVA, DÉCIMA Y ALGO MÁS

Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez

Rogelio Alberto Rosales Antúnez. Manzanillo, Granma, 8 de octubre de 1957. Máster en Geomecánica, trovador, poeta y promotor cultural. Durante la enseñanza media, inicia su creación literaria y musical, y se incorpora a un taller literario atendido por los escritores Joel Mesa y Alex Pausides. Desde 1976 integró grupos musicales pertenecientes al Movimiento de la Nueva Trova y a la Brigada Hermanos Saíz; con la brigada artística “4 de Abril” actúa en diferentes partes del país y realiza grabaciones, comparten vida artística y escenarios con figuras de la cultura nacional e internacional, y participan en ruedas de prensa con la revistas Bohemia y Somos Jóvenes. Escribe un poemario con temas épicos. En 1977 inicia la carrera de Geología en el ISMM de Moa, se incorpora al Movimiento de Artistas Aficionados y funda un grupo de música latinoamericana, entre otros quehaceres musicales. Como trabajador, en Holguín (1984), actúa con una brigada artística de las FAR y un trío de trova y humor. Participa en Romerías de Mayo, Fiestas Iberoamericanas, y peñas de la AHS. Compone «La Mayabe en burro», intrepretada por la Original de Manzanillo, y “El Geólogo”, tema musical del 2do Congreso Cubano de Geología. Asiste a un taller literario y escribe décimas. Durante 1996, en Ciudad de la Habana, se vincula a un proyecto de recreación cultural de las FAR. Desarrolla la canción humorística. Se gradúa de Máster en Geomecánica. Es premiado su número musical “Belleza”, creado para la empresa Francel de Dermocosmética Natural. Ya en Santa Clara integra agrupaciones musicales y humorísticas. Estudia promoción cultural, nivel elemental de música, Locución y Diplomado de Sociología. Como creador y promotor, participa regularmente en diversos espacios culturales, junto a trovadores y escritores. Actualmente se desempeña como Administrador de la Casa de la UNEAC en esta ciudad.

El curriculum de este hombre dice, por sí solo, su trayectoria de vida, pero no informa que Rogelio Rosales mantiene inéditos dos decimarios, cuya originalidad lo harían acreedor de premio o publicación, si por fin decidiera revisarlos detenidamente y presentarlos a un certamen o a una editorial. Son libros donde se plasma su «matrimonio» con la mineralogía y con la canción trovadoresca. Sus títulos definen esa relación: Réplicas del trovador: de la trova y mis amigos, y Minerales en espinelas: décimas mineralógicas.

En su preámbulo a Réplicas del trovador, el autor expresa:

En nuestro país es más que convincente la definición feijoosiana del trovador de canturía «ese que hace brillar al hombre, por la sencillez, maestría, la transparencia, la fantasía, la sátira, la pureza, el dolor, la esperanza». Esos que se inician con sus brotes y tanteos en la guitarra y luego fijan su repertorio, su estilo y sus temáticas que pueden ser tanto metafísicas como dialécticas, frescas o grotescas, apacibles o rebeldes, existenciales o de la muerte; el que le canta a la patria, a la política, a la sociedad, a la mujer y al amor...

Y más adelante asevera que su libro contiene «Décimas a tiro de hecho de un cubano que pretende expresarse muy espontáneamente mediante lo que constituye el género poético y cantable más popular en nuestro país».

Sin hacer un estudio pormenorizado de las décimas, conviene resaltar que el libro está dividido en las secciones: «Réplicas de tradición», «Réplicas de Trova Nueva», «Réplicas de Trova Nueva y Nuevos Tiempos» y «Autorréplicas», con lo cual se define la intención cronológica y abarcadora de su acercamiento. Acerca de por qué considera a sus décimas como «réplicas», explica: «Al referirme a la intención de lo que he llamado réplica, no se trata de copiar, ni objetar sobre lo expresado, tampoco establecer una controversia unipersonal con la obra trovadoresca, más que replicón o respondón pretendo ser responsorial y con todo el respeto y gallardía que se merece el felibre».

En el otro decimario, Minerales en espinelas: décimas mineralógicas, deja bien explicado el hecho curioso de que el término «espinela» se aplique a la composición de diez versos octosilábicos, atribuida a Vicente Espinel, y –en Mineralogía– a la combinación natural cuya estructura cristalina está formada por octaedros, que definen la orientación de los enlaces internos y constituye una propiedad muy distintiva de la especie mineral. Las décimas están agrupadas atendiendo a los tipos de sustancias químicas.

Ambos libros parten de una mirada fresca, desenfadada, humorística a veces, pero profunda, a los temas tratados. Uno rinde homenaje a las diferentes generaciones de cantautores que han ido por toda Cuba, y por otras regiones del mundo, dispersando sus cantos. El otro libro se va a las entrañas de la tierra a extraer su naturaleza de minerales útiles y preciosos. Tanto las canciones como las piedras pueden hacer al humano feliz o infeliz, según el uso; pero Rogelio Alberto Rosales ha sabido empapar a los diez versos octosílabos de una sonoridad conceptualizada muy contemporánea, y en ello todos los lectores hallarán una particular felicidad.

Debido a que los libros de Rogelio Rosales Antúnez se encuentran en proceso de terminación y revisión, solamente proponemos estas décimas:


COMO LOS PECES

Hay una lágrima rodando…
Carlos Varela


¿Se salvarán las iglesias
de tanta resignación?
¿El muchacho, la ilusión,
las madres, las peripecias?
¿El equilibrio, las recias
ataduras? ¿Qué careces?
En medio de los reveses
brotan negras, ¡y a rodar!
Lágrimas no son el mar
y nadan como lo peces.


ESPINELA


Aquí de modo casual
se insertan dos Espinelas:
esta que al versar desvelas,
la otra en el mineral.
Y es octaédrica igual,
parece una coincidencia.
Voy a tener la paciencia
de invitarla a una poesía
pues, si no, me quedaría
con un peso en la conciencia.


viernes, 8 de enero de 2010

Naborí y la Casa que lleva su nombre

Casa Naborí: Patronato de tradiciones campesinas

Por Ventura de Jesús
Tomado de Granma

Dicen que el Indio Naborí nunca puso excusa para asistir a las serenatas campesinas en Limonar. Al parecer era la oportunidad providencial para que aquel hombre generoso se sintiera a sus anchas, aunque algún día como él mismo expresara en son de broma que aquello de que una casa llevara su nombre "le olía a flor de muerto".

Pero lo decía seguro de labios hacia afuera y no como un reproche. Era apenas una señal de su buen sentido del humor. El motivo real era en todo caso enaltecer la valía de una institución que representa lo más genuino de las tradiciones campesinas.

Quizás por eso todas las fiestas que se celebran en la Casa Naborí, entre décimas y controversias, son una inevitable evocación a ese símbolo de la música campesina que fue Jesús Orta Ruiz. Así debió ocurrir de manera muy especial durante los festejos por los 20 años de esa institución cultural. En el recuerdo de la Casa también persiste el inolvidable Pablo Luis Álvarez, (Wicho), su fundador y primer director.

Reynaldo Gil González (Papito), uno de los animadores más tenaces de este proyecto veinteañero, dijo a Granma que el signo de la Casa es abrigar a los talentos y a lo que más vale y brilla del género cubano. Al propio tiempo, organiza concursos de improvisadores y décima escrita y se empeña en la tarea nada fácil de promover repentistas entre los niños interesados en la buena espinela.

El centro creó la Distinción Viajera Peninsular, que se entrega anualmente a las figuras más relevantes de la música guajira (poetas, intérpretes, promotores). El máximo galardón se otorgó en fecha reciente a Elia Rosa Borges, sobresaliente artista de la música campesina y a Luis Cordero, promotor cultural en la comunidad de Máximo Gómez, por su contribución a la cultura tradicional de nuestros campos.

El arribo de la Casa Naborí a sus primeros cuatro lustros sostiene la validez de una experiencia notable para el territorio matancero y de manera muy especial para Limonar, donde siempre quedó complacido Jesús Orta Ruiz, poeta de voz universal y uno de los más grandes cultores de la décima en Iberoamérica.


Versión original, mediante este enlace, en Granma.


Fin de un año y un nuevo cuaderno

En la Casa de la Décima Celestino García, de Pinar

Por Lorenzo Suárez Crespo

Infinitas alegrías asumieron las malaras en las voces de los poetas pinareños que durante el 2009, acompañados del grupo Fulgor Campesino, justificaron las sonoridades del tres, el laúd y la guitarra en las noches de los sábados a orillas del río Guamá, serpentina de cristal tan emblemática de la ciudad vueltabajera.

Finalizó un año y en su ocaso uno de los poetas más destacados del Parnaso, José Lorenzo Delgado, invidente (al centro en la foto), experimenta con beneplácito la edición de su cuaderno Forzando el pie, cuya preparación estuvo a cargo de Lorenzo Suárez Crespo e Irma Rodríguez Curbelo con los modestos recursos de la institución.

La Casa de la Décima Celestino García venía publicando hojas sueltas, plegables y plaquettes no solo con las obras de los poetas locales, sino que su objetivo fue más allá al tener en cuenta los homenajes que se han realizado a Celestino García, Celina González, El Indio Naborí, Juan de Mal Lara con su obra Mística Pasionaria, así como selecciones de los poetas más reconocidos de la provincia y que han dejado huellas de identidad, sentido de pertenencia y cubanía en los acordes de la estrofa mágica.

Es el primer cuaderno que ve la luz con estos sencillos esfuerzos y que puede ser posible gracias también a otras manos amantes de la malara que se nos tienden acá y más allá de nuestras fronteras.

José Lorenzo tuvo suficiente emoción como para saludar el regalo con esta improvisación.


Esta noche es de alegría
y el Guamá con ondas claras

es eco de las malaras
que le vierte el alma mía.
Se viste la poesía,
de yagua y penca de guano,
se eleva el punto cubano
orgullo de mi nación
cuando canto en el Ranchón
del poeta Juan Montano.


En las palabras iniciales, tanto Juan Montano como Lorenzo Suárez, disertaron sobre la significación de los meses transcurridos en el afianzamiento y desarrollo de la Casa de la Décima como emporio de la cultura tradicional popular en su veta poética más auténtica, la malara. La importancia que transpira como templo de la oralidad pinareña donde no solo se atesoran las obras que nos han precedido en sus voces más auténticas, sino que se propicia y alienta a los nuevos valores que no solo en los adultos, sino en los talleres de repentismo infantil, tienen sus más legítimos continuadores. Casa donde se dan cita con la malara otras tantas manifestaciones artísticas como expresión del trabajo cultural comunitario.

Fue un año de encuentros que se propiciaron con delegaciones de España, de Estados Unidos, México y en el propio patio representaciones del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado con Waldo, Pedro, Amor y otros amigos de dicho centro.

Visitas de diputados del Poder Popular, funcionarios de Cultura Provincial, así como de la UNEAC del territorio estuvieron departiendo estos lances culturales. En la UNEAC sostuvimos un encuentro con el resto de los proyectos socioculturales de la provincia con el seguimiento además del CIERIC y se dieron a conocer nuestras conquistas y metas, expuestas anteriormente en uno de los eventos del CIERIC desarrollado en Matanzas este año.

Un reportaje especial le dedicó espacio periodístico en la pluma de María Isabel Perdigón para dar a conocer detalles relevantes de esta cita sabatina tan popular, así como artículos encomiables de la columnista de Guerrillero Zenia Regalado.

En la Jornada Veraniega prestigiaron este Parnaso con su presencia los poetas Tomasita Quiala, Emiliano Sardiñas, Oniesis Gil y Felipe Pérez Alvarado. Otro aspecto a destacar fue la presencia de Pinar del Río en la Fiesta Cucalambeana de Las Tunas donde se presentó el conversatorio sobre las voces femeninas de la malara en Vuelta abajo, así como la participación de los jóvenes improvisadores Oniesis Gil, Leandro Camargo y Sindy Manuel Torres, quienes se alzaron con los premios más importantes del evento de repentismo.

Por primer vez y con mucho éxito tuvimos un espacio dentro del recito ferial durante la fiesta de los libros en el mes de febrero. Los poetas, acompañados de Fulgor Campesino, dieron libre vuelo a las diversas modalidades de la malara para encanto de un público que sabe reconocer en esta estrofa su sello de autenticidad y cubanía.

Estímulos como estas visitas en las que el Ingeniero mexicano, amante de la malara, José Luis Zamudio, tuvo palabras tan elogiosas al conocer personalmente el proyecto junto a su esposa, se consolidan con la solidaridad que nos fortalece desde otros países de Hispanoamérica y dentro de los cuales el propio México ha sido patente, pues el mayor enriquecimiento de la institución en su archivo bibliográfico para disfrute de la comunidad y de los visitantes a la Casa, han sido los libros y revistas recibidos del Frente de Afirmación Hispanista de México en la persona del señor Fredo Arias de la Canal, director, y su equipo de trabajo no solo propiciando actualidad al acercamiento de la poesía y la décima, sino a estudios investigativos y otros textos de valor literario y espiritual para el mejoramiento humano. Otros textos a mencionar son Quaderns de Poesía, desde Barcelona con Nostre Club, así como Carta Lírica del poeta, promotor cultural y Premio José Vasconcelos, Francisco Henríquez, publicaciones donde ha visto la luz la obra de nuestros poetas.

La divulgación ha tenido sus ecos en grandes amigos y apoyo incondicional en otros como es el caso del poeta Pedro Péglez González, y del Grupo Ala Décima, siempre atentos en su ayuda, promoción y comprensión. Muestras de solidaridad y estímulos nos propician los mensajes recibidos por correo electrónico desde toda Iberoamérica.

La primera versión de un concurso literario de malaras escritas con el tema Por la paz y contra el desarme nuclear resultó de gran importancia no solo para estimular la estrofa criolla, sino unir nuestras voces por la paz, la fraternidad y el trabajo cultural como elementos imprescindibles del hombre actual en su formación y dotes humanas.

Amigos como el poeta e historiador Jorge del Valle colaboraron en la realización de este concurso que tuvo en el Centro Provincial de Casas de Cultura el apoyo del jurado.

La noche propició como siempre espacios para los pies forzados, diálogos poéticos, el piropo cantado, las tonadas y como ya es habitual, la música bailable, plato a degustar por un público de todas las edades con los ritmos de nuestros bailes campesinos tradicionales y que, en cada edición, actualizan el legendario legado de los guateques.

El 2009 dejó sus huellas de reafirmación y nuevos vuelos para la malara que no se contenta con dormir en la letra impresa, sino animar sus cantos estimulada por las cuerdas y sobrevolando esas aguas que serpentean por el centro de la ciudad como un anuncio de que Juan de Mal Lara, Espinel, El Cucalambé, Naborí y los actuales seguidores la aman y enaltecen como su más auténtico sello de identidad y realización poética.

Con la impronta de un pie forzado pedido por el público, Félix López Machín, El Minerito, puso un sello de improvisación a la noche campesina con estos versos escoltados por las cuerdas el laúd.


Siempre que llega este día
de abrir la imaginación
la sangre del corazón
se me vuelve poesía.
Un mundo de lejanía
el recuerdo me condensa
y pido la dicha inmensa
de dignidad y valores
para los admiradores
por el año que comienza.