viernes, 8 de enero de 2010

Naborí y la Casa que lleva su nombre

Casa Naborí: Patronato de tradiciones campesinas

Por Ventura de Jesús
Tomado de Granma

Dicen que el Indio Naborí nunca puso excusa para asistir a las serenatas campesinas en Limonar. Al parecer era la oportunidad providencial para que aquel hombre generoso se sintiera a sus anchas, aunque algún día como él mismo expresara en son de broma que aquello de que una casa llevara su nombre "le olía a flor de muerto".

Pero lo decía seguro de labios hacia afuera y no como un reproche. Era apenas una señal de su buen sentido del humor. El motivo real era en todo caso enaltecer la valía de una institución que representa lo más genuino de las tradiciones campesinas.

Quizás por eso todas las fiestas que se celebran en la Casa Naborí, entre décimas y controversias, son una inevitable evocación a ese símbolo de la música campesina que fue Jesús Orta Ruiz. Así debió ocurrir de manera muy especial durante los festejos por los 20 años de esa institución cultural. En el recuerdo de la Casa también persiste el inolvidable Pablo Luis Álvarez, (Wicho), su fundador y primer director.

Reynaldo Gil González (Papito), uno de los animadores más tenaces de este proyecto veinteañero, dijo a Granma que el signo de la Casa es abrigar a los talentos y a lo que más vale y brilla del género cubano. Al propio tiempo, organiza concursos de improvisadores y décima escrita y se empeña en la tarea nada fácil de promover repentistas entre los niños interesados en la buena espinela.

El centro creó la Distinción Viajera Peninsular, que se entrega anualmente a las figuras más relevantes de la música guajira (poetas, intérpretes, promotores). El máximo galardón se otorgó en fecha reciente a Elia Rosa Borges, sobresaliente artista de la música campesina y a Luis Cordero, promotor cultural en la comunidad de Máximo Gómez, por su contribución a la cultura tradicional de nuestros campos.

El arribo de la Casa Naborí a sus primeros cuatro lustros sostiene la validez de una experiencia notable para el territorio matancero y de manera muy especial para Limonar, donde siempre quedó complacido Jesús Orta Ruiz, poeta de voz universal y uno de los más grandes cultores de la décima en Iberoamérica.


Versión original, mediante este enlace, en Granma.


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