miércoles, 27 de enero de 2010

Muchos niños y una Abuela

(Reseña de la tertulia
«La décima es un árbol»,
enero 2010)

Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez


El 15 de enero, el patio del Museo de Artes Decorativas de Santa Clara se llenó de alegría; «La décima es un árbol», que desde algunos meses atrás había tenido que refugiarse en la salita de actividades, a causa de la lluvia o del frío, volvía a sentirse en su medio natural. Estábamos listos para celebrar el natalicio de José Martí y el
X aniversario del Grupo Ala Décima.

Las secciones habituales fueron un tanto más ligeras, porque para las cinco estaba prevista la actuación del grupo danzario «Los Isleñitos», de la Casa Canaria «Leonor Pérez». No obstante, a las efemérides más significativas se les dedicó el momento «Enero en la décima», durante el cual fueron leídas: Vela abajo, mozo arriba, de José Martí; algunas estrofas del diálogo poético «El cambio no hay quien lo frene», que aparece en el libro No se infartó la palabra, de Ramón Espino Valdés (México, 2009), en celebración del Día de la Ciencia Cubana; la primera estrofa del monólogo de Segismundo, en La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca; «Campoamor», de Rubén Darío, y «Perdido entre tanta gente», de Jorge Guillén. Y con dos versos de este último poeta, leí mi glosa «Lección de vida». Por supuesto que no se olvidó comentar el fallecimiento reciente del laudista cubano Miguel Ojeda.

Para presentar «La pieza del mes», el Lic. Jesús Llorens León seleccionó un mantón de Manila bordado en seda, razón por la cual habló acerca de la historia de ese material. Lamentablemente, el Catálogo rimado Nº 27 no tuvo la calidad acostumbrada, aunque se presentó.

La presencia de niños en un espacio cultural siempre resulta atractiva, y cuando se le suma una «Abuela» como Caridad González Sánchez, entonces el espacio se vuelve doblemente cautivador. Invitamos a Caridad porque hacía dos años que no se presentaba en la tertulia, y porque sabíamos que estaba escribiendo un nuevo decimario con el tema de la música –recordar que su primer libro fue Décimas en D Mayor para violín y piano (Editorial Capiro, 2002); y como de música se trataba, escribí para la ocasión «Sonatina para violín (con mujer e interrogantes)»; la lectura, como ella acostumbra hacerla, fue emotiva y fluida; nos hubiera gustado escucharla más, pero la «Abuela» decidió entregar el espacio a los niños.

Desde el primer número, «Los Isleñitos» despertaron mucha ternura en los invitados habituales y ocasionales, y hasta en un grupo de turistas, que detuvieron el recorrido por el museo para disfrutar de su actuación. Junto al aljibe, al centro del patio, un trovador de siete años, Saúl Sam Concepción, se hizo acompañar excelentemente por su guitarra, tan pequeñita como él, para interpretar algunos Versos Sencillos, en homenaje –que sí era grande– al Maestro. Entre aplausos, los asistentes pidieron «otra». Después, las dos filas de niñas, luciendo la típica bata cubana, se desplegaron, con su profesor Yuniesky López Débora al frente, para comenzar a marcar, al son de la cubanísima «Caringa», los pasos de la coreografía. Antes, el profesor presentó el grupo y explicó que la esencia de su trabajo reside en inculcar en los niños el amor por sus raíces cubanas y canarias. Al final, nos agradeció la invitación y anunció, para otra ocasión, una actuación con todos los miembros interpretando danzas de ambas culturas; finalizamos con la promesa de que ese espectáculo se realizará en septiembre, para celebrar los tres años de la Tertulia y el cumpleaños del poeta Leoncio Yanes, también descendiente de canarios. Pasado un rato, alrededor del aljibe, el ambiente guardaba todavía el amor de una «Abuela» y el alboroto de muchos niños.


SONATINA PARA VIOLÍN
(CON MUJER E INTERROGANTES)

A Caridad González «La Abuela»


PRIMER MOVIMIENTO: ADAGIO


Esta mujer descifra a los violines
y en cada tiempo esgrime interrogantes
como claves de sol itinerantes
que revientan la duda en los jardines.
Una bestia conduce por las crines
a un golpe de la hostil desiderata:
¿cuándo inventó el adagio, la tocata,
el preludio, con ángeles y notas?
¿Cómo pulsa en la noche cuerdas rotas
si –da capo está viviendo en la sonata?


SEGUNDO MOVIMIENTO: ALLEGRO


Con Vivaldi, alegremente
recibe la «Primavera»:
alboroto largo, afuera
mariposilla latente.
En «Invierno» es diferente:
lentos respiran la mano
y el violín.
Dios o el arcano
hace al «Otoño» vivaz…
¿Y quién preña en un compás
las tormentas del «Verano»?

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