viernes, 29 de enero de 2010

Dos décadas de décimas:
Glosando Perú en
el siglo 21

Por Philip Pasmanick


DecimAbstracto

Desde el litoral pacífico
Declaman briosas cuartetas
Glosándolas los poetas
Cual pie forzado magnífico.
Tan elegante y prolífico

Canto tiene su razón.
Afrocriollo corazón,
Terco legado andaluz:
Nicomedes Santa Cruz
Al compás del socabón.


Introducción

Por más que 15 años he tomado como mi obligación ante el arte decimal que tanto admiro, difundir mis ensayos, estudios, narrativas de festivales, controversias en vivo y por escrito, enlaces con sitios afines, y sobre todo unos 60 videos a través de mi blog deciman. Espero haber cumplido mi autoimpuesto deber de reportar sobre cada festival internacional, con el ensayo aquí presente y mis nuevos videos. Se lo dedico humildemente a la décima peruana y a los hombres y mujeres que la hacen vibrar en el corazón de sus conciudadanos. La musa de la espinela también bendice al Perú; hasta un forastero se da cuenta en seguida.

Me dirijo sobre todo a mis compañeros decimistas del litoral atlántico y mediterráneo, por decirlo así. Los peruanos ya saben la joya que tienen y cómo cuidarla para el día de mañana. Pero ojalá les interesen a todos las observaciones de este decimaníático internacional.

Como método de estudio, me basé en tres fuentes:

1.- mis observaciones en vivo y de mis videos del Encuentro, del 4 al 8 de diciembre de 2009.

2.- los decimistas peruanos que han tenido la inmensa generosidad de compartir conmigo experiencias, a veces dolorosas y conflictivas, como exponentes y propulsores de su arte. Gracias, César Huapaya Amado, David Alarco Hinostrozah (quien me invitó al festival), José Luís Mejía, y Fidel Alcántara Lévano. Todos me explicaron sus experiencias, a veces con mucho más detalle que fuera apropiado incluir en este modesto relato. Por eso resumo ciertos conflictos y discrepancias entre los protagonistas, de manera bastante general. Prefiero ser impreciso que provocador. Si hay errores, de comisión u omisión, son míos.

3.- Material digital de Milagros Carazas, Octavio Santa Cruz, Daniel Mathews, Heidi Feldman, otros estudios varios, blogs antológicos y blogs informativos, y video en cantidad. Confieso que no he leído los libros fundamentales, ni he hecho las citas de manera profesional. Puse hyperlinks, y ya. Eso es una instantánea, no una tesis de doctorado.


Historia Temprana: El Pacífico Negro

Comparado con el “Atlántico Negro” (que incluye el Caribe) el Pacifíco Negro es una población distinta. Nunca fue muy grande (según Feldman menos de 100 mil africanos fueron traídos) y los africanos esclavizados mayormente no venían directamente de África, sino habían estado largo tiempo en otros lugares de las Américas. Ya establecidos en la costa del Perú en casas particulares y pequeñas plantaciones esparcidas por la inmensa costa peruana, estaban aislados, no sólo de África, sino de otras poblaciones de africanos locales y regionales. Por supuesto sufrieron todos los horrores de la esclavitud. Perdieron idiomas y religiones casi por completo. Pero quedó un núcleo africano que se percibía más claramente en sus bailes y su música. Y su sensibildad para la literatura oral supo apreciar y hacer suyo voluntariamente un curioso elemento cultural de sus opresores: la cuarteta glosada en cuatro décimas.


Criollización

Depués de la emancipación de 1854 y 1855, la población afrodescendiente empezó un proceso de aculturación rápida a la cultura criolla de la costa. Muchos afrodescendientes se consideraban criollos, asumiendo una identidad más cultural que racial, sin que esta asimilación les librara del racismo.

Compartían, con todos los criollos, muchas prácticas culturales, entre ellos la fiesta o jarana, con su música y bailes correspondientes, donde se destacan valores estéticos africanos y un conjunto de instrumentos de percusión muy particular, sin membrófonos ni clave, y con guitarra como elemento indispensable. Según Octavio Santa Cruz en sus propios versos, las décimas las cantaban (o declamaba sonoramente) en ritmos del “triste socabón”. Afirma además que el desafío, el contrapunto, y la improvisación eran practicados por los mejores decimistas a cumplir un largo período de aprendizaje con un mentor.


Renovación e Identidad

Durante la primera mitad del siglo 20, cuando grandes oleadas de migración andina a la costa cambiaron el cariz cultural de la costa, y de Lima en particular, había esfuerzos esporádicos de reivindicación de la cultura criolla en general y en especial la vertiente “negra”. Seguramente el movimiento literario de la “Négritude” influía también. Este proceso reivindicativo cundió en 1956 con un espectáculo musical que contaba con la participación de Porfirio Vásquez, patriarca de una familia preeminente de músicos y bailadores. Don Porfirio era prestigioso decimista, estudiante de Higinio Quintana, “El Pozo de la Ciencia”. Destacó el arte decimal dentro del espectáculo. Era mentor a su vez de Nicomedes Santa Cruz, que dos años después lo reemplazó en la compañía.

Durante los años 60, el término música “negra” se iba sustituyendo por “afroperuana”. Se quería revivir las formas históricas, pero quedaba muy poco y había que recrear, y en ciertos casos inventar, todo un acervo cultural de bailes, melodías, vestuario, ritmos, y toques de guitarra. La meta ya no era simplemente montar espectáculos costumbristas; era un movimiento social ligado a la lucha internacional por los derechos humanos y los procesos anticolonialistas de África y todo el Tercer Mundo.

En este contexto el landó, hoy tal vez el estilo afroperuano más emblemático, fue recreado por Nicomedes Santa Cruz y su entorno (su hermana Victoria y su guitarrista Vicente Vásquez) en base de fragmentos de movimiento, ritmo, y melodía adqueridos en varias etapas y de diferentes informantes. (Una vez más, resumo a la indispensable Feldman). Hoy el landó es el estilo preferido para la improvisación, por lo menos dentro del Taller de la Kontroversia. Tiene la cadencia insinuante y sincopada de la milonga argentina y el seis puertorriqueño, con la libertad de tiempo que lo hace tan conveniente para el improvisador el punto cubano.

Antes de proseguir, reconozco que los temas de identidad (criolla y/o afrodescendiente) y autenticidad (rescate y/o reinvención) son de por sí controversiales y yo soy el menos indicado para ahondarme en ellos. Se lo dejo a los portadores de la cultura, los investigadores de campo, y los teóricos definir y pronunciar; yo doy un vistazo y mi reportaje semi-objetivo y bien intencionado.


El maestro:
Nicomedes Santa Cruz

Las décimas de Nicomedes Santa Cruz nacieron en el contexto de los movimientos sociales de los 60. Utilizó el estilo preferido de “pie forzado” lo que en Perú equivale a glosar una cuarteta o redondilla con cuatro décimas, donde el décimo verso de cada estrofa es uno de los versos de la cuarteta inicial. Siguiendo las expectativas vigentes en su medio, donde el decimista popular raras veces cuenta con estudios literarios, se aleja de las normas de la espinela, permitiéndose, por ejemplo, rimas asonantes y rimando plural con singular. Desde el principio de su carrera, empezando con Ritmos negros del Perú (1957) Santa Cruz escribía con la idea concreta de concientizar a los peruanos, y en particular a los afroperuanos, recordándoles de una historia, y un folclor, casi olvidados. Autodidacta, genio polifacético, comprometido activista, promovía la décima oral recitado al socabón y recopiló y publicó las décimas de los viejos decimistas afrodescendientes. Nicomedes Santa Cruz hizo perfilar la décima. Lleva sus poemas a los estudios de grabación, a los libros (su obra fundamental es "La decima en el Perú"), a las universidades, a las tarimas, y a través de los medios masivos de comunicación llega a conocerse a nivel nacional e internacional.

Pero nunca ganó el apoyo y la aceptación académica como poeta literario que creía que merecía, y se fue a vivir en España en 1987, harto de luchar contra el rechazo de las élites y posiblemente de problemas políticos bajo el gobierno de Fernando Belaúnde Terry, debido a su apoyo al gobierno anterior. Murió en Madrid en 1992, a la edad de 67 años, dejando un legado de gigante cultural. Con su carisma, su extraordinaria voz, sus estudios, y su compromiso social, Santa Cruz definió para el mundo qué es, cómo se ejecuta, y de dónde proviene la décima peruana.


Primeros pasos a la organización nacional:

Gracias a su trabajo intenso de cuatro décadas de incansable promoción, y la terquedad de los amantes de la estrofa en los rincones del país, esta “flor de diez pétalos iguales” no se marchitó en el suelo peruano con la muerte de Nicomedes. A lado de unos noventa decimistas mayores, apareció una nueva generación de poetas y estudiosos, primero entre ellos César Huapaya Amado, quien con su tomo "El canto de los siglos" recopiló cientos de poemas de los decimistas fallecidos que Nicomedes Santa Cruz no incluyó en su libro, además de difundir la producción de un gran número de decimistas vivos en plena actividad, de todas las razas y estratos sociales. Huapaya Amado enriqueció el canon mediante sus contactos en Chile y Argentina, organiza talleres y encuentros nacionales, y publica boletines en papel y en el internet, entre otras actividades, y escribe, cómo no, sus propias décimas.

A finales de 1995 fundió la Agrupación de Decimistas del Perú (ADEP) que se reunían en la que era casa de Nicomedes Santa Cruz decimistas de la “vieja guardia” como Juan Urcariegui (contemporáneo de Nicomedes Santa Cruz) y poetas de cuartetas como Germán Súnico, Antonio Cavero, y Roberto Arriola, que adquirieron la décima en la ADEP. Se sumó una nueva generación de aprendices, entre ellos David Alarco Hinostrozah, Renato Cisneros, y José Luis Mejía Huamán. Bajo la presidencia de César Huapaya Amado desarrollan actuaciones, organizaron encuentros nacionales e internacionales, y llevan a cabo una “Maratón de la Décima”. Es la primera organización que agrupa a los cultivadores de la estrofa en el Perú, y la conduce a presencia nacional.


Una crítica tan contundente como constructiva

La producción de material impreso era poca pero la ADEP editó un folleto de poemas a Nicomedes Santa Cruz que llegó a manos del decimista cubano Francisco Henríquez. En 1997 ó 1998 Henríquez escribió desde Miami una carta a José Luis Mejía con fuertes críticas formales del folleto de la ADEP y de la poesía del mismo Nicomedes. La carta fue leída en una reunión de la ADEP y según personas presentes, la tertulia quedó en absoluto silencio, abrumada después de lo que había sido un profundo llamado a la atención. Algunos de los miembros aceptaron esta rectificación y pulieron sus décimas, mientras otros consideraron la carta “muy ortodoxa” y una imposición foránea que no concordaba con la tradición peruana.

Otra discusión que se surgía en el seno de la ADEP tenía que ver con las diferentes perspectivas de los escritores de la décima y los oralistas. Y los mismos poetas orales se dividían entre los declamadores de repertorio (la mayoría) y algunos jóvenes impetuosos, sobre todo Alarco, que promueven el canto, el contrapunto, y la improvisación, e insiste en la métrica exigente de la espinela clásica, la raíz de la décima en todas sus manifestaciones.

Siguió la ADEP hasta 2000, cuando se colapsó bajo el peso de las tensiones existentes, críticas polémicas a Nicomedes Santa Cruz, percibidas faltas de respeto, diferentes criterios sobre la reclamada identidad afroperuana de la décima, y aparentemente los celos, luchas por el protagonismo, y roces inevitables entre personalidades fuertes, sobre todo los artistas.

César Huapaya Amado cesó como Presidente, y sigue ateniendo sus tareas (que abarcan no sólo la décima sino educación de adultos y otros compromisos sociales) por otros medios. Sigue siendo hasta la fecha la máxima autoridad de la décima en el Perú.

Mientras tanto el decimista Pedro Rivarola, siendo todavía ADEPto, fundó su propio grupo de décima de la usanza tradicional (declamar pies forzados, dramáticamente y de memoria). Formados como “Los Calleros de la décima” montan numerosas presentaciones y se mantienen activos aún después del fallecimiento de su fundador. En 2003, por su parte, David Alarco formó “El Taller de la Kontroversia” para promover, entre otras metas, la improvisación en la manera habitual en el resto de la hispanidad (un estrofa a la vez), la ampliación de temas, y el canto en landó; en fin, una renovación radical y una ruptura con el modelo que plasmó Nicomedes Santa Cruz como único punto de referencia para la décima en el Perú. Es precisamente el Taller de la Kontroversia que me invitó a participar en su Primer Encuentro en Lima en diciembre de 2009 como ponente y decimista, tema que trataré más adelante.

Aparte de estas agrupaciones, es notable el intensivo trabajo de creación, promoción, actuaciones, y educación de varios individuos. Noto por ejemplo otro ADEPto, Fidel Alcántara Lévano. Natural de Chincha, localidad con fuerte presencia afroperuana (y decimista) llega a la ciudad de Moquegua, lejos de la costa, donde la poesía oral (y mucho menos la décima propiamente dicha) era casi desconocida. Sabiendo que la décima no prospera sola —necesita público, necesita contrincantes, necesita desafío, necesita nuevas generaciones de poetas y estudiosos— labora hasta formar una pequeña comunidad de cultivadores de la estrofa. Su copioso decimal y su extraordinaria labor está contado en su web.

Otra personalidad que llama la atención es el joven Omar Camino, un miembro del Taller de la Kontroversia que tiene su propia carrera musical como cantautor. Guapo, talentoso, y taquillero, utiliza la décima en determinados momentos durante sus actuaciones, (por ejemplo, para presentarse) de una manera muy simpática y digerible. Sus décimas en el performance que vi eran muy bien recibidas por un público copioso y joven.

Si bien las universidades nuestras no ponen el interés al fenómeno de la décima que quisiéramos los decimistas, Perú tiene algunos estudiosos de altura. Hay museos todavía por explorar y especialistas activos que no he leído todavía como Groffer Renjifo Arévalo. En junio de 2005 la Universidad de San Marcos (Lima) montó un coloquio con lujo de ponencias sobre Nicomedes Santa Cruz, su obra, y las complejas cuestiones de identidad afroperuana. Actuaron los Caballeros de la Décima. Aunque hay entre los decimistas del mundo cierta desconfianza hacia los “expertos” nacionales y sobre todo internacionales, los coloquios pueden enaltecer el arte y tal vez generar más respeto entre los organismos estatales y privados que manejan los fondos dedicados a la cultura.


El Encuentro

Durante la primera semana de diciembre (días 4-8) el Taller de la Kontroversia llevó a cabo su “Primer Encuentro de la Décima y el Verso Improvisado, El Canto de las Campanas, Homenaje a Nicomedes Santa Cruz”. Participaron:

Octavio Santa Cruz (Perú)
Fidel Alcántara Lévano (Moquegua) con su esposa
Victor José La Chira Acevedo (Barranca, Lima)
Chalena Vásquez (Perú)
Omar Camino (Taller de la Kontroversia - Perú)
David Alarco (Taller de la Kontroversia - Perú)
Fernando Rentería [guitarrista] (Taller de la Kontroversia - Perú)
Ketty Villaverde [cantante] (Taller de la Kontroversia - Perú)
Julia Saavedra (Taller de la Kontroversia - Perú)
Antonio Silva (Taller de la Kontroversia - Perú)

Internacionales éramos tres:

Ana Zarina Palafox (México)
Julio Micolta Cuero (Ecuador) con su esposa Pilar
Philip Pasmanick [servidor y autor de la presente] (EE.UU.)

Muchos más fueron invitados y no participaron por una serie de razones, en muchos casos fuera de la voluntad de los poetas.

Actuamos en el Centro Cultural de España [CCE] (con un grupo folklórico criollo de la Universidad Católica), Villa El Salvador, Comas, y La Perla. Hicimos varios talleres también y estuvimos en fiestas (casa de David Alarco) y peñas (La Casa del Pisco, y el Centro Social Cultural Musical de Breña donde tocaban valses divinamente). Tuvimos públicos pequeños pero leales, sobre todo el La Perla (El Callao) donde esperaban pacientemente mientras se traía y montaba un equipo de sonido y luego escucharon atentamente hasta el final a pesar de un viento glacial. Y en el CCE, vaya el coro que se formó entre el público, que cantaron nuestros estribillos de rumba, landó y son con gran entusiasmo y musicalidad. Allí gozamos de un teatro pequeño pero completito, muy cómodo, con excelente sonido y luz. ¡Qué lujo! Y cumplimos exitosamente con un programa muy variado y ambicioso.

Como suele pasar en los encuentros de decimistas, los momentos más sublimes sucedieron fuera del escenario; en este caso, en una tardeada encantada en la casa de David Alarco. Se destacó una serie de décimas improvisadas por peruanos e invitados internacionales en landó, resaltando la naturalidad con que la cadencia de la décima se adapta a este ritmo. Las estrofas tenían como tema la luna de miel del poeta ecautoriano Julio Miculta Cuero y su esposa Pilar, y provocaron risas y aplausos.

Montar un festival con participación nacional e internacional requiere recursos importantes: personal especializado, dinero, y apoyo directo de las universidades, los medios masivos de comunicación, algún ministerio. El Taller de la Kontroversia logró un éxito importante. Con un modesto presupuesto concedido por el CCE, se juntaron en Lima decimistas peruanos tradicionales con los innovadores del Taller de la Kontroversia. Ojalá sea sólo el primero de muchos encuentros internacionales. Perú sigue relativamente aislado del mundo decimístico, y los intercambios entre los decimistas de la Gran Hispanidad siempre son fructíferos y edificantes.

Por lo visto, la décima sigue vigente en el Perú. Si bien el repentismo es muy poco frecuente (David Alarco solo puede nombrar cinco improvisadores de décima en el Perú, con varios niveles de capacidad: Antonio Silva García, Omar Camino, y Segundo Robles en Lima, José Luis Mejía (reside en Indonesia, vaya Ud. a saber) Miguel Reynoso en Chiclayo y Daniel Valenzuela de Chincha) hay casi un centenar de decimistas que practican el culto de la espinela de su manera, por el amor y satisfacción que engendra la estrofa entre sus acólitos. Si bien mucha gente menosprecia la décima, o simplemente la ignora, siempre hay gente que la sabe apreciar. A pesar de las tensiones entre algunas de sus luminarias, viven y dejan vivir, y muestran todos un cariño inquebrantable por la décima y sus idiosincráticas expresiones peruanas. Es un mundo muy pequeño pero completo y dinámico, dialéctico se podría decir. Hay tradición arraigada, hay estudiosos serios y comprometidos, hay público entendido, hay fuerte presencia en el internet, hay cultivadores leales al legado de Nicomedes Santa Cruz, y hay creadores experimentales: en fin, hay futuro.

FIN

Agradeceré sus comentarios y sugerencias.
-- Philip

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