lunes, 30 de diciembre de 2013

II Tengo en la Casa mi casa, resumen


Celebrados los veinte años
de la Casa Iberoamericana
de la Décima El Cucalambé

Por Pedro Péglez González
Fotos de archivo

Las Tunas.— Las dos décadas de sostenido y fructífero quehacer de la Casa Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, con sede en Las Tunas, fueron celebrados aquí, del 18 al 20 de diciembre, con la segunda edición del evento Tengo en la Casa mi casa, continuidad del encuentro de intercambio de la institución con sus colaboradores, celebrado en abril de este año. Toma su nombre del primer verso de una décima hecha por diez autores, a cada uno de los cuales ese centro pidió en el 2012 un verso de regalo para el plegable con el programa por los 19 años de la institución. También con ese nombre, Tengo en la Casa mi casa, se tituló un comentario escrito a propósito de la primera edición del evento.

Integraron ahora la agenda festiva tres días de encuentros artístico-literarios, con predominio de las actividades caracterizadoras de la institución —entre ellas el Café ConVerso y la Noche de Iberoamérica, en plena calle delante de la sede, para un intercambio directo con la población—, tres días durante los cuales se homenajeó al hermano pueblo de Guatemala, por lo que contó con diversas muestras de la cultura maya, la participación del embajador de ese país y de estudiantes de la tierra del quetzal que cursan en esta ciudad la carrera de Ciencias Médicas, amén de escritores, repentistas y músicos, tanto locales como de La Habana, Villa Clara, Holguín, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey.

Entre los invitados de otras provincias es de destacar la “embajada” espirituana, encabezada por la escritora Merari Mangly Carrillo, presidenta del grupo de decimistas Toda luz y toda mía y Premio Ala Décima en el V concurso Décima al filo 2012, quien trajo a estos festejos de la Casa el conjunto musical Síncopa Son, el grupo de humoristas Los Cariduros, una exposición de obras de décima ilustrada, con textos y dibujos de niños de su provincia, e infantes tonadistas con su profesor, el poeta repentista Abel Amador.

Ello facilitó que la mañana dedicada a los que saben querer deviniera fraterno y hermoso intercambio tunero-espirituano, en el que merece mención aparte la presentación de la compañía infantil La monedita del alma, impresionante proyecto multigenérico de Las Tunas que el día 21 cumplió sus cinco años de trabajo, justamente el mismo día del cumpleaños de su director, el poeta Juan Manuel Herrera, miembro de la filial tunera de Ala Décima, de cuya autoría es esta estrofa escrita para el folleto de bienvenida a la anterior edición del evento:


“Tengo en la Casa mi casa”,
casa de todos ustedes
sin ventanas ni paredes
sin puertas porque traspasa
las fronteras y te abraza.
No hay murallas, nada adverso.
Canta en ella un universo
de rimas y de latidos.
Mucha salud. ¡Bienvenidos!
Mi casa es Café ConVerso.


Entre otros muchos momentos relevantes de la agenda, resultó provechoso el espacio teórico que debatió acerca de la realidad actual de la poesía en estrofas de diez versos como parte del complejo artístico-literario que la integra, en panel conducido por el escritor Carlos Esquivel Guerra
y con intervenciones de los poetas Odalys Leyva Rosabal, Diusmel Machado Estrada y Pedro Péglez González, todos laureados con el Premio Iberoamericano Cucalambé en distintas ediciones.

La celebración fue precedida por otras dos citas a ella dedicadas: el VIII Encuentro Nacional Décima al filo, en Guáimaro (12 al 15 de diciembre), y el III Encuentro Nacional de Escritores Rurales, en la apartada localidad de San José, municipio tunero de Colombia (los días 16 y 17). Asimismo cerró un ciclo de conmemoraciones, durante el año, de los veinte años de otras dos entidades decimísticas: el Grupo Espinel-Cucalambé, en Puerto Padre, Las Tunas (febrero), y la peña semanal que sirve de sede al Grupo Ala Décima, en Alamar, La Habana del Este (julio).




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domingo, 29 de diciembre de 2013

III Encuentro de Escritores Rurales, resumen


Allá lejos, tierra adentro

Por Pedro Péglez González
Fotos de archivo

San José, Colombia, Las Tunas.— Misleidy Rodríguez Palmero llegó atrasada al Hogar literario: Ya era noche y el evento había empezado por la tarde. Se disculpó: Acababa de arribar en un tractor, con su pequeño hijo. Pero excusarse e incorporarse —junto a Miguel Mariano Piñero, su solícita esposa Mercy y un grupo de fraternos secuaces— a las tareas de preparación de la comida para la treintena de invitados, fue la misma cosa. Y así de rápido, cumplida esa faena de atenciones y la de su propio alimento, desapareció para volver vaporosa en un vestido fresco y atractivo, que revelaba más aún a la bella muchacha que es, y partió con el grupo a la lectura poética prevista, para compartir con nosotros su otra hermosura mayor: la de sus versos.

Cada mañana, cuando el sol es todavía una promesa de la luna, los residentes en la comunidad de San José (algo más de mil) salen a su quehacer cotidiano en los campos cercanos o en la cabecera municipal, el poblado de Colombia, antes Elia, distante 16 kilómetros, los cuales deben transitar en un camión de pasajeros por un terraplén abrupto que a los forasteros se nos hace interminable. Los escritores de San José, por supuesto, no son la excepción, y varios de ellos cubren casi a diario ese trayecto. Como Marcelo Leal (en la foto), que forma parte del equipo de especialistas literarios de Cultura municipal. Miguel Mariano, en cambio, va en sentido contrario: un transporte lo recoge, también antes de la amanecida, para recorrer unos 20 kilómetros en dirección opuesta, hasta la camaronera donde trabaja como técnico de nivel superior. Es decir, a más de 30 kilómetros de distancia de la cabecera municipal.

Esta es la realidad de vida de los escritores de aquí y de muchísimas comunidades similares a lo largo y ancho del país. A partir de la formación literaria derivada de tantas décadas de quehacer de los talleres literarios, las necesidades y capacidades de expresión en narrativa o poesía son vastas, y lógicamente están en desventaja promocional por la lejanía de los centros culturales principales, a pesar de los esfuerzos que se hacen por paliar esas limitaciones. Esfuerzos de los cuales son protagonistas no sólo las estructuras regionales de Cultura, sino también los propios autores. En San José, por ejemplo, el ya mencionado Hogar literario —que acoge peñas y talleres literarios— radica desde el 2010 en la propia casa de Miguel Mariano, y en otra vivienda de la comunidad se fundó en 1999 una Casa de la décima.

El 30 de marzo del 2013, estos empeños cristalizaron en la fundación del Grupo de Escritores Rurales (GNERarte), autodefinido como proyecto atípico y necesario, con creadores de Las Tunas, Camagüey, Granma y Holguín, que eligió a Miguel Mariano como su presidente, y a lo largo del año propició peñas, conferencias, recitales poéticos —siempre en intercambio con la población de los asentamientos—, dio pasos iniciales en el afán de estudiar las identidades regionales respectivas, llevó a cabo dos encuentros, creció hasta 47 miembros —incluyendo de Santiago de Cuba, provincia que no estuvo representada entre los fundadores—, y realizó el 16 y 17 de diciembre su tercera cita con tres decenas de escribas invitados, procedentes de las mencionadas latitudes y también de Sancti Spíritus y La Habana.


EL EVENTO

En la tarde del primero de esos días fue la bienvenida al camión cargado de escritores, quienes “sin quitarse el polvo del camino” —que era mucho— se trenzaron en abrazos con los anfitriones del Hogar literario, donde además esperaba afectuoso y atento el presidente del Consejo Popular, Eusebio, también poeta decimista, quien fue partícipe activo de todo el evento.

Apenas una hora después, ya la explanada de la escuela local era testigo de la primera acción artístico-literaria: una amplia tertulia donde actuaron talentos musicales del plantel y los invitados leyeron poemas e intervinieron para ofrecer aproximaciones teóricas al tema de la ruralidad, momento que también aprovechó la poetisa Merari Mangly Carrillo, presidenta del grupo de decimistas espirituanos Toda luz y toda mía para hacer pública entrega a Miguel Mariano Piñero del lauro colateral que mereció en el II concurso nacional de esa agrupación, cuya ceremonia de premiación se efectuó en noviembre.

Esa misma locación acogió, bajo la noche que quiso ser estrellada y húmeda, una extensa e intensa lectura poética de intercambio entre escritores locales y visitantes, a la cual acudió, desde la distante ciudad de Las Tunas, el director provincial de Cultura, Álvaro Caballero, junto con otros directivos de esa instancia.

Y erró, si hubo alguien que apostara por encontrar en el discurso poético de los escritores rurales, por su condición de tales, un apego a la inmediatez paisajística o a la realidad exterior. Nada de eso. En la elevada proyección estética de estos talentosos creadores predomina la poesía como introspección existencial y hasta ontológica, de algún modo reflejo de las ya apuntadas circunstancias geográficas que los condicionan y desfavorecen, y ante las cuales ponen su empeño de crecerse como artistas de la palabra. Véase ello, como simple botón de muestra, en esta décima de Miguel Mariano, incluida en un plegable impreso por GNERarte con textos de varios de sus miembros, para ser distribuido en este III Encuentro:

 
Yo también sentí una guerra
de miedo llenar mi mundo,
viajé al infierno profundo,
temí la sombra que encierra.
Fui duda en lejana tierra
con esa atracción suicida
de volver, y la estampida
hirió el polvo del desierto.
Cedí mis alas al muerto
para volar por la vida.


O en estos fragmentos de un poema en versos libres de Misleidy, quien como casi todos los mílites de GNERarte cultiva por igual las estructuras poéticas abiertas y cerradas:


¿Qué es la vida sino fantasía que nos absorbe
en el espacio subjetivo de la mente?

¿Cómo confinar al destierro
esta condena de vivir ocultos de sí?

(…)

¿Cómo escapar del tiempo,
rezagarnos al olvido
y no ser el polvo de esperanza que ciega nuestros ojos,
la espuma perdida del viento?


La segunda y final jornada debió ser más corta, en favor de no abusar del alojamiento que en la primera noche dieron en sus viviendas los amables pobladores. Pero fue igual una vehemente y alegre jornada artístico-literaria: Lecturas poéticas y presentaciones de libros para los residentes del asentamiento, a cargo de escritores invitados y locales, entre ellos reconocidos autores como Argel Fernández y Carlos Esquivel, presidente y miembro, respectivamente, de la Filial provincial del Grupo Ala Décima en Las Tunas y también directivos de GNERarte. Y un bailable como colofón, en el círculo sociocultural de la comunidad.

Al final, unos pocos pernoctamos nuevamente en el fraterno hogar de Miguel Mariano y Mercy, para despedirnos, antes de la amanecida, de ellos y de San José, como humildes hijos de ese poblado, hacia el camión y el terraplén con rumbo a la cabecera municipal de Colombia. Íbamos con la certidumbre de que el encuentro nos había hecho, parafraseando al insigne trovador, un tilín mejores como escritores y como seres humanos. Y con la certeza de que allá lejos, tierra adentro, palpita y crece, contra toda adversa circunstancia, la poesía.





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martes, 24 de diciembre de 2013

VIII Encuentro Décima al filo, resumen


La estrofa de diez
versos tomó la calle

El VIII Encuentro Décima al filo en estrecha vinculación con la población. Radio Guáimaro trasmitió en vivo y directo, en plena calle, la cita de clausura. La ciudad ratificó su condición de capital de la décima escrita por mujeres. El máximo lauro del VI concurso Décima al filo fue para Elaine Vilar



Guáimaro, Camagüey.— Con una velada artístico-literaria finalizo aquí la octava edición del encuentro Décima al filo, bajo el auspicio de la agrupación homónima (de proyección internacional, presidida por la reconocida poetisa Odalys Leyva Rosabal) y representaciones de los grupos Toda luz y toda mía (Sancti Spíritus), Ala Décima (nacional, con sede en La Habana), de Escritores Rurales (nacional, con base en la comunidad tunera de San José) y el Club Guaimareño de la Décima, así como de la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé (con sede en Las Tunas), a cuyo aniversario 20 estuvo dedicado el evento, junto a los escritores Merari Mangly y Carlos Esquivel.

En la cita los poetas invitados de varias provincias y los anfitriones compartieron escenario con artistas locales de la música y ofrecieron a la comunidad una noche de alta espiritualidad. Esta sesión de clausura, en plena calle y con notable afluencia de la población, fue trasmitida directamente por Radio Guáimaro, durante varias horas, en su conocido espacio Buenas noches, Guáimaro.

En la tertulia se efectuó la ceremonia de premiación del sexto concurso Décima al filo, en el cual participó una veintena de cuadernos de autoras cubanas y de otros países, y cuyo Gran Premio mereció la poetisa Elaine Vilar Madruga (La Habana, 1989), por su obra El tercer ojo II. El jurado, presidido por el poeta Domingo Peña e integrado por los también bardos Marcelo Leal y Modesto Caballero, otorgó otros dos galardones principales, siete lauros colaterales y tres menciones.

El jurado durante sus sesiones de trabajo. De izquierda a derecha, Domingo Peña, Marcelo Leal y Modesto Caballero.

Con el segundo premio se alzó Caridad González Sánchez (Villa Clara) por el cuaderno Breviario, y con el tercero Elizabeth Reinosa Aliaga (holguinera residente en La Habana) por la obra La rosa náutica. Recibieron lauros colaterales las villaclareñas Mariana Pérez Pérez (Premio Perros ladrándole a Dios, dado por el escritor Carlos Esquivel), Olimpia Pombal Duarte (Premio del Grupo Toda luz y toda mía), y Lisy García Valdés (Premio Mundo Nuevo), así como la holguinera Ana Rodríguez (Premio de tema ecológico), la tunera Yelaine Martínez Herrera (Premio del Grupo Ala Décima), la habanera Luisa Oneida Landín (Premio de la UNEAC) y la colombiana Mary Ruth Suescun (Premio Décima Fiebre). En otros países iberoamericanos recayeron las tres menciones, para las españolas Amanda Marta Urcola y Julia Gallo Sanz, y la uruguaya Delia Esther Fernández Cabo de Hernández.


TRES DÍAS QUE FUERON CUATRO

La agenda del evento, prevista del viernes 13 al domingo 15, en realidad se inició el jueves 12 en la noche, con la peña del multipremiado poeta Diusmel MachadoPremio Iberoamericano Cucalambé 2010 entre otros lauros y secretario del Comité Organizador de estos encuentros—, realizada en la entrada del Rincón guaimareño de la décima, sito en los altos de la propia casa de Odalys Leyva Rosabal (foto a la izquierda). Como en años anteriores, ella y su familia —su esposo Jorge, su mamá Ñeca y su papá Derbey— fueron la retaguardia generosa y esforzada, proporcionando alimentación y alojamiento a la inmensa mayoría de la treintena de creadores invitados, procedentes de La Habana, Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey, Holguín y Las Tunas, desde luego con predominio de las poetisas.

La peña, en la calle, delante del Rincón guaimareño de la décima.

Esa retaguardia se vio como de costumbre respaldada por los vecinos de la barriada —con destaque en el caso de la familia de René Lantigua— y las instituciones del territorio: la Dirección Municipal de Cultura, la Casa de Cultura y el Museo Municipal, así como los músicos y artistas plásticos de la vanguardia artística de Guáimaro, entre ellos el ya emblemático colaborador Carlos Gondres y su hermano Luis, a cuya exposición en la Galería de Arte asistieron los huéspedes.

El espacio teórico, en la Casa de Cultura, contó con profundas indagaciones acerca de la labor creadora de las mujeres, a cargo de la doctora María Nela Barba, la investigadora Mariem Cetelbait y la propia Odalys Leyva, las cuales motivaron intercambios con el público presente, en torno a la notable altura estética actual de la décima escrita por mujeres y su aún insuficiente visibilidad.

A lo largo del programa, el Rincón guaimareño de la décima fue testigo de numerosas lecturas de poesía —en especial en estrofas de diez versos, incluyendo la de poetas ganadores del Premio Iberoamericano Cucalambé—, presentaciones de libros, descargas poéticas y trovadorescas, un tributo a la escritora guaimareña recién fallecida Margarita Palmero, el ingreso de nuevos miembros al Grupo Décima al filo, la premiación de un certamen de cocina, y la entrega de reconocimientos a los escritores a quienes en esta oportunidad se dedicó el encuentro: Merari Mangly Carrillo, presidenta del grupo de decimistas espirituanos Toda luz y toda mía y Premio Ala Décima en el V concurso Décima al filo 2012, y Carlos Esquivel Guerra, Premio Nacional Cucalambé 1998, Premio Iberoamericano Cucalambé en los años 2005 y 2010, y miembro de la Filial provincial del Grupo Ala Décima en Las Tunas.

Significativa fue la participación de creadoras, entre otras muchas, como Mirian Estrada Medina, fundadora de estas citas, la tunera Martha Rosa Fernández, ganadora del Gran Premio del concurso Décima al filo en el 2007, y la reconocida escritora Ketty Blanco Zaldívar, camagüeyana residente en La Habana, quien se ha desempeñado fundamentalmente en el verso libre y acudió al cónclave fascinada, según expresó, por la fuerza actual de la poesía escrita en décimas.

Con este evento, la acogedora ciudad de Guáimaro, cabecera del municipio más oriental de la provincia de Camagüey, ratificó su condición de capital de la décima escrita por mujeres, como la consideran muchos especialistas de esta modalidad compositiva, integrante del gran complejo artístico-literario que es la décima cubana, quienes también califican a estos encuentros como los más importantes del país, dedicados centralmente a la variante escrita de la estrofa.


LA GANADORA DEL GRAN PREMIO

Elaine Vilar Madruga (La Habana, 1989) es estudiante de Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte, graduada de Nivel Medio de Música en la especialidad de guitarra clásica y del XI Curso de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Es coordinadora y fundadora del Taller de Literatura Fantástica Espacio Abierto. Por su obra literaria ha recibido numerosos galardones, entre ellos el Premio del IV concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí y el Premio Calendario 2013, en dos categorías. Más información sobre su obra, mediante los siguientes enlaces, en la enciclopedia cubana on line EcuRed y en la revista digital Esquife. Ofrecemos íntegramente el cuaderno de su autoría que conquistó el Gran Premio en este VI concurso Décima al filo:



EL TERCER OJO II


Soy el viento que alienta sobre el mar…

Canción del Bardo Avemergin
Poética celta del Yo Soy.


(…) Ebrio, el poeta injuria, gritando, al Universo.

Arthur Rimbaud



Dádiva al mar si tu frente es eclipse de cosechas.
Mis hijos quiebran endechas que rugen en el torrente.
Voy al redil. La corriente me grita por tu corola.
Océano y red de la ola, presagios de la raíz,
el dédalo,
                    flor de lis:
la carne del que se inmola.


Si te vas, ¿cómo regreso hacia la ruta del can?
Aúlla el tiempo, dirán
                                      los holocaustos que rezo.
Muerdo al Atlántico, el peso
es la hamartía de Leda.
                                           Caminante, ¿dónde queda
mi esquife ante un espejismo?
Sin sol la luz, el abismo
bajo máscaras de greda.

Árbol sin paz; ¿no comprendes
                                   cómo segaré tu historia?
Perfilo en duelos la noria,
vástago donde me prendes:
¿cómo en los frutos aprendes
parábolas de este anhelo?
Lubrico al tiempo en tu velo,
forastero sin destino.
                                Caminante, soy camino,
máscara sin voz del cielo.


La Eternidad me condena
a corroer el cadalso de las aguas
               (el descalzo ojo de dios me enajena).
Tejo el silencio y resuena el solipsismo del rito.
Mastico la hebra del mito:
orillas,
             silueta,
                             eclipse
espirales en elipse
para mi antifaz marchito.


Ven a moler el naufragio
                                  esta vez bajo la lluvia.
Ven con tus arcos, diluvia
sobre mi vientre. Tu adagio
es sal de muerte,
                               contagio
del silencio de la orilla
cuando me rompe. Esta milla
ha olvidado tu balanza,
la cavidad donde danza el axis de mi semilla.


Sobre el ijar del rehén
encuentro la multitud que incuba la muerte,
alud
              del párpado que no ven
los Cronidas. Canto al tren
sobre el delta de lo eterno.
En mi ovario está el infierno
proclamado por la aguja:
                               soy la mujer, soy la bruja
de la palabra que cierno.


La niebla muerde el alisio
que suda en mis derroteros
como laberinto.
                                Mi Eros
                    troza, sacrifica el juicio
de las bestias, un suplicio
desnudo entre la agonía:
llanto del agua
                                  -vacía
mordida de una costumbre-
donde taladro la lumbre,
               semental de la jauría.


En la bandera desuello
                  a los puntos cardinales,
suicidio de marginales
en parábolas que mello.
Fauces,
              crines,
                             el destello
que desangra esta coraza
como un iceberg, es la traza
en el ombligo del mundo,
catástrofe con que inundo
el aplauso de la caza.


Estas anclas del asombro
                                      -cuando la bestia es el dios-
son migajas de una voz en el silencio que nombro.
Mi sueño descifra el hombro
de un dédalo que he rendido.
Símbolo y culpa: no mido crisálidas en la mano.
El hambre es el meridiano
                                                 donde diluvia mi nido.


He escupido los santuarios donde mis hijos oscilan.
Bajo el silencio titilan los dardos del adversario.
Las encías del calvario trazan el páramo ignoto.
Sobre el círculo devoto
                                            donde me escupe la sal,
tu enigma de viento es cual
la lluvia azul de los dioses.
¿Qué mordidas? ¿Cuántas voces
náufragas del barro?
                                                                          
                                                                             Al
laberinto de tu espada dono bestias del Tarot.
Soy la sed
                   -mujer de Lot-
que sangra sobre la nada.
Soy la garra, soy, y cada
dinastía me sumerge
sobre el meandro que emerge
en el rito de las fieras:
las válvulas de las eras,
                      jirón de lo que diverge.


Maté a la bestia, reflejo del árbol de mi destierro.
En las orgías del hierro escribí sobre tu espejo,
sobre niebla,
                         y cuando alejo
tu sombra en la desmesura
brama Edipo, brama Asura
                                                -mi diálogo ensangrentado-,
brama el silencio domado,
bajo el embrión de la oscura

                                                      mano de dios.

                                El reverso
en la agalla de la red quiebra su norte, y la sed
preña el fatum del anverso
                                               en tu carta.
El universo
                        es el diente del cerrojo
donde me escondo, y el rojo
se extiende sobre el mendrugo.
Soy la mujer, soy el yugo.
Esa soy:
                  el tercer ojo.


18 de octubre del 2012.




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