martes, 24 de diciembre de 2013

VIII Encuentro Décima al filo, resumen


La estrofa de diez
versos tomó la calle

El VIII Encuentro Décima al filo en estrecha vinculación con la población. Radio Guáimaro trasmitió en vivo y directo, en plena calle, la cita de clausura. La ciudad ratificó su condición de capital de la décima escrita por mujeres. El máximo lauro del VI concurso Décima al filo fue para Elaine Vilar



Guáimaro, Camagüey.— Con una velada artístico-literaria finalizo aquí la octava edición del encuentro Décima al filo, bajo el auspicio de la agrupación homónima (de proyección internacional, presidida por la reconocida poetisa Odalys Leyva Rosabal) y representaciones de los grupos Toda luz y toda mía (Sancti Spíritus), Ala Décima (nacional, con sede en La Habana), de Escritores Rurales (nacional, con base en la comunidad tunera de San José) y el Club Guaimareño de la Décima, así como de la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé (con sede en Las Tunas), a cuyo aniversario 20 estuvo dedicado el evento, junto a los escritores Merari Mangly y Carlos Esquivel.

En la cita los poetas invitados de varias provincias y los anfitriones compartieron escenario con artistas locales de la música y ofrecieron a la comunidad una noche de alta espiritualidad. Esta sesión de clausura, en plena calle y con notable afluencia de la población, fue trasmitida directamente por Radio Guáimaro, durante varias horas, en su conocido espacio Buenas noches, Guáimaro.

En la tertulia se efectuó la ceremonia de premiación del sexto concurso Décima al filo, en el cual participó una veintena de cuadernos de autoras cubanas y de otros países, y cuyo Gran Premio mereció la poetisa Elaine Vilar Madruga (La Habana, 1989), por su obra El tercer ojo II. El jurado, presidido por el poeta Domingo Peña e integrado por los también bardos Marcelo Leal y Modesto Caballero, otorgó otros dos galardones principales, siete lauros colaterales y tres menciones.

El jurado durante sus sesiones de trabajo. De izquierda a derecha, Domingo Peña, Marcelo Leal y Modesto Caballero.

Con el segundo premio se alzó Caridad González Sánchez (Villa Clara) por el cuaderno Breviario, y con el tercero Elizabeth Reinosa Aliaga (holguinera residente en La Habana) por la obra La rosa náutica. Recibieron lauros colaterales las villaclareñas Mariana Pérez Pérez (Premio Perros ladrándole a Dios, dado por el escritor Carlos Esquivel), Olimpia Pombal Duarte (Premio del Grupo Toda luz y toda mía), y Lisy García Valdés (Premio Mundo Nuevo), así como la holguinera Ana Rodríguez (Premio de tema ecológico), la tunera Yelaine Martínez Herrera (Premio del Grupo Ala Décima), la habanera Luisa Oneida Landín (Premio de la UNEAC) y la colombiana Mary Ruth Suescun (Premio Décima Fiebre). En otros países iberoamericanos recayeron las tres menciones, para las españolas Amanda Marta Urcola y Julia Gallo Sanz, y la uruguaya Delia Esther Fernández Cabo de Hernández.


TRES DÍAS QUE FUERON CUATRO

La agenda del evento, prevista del viernes 13 al domingo 15, en realidad se inició el jueves 12 en la noche, con la peña del multipremiado poeta Diusmel MachadoPremio Iberoamericano Cucalambé 2010 entre otros lauros y secretario del Comité Organizador de estos encuentros—, realizada en la entrada del Rincón guaimareño de la décima, sito en los altos de la propia casa de Odalys Leyva Rosabal (foto a la izquierda). Como en años anteriores, ella y su familia —su esposo Jorge, su mamá Ñeca y su papá Derbey— fueron la retaguardia generosa y esforzada, proporcionando alimentación y alojamiento a la inmensa mayoría de la treintena de creadores invitados, procedentes de La Habana, Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey, Holguín y Las Tunas, desde luego con predominio de las poetisas.

La peña, en la calle, delante del Rincón guaimareño de la décima.

Esa retaguardia se vio como de costumbre respaldada por los vecinos de la barriada —con destaque en el caso de la familia de René Lantigua— y las instituciones del territorio: la Dirección Municipal de Cultura, la Casa de Cultura y el Museo Municipal, así como los músicos y artistas plásticos de la vanguardia artística de Guáimaro, entre ellos el ya emblemático colaborador Carlos Gondres y su hermano Luis, a cuya exposición en la Galería de Arte asistieron los huéspedes.

El espacio teórico, en la Casa de Cultura, contó con profundas indagaciones acerca de la labor creadora de las mujeres, a cargo de la doctora María Nela Barba, la investigadora Mariem Cetelbait y la propia Odalys Leyva, las cuales motivaron intercambios con el público presente, en torno a la notable altura estética actual de la décima escrita por mujeres y su aún insuficiente visibilidad.

A lo largo del programa, el Rincón guaimareño de la décima fue testigo de numerosas lecturas de poesía —en especial en estrofas de diez versos, incluyendo la de poetas ganadores del Premio Iberoamericano Cucalambé—, presentaciones de libros, descargas poéticas y trovadorescas, un tributo a la escritora guaimareña recién fallecida Margarita Palmero, el ingreso de nuevos miembros al Grupo Décima al filo, la premiación de un certamen de cocina, y la entrega de reconocimientos a los escritores a quienes en esta oportunidad se dedicó el encuentro: Merari Mangly Carrillo, presidenta del grupo de decimistas espirituanos Toda luz y toda mía y Premio Ala Décima en el V concurso Décima al filo 2012, y Carlos Esquivel Guerra, Premio Nacional Cucalambé 1998, Premio Iberoamericano Cucalambé en los años 2005 y 2010, y miembro de la Filial provincial del Grupo Ala Décima en Las Tunas.

Significativa fue la participación de creadoras, entre otras muchas, como Mirian Estrada Medina, fundadora de estas citas, la tunera Martha Rosa Fernández, ganadora del Gran Premio del concurso Décima al filo en el 2007, y la reconocida escritora Ketty Blanco Zaldívar, camagüeyana residente en La Habana, quien se ha desempeñado fundamentalmente en el verso libre y acudió al cónclave fascinada, según expresó, por la fuerza actual de la poesía escrita en décimas.

Con este evento, la acogedora ciudad de Guáimaro, cabecera del municipio más oriental de la provincia de Camagüey, ratificó su condición de capital de la décima escrita por mujeres, como la consideran muchos especialistas de esta modalidad compositiva, integrante del gran complejo artístico-literario que es la décima cubana, quienes también califican a estos encuentros como los más importantes del país, dedicados centralmente a la variante escrita de la estrofa.


LA GANADORA DEL GRAN PREMIO

Elaine Vilar Madruga (La Habana, 1989) es estudiante de Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte, graduada de Nivel Medio de Música en la especialidad de guitarra clásica y del XI Curso de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Es coordinadora y fundadora del Taller de Literatura Fantástica Espacio Abierto. Por su obra literaria ha recibido numerosos galardones, entre ellos el Premio del IV concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí y el Premio Calendario 2013, en dos categorías. Más información sobre su obra, mediante los siguientes enlaces, en la enciclopedia cubana on line EcuRed y en la revista digital Esquife. Ofrecemos íntegramente el cuaderno de su autoría que conquistó el Gran Premio en este VI concurso Décima al filo:



EL TERCER OJO II


Soy el viento que alienta sobre el mar…

Canción del Bardo Avemergin
Poética celta del Yo Soy.


(…) Ebrio, el poeta injuria, gritando, al Universo.

Arthur Rimbaud



Dádiva al mar si tu frente es eclipse de cosechas.
Mis hijos quiebran endechas que rugen en el torrente.
Voy al redil. La corriente me grita por tu corola.
Océano y red de la ola, presagios de la raíz,
el dédalo,
                    flor de lis:
la carne del que se inmola.


Si te vas, ¿cómo regreso hacia la ruta del can?
Aúlla el tiempo, dirán
                                      los holocaustos que rezo.
Muerdo al Atlántico, el peso
es la hamartía de Leda.
                                           Caminante, ¿dónde queda
mi esquife ante un espejismo?
Sin sol la luz, el abismo
bajo máscaras de greda.

Árbol sin paz; ¿no comprendes
                                   cómo segaré tu historia?
Perfilo en duelos la noria,
vástago donde me prendes:
¿cómo en los frutos aprendes
parábolas de este anhelo?
Lubrico al tiempo en tu velo,
forastero sin destino.
                                Caminante, soy camino,
máscara sin voz del cielo.


La Eternidad me condena
a corroer el cadalso de las aguas
               (el descalzo ojo de dios me enajena).
Tejo el silencio y resuena el solipsismo del rito.
Mastico la hebra del mito:
orillas,
             silueta,
                             eclipse
espirales en elipse
para mi antifaz marchito.


Ven a moler el naufragio
                                  esta vez bajo la lluvia.
Ven con tus arcos, diluvia
sobre mi vientre. Tu adagio
es sal de muerte,
                               contagio
del silencio de la orilla
cuando me rompe. Esta milla
ha olvidado tu balanza,
la cavidad donde danza el axis de mi semilla.


Sobre el ijar del rehén
encuentro la multitud que incuba la muerte,
alud
              del párpado que no ven
los Cronidas. Canto al tren
sobre el delta de lo eterno.
En mi ovario está el infierno
proclamado por la aguja:
                               soy la mujer, soy la bruja
de la palabra que cierno.


La niebla muerde el alisio
que suda en mis derroteros
como laberinto.
                                Mi Eros
                    troza, sacrifica el juicio
de las bestias, un suplicio
desnudo entre la agonía:
llanto del agua
                                  -vacía
mordida de una costumbre-
donde taladro la lumbre,
               semental de la jauría.


En la bandera desuello
                  a los puntos cardinales,
suicidio de marginales
en parábolas que mello.
Fauces,
              crines,
                             el destello
que desangra esta coraza
como un iceberg, es la traza
en el ombligo del mundo,
catástrofe con que inundo
el aplauso de la caza.


Estas anclas del asombro
                                      -cuando la bestia es el dios-
son migajas de una voz en el silencio que nombro.
Mi sueño descifra el hombro
de un dédalo que he rendido.
Símbolo y culpa: no mido crisálidas en la mano.
El hambre es el meridiano
                                                 donde diluvia mi nido.


He escupido los santuarios donde mis hijos oscilan.
Bajo el silencio titilan los dardos del adversario.
Las encías del calvario trazan el páramo ignoto.
Sobre el círculo devoto
                                            donde me escupe la sal,
tu enigma de viento es cual
la lluvia azul de los dioses.
¿Qué mordidas? ¿Cuántas voces
náufragas del barro?
                                                                          
                                                                             Al
laberinto de tu espada dono bestias del Tarot.
Soy la sed
                   -mujer de Lot-
que sangra sobre la nada.
Soy la garra, soy, y cada
dinastía me sumerge
sobre el meandro que emerge
en el rito de las fieras:
las válvulas de las eras,
                      jirón de lo que diverge.


Maté a la bestia, reflejo del árbol de mi destierro.
En las orgías del hierro escribí sobre tu espejo,
sobre niebla,
                         y cuando alejo
tu sombra en la desmesura
brama Edipo, brama Asura
                                                -mi diálogo ensangrentado-,
brama el silencio domado,
bajo el embrión de la oscura

                                                      mano de dios.

                                El reverso
en la agalla de la red quiebra su norte, y la sed
preña el fatum del anverso
                                               en tu carta.
El universo
                        es el diente del cerrojo
donde me escondo, y el rojo
se extiende sobre el mendrugo.
Soy la mujer, soy el yugo.
Esa soy:
                  el tercer ojo.


18 de octubre del 2012.




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