miércoles, 1 de marzo de 2017

Febrero de luz


Desde Pinar del Río

Da continuidad a su sistemática y fraterna colaboración el poeta Lorenzo Suárez Crespo, desde la Casa de la Décima Celestino García, el Parnaso de los poetas pinareños, en la más occidental de las provincias cubanas

La décima es una rítmica y breve estrofa poética, tan sencilla como inmensa, porque es capaz de atraer multitudes cuando vibra entre las cuerdas de la guitarra, el laúd y el tres, sobre todo en la voz de los poetas que le ponen alas en dorados matices.

Este sábado en la noche la sentimos domar feliz los aires de Vueltabajo y rubricar sus huellas sonoras sobre las ondas silenciosas y cómplices del río Guamá.

Fue la noche de un mes de coincidencias donde vistió sus atributos de reina en el parnaso lírico del Ranchón. Allí se le dio la bienvenida a la doctora Alma Montero Alarcón, Premio José Vasconcelos 2016 y directora del Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, México, así como a su hijo José Emiliano; además, la periodista Laura Sobredo; no solo amantes de la estrofa mágica, música y tradiciones, sino tocados espiritualmente por los códigos de luz de un mes de felices coincidencias.

El 27 de febrero de 1874 enluta los destinos libertarios de Cuba con la caída en desigual combate del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, quien convocara a sus esclavos con la consigna de libertad o muerte, ecos que profundizarían la rebeldía nacional en el joven José Martí, a la postre organizador de la guerra necesaria de 1895. Estas coincidencias en febrero develan la aureola visionaria en ideas, justicia y cultura unificadora de dos grandes de Hispanoamérica: el propio José Martí y el político y pensador José Vasconcelos. Es que en este mes, pero de 1967, se reúnen un grupo de intelectuales para fundar el Frente de Afirmación Hispanista.

El héroe de Dos Ríos afirmaba: Por sobre las razas, que no influye más que el carácter, está el espíritu esencial y humano, que las ilumina y unifica, mientras que Vasconcelos asumía como axioma: Por mi raza hablará el espíritu.

Blancos, indios, negros y mestizos como una sola identidad humana, abanderados de proyectos comunes y herederos de su más rico legado, la lengua castellana.

El amplio espacio del Ranchón se vio colmado de lugareños, así como visitantes y poetas invitados de otros sitios vueltabajeros: Santa Lucía, San Juan y Martínez, Mantua, Bahía Honda, entre otros.

Cercana al noveno aniversario de su fundación a mediados del próximo mes de marzo, la Casa de la Décima tuvo, además de sus espacios habituales, una interesante exposición con temas cubanos de Darién Robaina, motivos más que suficientes para festejar los nuevos aires de renovación que ya exhibe el templo de los poetas vueltabajeros.

Declamación, verso improvisado y música bailable enaltecieron nuestro tesoro cultural en estas manifestaciones nutridas de arte y tradición campesinas.

El poeta y periodista Jesús Arencibia, premiado recientemente en el concurso nacional Ala Décima, leyó décimas de homenaje a Carlos Manuel de Céspedes.

Una sombra pesarosa
aún redobla en el ingenio.
Sacude todo un milenio
de su modorra onerosa.
En el ojal, una rosa.
Al cinto, diestro, la espada.
En el revólver guardada,
junto al trueno desafiante,
cicuta para el instante
de la patria traicionada.

Además de las improvisaciones durante la ronda, el pie forzado, las tonadas, la seguidilla y otras variantes interpretativas alternadas con la música y el baile, dos de los más jóvenes poetas tuvieron sus loas por las distinguidas visitantes Alma y Laura:

ELOY SANCHEZ PADILLA

Le pregunto, Alma Montero,
diosa de aquel Virreinato,
si este momento tan grato
vierte luz a su asidero.
Esta noche, Alma, yo espero
que como el vino en la cuba
suba su alegría, suba
más alto que este Ranchón
y se colme de emoción
con los aires de mi Cuba.

ADRIEL CEBALLOS DELGADO

Para Laura, que combina
vida, lente y corazón,
un lucero de emoción
en la noche campesina.
Para Laura que se inclina
ante el Ranchón enguanado,
este saludo rimado
en bandera que tremola
como una jota española
junto al verso improvisado.

Pinar del Río, la meca del tabaco con esencias permanentes de bucólicos paisajes, caña y café, pero sobre todo de poesía, no solo mostró en este inolvidable guateque sus ingredientes de cubanía y fraternidad, sino las razones culturales y espirituales de su existencia.



DEL AUTOR DE ESTA RESEÑA:
Lorenzo Suárez Crespo (Bahía Honda, Pinar del Río, 1943) Emblemática figura de la poesía en décimas en la provincia. Licenciado en Literatura y Español. Cuenta con una amplia trayectoria de trabajo cultural que le valió en 1999 el Premio Nacional de Cultura Comunitaria, numerosos premios literarios y varios libros publicados, entre los cuales tiene un peso considerable la poesía para niños. En el 2012 recibió el Premio José Vasconcelos, otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista de México. De su autoría puede ver mediante estos enlaces los poemas La rosa y el pincel, Definición, ¿Por quién doblan las campanas?, así como otras tres décimas de su poemario La brújula del viajero. También en nuestros archivos, su comentario sobre el decimario Con mi guitarra de invierno, de la doctora Lourdes de la Caridad Gutiérrez Álvarez, publicado por la Editorial Loynaz. Lorenzo Suárez Crespo es un destacado colaborador de este sitio, al que mantiene informado sobre las actividades de la pinareña Casa de la Décima Celestino García; entre ellas, las tributadas a los fallecidos José Miguel Mederos y Polo Montañez.

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