Introducción
a la premiación
Palabras
introductorias a la XI
edición del concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, pronunciadas por
la poetisa Bertha
María Gómez, presidenta de la Filial
del Grupo Ala Décima en San Miguel del Padrón en el encuentro por la reinauguración
del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado. 20 de
septiembre del 2019.
Bertica
lee las palabras introductorias. Detrás aparecen Papillo,
director del Centro
Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, y Fidel
Antonio Orta Pérez, director de la Oficina
de Investigación y Promoción Cultural Indio Naborí. Foto: Alberto
Castañeda
Buenos tardes,
amigos y amigas:
Otra vez nos
reunimos en el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, esta
vez coincidiendo con su reinauguración, y en el marco del 97 aniversario del
nacimiento de Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, para rendirle homenaje con la
premiación de la XI Edición del Concurso Nacional de Glosas que lleva su
nombre, al más ilustre hijo de San Miguel del Padrón, de cuyo territorio fue
declarado “Hijo Predilecto” en su 60 cumpleaños.
Poeta,
periodista, investigador, incansable revolucionario, amantísimo padre y esposo,
fiel amigo, profesor de generaciones de poetas.
En el periodismo trabajó con dedicación y
modestia, tanto en el periódico “Hoy” como en el diario “Granma”, donde se
desempeñó como un eficiente “corrector de pruebas”, que sobresalía por el
dominio del idioma, producto de su aprendizaje autodidacta a lo largo de los
años.
Como militante revolucionario ejemplar, desde
muy temprana época se vinculó a las ideas comunistas y su obra se convirtió en
denuncia pública de la explotación capitalista.
Como esposo,
supo demostrar fehacientemente su amor por Eloína, a quien dedicaría entre
otras, la cálida y conmovedora obra Con
tus ojos míos, y hermosísimos poemas como “La misma estrella” y “El amor en
los tiempos de prosa”, ambos de su
libro Eros en tres tiempos. En cuanto al amor por sus hijos, baste leer
la obra dedicada a su primogénito Noel, cuya prematura muerte lo llevó a
escribir versos tan desgarradores como los de los poemas elegíacos “La fuga del
ángel”, “Noel”, “Poema de renunciación y esperanza” y “Poema del árbol”, por
sólo mencionar algunos, o los libros dedicados al padre por sus hijos, El retorno del quinto mago y El telescopio de la hormiga, de Alba y
Fidel Orta Pérez respectivamente.
Homenajeamos
esta tarde, al Premio Nacional de Poesía, al Premio Nacional de Literatura, Al
Premio Nacional de Crítica Literaria, al revolucionario, al comunista, al Héroe
del Trabajo de la República de Cuba, al padre ejemplar, al amantísimo esposo,
al maestro de cuya savia han bebido varias generaciones de poetas y al que continúan
acudiendo las más jóvenes generaciones, al amigo, al hombre que aun siendo
grande entre los grandes, atendió con la mayor humildad a todos cuantos nos le
acercamos para pedirle consejo o para enseñarle nuestros primeros versos,
sabiendo que recibirían siempre la más sincera y amable de las críticas, al
poeta en cuyo honor se designó el 30 de septiembre como Día Iberoamericano de
la Décima, coincidiendo con la fecha de su nacimiento, al habanero que demostró
su amor por esta ciudad en la que nació y residió, a la cual le regaló, entre
otros, estos hermosos versos:
La Habana es
una ventana
al mar. Canta en mis pulmones
el aire azul
de La Habana.
Lejos de
ella, suelo estar
falto del
aire preciso:
necesito el
mar, mi mar,
mi mar con su
Malecón,
el azul con
el recuerdo,
la espuma con
la ilusión.
No me lleven
al Edén,
que si no
estoy en La Habana,
No sé, no
respiro bien.
Naborí llegó
a la cumbre más alta desde la sencillez y la modestia, desde su entrega total a
todo cuanto amó: la justicia, la libertad de su patria, la familia, el
periodismo, la poesía.
Y con esa
sencillez que nos enseñó realizaremos esta premiación. Hoy, por razones obvias,
muchos de los autores que debían acompañarnos, pero que residen en otras
provincias, no podrán estar con nosotros, pero hasta ellos llegará nuestro
reconocimiento. Damos la palabra al jurado.