La estrofa de diez
versos tomó la calle
Guáimaro,
Camagüey.— Con una velada artístico-literaria finalizo aquí la octava
edición del encuentro Décima al filo, bajo el auspicio de la agrupación
homónima (de proyección
internacional, presidida por la reconocida poetisa Odalys
Leyva Rosabal) y representaciones
de los grupos Toda
luz y toda mía (Sancti Spíritus), Ala
Décima (nacional, con sede en La Habana), de
Escritores Rurales (nacional, con base en la comunidad tunera de San José) y el Club
Guaimareño de la Décima,
así como de la Casa
Iberoamericana de la Décima El Cucalambé (con sede en Las Tunas), a cuyo aniversario
20 estuvo dedicado el evento, junto a los escritores Merari
Mangly y Carlos
Esquivel.
En
la cita los poetas invitados de varias provincias y los anfitriones
compartieron escenario con artistas locales de la música y ofrecieron a la
comunidad una noche de alta espiritualidad. Esta sesión de clausura, en
plena calle y con notable afluencia de la población, fue trasmitida
directamente por Radio Guáimaro, durante
varias horas, en su conocido espacio Buenas noches, Guáimaro.
En
la tertulia se efectuó la ceremonia de premiación del sexto
concurso Décima al filo, en el cual participó una veintena de cuadernos de
autoras cubanas y de otros países, y cuyo Gran Premio mereció la poetisa Elaine
Vilar Madruga (La Habana, 1989),
por su obra El tercer ojo II. El
jurado, presidido por el poeta Domingo Peña e integrado por los también bardos Marcelo
Leal y Modesto
Caballero, otorgó otros dos galardones principales, siete lauros
colaterales y tres menciones.
El
jurado durante sus sesiones de trabajo. De izquierda a derecha, Domingo Peña,
Marcelo Leal y Modesto Caballero.
Con
el segundo premio se alzó Caridad
González Sánchez (Villa Clara) por el cuaderno Breviario, y con el tercero Elizabeth
Reinosa Aliaga (holguinera residente en La
Habana) por la obra La
rosa náutica. Recibieron lauros colaterales las villaclareñas Mariana
Pérez Pérez (Premio Perros ladrándole
a Dios, dado por el escritor Carlos Esquivel), Olimpia
Pombal Duarte (Premio del Grupo Toda luz y toda mía), y Lisy García Valdés
(Premio Mundo Nuevo), así como la holguinera Ana Rodríguez (Premio de tema
ecológico), la tunera Yelaine
Martínez Herrera (Premio del Grupo Ala Décima), la habanera Luisa
Oneida Landín (Premio de la
UNEAC) y la colombiana Mary Ruth Suescun (Premio Décima
Fiebre). En otros países iberoamericanos recayeron las tres menciones, para las
españolas Amanda Marta Urcola y Julia Gallo Sanz, y la uruguaya Delia Esther
Fernández Cabo de Hernández.
TRES
DÍAS QUE FUERON CUATRO
La
agenda del evento, prevista del viernes 13 al domingo 15, en realidad se inició
el jueves 12 en la noche, con la peña del multipremiado poeta Diusmel
Machado —Premio
Iberoamericano Cucalambé 2010 entre otros lauros y secretario del Comité
Organizador de estos encuentros—, realizada en la entrada del Rincón
guaimareño de la décima, sito en los altos de la propia casa de Odalys
Leyva Rosabal (foto a la izquierda). Como en años anteriores, ella y su familia —su esposo Jorge, su mamá
Ñeca y su papá Derbey— fueron la retaguardia generosa y esforzada, proporcionando
alimentación y alojamiento a la inmensa mayoría de la treintena de creadores
invitados, procedentes de La
Habana, Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey, Holguín y Las
Tunas, desde luego con predominio de las poetisas.
La peña, en la calle, delante del Rincón guaimareño de la décima.
Esa retaguardia se vio como de costumbre respaldada por los vecinos de
la barriada —con destaque en el caso de la familia de René Lantigua— y las
instituciones del territorio: la Dirección
Municipal de Cultura, la Casa de Cultura y el Museo Municipal, así como
los músicos y artistas plásticos de la vanguardia artística de Guáimaro, entre
ellos el ya emblemático colaborador Carlos
Gondres y su hermano Luis, a cuya exposición en la Galería de Arte asistieron
los huéspedes.
El
espacio teórico, en la Casa
de Cultura, contó con profundas indagaciones acerca de la labor creadora de las
mujeres, a cargo de la doctora María Nela Barba, la investigadora Mariem
Cetelbait y la propia Odalys Leyva, las cuales motivaron intercambios con el
público presente, en torno a la notable altura estética actual de la décima
escrita por mujeres y su aún insuficiente visibilidad.
A
lo largo del programa, el Rincón
guaimareño de la décima fue testigo de numerosas lecturas de poesía —en
especial en estrofas de diez versos, incluyendo la de poetas ganadores del Premio
Iberoamericano Cucalambé—, presentaciones de libros, descargas poéticas y trovadorescas, un
tributo a la escritora guaimareña recién fallecida Margarita Palmero, el
ingreso de nuevos miembros al Grupo
Décima al filo, la premiación de un certamen de cocina, y la
entrega de reconocimientos a los escritores a quienes en esta oportunidad se
dedicó el encuentro: Merari
Mangly Carrillo, presidenta del grupo
de decimistas espirituanos Toda luz y toda mía y Premio
Ala Décima en el V concurso Décima al filo 2012, y Carlos
Esquivel Guerra, Premio Nacional Cucalambé 1998, Premio
Iberoamericano Cucalambé en los años 2005 y 2010, y miembro de la Filial
provincial del Grupo Ala Décima en Las Tunas.
Significativa
fue la participación de creadoras, entre otras muchas, como Mirian
Estrada Medina, fundadora de estas citas, la tunera Martha
Rosa Fernández, ganadora del Gran
Premio
del concurso Décima al filo en el 2007, y la reconocida escritora Ketty
Blanco Zaldívar, camagüeyana residente en La Habana, quien se ha
desempeñado fundamentalmente en el verso libre y acudió al cónclave fascinada,
según expresó, por la fuerza actual de la poesía escrita en décimas.
Con
este evento, la acogedora ciudad de Guáimaro,
cabecera del municipio más oriental de la provincia de Camagüey, ratificó su
condición de capital
de la décima escrita por mujeres, como la consideran muchos especialistas
de esta modalidad compositiva, integrante del gran complejo artístico-literario
que es la décima cubana, quienes también califican a estos encuentros como los
más importantes del país, dedicados centralmente a la variante escrita de la
estrofa.
LA GANADORA DEL
GRAN PREMIO
EL TERCER OJO II
Soy el viento que alienta sobre el mar…
Canción del Bardo Avemergin
Poética celta del Yo Soy.
(…) Ebrio, el poeta injuria, gritando, al
Universo.
Arthur Rimbaud
Dádiva al mar si tu frente es eclipse de
cosechas.
Mis hijos quiebran endechas que rugen en el
torrente.
Voy al redil. La corriente me grita por tu
corola.
Océano y red de la ola, presagios de la raíz,
el dédalo,
flor de lis:
la carne del que se inmola.
Si te vas, ¿cómo regreso hacia la ruta del
can?
Aúlla el tiempo, dirán
los
holocaustos que rezo.
Muerdo al Atlántico, el peso
es la hamartía de Leda.
Caminante, ¿dónde queda
mi esquife ante un espejismo?
Sin sol la luz, el abismo
bajo máscaras de greda.
Árbol sin paz; ¿no comprendes
cómo segaré
tu historia?
Perfilo en duelos la noria,
vástago donde me prendes:
¿cómo en los frutos aprendes
parábolas de este anhelo?
Lubrico al tiempo en tu velo,
forastero sin destino.
Caminante, soy
camino,
máscara sin voz del cielo.
La Eternidad me condena
a corroer el cadalso de las aguas
(el descalzo ojo de dios me enajena).
Tejo el silencio y resuena el solipsismo del
rito.
Mastico la hebra del mito:
orillas,
silueta,
eclipse
espirales en elipse
para mi antifaz marchito.
Ven a moler el naufragio
esta vez bajo
la lluvia.
Ven con tus arcos, diluvia
sobre mi vientre. Tu adagio
es sal de muerte,
contagio
del silencio de la orilla
cuando me rompe. Esta milla
ha olvidado tu balanza,
la cavidad donde danza el axis de mi
semilla.
Sobre
el ijar del rehén
encuentro
la multitud que incuba la muerte,
alud
del párpado que no ven
los
Cronidas. Canto al tren
sobre
el delta de lo eterno.
En
mi ovario está el infierno
proclamado
por la aguja:
soy la mujer,
soy la bruja
de
la palabra que cierno.
La niebla muerde el alisio
que suda en mis derroteros
como laberinto.
Mi Eros
troza, sacrifica el juicio
de las bestias, un suplicio
desnudo entre la agonía:
llanto del agua
-vacía
mordida de una costumbre-
donde taladro la lumbre,
semental de la jauría.
En
la bandera desuello
a los puntos cardinales,
suicidio
de marginales
en
parábolas que mello.
Fauces,
crines,
el destello
que
desangra esta coraza
como
un iceberg, es la traza
en
el ombligo del mundo,
catástrofe
con que inundo
el
aplauso de la caza.
Estas
anclas del asombro
-cuando
la bestia es el dios-
son
migajas de una voz en el silencio que nombro.
Mi
sueño descifra el hombro
de
un dédalo que he rendido.
Símbolo
y culpa: no mido crisálidas en la mano.
El
hambre es el meridiano
donde diluvia mi nido.
He
escupido los santuarios donde mis hijos oscilan.
Bajo
el silencio titilan los dardos del adversario.
Las
encías del calvario trazan el páramo ignoto.
Sobre
el círculo devoto
donde me escupe la sal,
tu
enigma de viento es cual
la
lluvia azul de los dioses.
¿Qué
mordidas? ¿Cuántas voces
náufragas
del barro?
Al
laberinto
de tu espada dono bestias del Tarot.
Soy
la sed
-mujer de Lot-
que
sangra sobre la nada.
Soy
la garra, soy, y cada
dinastía
me sumerge
sobre
el meandro que emerge
en
el rito de las fieras:
las
válvulas de las eras,
jirón de lo que diverge.
Maté
a la bestia, reflejo del árbol de mi destierro.
En
las orgías del hierro escribí sobre tu espejo,
sobre
niebla,
y cuando alejo
tu
sombra en la desmesura
brama
Edipo, brama Asura
-mi diálogo ensangrentado-,
brama
el silencio domado,
bajo
el embrión de la oscura
mano
de dios.
El reverso
en
la agalla de la red quiebra su norte, y la sed
preña
el fatum del anverso
en tu carta.
El
universo
es el diente del cerrojo
donde
me escondo, y el rojo
se
extiende sobre el mendrugo.
Soy
la mujer, soy el yugo.
Esa
soy:
el tercer ojo.
18
de octubre del 2012.
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