domingo, 27 de abril de 2014

Celebrado evento Sílabas en el tintero


Dos décadas desdicen a Gardel


Por Pedro Péglez González
Fotos tomadas del periódico 26

Un rotundo mentís a aquello de que veinte años no son nada dio la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, con su encuentro literario Sílabas en el tintero, del cual participaron escritores de cinco provincias para celebrar las dos décadas de la tertulia mensual Café Converso y de la aparición de dos de los decimarios tuneros que marcaron, junto a otros del resto del país, el inicio del proceso de revitalización de la poesía cubana en estrofas de diez versos.

El Café Converso, la primera actividad caracterizadora de la institución, en ese amplio lapso ha sido velada de obligada referencia para los creadores —locales y visitantes— de esa modalidad compositiva que, en sus variantes escrita y oral (léase repentismo), conforma la columna vertebral de un complejo artístico-literario que desde sus raíces rurales hace mucho ha expandido sus valores identitarios hacia todos los estratos de la cultura nacional.

El espacio ha marcado momentos de significación en los programas de encuentros de mayor calado, como la jornada cucalambeana, considerada la fiesta mayor de la décima iberoamericana, los eventos Tengo en la Casa mi casa y los aniversarios de la propia institución sede.

Confraternización desde la espiritualidad creadora ha sido el sello del Café Converso en estos años, durante los cuales la décima ha sido la anfitriona desdoblada en lecturas y controversias, y a ella han rendido honores otras disciplinas: artes plásticas, narración oral escénica, danza, y sobre todo la música, desde la raigal campesina hasta la de la joven trova y la instrumental, de concierto o de cámara.

El encuentro literario Sílabas en el tintero celebró también las dos décadas de la publicación de los volúmenes Piel de polvo, de Renael González Batista —fundador en 1993 del Grupo Espinel-Cucalambé en Puerto Padre—, y Hambre del piano, este último durante una tertulia con ese nombre y la presencia de su autor, Carlos Téllez Espino. Como él iniciador del Taller literario Cucalambé, el también poeta Daniel Laguna valoró la significación del libro y de aquel espacio que acogió a comienzos de los 90 a jóvenes escritores que trazaron tempranamente novedosos caminos para la décima escrita tunera, que coincidieron con similares empeños creativos en otras latitudes de la nación cubana.

Otra tertulia con nombre de libro, Perros ladrándole a Dios, festejó los quince de ese poemario ganador del Premio Cucalambé en 1998 y publicado en 1999 por la tunera Editorial Sanlope, agasajo que agradeció su autor, Carlos Esquivel Guerra, también conductor de esa peña.

Por su parte, la actualidad palpitante de la estrofa y la vida literaria en torno a ella, fueron abordados respectivamente en una conferencia del profesor, investigador y poeta Roberto Manzano, ante alumnos y profesores del Pedagógico José Tey, junto a los escritores participantes en Sílabas en el tintero, y por estos últimos en una cita de reflexión, a partir de un panel conducido por Carlos Esquivel e integrado por otros destacados escritores como José Luis Serrano (Holguín), Jorge Luis Mederos (Villa Clara) y Herbert Toranzo (Ciego de Ávila).

Este coloquio examinó, entre otros aspectos medulares para la décima —la cual es identidad ella misma, al decir del profesor Virgilio López Lemus— la presencia de una decena de agrupaciones de escritores decimistas, surgidas espontáneamente a partir del ejemplo fundacional en 1993 del Grupo Espinel-Cucalambé, y que actualmente muestran una vitalidad asombrosa en muchos casos, y a lo largo de todo el país articulan entre sí sus acciones a favor del conocimiento de los alcances estéticos de la estrofa y del intercambio sistemático entre sus cultivadores.







miércoles, 16 de abril de 2014

La décima es un árbol de marzo


Entregados premios pendientes
del XIV concurso Ala Décima

Lisy García Valdés recibió de manos de Mariana Pérez Pérez la obra de Kamyl Bullaudy correspondiente al máximo galardón del certamen.


Nos reporta desde Santa Clara la poetisa e investigadora Mariana Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La décima es un árbol y representante del Grupo Ala Décima en su provincia, quien en ese mismo mes recibió el Premio que lleva el nombre de Leoncio Yanes

LA DÉCIMA EN TRES NOTICIAS
 
I

Por el «Día Mundial de la Poesía» y el Centenario de Samuel Feijóo, el 21 de marzo fue celebrada la tertulia «La décima es un árbol», en su espacio habitual del Museo de Artes Decorativas santaclareño, a las 4:00 de la tarde. Para este encuentro fue invitada la poetisa Lisy García Valdés, quien recibió los merecidos reconocimientos del Premio Ala Décima, y Premio Décima al Filo al mejor texto escrito por una mujer, en el XIV concurso de esa agrupación. Después que, como guía de la tertulia, Mariana leyó el prólogo que escribiera para el cuaderno premiado, Oda al jinete del caballo blanco —que verá la luz el próximo año—, la poetisa galardonada dio lectura a fragmentos del decimario.

Por el Premio del Grupo Décima al filo, otorgado por esa agrupación con sede en Guáimaro, Camagüey, al mejor texto escrito por mujer en el concurso Ala Décima, Lisy recibió una obra del artista de la plástica Ángel Silvestre.


La sección «Recordando los orígenes» estuvo dedicada al tema «Samuel Feijóo y la décima». Fueron presentados el número 77 del Catálogo rimado y «La Pieza del mes».


II

Otro villaclareño reconocido en el XIV concurso Ala Décima fue Lorenzo Lunar Cardedo, quien esta vez obtuvo Mención por su cuaderno Los espacios que me habitan. Por compromisos de trabajo, Lorenzo no pudo asistir a «La décima es un árbol», de manera que la Presidenta del Jurado, y representante del Grupo en Villa Clara, se trasladó el 27 de marzo hasta la librería «La Piedra Lunar», propiedad del poeta, con el fin de entregarle su diploma y un ejemplar del decimario premiado en 2013; aprovechó para ello la invitación que le hiciera el escritor Frank Abel Dopico a su peña «Las Tardes de Huck Finn» de la mencionada librería. Fue un momento de júbilo, para Lorenzo y todos los presentes, que dejamos plasmada en una foto como constancia de la entrega.


III

Otra librería «cuentapropista» de Santa Clara, El Eco, sirvió de marco para la entrega, el 29 de marzo, del Premio «Leoncio Yanes Pérez» a la Licenciada Mariana Enriqueta Pérez Pérez, por parte de la Cátedra Afroiberoamericana «Juan Marinello», perteneciente a la Facultad de Humanidades de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. La entrega corrió a cargo del Doctor Francisco Rodríguez Alemán, Presidente de esa cátedra, y de la profesora Yamilé Pérez García.

En el documento entregado se expresa que este premio se otorga «Por su trascendental desempeño en la promoción de la poesía popular cubana, en especial de la vida y obra de Leoncio Yanes Pérez; por sus más de treinta años en la atención del movimiento de talleres literarios y por su destacada labor de creación y de investigación propias».

La poetisa agradecía este reconocimiento mientras tres grandes ramos de flores perfumaban el ambiente de su sala-librería-biblioteca.


Santa Clara, 14 de abril de 2014




Vea en Decimacontexto amplia reseña del quinto aniversario de esta tertulia (septiembre 2012), por Isbel Díaz Torres, miembro del Grupo Ala Décima, en representación de la dirección de la agrupación para este encuentro:
Cinco gajos tiene el árbol de Mariana

Muestras de la obra poética de Mariana Enriqueta Pérez Pérez, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Odiseo en el Erebo y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por ella aparecen en nuestra sección Decimacontexto: Polizón en la aljaba de Eros, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. Las albas rumorosas, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. La décima cubana durante las guerras de independencia: los poetas de la guerra, interesante aporte sobre ese período. La décima escrita en Villa Clara, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia. Entre los reconocimientos merecidos por su obra en versos, está en el 2013 la mención que recibió en el concurso Oscar Hurtado.


Visite el sitio web de esta tertulia
en su nueva dirección:


MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA DÉCIMA EN ESTA PROVINCIA HACIENDO CLIC AQUÍ:
VILLA CLARA






miércoles, 9 de abril de 2014

Jesús García recordado por Leandro


“Eso era Tuto, una torre”
 

Jesús (Tuto) García (Matanzas, 1954-2010) es una de las voces más importantes del repentismo cubano en el siglo XX. Ha dejado una extensa obra (décimas escritas inéditas, programas de radio y televisión, y, sobre todo, múltiples controversias grabadas en las canturías), que constituye un patrimonio de innegable valor artístico y debe ser promovida y estudiada





Por Leandro Camargo
Destacado poeta repentista
nacido en Pinar del Río.
Profesor e investigador.



 
… pero mañana yo también habré muerto y se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos…

Jorge Luis Borges. A Leopoldo Lugones.



1

Cuando cantaba, alzaba los ojos al cielo. Su serenidad era una muralla donde crecía el tallo de su canto. Esa savia profunda, sabía conducirla: grandeza de poeta. A veces respondía en cuatro versos con la fuerza de pocos, y venía el aplauso, la admiración, el grito múltiple. Pero la décima no declinaba, seguía desenvolviéndose como en un vórtice, hasta el final. Entonces era el asombro.

Desdeñaba el alarde tropológico, aunque no el tropo, claro. Su maestría era el hallazgo, la fluidez, la seguridad en sí mismo. Pero su verso no carecía del chispazo lírico, de la juventud de la imperfección. Era, lo que se dice un clásico; salía a encontrar la idea o encontrarse con ella sin temor al error, y habitaba el lenguaje y era habitado por él en la justa medida. De ahí provenía su singularidad como poeta, su dominio del público y su valentía verbal, siempre coherente con su postura erguida y su impasibilidad en el escenario, sus gestos lentos.


2

Conocí a Tuto García a los dieciséis años, en un lugar llamado Peñas Altas, a la salida de Matanzas. Él era toda una leyenda; yo, un muchacho apenas conocido. Allí cantamos, y al terminar el diálogo poético, donde no faltaron los aplausos que levantó con sus décimas, surgió entre nosotros una amistad que continuó hasta hoy, matizada por mi juventud y su experiencia aleccionadora. Cantamos, después de eso, pocas veces (azares o destino), aunque sí coincidimos en múltiples canturías, la última de ellas en un lugar donde nunca habíamos estado juntos: Güira de Melena, una casa, junio del 2010. Tarde lloviznosa, con un poco de calor, de esas que hacen los veranos más reales. Pero canté con Yoslay García (uno de sus amigos y poetas más cercanos) y me tuve que ir antes de escucharlo en el cierre con Omar Mirabal. Unos días antes de su muerte, lo llamé a su casa.


3

Uno de los misterios definidores de Tuto, que no todo el mundo sabía ver, era su canto ronco, pero con cierto aire triste; una ternura cautivadora que contrastaba en apariencia con su verso y que alcanzó tintes líricos y emotivos en su hermano Manolito. El sino trágico de la familia (varios hermanos poetas, fallecidos sin mucho tiempo de por medio), hizo más legendaria su fama como improvisador, justamente ganada en la praxis creadora. A esto súmese que, como pocos, Tuto lograba adentrarse en el gusto popular, sin haber sido jamás un poeta humorista ni ceder en su concepto de exigencia estética. Empleaba referentes de la vida cotidiana y de la tradición campesina, integrándolos de manera original y conceptualmente eficaz a su discurso, más allá del riesgo de los lugares comunes, que en él, cuando se daba el caso, adquirían carácter de renacimiento; eran rebautizados, como si hubieran sido dichos por primera vez. Muchos sentían el placer de memorizar sus versos, y él sabía como nadie acceder a ese reino, dónde estaban las minas de la sensibilidad.

Quién no rompió las piñatas
de los corojos maduros
y no trepó por los duros
pararrayos de las matas.
Quién no le amarró las patas
a los gallos españoles,
y ya cuando los faroles
se ponían amarillos,
no volvió con los bolsillos
hinchados de caracoles.

Limpieza de la imagen en la última redondilla, de exacta selección de rimas y distribución de lexemas. La sobriedad verbal de Tuto, apoyada en la fuerza comunicativa de la presencia, le hacía construir una décima sin muchos enrevesamientos sintácticos ni tropológicos, fácil para la memorización. Respetaba la estructura tradicional de la espinela cantada, marcando no sólo la pausa en el cuarto verso, sino buscando la mayor redondez posible en la primera y la última redondillas, sin que el puente cayera, pues allí buscaba lo mismo: concisión y fuerza, y unidad semántica del todo. Hacía, por tanto, un uso atinado de los conectores; pero en él los pero, los porque, las y, estaban reforzados por la energía de lo dicho, no eran facilismo ni simple acomodamiento constructivo. Sus encabalgamientos eran generalmente suaves, y cuando los empleaba, lo hacía con elegancia, de modo que se articularan rítmicamente en lo expresivo de la estrofa. Aquí viene como anillo al dedo la metáfora de la décima como pequeña torre, porque eso era Tuto, una torre, un poeta firme y seguro de sí, cuya estabilidad en la escena, sensibilidad y dominio de su arte, le permitían una sostenida calidad a lo largo de cada presentación.

Dada su capacidad excepcional para la riposta, en cualquier momento podía salir de su voz la redondilla o la décima de la tarde, aquella que más emociona al público. En su última controversia con Omar Mirabal, este le dice que la tierra es hija del mar, y él le responde:

La tierra es hija del mar
y ojalá que se le olvide,
porque si un día la pide
se la tendremos que dar.

Más adelante canta estos versos, sencillos y eficaces:

…en eso tienes razón:
si a los que no son les damos
la razón, ¿cómo es que vamos
a demostrar que no son?

Tuto García es una de las voces más importantes del repentismo cubano en el siglo XX. Ha dejado una extensa obra (décimas escritas inéditas, programas de radio y televisión, y, sobre todo, múltiples controversias grabadas en las canturías), que constituye un patrimonio de innegable valor artístico y debe ser promovida y estudiada, junto a la de otros repentistas, para que la historia de la poesía oral improvisada tenga el reconocimiento que merece, más allá del aparente olvido que imponen la escritura en el viento y el abandono de las academias (de algún modo, también, scripta volant, verba manent).


4

Hace unos días, con esa precisión que tiene lo onírico para mezclar los deseos reales y lo imprevisto, soñé con Tuto. Estaba en la Casa Naborí, sentado comúnmente en la escalera que sube al escenario por la izquierda (cosa que él nunca hacía); delante, unas tablillas de cañabrava que apartan el lugar de la visión del público. Me acerqué, y al descubrir que era un sueño, en esa oportunidad quizás irrepetible que me daba el subconsciente, me decidí a interrogarlo. La pregunta (trataba, por supuesto, sobre la poesía) es imposible de reformular; yo andaba falto de seguridad y es muy probable incluso que no la hiciera. Pero, para mi sorpresa, salió con un consejo: Lo que tienes que hacer es decir lo que quieres decir, me dijo. Esa vez el sueño no se deshizo en el sueño, como el agua en el agua.




EN ESTA SECCIÓN DECIMACONTEXTO:

Orismay Hernández reporta homenaje a Tuto. Tributo en décimas de repentistas en el concurso Justo Vega, al conocerse la pérdida de Jesús (Tuto) García.