jueves, 29 de julio de 2021

Olimpia Pombal en La décima es un árbol

2011 y 1812: alegría en la tertulia,
un comentario a propósito

La tertulia La décima es un árbol de Mariana Pérez Pérez, ahora mediante Facebook a causa de la COVID-19, tiene como invitada a la poetisa Olimpia Pombal Duarte en su sesión virtual de este viernes 30 de julio


2011 Y 1812: ALEGRÍA PARA EL ÁRBOL

El XI concurso nacional Ala Décima, correspondiente al 2011, resultó todo un acontecimiento para los contertulios de La décima es un árbol: El lauro principal, el Premio Ala Décima 2011, correspondió a Caridad González Sánchez por su texto Diatriba, y el segundo lugar, titulado ese año Premio Especial Aniversario 50 de Ada Elba Pérez, lo mereció Olimpia Pombal Duarte por su poema 1812. Y que conste: Ese año en el jurado no había ningún villaclareño, aparte del riguroso trabajo bajo seudónimo con que nuestros jurados examinan los conjuntos poéticos aspirantes. Ahora que Olimpia es la escritora invitada en el capítulo de turno de esa querida tertulia de nuestra hermana Mariana, la dirección del Grupo Ala Décima aprovecha para felicitarlas con un abrazo apretado —que se extienda a todos los participantes— y compartimos aquel extenso y hermoso poema de la huésped principal del espacio en este día. Lo reproducimos tal y como se publicó entonces, cumpliendo la convocatoria, en nuestra sección Premiosala.

1812

Olimpia Pombal Duarte

Premio especial Ada Elba Pérez
XI concurso nacional
Ala Décima (2011)

JURADO:
Olga Lidia Pérez
Isbel Díaz Torres
Julio Alberto Cumberbatch

 

1812

 

Es Tchaikovsky, su obertura,
la que inunda mis sentidos
con alegrías, gemidos,
angustias… La partitura
no le permite ruptura
a ninguna imagen, cuáles
más vívidas y raigales;
historia en notas; escalas
y arpegios que sueñan alas
atenaicas ya inmortales.

 

Todo un espejo de trigo
ondula tras los primeros
acordes. Tibios senderos
serpentean al abrigo
de mis ensueños. Testigo
de esta paz imaginada
es el adagio que en cada
clave me impulsa tenaz
a vivir en una audaz
ilusión insospechada.

 

De pronto un tímpano truena.
Con sus cien ojos la Fama
indiferente proclama
un gris-azul que cercena
el libre albedrío, y llena
de humillación a la Russ;
el miedo carga su cruz
y ríos, isbas, trigales
quedan vacíos. Metales
y cuerdas gimen sin luz.

 

¡La Marsellesa…! Levanta
sombras de vientos oscuros
y alucinantes. Los muros
quiebran su dura garganta
mientras ella canta, canta
un canto de espada y fuego.
Sólo exige, no es un ruego;
trompetas y oboes gritan;
falsos deberes se agitan
por un apetito ciego.

 

Y tras mis ojos cerrados
la música vibra; viola
el hilo que da una sola
opción para los soldados;
las trompas lanzan mezclados
fusiles y hombres; la tierra
huele a ansiedad y se aferra
al soplo de su destino:
se repliegan. Borodino
abre su faz a la guerra.

 

El dulce triángulo ajusta
su tono al de los violines.
¿Son las troikas? ¿Son maitines?
¿Quizás rezos? ¡Cómo asusta
huir por la senda injusta
de los vencidos! Se van.
Sus huellas dejan sin pan
por donde avanza el Gran Corso
que va apretando su torso
en estúpido ademán.

 

El pandero… ¡qué sutil
borda los aires gitanos,
como si atara lejanos
recuerdos en un atril!
Su ritmo, casi infantil,
envuelve a las tropas rusas;
los bajos arrastran fusas
que descienden, claman, rugen;
los pies en el fango crujen
y rompen sombras obtusas.

 

De nuevo cuerdas y vientos
sollozan. Francia ha plantado
sus colores, y llevado
a Rusia sangre y lamentos.
Mal podrían pensamientos
de conquista, triunfo y gloria
dejar alegre memoria.
Cayó Borodino, pero
hay sonidos de un ligero
sabor a duda en la Historia.

 

¿Y qué me dicen ahora
los metales? Con sus voces
parece que invocan dioses
guerreros. Llegó la hora;
marchan los galos y llora
el suelo bajo sus pies.
“¡Allons enfants!” A través
de esta música percibo
la firmeza del argivo
ancestral. ¿Sueño tal vez?

 

Por mi sangre y nervios vuelan
veloces los pentagramas
impregnados de humo y llamas
que abrasan Moscú, y deshielan
paredes por donde rielan
las primicias del invierno;
toda la orquesta un infierno
dibuja sobre el Moscova
mientras la Historia se roba
a sí misma un aire eterno.

 

De todas las cuerdas brotan
fantasmas de bordes recios
que alertan cuando los necios
entre tizones se agotan
sin más botines. Ya azotan
ventiscas rudas. La nieve
esconde su rostro aleve
en árboles y callejas;
las violas susurran quejas…
pero el francés no se mueve.

 

Helados soplos de cierzo
aúllan en la taigá;
la nieve es como un maná
que danza sobre el scherzo
en su orquesta. Blanco y terso
noviembre llega. Remotas
reminiscencias de notas
descienden. ¡Francia se marcha
cargando botín, escarcha
y tristes espaldas rotas!

 

Ya se van, pero el espanto
hace presa en su camino.
Un General concertino
terrible, implacable; manto
de muerte blanca sin llanto
los abate: es Aquilón
que ruge en las cuerdas con
torpe fiereza. Hambre y hielo
muerden los cuerpos; el cielo
desnuda su compasión.

 

Campanas, ventiscas, muerte;
alegría de los rusos,
dolor para los intrusos.
¡Qué trágica siembra inerte
de medio millón! Un fuerte
allegro teje una danza
sin confines. Cuando alcanza
su majestuoso final,
creo ver el Santo Grial
que derrama la esperanza.


Olimpia Pombal Duarte (Remedios, Villa Clara, 1935).

 

EN NUESTROS ARCHIVOS:
El insólito caso de La décima es un árbol. En Santa Clara, su experiencia.
Yudith Ruiz regresó con El regreso. Sorpresa en el Catálogo Rimado 152 de la tertulia La décima es un árbol.
Lidia Meriño como escritora invitada en La décima es un árbol.

MÁS SOBRE LA DÉCIMA EN ESTA PROVINCIA:
VILLA CLARA

 

 

martes, 27 de julio de 2021

Darais Báez y Las hijas de Yemayá

El vínculo décima-artes plásticas

El 25 de julio el mundo celebró el día de la mujer afrodescendiente. Con ese motivo nos envió la presente colaboración la poetisa Darais Báez Fernández


De esta autora hemos publicado antes su conjunto Vuelo del ángel, donde asume en versos el discurso estético de una serie de fotografías artísticas. La poetisa Darais Báez —nacida en 1970 en Melena del Sur, de la entonces provincia de La Habana y actualmente de Mayabeque; residente en la capital mayabequense, San José de las Lajas— es maestra de profesión, graduada de Cultura Física, y ejerció 17 años en este campo. Desde el 2004 a la fecha ha sido profesora universitaria en la Universidad Agraria de La Habana en las facultades de Cultura Física y Agronomía. El conjunto que ahora nos envía está basado en pinturas, de la autoría de su hermano:


El artista de la plástica Victor Duamel Báez Fernández (Melena del Sur, 1986) es graduado de la Academia Provincial Eduardo Abela. Como retratista, busca a través de la pintura una especie de morfología cultural y étnica, con la cual se adentra en la belleza y la magia de lo multidiverso. Es también aficionado a la fotografía, la percusión y la poesía, miembro del grupo performance Puente Sur y de la AHS. Ha participado en varias exposiciones personales y colectivas, así como en salones y eventos de artes plásticas.

 

LAS HIJAS DE YEMAYÁ


I.
Visión afro-feminista
Inquietud, tabúes, duda;
las tendencias hoy en Cuba
y posiciones racistas.
Bajo el pincel del artista
se resalta la belleza,
los valores, la grandeza
y el trazo va más allá:
Las hijas de Yemayá,
su identidad y entereza.


II.
En la piel lleva esculpido,
un abrazo, una canción,
un toque en el corazón,
un ritual que va dormido.
La poción ante el olvido
al desarraigo, al secuestro,
a cada grito siniestro
que desgarra pero siembra
un tributo a cada hembra
y un homenaje al ancestro.


III.
Le besa rojo escarlata,
le acaricia cada rizo
y le levanta del piso
aroma y canela grata.
Aparición de mulata
de una a una, multitud
que el artista por virtud
en óleo y lienzo abrazada
da a mis ojos pinceladas
ante tanta negritud.


IV.
Hoy el recuerdo regresa
al adoquín que se apega
mientras la chancla le pega
y el suave ruedo le besa.
Los rizos de la cabeza
que roza el hombro desnudo
mientras la falda un escudo
ante las miradas tantas
desdén de las damas blancas
ante el caballero mudo.


MÁS SOBRE DECIMISTAS DE ESTA PROVINCIA:
MAYABEQUE

 

 

 

lunes, 19 de julio de 2021

Lidia Meriño en La décima es un árbol

Su invitada de julio

La tertulia La décima es un árbol, de Mariana Pérez Pérez, se ha mantenido, ahora mediante un grupo de Facebook a causa de la pandemia COVID-19. En julio tuvo como como invitada a la reconocida escritora Lidia Meriño

La imagen es del anterior encuentro en que Lidia (a la izquierda en la foto) estuvo como invitada de La décima es un árbol, antes de la pandemia.


En la ciudad de Santa Clara, de riquísima vida cultural, surgió en septiembre del 2007, en el Museo de Artes Decorativas de esa acogedora urbe del centro del país, la tertulia mensual La décima es un árbol, fundada y conducida desde entonces, ininterrumpidamente, por la destacada poetisa e investigadora Mariana Enriqueta Pérez Pérez, representante del Grupo Ala Décima en la provincia de Villa Clara, quien presentó su encuentro de julio de este modo:

TERTULIA VIRTUAL 16 DE JULIO, 2021
PRESENTACIÓN
LIDIA MERIÑO HERNÁNDEZ «RETORNA CON PEZ Y LLUVIA»

Hoy les presento, desde Santa Clara —que ayer 15 de julio cumplió 332 años— a una pinareña, quien decidió echar su ancla en esta ciudad del centro como prueba de que, con amor y poesía, a los cubanos jamás nos importan los puntos cardinales. Lidia Meriño Hernández acude a los encuentros literarios con su alegría abierta para todos los abrazos. Desde su casa, junto a su compañero (el poeta Arístides Vega Chapú) la Poesía y el cariño se expanden hacia todos los parajes del mapa.

Esta mujer retorna a «La décima es un árbol», otras veces nos ha acompañado, como el 19 de enero de 2018. Debo aclarar que en nuestra tertulia hemos reservado algunos meses para ciertas finalidades, el mes de enero, por el natalicio del «Hombre de La Edad de Oro», se destina casi siempre a la literatura para niños. Y Lidia es una autora reconocida que no solo escribe para ellos, sino que desde sus peñas hace entrar a los pequeños en el paraíso de los libros y la fantasía.

Para esta ocasión, la poeta decidió compartir tres décimas: «Retorno del pez», en una sola estrofa, y «Con lluvia» que incluye dos: «in aqua» y «ex aqua». En las tres se aprecia un esmerado tratamiento de la estrofa, aunque la autora diga modestamente que no es decimista. Se trata de espinelas, si bien la disposición de las pausas no sigue la estructura clásica de la décima cantable. Las imágenes clasifican dentro de los usos de la poesía contemporánea y, sin ser excesivamente rebuscadas, estimulan la relectura, la imaginación del lector.

No quiero abundar más en las décimas de Lidia Meriño, es necesario que quien se acerque ahora a su poesía la convierta en una fiesta lectora personal, no tamizada por interpretaciones ajenas.

Gracias, Lidia. Que ese pez y esa agua pura de los ríos pinareños nos acerquen más a tu sensibilidad y a tu sonrisa.

Mariana Enriqueta Pérez Pérez
En Santa Clara, 16 de julio de 2021.

 

LIDIA MERIÑO HERNÁNDEZ EN LA DÉCIMA

Admiro profundamente a los cultivadores de la décima, a quienes la escriben desde el rigor del octosílabo y los diez versos rimados con perfección en su forma más tradicional, sin abandonar el dominio del lenguaje al que obliga la poesía, y a aquellos que con maestría han experimentado a partir de ella con resultados sorprendentes. Asimismo a los improvisadores que disfruto especialmente por su habilidad creativa, ese don especial que asiste a los poetas de la oralidad y que, por suerte, se transmite por generaciones en muchas familias cubanas. No me atrevo a afirmar, por esos motivos, que sea yo decimista, apenas he publicado algunas, sobre todo en «El libro de todas las lunas», abriendo con este tipo de composición cada una de las secciones del poemario. Conservo otras, inéditas, que no conforman por sí solas libro alguno aún, a falta de habilidad quizá o persistencia para insistir en el género. Convocada por la poeta Mariana Pérez, a quien agradezco esta invitación, me decido a mostrar algunas en este proyecto suyo.

RETORNO DEL PEZ

Oigo si cruje la sal
en la piel cuando el invierno
quiebra los tejidos. Cierno
las escamas de coral,
busca la aleta dorsal
su camino hacia el calor
atravesando el dolor
de la punzada que acuna
por ver si la alivia alguna
almohadilla de alcanfor.

CON LLUVIA

(in aqua)

Cuando la lluvia te inunda
y el espíritu se encharca,
naufraga, es herida barca
que encalla sola, infecunda.
Dejas que el tormento se hunda
como líquido estilete
si hiere al cuerpo, arremete
ahogando su voluntad
de eludir la enfermedad
antes que la piel se agriete.

(ex aqua)

Mas si el agua es un bautizo
que arrastra en un vendaval
la borrasca. El temporal
vuelve al ánimo castizo,
despeja el aire plomizo
que al alma cautiva cala
en un suspiro la exhala,
y devuelve en libertad,
un bálsamo es la humedad
y la lluvia en fuga, es ala.


Lidia Meriño Hernández. Poetisa y narradora. Licenciada en Español y Literatura. Miembro de la Uneac. Ha obtenido reconocimientos entre los que destacan: Concurso Alcorta, 2002; Concurso Regino Boti, 2004; Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 2013; Reconocimiento del Centro Cultural UNESCO de Puerto Rico por la trayectoria literaria, 2017; Concurso Hermanos Loynaz, 2017; Premio Pluma de Oro al mejor libro publicado en 2017 por Publicaciones Entre Líneas de Miami, USA, 2018. Ha publicado en Cuba, Bolivia, Colombia y USA.

Su obra aparece en antologías de Cuba, Brasil, Bolivia, México y España.

Últimos libros publicados:
2018: Sangre fría/ Sangre tibia, poesía (adultos). Ediciones Loynaz, Pinar del Río, Cuba.
2019: El libro de todas las lunas, poesía (infantil). Ediciones Matanzas, Cuba.
2019: Diario de las cosas, poesía (juvenil). Editorial Capiro. Villa Clara
2020: En el estanque azul, poesía (infantil). Mc Pherson Editorial, USA.
2020: Esto no es un libro, narrativa (infantil). Mc Pherson Editorial, USA.

EN NUESTROS ARCHIVOS:
El insólito caso de La décima es un árbol. En Santa Clara, su experiencia.
Yudith Ruiz regresó con El regreso. Sorpresa en el Catálogo Rimado 152 de la tertulia La décima es un árbol.

MÁS SOBRE LA DÉCIMA EN ESTA PROVINCIA:
VILLA CLARA