domingo, 28 de octubre de 2018

Elogio de Bayamo


Ecos de la Fiesta de la Cubanía

La décima, componente del entramado fundacional de nuestra nacionalidad, estuvo presente a lo largo del programa, que obró la maravilla de un verdadero baño de identidad

 La gala artística, en la plaza donde se cantara por vez primera, hace 150 años, la marcha que devino Himno Nacional, fue una de las páginas más estremecedoras de esta agenda cultural, y tradujo atinadamente la forja de la cubanía. Foto: Madeleine Sautié Rodríguez.

 Durante la gala artística se escenificó el histórico momento en que Perucho Figueredo copió la letra del Himno para entregarla al reclamo de los pobladores. Foto: Luis Carlos Palacios Leyva.


Tomado de Trabajadores

Estar en Bayamo durante la Fiesta de la Cubanía es recibir un dulce baño de identidad nacional. En la recién concluida edición 24 de esta luminosa cita, la maravilla fue obrada, como siempre y ante todo, por la concertación y consagración, previamente y durante el transcurrir de la agenda, de las instituciones culturales, las autoridades políticas y gubernamentales, y creadores de las más variadas esferas. Eso es perceptible por quien asiste.

Para el buen cubano es siempre un instante especial el de escuchar o cantar el Himno Nacional, de pie y con la cabeza descubierta, como nos pidió Martí en 1892, cuando publicó en Patria su letra. Pero cantarlo en Bayamo, en la Fiesta de la Cubanía, es otra cosa: uno se siente como invadido de emociones nobles que no se borrarán.

Es que en Bayamo, durante la Cubanía —como se le llama familiarmente al evento—, se anda de vibración en vibración. Puede ser por la mezcla dichosa de historia y leyenda que nos descubren en el Himno de Bayamo; puede ser por el suspiro que nos brota inevitablemente en la rememoración ante la ventana de Luz Vázquez, destinataria de la primera pieza musical cubana conocida como La Bayamesa, la que le dedicaron Céspedes y Fornaris en 1851, cuando todavía Céspedes no era el Padre de la Patria. Cada página del programa tiene su pálpito, y no solamente proveniente de los sucesos de 1868, sino también en su proyección hacia toda la trayectoria cultural de la nación cubana, hasta la contemporaneidad.

La poesía en décimas, como componente del entramado fundacional de nuestra identidad, por ejemplo, estuvo presente y dio fe de sus rumbos actuales, relacionados con el proceso de revitalización de la estrofa, que se inició entre fines de los 80 y principios de los 90 del siglo XX. En la presencia de esa disciplina en la Fiesta, fue decisiva la preocupación y ocupación del Centro Provincial del Libro y la Literatura, y su estrecha relación de trabajo con los escritores.

La vertiente oral —léase repentismo y tonadas campesinas— contó en la Cubanía con figuras cimeras como el improvisador Emiliano Sardiñas y los tonadistas Marisol Guillama y Tony Iznaga, el Jilguerito. La vertiente escrita tuvo voces significativas como las de los autores Alexander Aguilar y Jorge Betancourt —ambos ganadores del Premio Cucalambé en el 2012 y miembros de la Filial del Grupo Ala Décima en la provincia de Granma—, así como Juan Manuel Reyes Alcolea, veterano cultivador de la estrofa, quienes aportaron su obra mediante espacios habilitados para el intercambio teórico y la lectura de poemas.


LA FRATERNA COMPAÑÍA DEL MINISTRO

Una nota expresiva de la alta sensibilidad de la dirección del país fue la presencia permanente del Ministro de Cultura, junto a Federico Hernández, miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en Granma, Manuel Santiago Sobrino, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, y otros dirigentes, en sistemático recorrido por puntos en que se efectuaban acciones significativas del programa.

 El poeta Alpidio Alonso Grau, Ministro de Cultura, participó en numerosas propuestas del programa. En la imagen, a la izquierda, tras la develación de la estatua en cera del Indio Naborí, junto a uno de sus creadores. Foto: Luis Carlos Palacios Leyva.

Como parte de su amplio periplo, estuvieron en la inauguración de la escultura en cera a tamaño natural del emblemático poeta Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, en el Museo de Cera, enclavado en el centro de la ciudad, la cual contó con la actuación de poetas decimistas, tanto de la escritura como de la oralidad. Antes, en Manzanillo, habían rendido homenaje a Carlos Manuel de Céspedes en el sagrado altar patrio de Demajagua.

La apertura de un singular espacio comunitario contó también con la asistencia de los dirigentes: el Proyecto Acento, una librería casera que atesora libros raros y valiosos para mediante ellos prestar diversos servicios a la población en favor de la cultura del territorio. Asentada en la vivienda de los destacados escritores granmenses Luis Carlos Suárez y Lucía Muñoz, este espacio materializa un sueño de ambos, y su cristalización fue posible por el respaldo material y espiritual de las autoridades de la provincia.

Con una representación del barrio dentro de la casa, recorrieron la nueva instalación cultural los visitantes. Emocionado, la ponderó con palabras sencillas Alpidio Alonso Grau, Ministro de Cultura, y quizá pocos podían imaginar cuánto debió significar para él tal acontecimiento. Pocos sabían tal vez que a su condición de alto dirigente suma la de ser uno de los poetas iniciadores del antes mencionado proceso de revitalización de la poesía cubana escrita en décimas, de lo cual dan fe sus varios poemarios, entre ellos La casa como un árbol (1995); Alucinaciones en el jardín de Ana (1995); El árbol en los ojos (1998); Ciudades del viento (2000) y Tardos soles que miro (2007), así como los lauros merecidos por su obra en versos.

Al final, el público allí reunido pidió a los anfitriones que dijeran poemas, a lo cual accedieron Luis Carlos y Lucía, para después pedir al Ministro que dijera versos suyos. Con ejemplar sencillez mezclada con fino humor criollo, Alpidio (nacido en Venegas, Sancti Spíritus, en 1963) asintió a la solicitud diciendo que en vez de decir textos de su autoría, él prefería compartir “unas décimas de un joven poeta”, en las cuales, cuando las dijo, los conocedores pudieron identificar el poema Glosa, de Nicolás Guillén, que recrea versos del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco:


Como la espuma sutil
con que el mar muere deshecho,
cuando roto el verde pecho
se desangra en el cantil,
no servido, sí servil,
sirvo a tu orgullo no más,
y aunque la muerte me das,
ya me ganes o me pierdas,
sin saber que me recuerdas
no sé si me olvidarás.

Flor que sólo una mañana
duraste en mi huerto amado,
del sol herido y quemado
tu cuello de porcelana:
Quiso en vano mi ansia vana
taparte el sol con un dedo;
hoy así a la angustia cedo
y al miedo, la frente mustia...
No sé si es odio esta angustia,
ni si es amor este miedo.

¡Qué largo camino anduve
para llegar hasta ti,
y qué remota te vi
cuando junto a mí te tuve!
Estrella, celaje, nube,
ave de pluma fugaz,
ahora que estoy donde estás,
te deshaces, sombra helada:
Ya no quiero saber nada;
yo sólo sé que te vas.

¡Adiós! En la noche inmensa
y en alas del viento blando,
veré tu barca bogando,
la vela impoluta y tensa.
Herida el alma y suspensa
te seguiré, si es que puedo;
y aunque iluso me concedo
la esperanza de alcanzarte,
ante esa vela que parte,
yo sólo sé que me quedo.


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domingo, 14 de octubre de 2018

La décima es un árbol cumplió 11 años


En su tertulia de septiembre




Nos reporta la poetisa e investigadora Mariana Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La décima es un árbol y representante del Grupo Ala Décima en la provincia de Villa Clara

Fotos enviadas por la autora.





DEL CORAZÓN, LA NOSTALGIA Y LOS ESPEJOS
(XI Aniversario de «La décima es un árbol»)

¿Por qué «del corazón, la nostalgia y los espejos»? Todo tiene que ver con el poeta invitado y la presentación de su libro No me quieras matar, corazón. Es preciso leerla para enterarse.

Casi siempre el 21 de septiembre, desde 2007 hacia acá, aparece la lluvia; a veces, como en el V Aniversario, cae un chaparrón. Este año no sería menos: un aguacero rápido, y a la hora del comienzo ya había escampado en buena parte de la ciudad, por lo que la mayoría de los contertulios habituales pudieron asistir. En un ambiente amigable, con la anfitriona y su invitado al frente, transcurrió el encuentro, que esta vez se extendió un poco más de lo habitual, porque la obra en décimas del invitado, Ricardo Riverón Rojas, es tan amplia y rica que no puede ser presentada en pocos minutos.

También se hizo un resumen del año transcurrido y, como ya es habitual, se presentó el Catálogo rimado (números 128 y 129) y «La pieza del mes».
Al final, Teresita Hernández Ruiz (Especialista creadora del Catálogo rimado) leyó el acta del jurado y se entregaron diplomas y libros a los premiados; en este caso, solamente a las menciones, ya que el «Premio en décima» se otorgó al poeta venezolano Yolvi Efraín Cauro Méndez y «Variaciones en rima», a Leonardo Albeo Valdés Ferrer, quien no pudo asistir por la lluvia; los premios especiales «Mejor colaborador a distancia» y «Décima improvisada», fueron concedidos a Lázara Nancy Díaz García (residente en EUA) y a José Manuel Silverio León, que tampoco estaba presente.

Como todo lo demás está incluido en la presentación del invitado y en el resumen del año, solo falta por resaltar que el camarógrafo del Grupo Guamo grabó toda la tertulia y, al final, entrevistaron a Riverón. Al cierre hubo un brindis  por el cumpleaños.

¿El corazón? Sigue latiendo en la tertulia. ¿La nostalgia? Será creciente, porque los años pasan y nos alejamos de aquella tarde en que fundamos «La décima es un árbol», sin pensar que alcanzaríamos once años de trabajo. ¿Los espejos? Unos se pierden, otros se rompen, pero quedan destellos e imágenes antiguos guardados en la memoria.

Santa Clara, 24 de septiembre de 2018


ONCE AÑOS EN TERTULIA

José Antonio Pascual, en su libro Peñas y tertulias, explica «Los diez mandamientos del buen contertulio», y para no incumplir el segundo, solo voy a enumerarlos: no caiga pesado; no sea aburrido; no sea gracioso de mala ley; no critique ni censure; no se haga el tonto; no se crea superior a los demás; no se irrite con violencia; no pretenda lucir con su talento; no se haga dueño y señor de la palabra; no esté amargado… pero hace una advertencia final: «Si se fuera a exigir el estricto cumplimiento de todos estos mandamientos en las peñas y tertulias, no tendríamos con quién hablar.»

He comenzado citando a este autor porque me gustaría que todos los contertulios de «La décima es un árbol», principalmente los que hemos transitado por estos once años, nos analicemos para descubrir en cuál de esos preceptos hemos fallado y comenzar el duodécimo año con un espacio más ameno y de mejor calidad. En lo personal, ofrezco disculpas si he incumplido alguno; reconozco que en los primeros encuentros fui un poco aburrida, luego he ido superándolo, pero si lo soy todavía, díganlo sin temor, soy receptiva a las críticas.

Por el momento, y como cada septiembre, tengo que hacer un resumen de lo sucedido durante este año.

En septiembre 2017 planificamos un evento para celebrar el X aniversario, pero el paso de Irma y la amenaza de María nos obligaron a modificar el programa. Sin embargo, el trabajo conjunto entre la  institución, la Directora Municipal de Cultura y la promotora de la tertulia, funcionó como un anticiclón y acercó a los amigos al viernes, con tiempo magnífico. Solamente lamentamos que no pudiéramos contar con los invitados de otras provincias. Ese día no imaginábamos que estábamos viendo y escuchando por última vez al poeta repentista Felipe Albernas. Se presentó el cuaderno Tesoros del Museo: Diez años del Catálogo rimado (Mínima antología) y fueron entregados diplomas de reconocimiento a las instituciones y personas que han colaborado con la tertulia. También se otorgaron los premios y menciones del Año X (2016-17) para proceder a su entrega (ver Acta). A continuación se anunció el Premio a la Mejor Décima de los diez años, que fue «Encajes antiguos», de Caridad González Sánchez, mientras que las menciones fueron para: Lorenzo Lunar Cardedo, por «Autorretrato con marina» y para José Manuel Silverio León, por «Se abre la delicadeza» (improvisada); el jurado estuvo compuesto por los poetas: Irasema Cruz Bolaños (Ala Décima), Odalys Leyva Rosabal (Décima al Filo y Ala Décima) y Carlos Ettiel Gómez Abreu (de Jagüey Grande, Matanzas), y vale aclarar que premiaron textos, no autores, en ese momento desconocidos para ellos. A todos los premiados se les entregó diplomas y obsequios.

OCTUBRE
Día de la Cultura Cubana. Del Sur a Santa Clara
FECHA: 20 de octubre, 2017
1.         Poema «Che», de Samuel Feijóo.
2.         Saludos y presentaciones.
3.         Comentarios en torno al libro Rapsodia para el Che.
4.         «Recordando los orígenes»: Centenario de Violeta Parra y octavo aniversario de la muerte de Mercedes Sosa (grabación de Mercedes cantando «Gracias a la vida». Violeta Parra y la décima popular: su libro Décimas  (fragmentos grabados) 
5.         «El poeta invitado»: José Manuel Silverio León.
6.         Catálogo rimado: presentación de los números 118 y 119.
7.         «La pieza del mes», por Jesús Llorens León. Décima improvisada por José Manuel Silverio León.
8.         Cierre: video con las décimas «Volver a los diecisiete», de Violeta Parra, en las voces de Mercedes Sosa, Caetano Veloso, Chico Buarque, Milton Nacimento y Gal Costa.

NOVIEMBRE
POR MARTA ABREU Y POR MIGUEL HERNÁNDEZ: «LA DÉCIMA ES UN ÁRBOL»
El 17 de noviembre fue celebrada la tertulia, como una acción más en la Semana de la Cultura Santaclareña, jornada que celebramos en noviembre alrededor del día 13, fecha en que naciera la patriota cubana Marta de los Ángeles González-Abreu Arencibia, o simplemente Marta Abreu (1845- 1909). Pero el año ya está casi al terminar y era necesario recordar también a un hombre que destinó su salud y su vida «para la libertad», y en este 2017 el mundo está conmemorando el «Año Hernandiano», por los 75 años de su fallecimiento. Con textos y poemas acerca de estas dos grandes personalidades transcurrió la mayor parte del tiempo.
A la sección «La Poeta Invitada» hicimos volver, una vez más, a nuestra querida «Abuela», Caridad González Sánchez, por haber merecido el Premio a la «Mejor Décima del Catálogo rimado», entre las premiadas durante los diez años de su publicación.

DICIEMBRE
TERTULIA «LA DÉCIMA ES UN ÁRBOL»
Finalizando el año 2017
Fecha: 15 de diciembre, 2017
Hora: 4:00 PM
Lugar: Museo de Artes Decorativas
1.APERTURA: Trío Sedacero y Ernestina Trimiño: «Yo soy el punto cubano».
2.SALUDOS Y PRESENTACIONES.
3.COMENTARIOS:
          La Unesco declaró al punto cubano como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
          Efemérides literarias de interés.
          Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, a 12 años de su fallecimiento: dos anécdotas contadas por su hija Alba María en el libro Naborí, vida y poesía (2012).
4.CATÁLOGO RIMADO: presentación del Nº 121.
5.POETA INVITADO: Edelmis Anoceto Vega. Comentarios acerca de su trabajo como editor de la revista Signos. Lectura de décimas.
6.INTERMEDIO: Actuación del trío Sedacero y Ernestina Trimiño.
7.LA PIEZA DEL MES: presentación, por Jesús Llorens León.
8.CIERRE: Actuación del trío Sedacero y Ernestina Trimiño.
9.BRINDIS POR EL FIN DE AÑO.
Fue lindo el momento en que la Directora del Museo nos hizo un sencillo pero sincero homenaje a Ernestina Trimiño y a la anfitriona de la tertulia.

ENERO 2018
COMENZANDO EL AÑO
Lectura de El Ismaelillo, 150 Aniversario natalicio de Martí.
Convocatorias de concursos y publicaciones.
Lidia Meriño, con décimas para niños y adolescentes.

FEBRERO
El día que me quieras: poesía y canción de amor
FECHA: 16 de febrero de 2018
LUGAR: Museo de Artes Decorativas
HORA: 4:00 PM
1.         Apertura: «Tu mirada», décimas de Renael González, por el trovador Félix Rosales Antúnez.
2.         Saludos y presentaciones.
3.         Un minuto de silencio por Felipe Albernas Sáez, fallecido el 5 de febrero. Décima de este poeta para el Catálogo rimado Nº 29 (Mantón de Manila):
           
NOCHE CON LUNAS ROJIZAS

La noche se hizo una manta
con cuatro lunas rojizas,
quién sabe de cuantas misas
fue cómplice de una Santa.
La mirada se me imanta
por la manta que se exhibe,
y al ojo que la describe
desde un abstracto rincón
le ha causado la impresión
que se hace fuego, que vive.

4.Improvisación, por José Manuel Silverio.
5.«Polizón en la aljaba de Eros». Selección de décimas amorosas de los poetas villaclareños.
6.«La Pieza del Mes», por Jesús Llorens León.
7.Presentación del Catálogo rimado Nº 123.
8.«El día que me quieras». Comentario acerca del poema de Amado Nervo y del tango de Carlos Gardel.
9.«La Poeta invitada»: Olimpia Pombal Duarte, con su glosa «El día que me quieras».

MARZO
"Con la llegada de la primavera" En saludo al Día Mundial de la Poesía.
Invitado: Alejandro Montelongo. "La décima infinita, o la luz de Alejandro Montelongo García".

ABRIL
Tertulia desarrollada por Armando Paz Pineda, con sus interpretaciones, y lectura de poesía dedicada a Girón, por Valdés. Paulina habló de su experiencia en 1961.

MAYO
Dos amigas en el Día Internacional de los Museos.
Lectura de glosas a Martí, de Leoncio Yanes en su libro A la sombra de un ala.
"Elogio de los museos".
Caridad González: Palabras del emigrante (Premio Cucalambé) y Exlibris, ambos presentados en la FIL.

JUNIO
FELIPE EN LA MEMORIA
APERTURA: «Hay un vacío en su altar», décimas de Leonardo Albeo Valdés Ferrer dedicadas a Felipe Albernas Sáez, interpretadas por Félix Ferrer en el programa «Sonidos de la campiña» (20-marzo-2018).
2.Saludos y presentaciones. Palabras introductorias (Biografía de Albernas)
3.La voz, la imagen y el homenaje: fotos, décimas de Felipe Albernas en su voz, programa de Tele Cubanacán con motivo del homenaje en el centro El Bosque. Entrega de postales con fotos y décimas del poeta. Comentarios de sus amigos.
4.Catálogo rimado: presentación y entrega de los números 125 y 126.
5.CANTURÍA: homenaje a Felipe Albernas Sáez (Remedios, 6 de Junio de 1963 – Santa Clara, 5 de febrero de 2018), José Manuel Silverio León y Eduardo Cruz León.

JULIO
SANTA CLARA: SERENATA Y POESÍA
En el mes de julio, como cada año, decidí celebrar en «La décima es un árbol» el cumpleaños de Santa Clara —y el de esta servidora— con una serenata ¿diurna? Y por ello la nombré «Santa Clara: serenata y poesía». Invité al trío Cacique, agrupación que alguna que otra noche, en vísperas del 15 de julio, se ha parado junto a mi ventana para no dejar morir la tradición bohemia de la ciudad. Y como se trata de una tertulia literaria, programé un recorrido (lo más sintético posible) por la poesía y los poetas villaclareños que han cantado a su patria chica desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Finalmente, ya cerca de las seis, el trío cantó dos canciones más y cerramos a coro con la antológica «Hasta siempre, Comandante», de Carlos Puebla, para no olvidarnos de que esta es la Ciudad de Marta y del Che.
Y sí, la tertulia de este mes fue una «Serenata con Sol», porque afortunadamente la lluvia no quiso interrumpirla y también porque «Sol» es el apellido de Jesús, el Director del trío invitado.

AGOSTO
HABLAR DE RADIO, CON UN MAESTRO (QUE TAMBIÉN ESCRIBE ESPINELAS)
La Radio cubana estaba de cumpleaños, fue un acto feliz invitar a un escritor, director, actor, profesor, Maestro Radialista y Premio Nacional (2016), quien además escribe décimas. Toda la tarde se dedicó al invitado Fernando González Castro, conversamos y escuchamos sus décimas. Resalta la presencia de la periodista de CMHW, Dalia Reyes Perera, que no perdió una sola palabra de su compañero de trabajo, ¡todo lo grabó! Para después preparar un excelente trabajo radial, que ha sido difundido por espacios estelares como el matutino «Patria» y «Radio Revista W». Por supuesto, como FaceBook es un sitio de moda, por él andan fotos y comentarios de las personas que admiran y quieren al escritor. “La sala llena —raro en este mes— y mucho té, para que el público se estimulara, hicieron del 17 de agosto, en compañía de Fernando González Castro con la décima espinela, sencilla, sonora y profunda, un día muy peculiar entre todos los encuentros de nuestra tertulia".
El año, que comenzó con una celebración "post-ciclónica", tuvo momentos más altos que otros, pero no dejó de celebrarse la tertulia, a pesar de mi operación de la vista.


AY, ESPEJO, LAS SOMBRAS QUE TE NUBLAN
(RICARDO RIVERÓN Y LA DÉCIMA) (1)


UN HOMBRE, AQUEL ESPEJO…

¿A dónde fue a perderse aquel espejo?
El espejo que vio cruzar la faz;
faz de hombre,  instantáneo, mudo haz
(haz de estrellas que doblan su reflejo).
Un reflejo mohoso, simple, viejo…
viejo, ¡tanto!, y aún sabe qué le sobra:
sobra el veneno triste de la cobra,
cobra que muerde al aire con los años.
Y los años de un hombre son peldaños:
peldaños de subir hasta su obra.

La obra que ha subido viaja lejos
—lejos de muerte o salto— con redobles.
Redobles de tambor para esos nobles
soplos donde convergen los reflejos.
Los reflejos volcaron sus espejos
en espejos que paren remembranza;
la remembranza muta en añoranza,
y en añoranza cabe su elocuencia:
elocuencia vital, porque le agencia
un surco reflexivo de esperanza.

Ciertamente, como digo en el poema: ¿A dónde fue a perderse aquel espejo? Nadie tiene la respuesta. Era enorme, bello, y ocupaba todo lo alto de una pared en el círculo juvenil «Alegrías de Juventud» (antigua Colonia Española y actual Galería de Arte) de Santa Clara.

Aquella noche de 1976 me encontraba en el taller literario «Juan Oscar Alvarado» (ocupábamos una esquina del gran salón del círculo juvenil) junto a Leoncio Yanes, María del Carmen González, Rolando González Reyes (Roland), y no recuerdo si otros. En cierto momento se acercó alguien a decirle a María del Carmen que Riverón había llegado. Ya para entonces, él era un poeta con prestigio en el ambiente de los talleristas, pertenecía a la Brigada «Hermanos Saíz», lo cual era indicio de un nivel superior, y había obtenido varios premios. Yo escuchaba constantemente cómo lo mencionaban los demás, pero no lo conocía.

Cruzó presuroso frente al espejo. Fue un reflejo fugaz que todavía, pasados cuarenta y dos años, no se ha borrado de mi retina.

Al año siguiente ingresé en la Brigada y en octubre asistí, por vez primera, al Encuentro Debate Provincial de Talleres Literarios, en la Escuela de Instructores de Arte que radicaba en La Minerva. Allí comenzó la amistad entre Ricardo Riverón y yo, conversamos bastante… antes del debate, porque después… ya lo «odiaba»; resulta que él hizo trizas el poemita —verdaderamente horrible— que yo presenté. En honor a la verdad, luego reconocí que este poeta me había hecho un gran favor. A partir de entonces siempre ha sido así, Riverón me critica, yo me doy por ofendida, simulo odiarlo y, para irle a la contraria, aprendo a escribir mejor. Fue por esa razón que comencé a crear décimas; a principios de los años noventa, quería ser la figura femenina que se enfrentara a los hombres del «Club del Poste» —una de sus tantas labores—, por tanto, en el comienzo asumí la décima como un juego; más tarde intenté escribir con más fundamento.

Todo lo expresado hasta aquí es real, pero ha faltado decir, formalmente, que Ricardo Alfredo Riverón Rojas (Zulueta, 25 de octubre de 1949) fue, desde los comienzos de su vida literaria, un escritor que ha hecho aportes muy importantes a la cultura cubana: Director fundador de la Editorial Capiro (23-9-1990 hasta 2004), Director de la revista Signos durante catorce años (1996-2010) y de la Casa «Onelio Jorge Cardoso» de Atención al Escritor (1996 – 2010, dejó de existir por cambio de estructura en el CPLL), Vice-Presidente del Comité Provincial de la Uneac, editor, y muchas otras acciones culturales. Sin embargo, es su obra literaria lo que resalta: poeta, crítico, narrador… cuenta ya con diecinueve libros publicados y figura en un sinnúmero de páginas y antologías, impresas y digitales, de distintos países.

¿Es Riverón un «decimista»? No, es un «Poeta» que, además de otras formas, trabaja la décima. Ahora bien, en su espejo —volvemos a los espejos— nos hemos mirado todos y cada uno de los creadores de esta provincia —y de más allá—,  principalmente los que asumimos la décima con todo el respeto que esta estrofa merece. Porque Riverón es muy estricto con la calidad de su obra, conocedor de las técnicas poéticas las aplica rigurosamente, basta leer cualquiera de sus poemas.

Hoy, por tanto, rendimos varios homenajes: al fundador de Capiro; al Director y editor que, desde esa institución, fue guía de un movimiento decimístico, como no hubo antecedente en esta provincia (en esa animación se incluyen dos Bienales de la Décima (2) y posteriormente el Premio Fundación de la Ciudad, que convoca esa modalidad poética cada dos años). En su persona recordamos el cumpleaños de una editorial que por 28 años ha permitido que los creadores villaclareños (y de otras regiones del país) demos a conocer nuestra obra. Y, naturalmente, agasajamos al poeta.

El primer decimario, «querido y odiado» —autor dixit— de Riverón es Oficio de Cantar (1978), publicado en Camajuaní por las llamadas Ediciones Hogaño del taller literario «José García del Barco», donde transcurrió su formación inicial; este cuaderno humilde, todavía sin la pericia posterior, revela el nacimiento del Poeta dentro de la espinela y para ella. Después nacieron otros libros donde está presente, total o parcialmente, esa estrofa: Y dulce era la luz como un venado (1989), avalado con el Premio «26 de Julio» 1986; La próxima persona (1993); Azarosamente azul (2000); Otra galaxia, otro sueño (2005); Bajo una luz que no existe (2005), Mención Cucalambé 2003. Con todos estos títulos, además de los escritos en verso libre y otras formas, el autor configuró su antología personal No me quieras matar, corazón (2011); en la cual se incluye además el inédito Presunción de inocencia, que posteriormente se publicó bajo el título Morir con otras almas (2016). A las décimas publicadas en esa antología me referiré de aquí en lo adelante, aunque las valoraciones de carácter general se refieran a la totalidad de ellas, a partir de los libros mencionados anteriormente.

En el trabajo «Y dulce era la luz… para Ricardo: aproximación a cuatro decimarios de Ricardo Riverón Rojas», que se encuentra en el sitio web de esta tertulia, se analizan detalladamente los publicados hasta el año 2000, solo tomaré de él algunos fragmentos que se ajustan a los  textos incluidos en No me quieras matar, corazón.

Antes de entrar en especificidades, debo subrayar un tópico que recorre toda la obra de Ricardo Riverón, pudiera decirse que es su «marca de agua»: la nostalgia. La misma se encuentra presente en disímiles imágenes y puntos de vista. Por ejemplo: en «Mi madre no comprende: acabo de cumplir 40 años» la nostalgia está insertada con un fuerte acento vallejiano, pero desde la perspectiva de quien se siente diferente.

Del libro Y dulce era la luz como un venado, el autor tomó nueve poemas; ellos resumen los temas que más le preocupan, y que se repetirán posteriormente en todas sus publicaciones, tales como: la infancia, la familia, la naturaleza, la mujer, el amor, los otros poetas, la muerte y los sentimientos más íntimos. Con él rinde homenaje a la décima, y en general a la poesía, a través del empleo de diversos recursos como: la interrogación, la anáfora y la amplificación, la etopeya, la repetición, las imágenes complejas, entre otras. Dentro de las diferentes secciones se pueden apreciar hermosos textos, particularmente los dedicados a sus hijos, al amor y a la mujer.

De La próxima persona, donde se revela similar temática, seleccionó solo seis décimas. Más abierto en la métrica, junto al tradicional octosílabo, se encuentra la llamada «décima francesa» (en versos endecasílabos) y un poema, «En la calle», que combina ambas formas.

Otras maneras de hacer, que la contemporaneidad aporta a la estrofa escrita, es la «décima-romance» y la «décima-romancillo», ambas fueron aprovechadas por el poeta en su libro Otra galaxia, otro sueño (2005). La antología incluye: «Una sombra sin sitio» (fragmentos, I al VIII) y de la segunda, «Romancillos de alba» (I-VI).

En las doce décimas elegidas de Azarosamente azul (2000), tanto de ocho como de once sílabas métricas, está presente la intertextualidad con poetas representativos de nuestra lengua: José Martí, «Yo voy con mi niña hermosa»; Vicente Aleixandre, «Más allá de la muerte»; Antonio Machado, «El pan que me alimenta y el lecho en donde yago»… e incluso con el reconocido compositor venezolano Simón Díaz, cuya canción «Caballo viejo» glosa en «La flor que le dan». Y precisamente, otra variante de la nostalgia en Riverón es la intertextualidad con las viejas canciones populares; supongo  que no fuera él a quien primero se le ocurrió, pero esa es una tendencia muy recurrente en la poesía villaclareña,  particularmente entre los escritores de Santa Clara, esta ciudad tan musical y bohemia, sirvan de ejemplo: Alexis Castañeda, Yamil Díaz, Lorenzo Lunar, quien esto escribe, y muchos más.

En el trabajo —citado antes—«Y dulce era la luz… para Ricardo»  se valora cómo en  Azarosamente azul concurren los temas de siempre, pero en un punto superior de la espiral creativa respecto a los anteriores. En éste se aprecia una poesía más reflexiva, donde no se levantan ya los gritos de rabia, violencia y pesadilla que aparecían de repente, a la vuelta de cualquier página, en aquellos, aunque el dolor, los fantasmas y el ser sufrido siguen estando presentes. Desde la madurez alcanzada por el poeta en el oficio, el sujeto lírico se revela más sosegado, tanto en el contenido como en la forma de su expresión; aparece una mayor pureza estilística en el lenguaje tropológico y una mayor hondura en lo conceptual. Se descubre nuevamente la búsqueda del ser, la duda existencial y, por momentos, como en «Otredad (otra edad)», la certeza del hombre múltiple: Alguien que ya vive en tantas / personas de «mi persona». Se advertía también que Azarosamente azul irradia una auténtica ternura en algunos poemas, donde canta a su familia, incluso en secciones completas, como es el caso de «Yo voy con mi niña hermosa», dedicada a su hija. Interesante resulta el empleo de la ruptura gráfico-sintáctico-sonora de la décima, ya que este poeta —como la mayoría de los que escribimos la estrofa en Villa Clara— lo considera un artificio; sin embargo, en «Derrumbe» utiliza, por necesidad expresiva, el verso partido (sin perder la medida ni la fórmula) para presentar gráficamente la caída de la casa vieja, lo cual está perfectamente logrado: a través de la lectura «se ve» cómo van derrumbándose las partes de la vivienda y cómo se destruyen sus objetos, pero tal vez lo más interesante es el final, donde se produce ya la caída total del pasado. Lamentablemente, no está en la antología un poema que se opone a este, a la vez que lo complementa, «En la nueva casa», sitio que se proyecta hermoso y en el cual el futuro habitante entrará despojado de aquel pasado y con la certeza de que va a encontrarse a sí mismo: [...] tal vez arribe a mí mismo / si entro en la nueva casa. La naturaleza y el color se despliegan por todo el decimario y, a pesar de que su aparición no resulta novedosa, por cuanto en los cuatro libros anteriores ya se mostraban, hay en ellos una visión diferente, más esperanzadora, sobre todo en el azul, «Todo el mar» es un ejemplo dentro de la selección. Riverón, muestra en No me quieras matar, corazón una poda sustancial, solo la quinta parte de Azarosamente…, precisamente, desde la madurez y las necesidades editoriales, los textos más limpios y relevantes.

Con mayor amplitud en la selección de décimas, se presenta en la antología su libro Bajo una luz que no existe (2005), que fuera Mención del Premio Cucalambé 2003. En la línea de continuidad de su nostalgia poética, Riverón vuelve a evocar: el pueblo natal, la infancia, la música de su juventud; y, en franca intertextualidad con Eliseo Diego, el poema en siete partes «Nombrar (otra vez) las cosas» que alude a los objetos del hogar: la cama, la mesa, el sillón de mimbre, el televisor, la máquina de coser, el librero y la caja de los juguetes. A partir de ahí, continúa glosando a otros poetas de su interés: José Martí (glosa tradicional: Aquí está el pecho mujer / que ya sé que lo herirás / más grande debiera ser / para que lo hieras más), César Vallejo, Leopoldo Lugones, Mario Benedetti, Regino Boti, Samuel Feijóo, Jorge Luis Borges y Vicente Huidobro.

En el poema «Que busco en el monte amparo» —obsérvese la referencia martiana— acude, como en libros anteriores, al paisaje, rural y marino, en una romántica gama de colores, árboles, aves… que se enlazan con la espiritualidad del sujeto lírico. Con esto, el poeta persevera en su homenaje a la arista más tradicional de la décima cubana. Finaliza esta selección de Bajo una luz…con dos poemas de carácter existencial: «Todo y nada», dedicado a sus hijos, donde juega, a la manera de los retruécanos, con ambas categorías, por ejemplo: Es imposible que les diga todo, / pues todo, para mí, es bastante nada. «Vida y muerte» alude a ese eterno problema humano. Solo queda por decir que en ese conjunto el autor ha empleado, indistintamente, la décima espinela, la décima francesa, y la décima romance con la peculiaridad de que en esta emplea el verso endecasílabo, en lugar del octosílabo.

Como se dijo arriba, en la antología se encuentra el título Presunción de inocencia, inédito hasta ese momento, que posteriormente se unió a otros textos para publicarse como Morir con otras almas (2016); de ese libro hay solamente dos poemas en décimas, el primero, «Cincuenta por ciento», en décima romance con versos endecasílabos, y «Espejismo rural II», hermosísimas espinelas que retoman el paisaje en su relación con los sentimientos del hombre —reminiscencia del Romanticismo— y con la doctrina de Heráclito: …nos inaugura el vacío/ Y al mirarnos en el río / estamos siempre de paso.

La poesía en décimas de Ricardo Riverón, desde su primer libro hasta el último, asciende en espiral por un camino único, donde están presentes las principales preocupaciones humanas, los llamados temas universales: la familia, el tránsito vital (desde la infancia hasta la vejez), la oposición vida-muerte, la naturaleza, el amor, la amistad y, naturalmente, la propia poesía; solo que en ese ascenso hay fuerzas que empujan su obra y la marcan permanentemente: la nostalgia (aunque esta aparezca vestida con múltiples matices) y la cubanía, que emerge del paisaje campestre o costero, del apego a la décima tradicional, de la intertextualidad con la obra de José Martí y de otros autores de la Isla, como Emilio Ballagas, Regino Boti, Samuel Feijóo. No importa si a veces, por excepción, los espejos se vean cubiertos de sombras, y hasta se pierdan sin que nadie sepa a dónde fueron a parar, porque hasta de los títulos (cuatro de seis) antologados en No me quieras matar, corazón, brota luz y color: Y dulce era la luz…, Otra galaxia…, Bajo una luz…, Azarosamente azul.  Por eso, quiero cerrar con la voz del poeta:

Pensando el verde reinventé su muro
con colores posibles todavía
y sobre el ángel de esa luz tan mía
siempre querré soñar, pues por lo visto
en aquel patio donde ya no existo
me propuse la noche y tengo el día. (3)


BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS
  1. Oficio de cantar (Décimas), Sectorial Municipal de Cultura, Taller Literario José García del Barco, 1978, 11 p.  
  2. Y dulce era la luz como un venado: premio décima, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989, 91 p.
  3. La próxima persona, Ediciones Capiro, Santa Clara, 1993, 91 p.
  4. Azarosamente azul, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2000, 78 p.
  5. Bajo una luz que no existe, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2005, 84 p.
  6. Otra galaxia, otro sueño, Ediciones Unión, La Habana, 2005, 92 p.
  7. No me quieras matar, corazón, Ediciones Unión, La Habana, 2011, 245 p.
  8. Morir con otras almas, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2016, 125 p.


NOTAS
1.- Verso del título tomado de: «Los espejos las sombras», p. 138, en su No me quieras matar, corazón, Ediciones Unión, La Habana, 2011.
2.- En la I Bienal de la Décima, 1992, resultó premiado Jorge Luis Mederos Betancor «Veleta»; en la II, 1994, recibió el galardón  Alpidio Alonso Grau, actualmente Ministro de Cultura.
3.- «Verde viento, verdes ramas»,  en su No me quieras matar, corazón, p. 126.



ACTA

Durante la tarde del 12 de septiembre de 2018, se reúnen (en la librería «El Eco») los museólogos MSc. Teresita Hernández Ruiz y Jesús Lloren León, con la escritora Lic. Mariana E. Pérez Pérez, responsable de la tertulia «La décima es un árbol» y del proyecto Catálogo rimado, pertenecientes al Museo de Artes Decorativas de Santa Clara, para seleccionar los mejores poemas del año, en las categorías de: Décima escrita, Décima improvisada, Variaciones en rima (otras estrofas) y el Premio Especial «Mejor colaborador a distancia».

Una vez leídos y analizados los 38 poemas (exceptuando los de Mariana Pérez) que aparecen en 10 números del Catálogo rimado, desde el 118, julio de 2017, hasta el 127, abril de 2018 (el 128 y 129, mayo y junio, quedan para el año próximo por encontrarse en proceso de edición), se procedió a elegir una selección primaria de POEMAS FINALISTAS, 16 en total (42,1 %). A continuación se discutió cuáles debían pasar a la selección final, de donde se eligieron los premios y menciones. Puestos de acuerdo, decidimos otorgar los premios y menciones siguientes:

DÉCIMA ESCRITA
1.    MENCIÓN: por el tratamiento de un asunto histórico-social, que raya en lo anecdótico; por lo sugerente del título; por la acertada relación entre texto y objeto; así como por la coherencia de los versos en la estrofa llamada «duodécima», a: «El busto opositor», de Eloísa Font Ortega.
2.    MENCIÓN: por la interpretación lírica, ajustada a los títulos y decoración de los dos objetos y por hacer referencia a su condición de conjunto, además de la calidad en las décimas, a: «Dos historias en dos vasos», de Olimpia Pombal Duarte.
3.    PREMIO: por el tratamiento lírico-filosófico del tema, en su relación simbólica con las piezas (juego de ajedrez); por la intertextualidad con un gran escritor de la literatura universal; y por la excelente factura de la décima, a: «(Dis)Curso del jugador», del poeta venezolano Yolvi Efraín Cauro Méndez.

VARIACIONES EN RIMA
1.    MENCIÓN: por la fantasía en la interpretación poética de los motivos en la decoración de la pieza y por la adecuada construcción del sonetillo, a: «Macetero de pie, mensajero de amor», de Ludys Espinosa Harding.
2.    PREMIO: por la interpretación subjetiva y sensorial del contenido en la pieza; por el lirismo y limpieza del texto; así como por la excelente factura de la estrofa, que mantiene su sencillez popular, con marcada influencia del romancero español, a: «El dolor de la mirada», de Leonardo Albeo Valdés Ferrer.

PREMIOS ESPECIALES
DÉCIMA IMPROVISADA: a pesar de que este año fue pobre en esta expresión, el jurado consideró oportuno conceder este reconocimiento por: la agudeza y la gracia con que se adecua, en brevísimo tiempo, a la información ofrecida por el Especialista presentador de la pieza, y por la innegable calidad del texto, a: «Increíbles y maravillosas», de José Manuel Silverio León.
MEJOR COLABORADOR A DISTANCIA: por la calidad sostenida en el conjunto de décimas enviadas durante el año, y particularmente la dedicada a la Consola, donde se aprecia una excelente interpretación de la pieza, junto a la realización formal y el lirismo del texto, a: «Danza el polvo», de la poeta cubana, residente en Estados Unidos de América, Lázara Nancy Díaz García.



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