En su tertulia de septiembre
Fotos enviadas por la autora.
DEL CORAZÓN, LA NOSTALGIA Y LOS ESPEJOS
(XI Aniversario de «La décima es un árbol»)
¿Por qué «del corazón, la nostalgia y los espejos»? Todo tiene que ver con
el poeta invitado y la presentación de su libro No me quieras matar, corazón. Es preciso leerla para enterarse.
Casi siempre el 21 de septiembre, desde 2007 hacia acá, aparece la lluvia;
a veces, como en el V Aniversario, cae un chaparrón. Este año no sería menos:
un aguacero rápido, y a la hora del comienzo ya había escampado en buena parte
de la ciudad, por lo que la mayoría de los contertulios habituales pudieron
asistir. En un ambiente amigable, con la anfitriona y su invitado al frente,
transcurrió el encuentro, que esta vez se extendió un poco más de lo habitual,
porque la obra en décimas del invitado, Ricardo
Riverón Rojas, es tan amplia y rica que no puede ser presentada en
pocos minutos.
También se hizo un resumen del año transcurrido y, como ya es habitual, se
presentó el Catálogo rimado (números
128 y 129) y «La pieza del mes».
Al final, Teresita Hernández Ruiz (Especialista creadora del Catálogo rimado) leyó el acta del jurado
y se entregaron diplomas y libros a los premiados; en este caso, solamente a
las menciones, ya que el «Premio en décima» se otorgó al poeta venezolano Yolvi
Efraín Cauro Méndez y «Variaciones en rima», a Leonardo Albeo Valdés Ferrer,
quien no pudo asistir por la lluvia; los premios especiales «Mejor colaborador
a distancia» y «Décima improvisada», fueron concedidos a Lázara Nancy Díaz
García (residente en EUA) y a José Manuel Silverio León, que tampoco estaba
presente.
Como todo lo demás está incluido en la presentación del invitado y en el
resumen del año, solo falta por resaltar que el camarógrafo del Grupo Guamo
grabó toda la tertulia y, al final, entrevistaron a Riverón. Al cierre hubo un
brindis por el cumpleaños.
¿El corazón? Sigue latiendo en la tertulia. ¿La nostalgia? Será creciente,
porque los años pasan y nos alejamos de aquella tarde en que fundamos «La
décima es un árbol», sin pensar que alcanzaríamos once años de trabajo. ¿Los
espejos? Unos se pierden, otros se rompen, pero quedan destellos e imágenes
antiguos guardados en la memoria.
Santa Clara, 24 de septiembre de 2018
ONCE
AÑOS EN TERTULIA
José
Antonio Pascual, en su libro Peñas y
tertulias, explica «Los diez mandamientos del buen contertulio», y para no
incumplir el segundo, solo voy a enumerarlos: no caiga pesado; no sea aburrido;
no sea gracioso de mala ley; no critique ni censure; no se haga el tonto; no se
crea superior a los demás; no se irrite con violencia; no pretenda lucir con su
talento; no se haga dueño y señor de la palabra; no esté amargado… pero hace
una advertencia final: «Si se fuera a exigir el estricto cumplimiento de todos
estos mandamientos en las peñas y tertulias, no tendríamos con quién hablar.»
He comenzado citando a este autor
porque me gustaría que todos los contertulios de «La décima es un árbol»,
principalmente los que hemos transitado por estos once años, nos analicemos
para descubrir en cuál de esos preceptos hemos fallado y comenzar el duodécimo
año con un espacio más ameno y de mejor calidad. En lo personal, ofrezco
disculpas si he incumplido alguno; reconozco que en los primeros encuentros fui
un poco aburrida, luego he ido superándolo, pero si lo soy todavía, díganlo sin
temor, soy receptiva a las críticas.
Por el momento, y como cada
septiembre, tengo que hacer un resumen de lo sucedido durante este año.
En
septiembre 2017 planificamos un evento para celebrar el X aniversario, pero el
paso de Irma y la amenaza de María nos obligaron a modificar el
programa. Sin embargo, el trabajo conjunto entre la institución, la Directora Municipal de
Cultura y la promotora de la tertulia, funcionó como un anticiclón y acercó a
los amigos al viernes, con tiempo magnífico. Solamente lamentamos que no
pudiéramos contar con los invitados de otras provincias. Ese día no
imaginábamos que estábamos viendo y escuchando por última vez al poeta
repentista Felipe Albernas. Se presentó el cuaderno Tesoros del Museo: Diez años del Catálogo rimado (Mínima antología)
y fueron entregados diplomas de reconocimiento a las instituciones y personas
que han colaborado con la tertulia. También se otorgaron los premios y
menciones del Año X (2016-17) para proceder a su entrega (ver Acta). A continuación
se anunció el Premio a la Mejor Décima de los diez años, que fue «Encajes
antiguos», de Caridad González Sánchez, mientras que las menciones fueron para:
Lorenzo Lunar Cardedo, por «Autorretrato con marina» y para José Manuel
Silverio León, por «Se abre la delicadeza» (improvisada); el jurado estuvo
compuesto por los poetas: Irasema Cruz Bolaños (Ala Décima), Odalys Leyva
Rosabal (Décima al Filo y Ala Décima) y Carlos Ettiel Gómez Abreu (de Jagüey
Grande, Matanzas), y vale aclarar que premiaron textos, no autores, en ese
momento desconocidos para ellos. A todos los premiados se les entregó diplomas
y obsequios.
OCTUBRE
Día
de la Cultura Cubana. Del Sur a Santa Clara
FECHA:
20 de octubre, 2017
1. Poema «Che», de Samuel Feijóo.
2. Saludos y presentaciones.
3. Comentarios en torno al libro Rapsodia
para el Che.
4. «Recordando los orígenes»: Centenario
de Violeta Parra y octavo aniversario de la muerte de Mercedes Sosa (grabación
de Mercedes cantando «Gracias a la vida». Violeta Parra y la décima popular: su
libro Décimas (fragmentos grabados)
5. «El poeta invitado»: José Manuel
Silverio León.
6. Catálogo rimado: presentación de los
números 118 y 119.
7. «La pieza del mes», por Jesús Llorens
León. Décima improvisada por José Manuel Silverio León.
8. Cierre: video con las décimas «Volver a
los diecisiete», de Violeta Parra, en las voces de Mercedes Sosa, Caetano
Veloso, Chico Buarque, Milton Nacimento y Gal Costa.
NOVIEMBRE
POR
MARTA ABREU Y POR MIGUEL HERNÁNDEZ: «LA DÉCIMA ES UN ÁRBOL»
El
17 de noviembre fue celebrada la tertulia, como una acción más en la Semana de
la Cultura Santaclareña, jornada que celebramos en noviembre alrededor del día
13, fecha en que naciera la patriota cubana Marta de los Ángeles González-Abreu
Arencibia, o simplemente Marta Abreu (1845- 1909). Pero el año ya está casi al
terminar y era necesario recordar también a un hombre que destinó su salud y su
vida «para la libertad», y en este 2017 el mundo está conmemorando el «Año
Hernandiano», por los 75 años de su fallecimiento. Con textos y poemas acerca
de estas dos grandes personalidades transcurrió la mayor parte del tiempo.
A
la sección «La Poeta Invitada» hicimos volver, una vez más, a nuestra querida
«Abuela», Caridad González Sánchez, por haber merecido el Premio a la «Mejor
Décima del Catálogo rimado», entre las premiadas durante los diez años de su
publicación.
DICIEMBRE
TERTULIA
«LA DÉCIMA ES UN ÁRBOL»
Finalizando
el año 2017
Fecha:
15 de diciembre, 2017
Hora:
4:00 PM
Lugar:
Museo de Artes Decorativas
1.APERTURA:
Trío Sedacero y Ernestina Trimiño: «Yo soy el punto cubano».
2.SALUDOS
Y PRESENTACIONES.
3.COMENTARIOS:
• La Unesco declaró al punto cubano como
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
• Efemérides literarias de interés.
• Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, a 12
años de su fallecimiento: dos anécdotas contadas por su hija Alba María en el
libro Naborí, vida y poesía (2012).
4.CATÁLOGO
RIMADO: presentación del Nº 121.
5.POETA
INVITADO: Edelmis Anoceto Vega. Comentarios acerca de su trabajo como editor de
la revista Signos. Lectura de décimas.
6.INTERMEDIO:
Actuación del trío Sedacero y Ernestina Trimiño.
7.LA
PIEZA DEL MES: presentación, por Jesús Llorens León.
8.CIERRE:
Actuación del trío Sedacero y Ernestina Trimiño.
9.BRINDIS
POR EL FIN DE AÑO.
Fue
lindo el momento en que la Directora del Museo nos hizo un sencillo pero
sincero homenaje a Ernestina Trimiño y a la anfitriona de la tertulia.
ENERO
2018
COMENZANDO
EL AÑO
Lectura
de El Ismaelillo, 150 Aniversario natalicio de Martí.
Convocatorias
de concursos y publicaciones.
Lidia
Meriño, con décimas para niños y adolescentes.
FEBRERO
El
día que me quieras: poesía y canción de amor
FECHA:
16 de febrero de 2018
LUGAR:
Museo de Artes Decorativas
HORA:
4:00 PM
1. Apertura: «Tu mirada», décimas de
Renael González, por el trovador Félix Rosales Antúnez.
2. Saludos y presentaciones.
3. Un minuto de silencio por Felipe
Albernas Sáez, fallecido el 5 de febrero. Décima de este poeta para el Catálogo
rimado Nº 29 (Mantón de Manila):
NOCHE
CON LUNAS ROJIZAS
La
noche se hizo una manta
con
cuatro lunas rojizas,
quién
sabe de cuantas misas
fue
cómplice de una Santa.
La
mirada se me imanta
por
la manta que se exhibe,
y
al ojo que la describe
desde
un abstracto rincón
le
ha causado la impresión
que
se hace fuego, que vive.
4.Improvisación,
por José Manuel Silverio.
5.«Polizón
en la aljaba de Eros». Selección de décimas amorosas de los poetas
villaclareños.
6.«La
Pieza del Mes», por Jesús Llorens León.
7.Presentación
del Catálogo rimado Nº 123.
8.«El
día que me quieras». Comentario acerca del poema de Amado Nervo y del tango de
Carlos Gardel.
9.«La
Poeta invitada»: Olimpia Pombal Duarte, con su glosa «El día que me quieras».
MARZO
"Con
la llegada de la primavera" En saludo al Día Mundial de la Poesía.
Invitado:
Alejandro Montelongo. "La décima infinita, o la luz de Alejandro
Montelongo García".
ABRIL
Tertulia
desarrollada por Armando Paz Pineda, con sus interpretaciones, y lectura de
poesía dedicada a Girón, por Valdés. Paulina habló de su experiencia en 1961.
MAYO
Dos
amigas en el Día Internacional de los Museos.
Lectura
de glosas a Martí, de Leoncio Yanes en su libro A la sombra de un ala.
"Elogio
de los museos".
Caridad
González: Palabras del emigrante (Premio Cucalambé) y Exlibris, ambos
presentados en la FIL.
JUNIO
FELIPE
EN LA MEMORIA
APERTURA:
«Hay un vacío en su altar», décimas de Leonardo Albeo Valdés Ferrer dedicadas a
Felipe Albernas Sáez, interpretadas por Félix Ferrer en el programa «Sonidos de
la campiña» (20-marzo-2018).
2.Saludos
y presentaciones. Palabras introductorias (Biografía de Albernas)
3.La
voz, la imagen y el homenaje: fotos, décimas de Felipe Albernas en su voz,
programa de Tele Cubanacán con motivo del homenaje en el centro El Bosque.
Entrega de postales con fotos y décimas del poeta. Comentarios de sus amigos.
4.Catálogo
rimado: presentación y entrega de los números 125 y 126.
5.CANTURÍA:
homenaje a Felipe Albernas Sáez (Remedios, 6 de Junio de 1963 – Santa Clara, 5
de febrero de 2018), José Manuel Silverio León y Eduardo Cruz León.
JULIO
SANTA
CLARA: SERENATA Y POESÍA
En
el mes de julio, como cada año, decidí celebrar en «La décima es un árbol» el
cumpleaños de Santa Clara —y el de esta servidora— con una serenata ¿diurna? Y
por ello la nombré «Santa Clara: serenata y poesía». Invité al trío Cacique,
agrupación que alguna que otra noche, en vísperas del 15 de julio, se ha parado
junto a mi ventana para no dejar morir la tradición bohemia de la ciudad. Y
como se trata de una tertulia literaria, programé un recorrido (lo más
sintético posible) por la poesía y los poetas villaclareños que han cantado a
su patria chica desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Finalmente,
ya cerca de las seis, el trío cantó dos canciones más y cerramos a coro con la
antológica «Hasta siempre, Comandante», de Carlos Puebla, para no olvidarnos de
que esta es la Ciudad de Marta y del Che.
Y
sí, la tertulia de este mes fue una «Serenata con Sol», porque afortunadamente
la lluvia no quiso interrumpirla y también porque «Sol» es el apellido de
Jesús, el Director del trío invitado.
AGOSTO
HABLAR
DE RADIO, CON UN MAESTRO (QUE TAMBIÉN ESCRIBE ESPINELAS)
La
Radio cubana estaba de cumpleaños, fue un acto feliz invitar a un escritor,
director, actor, profesor, Maestro Radialista y Premio Nacional (2016), quien
además escribe décimas. Toda la tarde se dedicó al invitado Fernando González
Castro, conversamos y escuchamos sus décimas. Resalta la presencia de la
periodista de CMHW, Dalia Reyes Perera, que no perdió una sola palabra de su
compañero de trabajo, ¡todo lo grabó! Para después preparar un excelente
trabajo radial, que ha sido difundido por espacios estelares como el matutino
«Patria» y «Radio Revista W». Por supuesto, como FaceBook es un sitio de moda,
por él andan fotos y comentarios de las personas que admiran y quieren al
escritor. “La sala llena —raro en este mes— y mucho té, para que el público se
estimulara, hicieron del 17 de agosto, en compañía de Fernando González Castro
con la décima espinela, sencilla, sonora y profunda, un día muy peculiar entre
todos los encuentros de nuestra tertulia".
El
año, que comenzó con una celebración "post-ciclónica", tuvo momentos
más altos que otros, pero no dejó de celebrarse la tertulia, a pesar de mi
operación de la vista.
AY, ESPEJO,
LAS SOMBRAS QUE TE NUBLAN
(RICARDO RIVERÓN Y LA DÉCIMA) (1)
UN HOMBRE, AQUEL ESPEJO…
¿A dónde fue a perderse aquel espejo?
El espejo que vio cruzar la faz;
faz de hombre,
instantáneo, mudo haz
(haz de estrellas que doblan su reflejo).
Un reflejo mohoso, simple, viejo…
viejo, ¡tanto!, y aún sabe qué le sobra:
sobra el veneno triste de la cobra,
cobra que muerde al aire con los años.
Y los años de un hombre son peldaños:
peldaños de subir hasta su obra.
La obra que ha subido viaja lejos
—lejos de muerte o salto— con redobles.
Redobles de tambor para esos nobles
soplos donde convergen los reflejos.
Los reflejos volcaron sus espejos
en espejos que paren remembranza;
la remembranza muta en añoranza,
y en añoranza cabe su elocuencia:
elocuencia vital, porque le agencia
un surco reflexivo de esperanza.
Ciertamente, como digo en el poema: ¿A dónde fue a perderse aquel espejo?
Nadie tiene la respuesta. Era enorme, bello, y ocupaba todo lo alto de una
pared en el círculo juvenil «Alegrías de Juventud» (antigua Colonia Española y
actual Galería de Arte) de Santa Clara.
Aquella noche de 1976 me encontraba en el taller
literario «Juan Oscar Alvarado» (ocupábamos una esquina del gran salón del
círculo juvenil) junto a Leoncio Yanes, María del Carmen González, Rolando
González Reyes (Roland), y no recuerdo si otros. En cierto momento se acercó
alguien a decirle a María del Carmen que Riverón había llegado. Ya para
entonces, él era un poeta con prestigio en el ambiente de los talleristas,
pertenecía a la Brigada «Hermanos Saíz», lo cual era indicio de un nivel
superior, y había obtenido varios premios. Yo escuchaba constantemente cómo lo
mencionaban los demás, pero no lo conocía.
Cruzó presuroso frente al espejo. Fue un reflejo fugaz
que todavía, pasados cuarenta y dos años, no se ha borrado de mi retina.
Al año siguiente ingresé en la Brigada y en octubre
asistí, por vez primera, al Encuentro Debate Provincial de Talleres Literarios,
en la Escuela de Instructores de Arte que radicaba en La Minerva. Allí comenzó
la amistad entre Ricardo Riverón y yo, conversamos bastante… antes del debate,
porque después… ya lo «odiaba»; resulta que él hizo trizas el poemita
—verdaderamente horrible— que yo presenté. En honor a la verdad, luego reconocí
que este poeta me había hecho un gran favor. A partir de entonces siempre ha
sido así, Riverón me critica, yo me doy por ofendida, simulo odiarlo y, para
irle a la contraria, aprendo a escribir mejor. Fue por esa razón que comencé a
crear décimas; a principios de los años noventa, quería ser la figura femenina
que se enfrentara a los hombres del «Club del Poste» —una de sus tantas
labores—, por tanto, en el comienzo asumí la décima como un juego; más tarde
intenté escribir con más fundamento.
Todo lo expresado hasta aquí es real, pero ha faltado
decir, formalmente, que Ricardo Alfredo Riverón Rojas (Zulueta, 25 de octubre
de 1949) fue, desde los comienzos de su vida literaria, un escritor que ha
hecho aportes muy importantes a la cultura cubana: Director fundador de la
Editorial Capiro (23-9-1990 hasta 2004), Director de la revista Signos durante catorce años (1996-2010)
y de la Casa «Onelio Jorge Cardoso» de Atención al Escritor (1996 – 2010, dejó
de existir por cambio de estructura en el CPLL), Vice-Presidente del Comité
Provincial de la Uneac, editor, y muchas otras acciones culturales. Sin
embargo, es su obra literaria lo que resalta: poeta, crítico, narrador… cuenta
ya con diecinueve libros publicados y figura en un sinnúmero de páginas y
antologías, impresas y digitales, de distintos países.
¿Es Riverón un «decimista»? No, es un «Poeta» que,
además de otras formas, trabaja la décima. Ahora bien, en su espejo —volvemos a
los espejos— nos hemos mirado todos y cada uno de los creadores de esta
provincia —y de más allá—,
principalmente los que asumimos la décima con todo el respeto que esta
estrofa merece. Porque Riverón es muy estricto con la calidad de su obra,
conocedor de las técnicas poéticas las aplica rigurosamente, basta leer
cualquiera de sus poemas.
Hoy, por tanto, rendimos varios homenajes: al fundador
de Capiro; al Director y editor que, desde esa institución, fue guía de un
movimiento decimístico, como no hubo antecedente en esta provincia (en esa
animación se incluyen dos Bienales de la Décima (2) y posteriormente el Premio
Fundación de la Ciudad, que convoca esa modalidad poética cada dos años). En su
persona recordamos el cumpleaños de una editorial que por 28 años ha permitido
que los creadores villaclareños (y de otras regiones del país) demos a conocer
nuestra obra. Y, naturalmente, agasajamos al poeta.
El primer decimario, «querido y odiado» —autor dixit— de Riverón es Oficio de Cantar (1978), publicado en
Camajuaní por las llamadas Ediciones Hogaño del taller literario «José García
del Barco», donde transcurrió su formación inicial; este cuaderno humilde, todavía
sin la pericia posterior, revela el nacimiento del Poeta dentro de la espinela
y para ella. Después nacieron otros libros donde está presente, total o
parcialmente, esa estrofa: Y dulce era la
luz como un venado (1989), avalado con el Premio «26 de Julio» 1986; La próxima persona (1993); Azarosamente azul (2000); Otra galaxia, otro sueño (2005); Bajo una luz que no existe (2005),
Mención Cucalambé 2003. Con todos estos títulos, además de los escritos en
verso libre y otras formas, el autor configuró su antología personal No me quieras matar, corazón (2011); en
la cual se incluye además el inédito Presunción
de inocencia, que posteriormente se publicó bajo el título Morir con otras almas (2016). A las
décimas publicadas en esa antología me referiré de aquí en lo adelante, aunque
las valoraciones de carácter general se refieran a la totalidad de ellas, a
partir de los libros mencionados anteriormente.
En el trabajo «Y
dulce era la luz… para Ricardo: aproximación a cuatro decimarios de Ricardo
Riverón Rojas», que se encuentra en el sitio web de esta tertulia, se analizan
detalladamente los publicados hasta el año 2000, solo tomaré de él algunos
fragmentos que se ajustan a los textos
incluidos en No me quieras matar, corazón.
Antes de entrar en especificidades, debo subrayar un
tópico que recorre toda la obra de Ricardo Riverón, pudiera decirse que es su
«marca de agua»: la nostalgia. La misma se encuentra presente en disímiles
imágenes y puntos de vista. Por ejemplo: en «Mi madre no comprende: acabo de cumplir
40 años» la nostalgia está insertada con un fuerte acento vallejiano, pero
desde la perspectiva de quien se siente diferente.
Del libro Y
dulce era la luz como un venado, el autor tomó nueve poemas; ellos resumen
los temas que más le preocupan, y que se repetirán posteriormente en todas sus
publicaciones, tales como: la infancia, la familia, la naturaleza, la mujer, el
amor, los otros poetas, la muerte y los sentimientos más íntimos. Con él rinde
homenaje a la décima, y en general a la poesía, a través del empleo de diversos
recursos como: la interrogación, la anáfora y la amplificación, la etopeya, la
repetición, las imágenes complejas, entre otras. Dentro de las diferentes
secciones se pueden apreciar hermosos textos, particularmente los dedicados a
sus hijos, al amor y a la mujer.
De La próxima
persona, donde se revela similar temática, seleccionó solo seis décimas.
Más abierto en la métrica, junto al tradicional octosílabo, se encuentra la
llamada «décima francesa» (en versos endecasílabos) y un poema, «En la calle»,
que combina ambas formas.
Otras maneras de hacer, que la contemporaneidad aporta
a la estrofa escrita, es la «décima-romance» y la «décima-romancillo», ambas
fueron aprovechadas por el poeta en su libro Otra galaxia, otro sueño (2005). La antología incluye: «Una sombra
sin sitio» (fragmentos, I al VIII) y de la segunda, «Romancillos de alba»
(I-VI).
En las doce décimas elegidas de Azarosamente azul (2000), tanto de ocho como de once sílabas
métricas, está presente la intertextualidad con poetas representativos de
nuestra lengua: José Martí, «Yo voy con mi niña hermosa»; Vicente Aleixandre,
«Más allá de la muerte»; Antonio Machado, «El pan que me alimenta y el lecho en
donde yago»… e incluso con el reconocido compositor venezolano Simón Díaz, cuya
canción «Caballo viejo» glosa en «La flor que le dan». Y precisamente, otra
variante de la nostalgia en Riverón es la intertextualidad con las viejas
canciones populares; supongo que no
fuera él a quien primero se le ocurrió, pero esa es una tendencia muy
recurrente en la poesía villaclareña,
particularmente entre los escritores de Santa Clara, esta ciudad tan
musical y bohemia, sirvan de ejemplo: Alexis Castañeda, Yamil Díaz, Lorenzo
Lunar, quien esto escribe, y muchos más.
En el trabajo —citado antes—«Y dulce era la luz… para Ricardo» se valora cómo en Azarosamente
azul concurren los temas de siempre, pero en un punto superior de la
espiral creativa respecto a los anteriores. En éste se aprecia una poesía más
reflexiva, donde no se levantan ya los gritos de rabia, violencia y pesadilla
que aparecían de repente, a la vuelta de cualquier página, en aquellos, aunque
el dolor, los fantasmas y el ser sufrido siguen estando presentes. Desde la
madurez alcanzada por el poeta en el oficio, el sujeto lírico se revela más
sosegado, tanto en el contenido como en la forma de su expresión; aparece una
mayor pureza estilística en el lenguaje tropológico y una mayor hondura en lo
conceptual. Se descubre nuevamente la búsqueda del ser, la duda existencial y,
por momentos, como en «Otredad (otra edad)», la certeza del hombre múltiple: Alguien
que ya vive en tantas / personas de «mi persona». Se advertía también que Azarosamente
azul irradia una auténtica ternura en algunos poemas, donde canta a su
familia, incluso en secciones completas, como es el caso de «Yo voy con mi niña
hermosa», dedicada a su hija. Interesante resulta el empleo de la ruptura
gráfico-sintáctico-sonora de la décima, ya que este poeta —como la mayoría de
los que escribimos la estrofa en Villa Clara— lo considera un artificio; sin
embargo, en «Derrumbe» utiliza, por necesidad expresiva, el verso partido (sin
perder la medida ni la fórmula) para presentar gráficamente la caída de la casa
vieja, lo cual está perfectamente logrado: a través de la lectura «se ve» cómo
van derrumbándose las partes de la vivienda y cómo se destruyen sus objetos,
pero tal vez lo más interesante es el final, donde se produce ya la caída total
del pasado. Lamentablemente, no está en la antología un poema que se opone a
este, a la vez que lo complementa, «En la nueva casa», sitio que se proyecta
hermoso y en el cual el futuro habitante entrará despojado de aquel pasado y
con la certeza de que va a encontrarse a sí mismo: [...] tal vez arribe a mí
mismo / si entro en la nueva casa. La naturaleza y el color se despliegan
por todo el decimario y, a pesar de que su aparición no resulta novedosa, por
cuanto en los cuatro libros anteriores ya se mostraban, hay en ellos una visión
diferente, más esperanzadora, sobre todo en el azul, «Todo el mar» es un
ejemplo dentro de la selección. Riverón, muestra en No me quieras matar, corazón una poda sustancial, solo la quinta
parte de Azarosamente…, precisamente,
desde la madurez y las necesidades editoriales, los textos más limpios y relevantes.
Con mayor amplitud en la selección de décimas, se presenta en la antología
su libro Bajo una luz que no existe (2005),
que fuera Mención del Premio Cucalambé 2003. En la línea de continuidad de su
nostalgia poética, Riverón vuelve a evocar: el pueblo natal, la infancia, la
música de su juventud; y, en franca intertextualidad con Eliseo Diego, el poema
en siete partes «Nombrar (otra vez) las cosas» que alude a los objetos del
hogar: la cama, la mesa, el sillón de mimbre, el televisor, la máquina de
coser, el librero y la caja de los juguetes. A partir de ahí, continúa glosando
a otros poetas de su interés: José Martí (glosa tradicional: Aquí está el pecho mujer / que ya sé que lo
herirás / más grande debiera ser / para que lo hieras más), César Vallejo,
Leopoldo Lugones, Mario Benedetti, Regino Boti, Samuel Feijóo, Jorge Luis
Borges y Vicente Huidobro.
En el poema «Que busco en el monte amparo» —obsérvese la referencia
martiana— acude, como en libros anteriores, al paisaje, rural y marino, en una
romántica gama de colores, árboles, aves… que se enlazan con la espiritualidad
del sujeto lírico. Con esto, el poeta persevera en su homenaje a la arista más
tradicional de la décima cubana. Finaliza esta selección de Bajo una luz…con dos poemas de carácter
existencial: «Todo y nada», dedicado a sus hijos, donde juega, a la manera de
los retruécanos, con ambas categorías, por ejemplo: Es imposible que les diga todo, / pues todo, para mí, es bastante nada.
«Vida y muerte» alude a ese eterno problema humano. Solo queda por decir que en
ese conjunto el autor ha empleado, indistintamente, la décima espinela, la
décima francesa, y la décima romance con la peculiaridad de que en esta emplea
el verso endecasílabo, en lugar del octosílabo.
Como se dijo arriba, en la antología se encuentra el título Presunción de inocencia, inédito hasta
ese momento, que posteriormente se unió a otros textos para publicarse como Morir con otras almas (2016); de ese
libro hay solamente dos poemas en décimas, el primero, «Cincuenta por ciento»,
en décima romance con versos endecasílabos, y «Espejismo rural II»,
hermosísimas espinelas que retoman el paisaje en su relación con los
sentimientos del hombre —reminiscencia del Romanticismo— y con la doctrina de
Heráclito: …nos inaugura el vacío/ Y al
mirarnos en el río / estamos siempre de paso.
La poesía en décimas de Ricardo Riverón, desde su primer libro hasta el
último, asciende en espiral por un camino único, donde están presentes las
principales preocupaciones humanas, los llamados temas universales: la familia,
el tránsito vital (desde la infancia hasta la vejez), la oposición vida-muerte,
la naturaleza, el amor, la amistad y, naturalmente, la propia poesía; solo que
en ese ascenso hay fuerzas que empujan su obra y la marcan permanentemente: la
nostalgia (aunque esta aparezca vestida con múltiples matices) y la cubanía,
que emerge del paisaje campestre o costero, del apego a la décima tradicional,
de la intertextualidad con la obra de José Martí y de otros autores de la Isla,
como Emilio Ballagas, Regino Boti, Samuel Feijóo. No importa si a veces, por
excepción, los espejos se vean cubiertos de sombras, y hasta se pierdan sin que
nadie sepa a dónde fueron a parar, porque hasta de los títulos (cuatro de seis)
antologados en No me quieras matar,
corazón, brota luz y color: Y dulce
era la luz…, Otra galaxia…, Bajo una luz…, Azarosamente azul. Por eso,
quiero cerrar con la voz del poeta:
Pensando el verde reinventé su muro
con colores posibles todavía
y sobre el ángel de esa luz tan mía
siempre querré soñar, pues por lo visto
en aquel patio donde ya no existo
me propuse la noche y tengo el día. (3)
BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS
- Oficio de cantar (Décimas),
Sectorial Municipal de Cultura, Taller Literario José García del Barco,
1978, 11 p.
- Y dulce era la luz como un venado:
premio décima, Editorial Letras
Cubanas, La Habana, 1989, 91 p.
- La próxima persona,
Ediciones Capiro, Santa Clara, 1993, 91 p.
- Azarosamente azul,
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2000, 78 p.
- Bajo una luz que no existe,
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2005, 84 p.
- Otra galaxia, otro sueño,
Ediciones Unión, La Habana, 2005, 92 p.
- No me quieras matar, corazón, Ediciones
Unión, La Habana, 2011, 245 p.
- Morir con otras almas,
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2016, 125 p.
NOTAS
1.-
Verso
del título tomado de: «Los espejos las sombras», p. 138, en su No me quieras matar, corazón, Ediciones
Unión, La Habana, 2011.
2.-
En
la I Bienal de la Décima, 1992, resultó premiado Jorge Luis Mederos Betancor
«Veleta»; en la II, 1994, recibió el galardón
Alpidio Alonso Grau, actualmente Ministro de Cultura.
3.-
«Verde viento, verdes ramas», en su No me quieras matar, corazón, p. 126.
ACTA
Durante la tarde del 12 de septiembre de 2018, se reúnen (en la librería
«El Eco») los museólogos MSc. Teresita Hernández Ruiz y Jesús Lloren León, con
la escritora Lic. Mariana E. Pérez Pérez, responsable de la tertulia «La décima
es un árbol» y del proyecto Catálogo
rimado, pertenecientes al Museo de Artes Decorativas de Santa Clara, para
seleccionar los mejores poemas del año, en las categorías de: Décima escrita,
Décima improvisada, Variaciones en rima (otras estrofas) y el Premio Especial
«Mejor colaborador a distancia».
Una vez leídos y analizados los 38 poemas (exceptuando los de Mariana
Pérez) que aparecen en 10 números del Catálogo
rimado, desde el 118, julio de 2017, hasta el 127, abril de 2018 (el 128 y
129, mayo y junio, quedan para el año próximo por encontrarse en proceso de
edición), se procedió a elegir una selección primaria de POEMAS FINALISTAS, 16
en total (42,1 %). A continuación se discutió cuáles debían pasar a la
selección final, de donde se eligieron los premios y menciones. Puestos de
acuerdo, decidimos otorgar los premios y menciones siguientes:
DÉCIMA ESCRITA
1.
MENCIÓN: por el tratamiento de un asunto
histórico-social, que raya en lo anecdótico; por lo sugerente del título; por
la acertada relación entre texto y objeto; así como por la coherencia de los
versos en la estrofa llamada «duodécima», a: «El busto opositor», de Eloísa Font
Ortega.
2.
MENCIÓN: por la interpretación lírica, ajustada a los
títulos y decoración de los dos objetos y por hacer referencia a su condición
de conjunto, además de la calidad en las décimas, a: «Dos historias en dos
vasos», de Olimpia Pombal Duarte.
3.
PREMIO: por el tratamiento lírico-filosófico del tema, en
su relación simbólica con las piezas (juego de ajedrez); por la
intertextualidad con un gran escritor de la literatura universal; y por la
excelente factura de la décima, a: «(Dis)Curso del jugador», del poeta
venezolano Yolvi Efraín Cauro Méndez.
VARIACIONES EN RIMA
1.
MENCIÓN: por la fantasía en la interpretación poética de
los motivos en la decoración de la pieza y por la adecuada construcción del
sonetillo, a: «Macetero de pie, mensajero de amor», de Ludys Espinosa Harding.
2.
PREMIO: por la interpretación subjetiva y sensorial del
contenido en la pieza; por el lirismo y limpieza del texto; así como por la
excelente factura de la estrofa, que mantiene su sencillez popular, con marcada
influencia del romancero español, a: «El dolor de la mirada», de Leonardo Albeo
Valdés Ferrer.
PREMIOS ESPECIALES
DÉCIMA IMPROVISADA: a pesar de que este año fue pobre en esta expresión, el
jurado consideró oportuno conceder este reconocimiento por: la agudeza y la
gracia con que se adecua, en brevísimo tiempo, a la información ofrecida por el
Especialista presentador de la pieza, y por la innegable calidad del texto, a:
«Increíbles y maravillosas», de José Manuel Silverio León.
MEJOR COLABORADOR A DISTANCIA: por la calidad sostenida en el conjunto de
décimas enviadas durante el año, y particularmente la dedicada a la Consola,
donde se aprecia una excelente interpretación de la pieza, junto a la
realización formal y el lirismo del texto, a: «Danza el polvo», de la poeta cubana,
residente en Estados Unidos de América, Lázara Nancy Díaz García.
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