jueves, 26 de agosto de 2021

Épica de un buen mortal

Del libro Viril mariposa dura


A ese poemario, ganador en 1999 de la primera edición del concurso de décima escrita Francisco Riverón Hernández, pertenece este texto en seis estrofas que refleja, como todo el volumen, la poética de José Zacarías Tallet

Una cita de ese autor, Premio Nacional de Literatura 1984, en las páginas iniciales del libro, da fe de ese reflejo: Se ha deslizado Sancho Panza / en la armadura de Don Quijote.

ÉPICA DE UN BUEN MORTAL

Va el caballero anacrónico,
viril mariposa dura.
A veces parece un cura.
A veces, un héroe jónico.

(Apura difícil tónico
su difícil marcha al Ática).

Su mano es más bien errática
pero su cuerda es amiga.
Para amarlo, no lo siga
con cierta miel esquemática.

Andante caminadero
sobre su tierra dormida,
trasciende la vena herida
su vocación de aguacero.
Pero si funda, un lucero
asonanta su visaje:
Su armadura se deshace
en blanda y cándida bruma.
Su aguacero viene a lluvia
que en una sonrisa cabe.

Con algo de Santillana
y otro poco de Tallet,
el hombre va a su ballet
como partenaire en vana
promesa que se desgrana
sin llegar a fruto adulto.
Su augurio siempre insepulto
con él.
              Le tiende la escena
su emboscada.
                         Lo condena,
y él mismo se da su indulto.

¿Qué será del ángel bueno
que estampó su mansedumbre?
¿Por dónde se fue la lumbre
y le dejó solo trueno?
¿Se le perdió en el sereno
atardecer?
                       Todo ocurre.
El buen manantial se escurre
del peñón frío y ajeno.
De Don Atahualpa un treno
se diría que discurre:

           —Hasta uno mismo se aburre
          de tanto sentirse bueno.

Mucho lo ama el contraluz:
Su luz lo empuja y lo nombra
su edecán. Al frente, sombra.
Ni una luz.
Pero él presume la cruz
pedestal y no misión.
No salmodia. Sí canción.
Corazón solo es su cumbre
y él atiza, en vez de lumbre,
corazón.

Va el caballero anacrónico
feliz de ser su enemigo.
(Su rival lleva consigo
sorpresivamente armónico).
Altisonante y afónico,
a la vez liberto y preso,
se hace por dentro princeso
más que por fuera andavía.
Por eso puede hoy en día
llegar roto y darte un beso.

Pedro Péglez González

De este libro, en nuestros archivos, los poemas Perfil de un hombre, A manera de tributo, Soliloquio roto, Oración para otra gesta, Mensaje de Juan Cristóbal fechado quién sabe dónde, Es verdad, Tan difícil, Fágula, Fábufa, Fáburra, Filofagia, A manera de palíndromo y Glosa libre (casi antigua) por el hombre común.

 

 

 

lunes, 16 de agosto de 2021

Agustín y su Fabulación ante la muerte

Del poemario Sitios de la voz

Muy activo ha estado nuestro hermano poeta Agustín Serrano Santiesteban en estos tiempos de la pandemia con su blog aserranoss. Allí publicó este estremecedor poema que parece escrito ahora mismo

Sin embargo, el texto pertenece a su libro Sitios de la voz (Editorial Sanlope, 1997), Premio Cucalambé 1996. Agustín (Velasco, Gibara, Holguín, 1958) es presidente de la Filial del Grupo Ala Décima en esa localidad. Es Máster en Ciencias y profesor universitario, y se le considera uno de los escritores decimistas más significativos en su provincia y en el país. Cuando mereció el Premio Cucalambé, ya atesoraba reconocimientos en concursos como el Vicente Espinel (1995), poemas publicados en revistas locales y nacionales, y su inclusión en la antología Poetas del mediodía (Editorial Sanlope, 1995). La imagen es de antes de la pandemia, durante una de las tantas Jornadas Cucalambeanas a las que asistió Agustín. Aquí está en las ruinas de la finca El Cornito, sede natural de los encuentros de escritores en esa fiesta mayor de la décima, junto a la tarja que indica el lugar donde estuvo la casa en que vivió Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé.


FABULACIÓN ANTE LA MUERTE

Viento del norte,
llovizna,
luna de cuarto menguante;
la sombra del caminante tirita.
Queda una brizna de aliento;
una nube tizna la inocencia del paisaje.
El recuerdo es un paraje de nieve,
un sitio lejano en la memoria.
Un hermano emprende un difícil viaje.
Solo lleva el equipaje del silencio en la partida,
la nostalgia del suicida en el último mensaje.
Reposa el cuerpo,
el carruaje de la noche lo traslada.
Es cierto la vida es nada:
un artificio,
un instante;
la huella que el caminante nos deja en cada jornada.
Por qué perdemos el hilo,
qué misterio nos confunde y en la penumbra
difunde su grito.
Queda el pabilo de la luna.
Pasa en vilo un féretro.
Cruel instante del mortal.
Intolerante el tiempo muestra su apuro.
Desaparece el futuro sin saber
cuál Rocinante podrá soportar la carga de huellas,
los amuletos,
las mentiras,
los secretos,
ni tampoco cuán de larga será la muerte.
Qué adarga esgrimir si espeluznante
la noche llega.
Menguante luna gris,
viento del norte,
llovizna;
no hay quien soporte la angustia del caminante.

Entre sus lauros, está el Premio Ala Décima en el XI concurso nacional de poesía Regino Pedroso (2006) por su obra A corazón abierto, y el Tercer lugar en el II concurso internacional de poesía El mundo lleva alas, en el 2010. En el 2015 vio cristalizado su empeño de organizar la antología de poetas velasqueños La extraña brevedad (Ediciones Holguín, 2015). En el 2016 mereció diversos reconocimientos en certámenes internacionales. De su autoría, en nuestros archivos, entre otros, sus poemas Consejo para los que no tienen una ciudad y Monólogo de las contradicciones. También, su Canción para una guerra no anunciada, con el tema de la pandemia COVID-19, así como sus poemas Juego, Reflexiones con música relajante de fondo y Otra vez la luz me salva, uno de los textos con que participó en el Maratón Poético realizado on line a fines del 2020, a causa de la situación sanitaria. Más recientemente, su poema en solidaridad con Matanzas, por las afectaciones de la pandemia en esa provincia.

MÁS SOBRE ESCRITORES DECIMISTAS EN ESTA PROVINCIA:
HOLGUÍN

 

 

sábado, 14 de agosto de 2021

De Odalys Leyva, Leve signo

Un poema de su libro
Fantasmas insulares


Una vez más damos la bienvenida a nuestra hermana poetisa Odalys Leyva Rosabal, merecedora, entre otros muchos reconocimientos, del Premio Iberoamericano Cucalambé 2008, por su poemario Los Césares perdidos.

El poema que hoy presentamos, Leve signo, pertenece a su poemario Fantasmas insulares (Editorial Sanlope, 2015). La Máster en Cultura Comunitaria Odalys Leyva Rosabal (Jobabo, Las Tunas, 1969) es además narradora e investigadora, presidenta de la filial de escritores en el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Las Tunas, presidenta del Grupo Décima al filo, con sede en Guáimaro, Camagüey, y del Comité Organizador de sus Encuentros y su concurso; miembro del Grupo Ala Décima. Entre sus lauros, cuenta con el Premio Ala Décima 2004. En sus volúmenes publicados figura El profeta de la aurora (Editorial Sanlope, 2017), dedicado al Líder Histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz y escrito en coautoría con Antonio López Herrera, historiador del poblado de Birán. El video de esta autora en la acción CubaPoesía Itinerante, introductoria al Festival Internacional de Poesía de La Habana 2021, a su paso por la provincia de Las Tunas, puede verlo con el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=SA97MD2bnx4


LEVE SIGNO

El mar brinda dolores, nos sacude,
el ángel tormentoso nos reclama
que el hombre sufre arpegios en la cama
y al no dormir, a Dios urgente acude.
Le pide al Padre que su luz le mude
a otros sitios de tapias y sin muros
donde duerman sin llanto los apuros
y la existencia aparte las traiciones.
No pretende su flor las migraciones
sí, el libre transitar de sus conjuros.

Patria de fuego, corazón humano,
noble madre de llanto que despierta,
serás el leve sigo de la puerta,
un tatuaje de palma en cada mano.
¿A dónde va con duelos el hermano?
¿En qué lugar del mundo se reside?
Más yo seré esta isla, que despide
de su tierra el amor, florecimiento.
No me queda lugar para el tormento.
¡La playa es el crisol que lunas pide!

El mar tiene su luz adolorida,
animales que matan lo vivido.
No nos sobra placer para el descuido,
sólo un poco de sal en cada herida.
Remar es una forma que convida
al hombre que no juzga del consuelo.
El ave riega amor en cada vuelo
la migaja de pan que lo entristece;
tiene un siglo el latir que todo ofrece,
un árbol que echa frutos sobre el suelo.

Los frutos son lo verde, la existencia,
el mito, lo insular, cada congoja,
una lágrima azul en cada hoja,
y Dios que nos prodiga la sentencia.
El hombre ha proclamado cada herencia:
el vértigo incesante de lo inerte.
¡No nos falta lugar para la suerte!
¡No nos sobra dolor para un flechazo!
Vivimos el enigma en cada trazo
Y somos vino y pan donde la muerte.

El Mundo es tierra y agua, carne y fuego,
demonio visceral que nos destrona,
la aguja con la herrumbre que se encona
hasta saciar del hombre cada ruego.

En la isla la mar tiene su juego,
un empuje de piedras con arena.

¡Salvemos el designio de la pena
y el agua beberá del arrecife!

¡No escondamos al ángel cada esquife,
ni burlemos del hombre la condena!

ANTERIORES DE ESTA AUTORA:
Odalys Leyva y su poema Jerigonza. Con nuestro abrazo a Décima al filo en su aniversario + amplia información sobre su obra literaria.

EN DECIMACONTEXTO:
Vio la luz en 2017 El profeta de la aurora, libro de Odalys Leyva y Antonio López Herrera dedicado a Fidel