viernes, 30 de abril de 2010


Glosa
irregular
por Naborí


Un poema
de Héctor Arturo


A propósito del Día
Internacional
de los Trabajadores


En ocasión como esta, en que nos moviliza el amor por la Patria que a los poetas decimistas nos legó, entre tantos, nuestro padre espiritual, Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí (1922-2005), traemos a este espacio un texto poético de la autoría de Héctor Arturo, dedicado al autor de Viajera peninsular cuando cumplió 60 años, en 1982, pero que conserva una hermosa vigencia.



GLOSA IRREGULAR POR NABORÍ


Por la floreciente orilla
que baña el Cauto en su giro,
iba montado un guajiro

sobre su yegua rosilla.
Una enjalma era su silla
trabajada en jibacoa,
de flexible guacacoa
llevaba en su mano un fuete,
y puesto al cinto un machete
de allá de Guanabacoa.

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo
“El Cucalambé”


…Un rubí,
cinco franjas y una estrella”.

Eduardo Saborit


-1-
Has cumplido, Naborí,
sesenta heroicos otoños
y creces en los retoños
que buscan su savia en ti.
Vienes de donde el mambí
partió a saldar su rencilla,
y andabas, con voz sencilla,
dándolo en tu verso todo

para que cambiara el lodo
por la floreciente orilla.


-2-
Vienes de donde la luna
era pared y era techo,
y de lo hondo del pecho
fue tu protesta montuna.
Ninguna arenga, ninguna
esperó por tu suspiro,
y luchaste, buen guajiro,
en tus campos con tu guerra
hasta ver libre a la tierra
que baña el Cauto en su giro.


-3-
Sufriste el sol infernal
que a las espaldas tortura
y trotaste en la montura
hecha con yagua rural.
Conociste al mayoral
que no te daba respiro,
y supiste, tiro a tiro,
-de Céspedes a Fidel-
que en cada libre corcel
iba montado un guajiro.


-4-

Supiste el campo cercado
por gruesos hilos de alambre
y de puñales del hambre
con el fogón apagado.
Viviste en tu pecho airado
el desalojo a la orilla
del camino, pesadilla
con lágrimas de tu madre,
mientras moría tu padre
sobre su yegua rosilla.


-5-
Fuiste de niño minado
por parásitos voraces
y por tantos capataces
que te habían parasitado.
Cantaste al río en su vado,
al potrero y a la arcilla,
y sabemos que no brilla
ningún juguete en su sueño,
porque desde muy pequeño
una enjalma era su silla.


-6-
Hay quien se adapta al bochorno
de ser esclavo del amo,

y hay quien responde al reclamo
de su Patria, fragua y torno.
Tú, que echaste fuego al horno
viril en Guanabacoa,
sé que prefieres el Toa
al Mississippi y su anchura
y gozas con tu montura
trabajada en jibacoa.


-7-
Sé que al alzar el Honor
como principal bandera
te adelantaste a la Era
que hoy defiendes, constructor.
Y así, más que trovador,
eres vanguardia, eres proa,
y lo mismo en Baracoa
que en Pinar, la acción injusta
siempre tembló ante tu fusta
de flexible guacacoa.


-8-
Lo sé en el campo, y lo sé
cantando por los bateyes:

las palmas y los jagüeyes
lo sintieron siempre en pie.
Renació el Cucalambé
en su décima estilete,
y sentimos que un machete
brotaba de su garganta
cuando con su furia tanta
llevaba en su mano un fuete.


-9-
Te vieron cantar la sierra,
el llano, el mar y las cañas
y hasta las mismas entrañas
de tu pisoteada tierra.
Tu canto, grito de guerra,
orienta, guía y promete,
sale a la carga, arremete
contra el crimen y el tirano
con tu sombrero de guano
y puesto al cinto un machete.


-10-
Así es Naborí, sesenta
septiembres ha desandado,

y aún con su canto inspirado
canta y su canto es tormenta.
Siembra en su tierra irredenta
sus versos con una coa,
y es por ello que esta loa
de añejo arado o tractor
te felicita, cantor
de allá de Guanabacoa.


-11-
Pero hay más, debo pedirte:

sigue con tu verso y canto,
y que vivas tanto, tanto

para no dejar de oírte.
Además, para cubrirte
con todas las cosas bellas
que mereces, porque a ellas
le has cantado, Naborí,
te entregamos un rubí,

cinco franjas y una estrella…


Septiembre 30/82.



HÉCTOR ARTURO. Nació el 2 de septiembre de 1946 en El Vedado, Ciudad de La Habana. Desde pequeño, en su humilde hogar y otros aledaños, se celebraban canturías y su tío Adalberto Giral, repentista ya fallecido, lo llevaba a guateques y programas campesinos en emisoras radiales.

A los ocho años de edad escribió su primera décima, dedicada a su madre, y en esa misma época conoció a Jesús Orta Ruiz “El Indio Naborí”, en la antigua CMQ.

Todas las semanas, en los actos cívicos de su escuela primaria “Eloy Alfaro”, declamaba sus versos, y así continuó en la secundaria “Carlos Juan Finlay”, en la cual fue compañero de aulas y luchas de Silvio Rodríguez.

Comenzó en el periodismo a los 15 años de edad, en Prensa Latina, poco después de haber combatido en Playa Larga y Girón, con solo 14 años.

Ha ejercido el periodismo en esa agencia informativa, así como también en la revista Siempre Alerta, de la DAAFAR; Verde Olivo, órgano de las FAR; Moncada, del MININT; SEPMI, Bohemia, Granma, Cubahora, Acuarela, Cubaplus, Palante, Radio Taíno, Radio Rebelde, Radio Cadena Habana y otras publicaciones nacionales.

Cumplió misión internacionalista en Angola en 1975-76 como Corresponsal de Guerra.

En 1969 obtuvo el Premio de Poesía del primer concurso 26 de Julio, de las FAR, por su poemario “Pido la Palabra”. En ese mismo certamen recibió menciones en cuento.

Fue galardonado con el Premio de Teatro en el Concurso del Ministerio de Cultura y la Asociación de Amistad Cuba-Vietnam.

Designado por el Ministro de las FAR, participó como delegado de Cuba en el Congreso de Escritores Antifascistas efectuado en Checoslovaquia, en 1975, durante cuyas sesiones le fue impuesta la Medalla por el Aniversario 30 de la Victoria contra el Fascismo, que otorgó la URSS.

Asimismo, el Primer Ministro de Vietnam lo condecoró con la Orden Ho Chi Minh.

Ha recibido en total 16 medallas y distinciones nacionales y extranjeras.

Tiene sin publicar los libros de poemas “La guerra es una bala”, con todas las poesías que escribió durante su misión en Angola; “Décimas municipales”, que recorre con estas estrofas los principales lugares de Plaza de la Revolución; y “Hablo de nosotros”, de corte autobiográfico”.

En narrativa, sin editar, tiene terminado el libro “Gente de mi barrio”, y “Notas para una historia humorística de Cuba”.

En proceso de terminación se encuentran sus libros de crónicas titulados “SOS por Cuba: una isla en peligro de extinción”, que relata las vivencias de nuestro pueblo durante los primeros años del Período Especial, y “Odiseas de un cubano común”, un crudo y crítico análisis, con dosis de humor, de la realidad actual en la cual sobrevivimos.

Asimismo, acaba de concluir sus investigaciones para la biografía testimonial de El Indio Naborí.

Musicalmente es autor de la canción “Del Turquino al espacio”, dedicada a nuestro cosmonauta Arnaldo Tamayo Méndez; los temas “Credenciales” y “Por todas estas cosas”, que aparecen en el primer LD del Grupo Moncada; el Son por el campismo”, que interpreta el Grupo Sierra Maestra, y los himnos de todas las líneas del MININT.

Como promotor cultural dirige, produce y conduce la “Piña de Palante” y el espacio periodístico “En vivo y en directo con Héctor Arturo y sus amigos”, en la Casa de la Cultura de Plaza y otros escenarios.


lunes, 26 de abril de 2010


Recibir el Dador


Palabras de Ronel
González Sánchez

(Cacocum, Holguín,
1971), tras alcanzar
el
Premio Dador 2010



Por obra del azar concurrente, como le gustaba decir a José Lezama Lima, en 1965, séptimo año de la Revolución triunfante, La Gaceta de Cuba publicó uno de los artículos más intensos que un poeta le dedicara a nuestro proceso emancipador.

En aquel texto, el autor de Paradiso, y de Dador, por supuesto, verdadivoso y recervantizante, afirmaba: ¨ […] el 26 de julio rompió los hechizos infernales, trajo una alegría, pues hizo ascender como un poliedro en la luz, el tiempo de la imagen […]¨.

Ante la sucesión de calamidades y frustraciones históricas vividas por nuestro pueblo, el ilustre sablista de la teleología insular, celebraba la materialización del ideal supremo del hombre: la libertad, y la escalada del monte donde el cubano finalmente podía guiar su yunta de bueyes solares. Por esa razón, desde su perspectiva de entrañado y entrañable pifanista, en el mismo párrafo concluía: ¨los citareros y los flautistas pudieron encender sus fogatas en la medianoche impenetrable¨.

Más de cuarenta años después de aquella epifanía escrituraria, un grupo de intelectuales, imantados por la transgresión que arrostró el ALMANECER de la nación cubana, asistimos a la concreción de uno de sus tantos gestos bondadosos: la entrega de un premio que apoya el aún misterioso y gnoseológico acto de la creación literaria, además de permanentizar la obra de quien escribió el laberintuoso e inquietante verso «Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo».

Hoy, en una institución que lleva el nombre de la poetisa –porque ella jamás abjuró de este delicado calificativo– Dulce María Loynaz, Premio Miguel de Cervantes 1992, pergeñadores de ahondamientos y fabulaciones de todas partes del país recibimos, agradecidos, este reconocimiento que distingue a la vocación más solitaria; en días émulos del dios Jano, cuando la moral doble, la agresión mediática, las manipulaciones y chantajes insisten en desestabilizar la arquitectura del amor, fundada en un pedazo de tierra ubicada al mismo nivel del mar, aparentemente, pero un poco más alta, como las pirámides mesoamericanas que perpetúan una época y un esplendor inextinguibles.


sábado, 24 de abril de 2010

El día más feliz de mi vida

Calificó Ricardo Riverón el homenaje
del espacio El autor y su obra


Por Félix Bolaños

El reconocido poeta, periodista y editor, Ricardo Riverón Rojas (Zulueta, Villa Clara, 1949) fue el protagonista del espacio El Autor y su Obra que, concebido y organizado por el Instituto Cubano del Libro (ICL) para homenajear a aquellos escritores con una sostenida y virtuosa producción literaria, se celebró el miércoles 21 de abril de 2010, en el teatro de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena, de esta capital.

El panel estuvo integrado por los poetas, ensayistas e investigadores Jorge Ángel Hernández, Jesús David Curbelo y Juan Nicolás Padrón. Se encontraban presentes, además, Zuleica Romay, presidenta del ICL, Fernando León Jacomino, vicepresidente del ICL y Luís Marré, Premio Nacional de Literatura 2008, junto a otros escritores y amigos.

Riverón, que “ha practicado con plenitud de causa el versolibrismo, la prosa literaria, la crítica y el periodismo de opinión”, fue fundador de la Editorial Capiro, de Villa Clara, y en la actualidad se desempeña como director de la revista de cultura popular Signos, con sede en la ciudad de Santa Clara.

Las palabras de elogio se iniciaron con los buenos oficios de Jorge Ángel Hernández, y su exhaustivo análisis de la décima escrita y publicada por Riverón Rojas, a quien distingue como uno de los poetas que, con mayor seriedad, se ha tomado la reivindicación de esta forma métrica. Se apoyó para ello en los poemarios Oficio de cantar (1978), Y dulce era la luz como un venado (1989), Bajo una luz que no existe (2005) y en la selección Memoria de lo posible (2004).

El primero de esos volúmenes, considera el investigador, se encuentra en el mismo centro de una encrucijada que apunta, por una parte, hacia su ya definitiva vocación literaria, y por la otra, hacia la oralidad de la décima en su entorno, bien asentada y más estimulada a estas alturas.

Para bien de su propia poesía, tal disyuntiva no se resuelve mediante la negación o la ruptura definitiva de los extremos, sino a partir de soluciones como la manipulación no convencional de la estrofa, la autodefinición de su poiesis en un discurso que expresa, gracias a lo marcadamente literario, las inadvertidas estructuras de lo cotidiano y la figuración básica del lenguaje que busca asimilar los giros propios del habla popular y la capacidad de deslumbramiento de su imaginario.

En el segundo de los textos, asegura Jorge Ángel, se aprecian los rasgos característicos de la poesía cubana de entonces, en la cual el ámbito familiar, las declaraciones y sentencias amatorias y el compromiso ante la sociedad, jerarquizaban la línea temática:

No obstante, ya Riverón reclama dos cosas que la esterilidad crítico-sensorial de entonces pretendía negar al verso: el derecho a la especulación poético-filosófica y el discurrir de la nostalgia. Sin decir hasta luego a su propio tono poético, ni a la claridad tropológica, ni a su filosofar desenfadado, superpuesto más en la frase sentenciosa, que en el concepto que alumbra el pensamiento, Riverón se adentra en esa perspectiva de dignificación literaria de la décima, al tiempo que responde a la polémica relacionada con la categorización de la estrofa, aportando una libre manipulación del metro, un encabalgamiento de la frase mediante la búsqueda de predicados aptos para reedificar la enunciación y en ocasiones una irregular disposición de la línea misma del verso, inaceptable para los puristas, que cada vez más pasaban al lado opuesto de la oralidad.

En Memoria…, Hernández observa que sobresalen: la humildad del autor y la fidelidad a su propia poética, que apuestan por la comunicación con el lector en virtud de la esencia de lo que se enuncia; la recuperación de atmósferas evocativas, la incidencia entrañable en las escenas de familias y las inevitables bifurcaciones de las circunstancias amorosas. Todo ello hace que el poemario pida convertirse en un objeto útil, lo cual es válido para toda su poesía. «Llama la atención cuanta unidad puede haber en toda su obra, aún cuando no haya abandonado el camino de la evolución», concluye Jorge Ángel.

Para Jesús David Curbelo, según sus propias palabras, fue difícil mezclar en su intervención la frialdad del crítico con el entusiasmo del amigo. A ambos les une una entrañable y vieja amistad, «matizada con una serie de aventuras conjuntas de casi todo tipo, entre las que destacan aquellas de índole editorial». Gracias a Riverón publicó sus primeros poemas, así como entre ambos se han editado varios de sus libros. No obstante, se apoyó en el arte final de la antología personal de Riverón, que verá la luz por Ediciones Unión, para hilvanar un discurso acerca de la producción lírica de nuestro protagonista que no está escrita en décimas.

Apreció en Riverón a un poeta bastante peculiar que ha ido creciendo de manera sutil, que no ha tenido dramáticos cambios de voz, de poética, como ha sucedido con otros. Considera, sin embargo, que hay un crecimiento en los textos que, desde 1987 hasta el 2009, Riverón ha ido escribiendo y publicando y que integran la antología en proceso:

En ellos están las obsesiones principales que han caracterizado su obra, que las ha ido manteniendo, pero cambiando el punto de vista sobre las mismas. Ese cambio de mirada, conceptual, sobre fenómenos como el amor, la familia, la patria, el destino, como una posible relación con la historia y también con cualquier tipo de poder o divinidad, ha ido cambiando el acento a medida que el poeta madura y, por supuesto, los procedimientos estilísticos.

Hay dos libros de Riverón que a Curbelo le llaman poderosamente la atención: Otra galaxia, otro sueño —publicado en el 2005, pero escrito entre 1991 y 1994— a pesar de gestarse en los años difíciles del período especial, es uno de los pocos que no habla de una manera dramática, o agresiva, sobre la crisis económica y espiritual a la que se habían sometido muchas personas del país, muy por el contrario, propone una especie de asidero espiritual, de crecimiento en ese regreso a la familia, en esa búsqueda de la palabra como salvación. El otro es Lo común de las cosas, publicado en España en el año 2005, que habla de uno de los temas más controvertidos de la poesía cubana: el tema del exilio. Cuestión que siempre se maneja sobre la peligrosa cuerda floja de la ideología, de la política. Recoge el peculiar testimonio de un largo viaje del autor a la península ibérica, y tiene todas las características de esos textos del exilio, que permiten repensar el país, su historia, su propio papel. Al final, Riverón incluye dos o tres poemas que son sumamente curiosos, porque ya empieza a jugar con lo dialógico y con la presencia de más de un sujeto lírico.

Días como hoy, publicado por la Editorial Letras Cubanas, en el año 2008, es otro texto con un contenido espinoso, a juicio de Jesús David, como es el tema del tiempo, del eterno retorno, de la noria, de la interpretación de la vida. Contiene una sección que se llama “Unos y otros”, en que abiertamente, a través de un viejo recurso, pero siempre renovado de la intertextualidad, el autor utiliza distintas máscaras en la búsqueda de otras identidades, de otras miradas sobre el mundo:

Estos procedimientos y su acercamiento a la neovanguardia, llegan a su punto culminante en el libro siguiente, aún inédito, “Presunción de inocencia”, donde ya más que máscaras, Riverón empieza a jugar con recursos más audaces, como son los apócrifos y los heterónimos. Bajo la investidura de Gastón Baquero, Zenea, Borges, uno de los Karamazov, Florentino Ariza y otros personajes literarios, fundamentalmente, empieza a adentrarse mucho más en esta mirada amplia, focalizada sobre la historia, sobre la realidad, sobre el mundo, y también incorpora, de una manera más fehaciente, el mundo de la música popular tradicional. Todo esto lo ha seguido haciendo incorporando el poema en prosa, sin abandonar el verso libre y los métodos estróficos tradicionales.

En todos ellos, concluye Curbelo, persiste el soneto: unas veces clásico, otras, asonante, en que ha cambiado la entonación, en que hay un mayor énfasis en la tropología, cierta barroquización del lenguaje hacia los finales de esta producción, pero mantiene de algún modo el cultivo de estos métodos.

Juan Nicolás Padrón, por su parte, realizó una aproximación a la obra en prosa de Riverón, que consta de tres libros: Pasando sobre mis huellas (Ediciones Unión, 2002), Premio UNEAC en testimonio; El ungüento de la Magdalena (Ediciones La Memoria, 2008), Premio La Memoria, del Centro Pablo de la Torriente Brau y un libro que está a punto de publicarse por la Editorial Capiro, y del cual Padrón escribió su presentación: “Irrelevancia crónica”.

Estos libros, cuenta Padrón, han transitado por una investigación previa relacionada con el fluir histórico en que se mueve el argumento de sus textos, cuyos puntos de vista se han centrado en el interés antropológico o sociológico, y no solo testimonial, sino también relacionado con la crónica periodística, es decir, la ficción en ellos emerge de la propia realidad. Más adelante, revela que tienen estas crónicas testimoniales un denominador común: el humor, que mantiene a cualquier lector en constante sonrisa o en explosión de carcajadas, a partir de una singular gracia criolla, la cual hace posible que descripciones o escenas puedan recrearse desde el punto de vista de un “jodedor cubano”, que ha recogido con mirada burlona, datos e informaciones, propensas al choteo o la burla.

Esta literatura grata y entretenida, jocosa y liviana, que no está exenta de profundidad y trascendencia, aunque tenga un carácter personal o privado, sigue siendo muy deficitaria en un país donde las personas ríen mucho, gozan de la anécdota, demandan el punto de vista satírico…

Juan Nicolás reconoce en la prosa de Riverón Rojas otros valores significativos: sus aportes al conocimiento de la vida diaria de la sociedad cubana en las últimas décadas; el rescate de la memoria social, de los saberes populares como los remedios caseros y las curas; su extraordinaria sensibilidad lingüística, especialmente la que se maneja desde el habla popular y sus evocaciones de la cultura literaria y musical; y las informaciones que se filtran mediante ellos, que dan a conocer una “intrahistoria” afín a ese “ser” cotidiano que apenas se maneja en la prensa periódica cubana desde hace muchos años y que prefiere el “debe ser”, solo tímidamente reanimado en los últimos tiempos. «Riverón es un pionero de este rescate hacia una historia interior de baja intensidad que hace posible y creíble la otra, la que se escribe con mayúscula».

Sirvan estas palabras —finalizó Padrón— para destacar el papel de pulcro y agudo escritor del centro de la isla, que con su humanismo y ternura ha hecho reír y a veces llorar a sus lectores, lo mismo desde el verso, que desde la prosa: un sensible sarapico del cual esperamos futuras hazañas.

Luego de dar lectura a algunos de sus textos, Riverón despidió la excelente y atractiva velada agradeciendo el homenaje por parte del ICL, de la Editorial Letras Cubanas y de sus amigos que le acompañaron. Por eso declaró este día como «el más feliz de mi vida».


Vea, mediante este enlace, la versión original en Cubaliteraria.


Cuando de la décima se trata


Por Juanita Conejero
Tomado de Cubarte

Cuando de la décima se trata, hay un nombre que imprescindible brota de los labios: Pedro Péglez González, narrador, poeta, historietista y periodista de Trabajadores, donde se desempeña como crítico literario, pero por sobre todas estas cosas, es un excelente promotor de la cultura cubana y de manera muy especial, de la décima, que él, con su extrema habilidad creativa , ha situado en el lugar que por derecho propio le corresponde a nuestra estrofa nacional en el panorama de la poesía de todos los tiempos y mucho más allá de nuestras fronteras.

Como ha expresado el también destacado poeta Roberto Manzano, la décima, “ha sorteado con éxito la criba auditiva de naciones enteras y se acendra cada día, sostenida por las manos del pueblo”.

Hace exactamente diez años, nueve soñadores reunidos en una pequeña peña, el 7 de febrero del 2000 en la biblioteca Tina Modotti de Alamar, en el municipio de Habana del Este, decidieron constituir con el apoyo del colectivo de esta Institución, el Grupo Ala Décima. Desde sus inicios, el encuentro estableció una convocatoria a un Premio, con el fin de estimular a sus mejores creadores.

Péglez sabía que el proyecto tendría la necesaria aceptación. Hoy el grupo asciende a 32 integrantes. Pedro Péglez es miembro de la UNEAC y de la UPEC. No sólo cultiva Péglez la décima, también el soneto y el verso libre, si de poesía hablamos, pero esa verdadera pasión por la estrofa de singular historia, capaz de encerrar en sólo diez versos toda la emoción imaginable de un verdadero poeta, lo ha hecho defenderla con la maestría y valores personales que siempre lo han caracterizado: modesto, sencillo, verdadero intelectual de nuestro pueblo, esencialmente cubano y universal. Supo desde siempre, como nos enseñó el Indio Naborí, la valía de la fecundidad de los poetas populares.

Desde aquellos primeros momentos de su creación, el Grupo Ala Décima, ha venido acumulando éxitos tras éxitos. Péglez y sus más cercanos colaboradores: Modesto, Karel, Luisa Oneida, Isbel y tantos otros, son ejemplos del trabajo cultural comunitario que por su calidad alcanza vuelo, trasciende y ocupa lugares muy significativos en el hacer cultural de nuestro pueblo. Péglez es un artífice en aunar voluntades, descubrir talentos, movilizar acciones a favor del desarrollo y estimular múltiples proyectos que ya proliferan y que demuestran, todo lo que un verdadero animador de la cultura puede hacer, cuando recordando a Nazim Hikmet, puede decir, que se ama lo imposible, pero de ningún modo la desesperanza.

Es feliz Péglez por todo cuanto hace, por el reconocimiento no sólo de sus premios que son muchos, por sus libros que son más, por sus amigos que son tantos, algunos de los cuales le llaman “padre”, porque así lo sienten y lo proclaman a los cuatro vientos y saben que le deben el mejor consejo, quizás el mejor verso o el más fuerte de sus abrazos.

Es imposible en un breve artículo, recoger sus principales lauros, pero no podemos dejar de decir, que obtuvo en dos ocasiones el Premio Iberoamericano de la décima escrita Cucalambé, el premio extraordinario en el Concurso Nacional de poesía Regino Pedroso (en 1998 y 2001) y el primer premio en el Regino Boti en el 2002 con su poemario Paflagonia de noche según el condenado, publicado por la editorial El Mar y la Montaña de Guantánamo. Más de 13 libros le han sido editados, entre ellos, poesía para niños, cuentos, poemarios en versos libres y múltiples decimarios. Antologías de Cuba, España y Estados Unidos contienen sus textos que andan por el mundo:


Pregúntate cuando muero / de un arcoíris pregunta / cuando desfilo en la punta / de un tímido sonajero // Pregúntale al cancerbero / por la llave de mi espanto / de ser playa bajo el manto / yo bebo mi sal no lloro / pregúntate cuándo adoro / pregúntate cómo canto /.


Y así es Péglez. Su Grupo Ala Décima se despliega cada día más, Granma y Las Tunas anuncian filiales, siete provincias tienen espacios para la décima y hay jóvenes muy valiosos con interesantes proyectos como el de la inteligente creadora y animadora Odalys Leyva en Guáimaro y su Décima al filo para mujeres decimistas y además ganadora del Premio Iberoamericano Cucalambé 2008, el de Mariana Pérez en Santa Clara,
La letra en rosa de Luisa Oneida Landín, en Bahía, en Ciudad de la Habana y la inestimable colaboración del excelente joven poeta Isbel Díaz Torres que obtuvo el Premio Ala Décima en el 2009 y que ya con su Oboe al brazo, nos había descubierto sus valiosas creaciones poéticas.

Se han unido a estos soñadores decimistas de Ala Décima, artistas plásticos con hermosas obras de arte que constituyen inigualables trofeos, reconocimientos del Centro Iberoamericano de la Décima, de la Casa Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, de las Tunas y el de Décima al filo, de Guáimaro, Camagüey, así como el establecimiento del Premio Ala Décima en el concurso Regino Pedroso del periódico Trabajadores y algunos premios colaterales como el de Juventud Rebelde y el del Centro de Arte y Literatura Fayad Jamís, de Alamar.

Como se puede apreciar el movimiento en el país es sorprendente. No solamente para la décima escrita, sino para el repentismo que ya tiene en los niños y jóvenes un singular relevo.

Mención especial merece la fecunda integración de Ala Décima, con variados espacios como los del dúo Ad Líbitum, la peña dedicada al Indio Naborí. el poeta del pueblo cubano, en San Miguel del Padrón y la Bienal Identidad dedicada a Ada Elba Pérez, impulsada por Olga Lidia, animadora de gran prestigio, que transforma Jarahueca, Sancti Spíritus, en una pedazo de paisaje poético inolvidable. ¡Sería imposible enumerarlos todos!

Fuera de nuestros lares, el Rincón de la Décima en México y la colaboración desde este hermano país entre muchos otros, de Lourdes Aguirre y Ramón Espino Valdés y la música de estas fabulosas estrofas, en Guatemala y Chile, donde Péglez es también respetado y querido.

En la última edición de la Feria Internacional del Libro, se presentó el primer tomo de la antología Esta cárcel de aire puro que recoge un panorama de la décima del siglo XX hasta 1959 y que demuestra, que todo poeta cubano de una u otra manera, ha cultivado esta estrofa de diez versos, como sello de su propia identidad.

Valioso libro editado por los experimentados estudiosos Mayra Hernández y Waldo González, amantes y conocedores de la espinela, nombre de la estrofa propuesto por Lope de Vega, a partir de la invención concebida por el canario Vicente Espinel.

Jóvenes la escriben o la improvisan. Eventos estimulan y premian sus creaciones. La décima sigue estando viva, se transforma, se afila. Invitados de muchos países como se ha dicho en reiteradas ocasiones, reconocen a los cubanos, como paradigma de la creación decimista improvisada en Iberoamérica y a Péglez, un defensor de esta melódica estrofa, dueña de las más intensas emociones, reina de nuestras campiñas y de nuestros más íntimos sentimientos.

Y si quiere saber más, no deje de visitar la revista digital Cuba Ala Décima y allí como diría Péglez, encontrará el color de la humilde buganvilia y el imperceptible pero infinito aletear del zunzún.


Versión original, mediante este enlace, en Cubarte.


viernes, 23 de abril de 2010

Sin privilegios
ni discriminación: la décima

Reseña de la tertulia La décima es un árbol,
de abril, con Sergio García Zamora

La imagen es de la pasada Feria del Libro, y recoge el momento en que Miguel Barnet, Presidente de la UNEAC, entrega el Premio Calendario de Poesía 2009 a Sergio García Zamora. Foto tomada de Granma.


Por Mariana Enriqueta Pérez Pérez

Una vez más, el grupo de «La Décima es un Árbol» se reunió el tercer viernes. Como escritor invitado, Sergio García Zamora, poeta que en el término de pocos meses ha obtenido premios en certámenes importantes y, de ellos, el más relevante: el «Calendario» 2009, que otorga la Asociación Hemanos Saíz.

En cada encuentro, alguien llega por vez primera; otros se disculpan por no poder asistir, y después visitan a la conductora del proyecto, o al Museo de Artes Decorativas, para conocer cuál es «La pieza del mes» y recoger su ejemplar del Catálogo rimado. Así interactúan los adeptos a la décima. Desde siempre, los poetas repentistas y su público se han unido por una imantación peculiar; entre los autores de la décima escrita y sus lectores hay, obviamente, mayor distancia, pero se sabe que estos últimos están ávidos por adquirir todos los decimarios que se publiquen –¡y son tan pocos!–. En consonancia, «La Décima es un Árbol» se propuso, desde su inicio, enlazar, sin privilegios ni discriminación, las dos manos de esa estrofa. El escritor y el repentista se sientan junto a la conductora, y cada uno juega su papel.

En este 16 de abril, Sergio García Zamora, a la izquierda, y José Manuel Silverio León (con su tres) a la derecha, se encontraron con la anfitriona. Hubo lectura e improvisación; un verso del escritor como pie forzado para el que improvisa; fechas históricas; comentarios; «La pieza del mes» y el Catálogo rimado Nº 30… todo en un ambiente de equilibrio, de poesía reflexiva, pero sin aspaviento retórico, marcada por imágenes frescas, incontaminadas, como la juventud del escritor.

La tarde del viernes iba deslizándose por la tertulia y la imaginación también: esos muebles de mimbre, estilo art nouveau, que nos presentó el Museo, tal vez formaran parte de encuentros similares en una terraza cubana, cien años atrás. ¿Quién lo sabe? La fantasía de los poetas develará su secreto en el Catálogo rimado.


SERGIO SIN ABEJAS

Disfruto mucho del sabor añejo, propio de la poesía que perdura por su natural saber, en la obra de este joven que –¡a los dieciséis años!– escribiera un libro cuyas excelencias y profundidades sorprenden al lector. Autorretrato sin abejas (2003) era ya, a esa tempranísima edad, un libro maduro; y maduro, mucho más, será El afilador de tijeras, de próxima aparición, ambos bajo el sello editorial Sed de Belleza.


Sergio García Zamora
(Esperanza, Villa Clara, 1986). Poeta. Estudiante de Filología en
la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Pertenece a la AHS. A escasa edad comenzó a obtener reconocimientos, como el premio de poesía en el primer Encuentro Debate Nacional de niños escritores y el premio especial de La Casa de la Poesía de la Oficina del Historiador de La Habana. Más tarde fue galardonado en los concursos: «Ramón Roa Gari» en Décima (Cifuentes) y «Zenón Rodríguez» 2007 (Cumanayagua). En el 2009 obtuvo los premios: «Antonio Hernández Pérez» (Caibarién), «Poesía de Primavera» en los Juegos Florales de Ciego de Ávila, «Mangle Rojo» (Isla de la Juventud), Mención en el Concurso «Hermanos Loynaz» (Pinar del Río) y el Premio «Calendario» de la Asociación Hermanos Saíz. Poemas suyos han sido publicados en revistas de Puerto Rico y Guatemala, así como en publicaciones nacionales. En el 2003 Ediciones Sed de Belleza, editó su poemario Autorretrato sin abejas. Tiene en proceso editorial El afilador de tijeras y otros.


Estos galardones acreditan un quehacer poético acendrado, no sólo en el versolibrismo –típico de la poesía joven– sino también, y tal vez más, en las formas clásicas de la poesía medida y rimada, como el soneto, el romance y, naturalmente, la décima.

En su poesía trasciende la cultura cristiana, sin misticismo; hay en ella una vena humanista que tiene puntos de contacto, aunque él mismo no lo advierta, con la obra de Carlos Galindo Lena –por citar un ejemplo cercano en el tiempo y el espacio–, pero también con la obra de los más valiosos representantes del Siglo de Oro y con la poesía en lengua castellana de todos los tiempos. Sin embargo, no puede afirmarse que Sergio García Zamora «imite» a esos poetas; por lo contrario, el conocimiento de aquellos le permite actualizar su discurso que, por suerte –valga decirlo– se aleja de las corrientes «críticas» a ultranza, las cuales suponen un reflejo «realista» de la vida nacional, en detrimento de valores poéticos reconocidos.

La poesía de este joven autor es sencilla pero no simplista, la amparan buenas y asimiladas lecturas; hay en ella un matiz reflexivo que aporta conocimiento, a la vez que cultiva en el lector valores estéticos porque se encuentra bellamente escrita.

En la nota de contracubierta de Autorretrato sin abejas, el reconocido escritor Yamil Díaz Gómez, quien realizó la corrección, sintetiza atinadamente:


Sin estridencias ni alardes metafóricos entra Sergio García en la literatura cubana. Su carta de presentación –Autorretrato sin abejas– da fe de un temprano oficio tanto en la décima como en el verso libre, y de esa armónica alternancia entre sentimiento y reflexión, las dos posturas básicas de su escritura. El poeta regresa al diálogo del hombre con Dios, revestimiento literario del monólogo de un ser humano particular cuando se enfrenta a su destino. Pero lo deslumbrante de su autorretrato está en que quien pregunta con candidez de adolescente, se responde a sí mismo como dueño y señor de largos siglos de sabiduría.


No sería oportuno ahora, después de esta caracterización, intentar un desmenuzamiento de cada uno de los seis poemas en décima que componen el libro, pero sí, al menos, debo citar sus títulos y apuntar algunas generalidades. En la primera, «Lamento», se emplean como recursos la interrogación (a Dios) y la anáfora; el cierre, todavía preguntando, guarda cierta similitud con el ovillejo; usa igual rima en los versos 2 y 3. «Ecce Homo» es una espinela donde reflexiona con Cristo. «Oración del balsero» –única alusión directa a los acontecimientos nacionales– se compone de cuatro décimas espinelas perfectas, que llevan como exergo dos versos de Alexis Díaz Pimienta: Sostenme balsa bendita / sobre mi propia esperanza; es una muestra de la mejor décima popular, centrada en la devoción ingenua y el ruego a
la Virgen, para cerrar con una imagen de alto contenido poético y visual: Dios es un niño que juega / con barquitos en el agua. «Balada en los muelles», y «Esperanza» son espinelas más visionarias y personalizadas; en ellas aparece nuevamente la duda que es, al mismo tiempo, deseo. Por último, «Como una gaviota herida», es una peculiar glosa a la madre, en dos estrofas, sobre la redondilla del poeta Joaquín Díaz-Marrero que expresa: Allí sin pompas ni galas / hay una cruz erigida / como una gaviota herida / que tiene abiertas las alas; con los dos primeros versos abre la primera décima y con los dos últimos cierra la segunda. En general, las décimas de este libro muestran un cuidado oficio versificador, y no se descubre descuido técnico alguno.

El afilador de tijeras, cuando vea la luz, será presentado como merece, pero haremos una anticipación, por cuanto significa un escalón superior en la obra de nuestro invitado. Consta –hasta ahora– de cinco secciones muy bien definidas en su contenido y forma. La I está escrita en verso libre y se dedica a entidades, humanas y no humanas, que la literatura ha convertido en clásicos universales, como: el afilador de tijeras, los álamos, el mago, el peregrino y los labradores. La II está escrita en sonetos –todos de excelente factura– cuyos motivos principales se dan a través de la comunicación con importantes poetas españoles: Juan Ruiz, Miguel de Unamuno, San Juan de la Cruz, el Marqués de Santillana, Cervantes (Don Quijote), y con el cubano Gastón Baquero. La III se dedica a la décima (9 poemas) –de la que hablaré después– y al romance (3 poemas). En la IV retoma el soneto, con la particularidad de que los temas se dirigen a personajes que sufren o producen sufrimiento: la bordadora, la lavandera, la niña muerta, el cobarde, el enemigo, el desesperado y la cólera, a través de referencias bíblicas y también la vuelta al poeta Gastón Baquero. La V fue destinada a la prosa poética reflexiva y conlleva un mayor acercamiento a los temas bíblicos.

De la décima en El afilador de tijeras hay que decir, en primer término, que se encuentra muy bien elaborada desde el punto de vista formal. En el aspecto ideo-temático, continúan apareciendo esos personajes-tipo, privilegiados por la literatura universal, que refieren determinadas posturas ante la vida, y que Sergio García Zamora ha sabido actualizar, aunque no tanto como para que se pierda el sabor de añeja elegancia y sabiduría. Así, encontraremos a: «El ciego» (con referencias a Borges y Milton); «El amenazado» (una fauna salvaje que le acecha); «Arte poética» (el autor demuestra, sin pedantería, la solidez de sus estudios literarios); «El poeta»; «El pintor» (Vincent Van Gogh); «El ladrón»; «El jugador»; «El labriego» (oración para el advenimiento de la lluvia, con una cita de Jorge Manrique, donde se advierte la recurrencia de García Zamora al tema de la tierra); «El perdido» (reitera el diálogo con Dios, el ruego por la salvación).

De todos esos textos pueden extraerse imágenes hermosas y profundas, pero no debo citarlas, es mejor que se descubran a través de la lectura, única vía para el perfecto disfrute de la buena poesía.

Aquí está Sergio García Zamora, un joven que sabe, desde la adolescencia, cómo fabricar miel sin abejas, y cómo mantener afiladas las tijeras para cortar los males causados por el hombre.


Santa Clara, 14 de abril de 2010




Muestras de la obra poética de Mariana, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Álbum nocturno y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño
André Cruchaga. Varios estudios realizados por Mariana Pérez Pérez aparecen en nuestra sección Decimacontexto: POLIZÓN EN LA ALJABA DE EROS, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. LAS ALBAS RUMOROSAS, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. LA DÉCIMA CUBANA DURANTE LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA: LOS POETAS DE LA GUERRA, interesante aporte sobre ese período. LA DÉCIMA ESCRITA EN VILLA CLARA, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia.

Para comunicar con Mariana vía email: marianaenriqueta@gmail.com


Visite el sitio web de la
tertulia La décima es un árbol.


jueves, 22 de abril de 2010


Párrafos
para Mayra

Especial para
el programa
Entre libros,
de la TV cubana


Por Pedro Péglez González

A punto de iniciarse el procesamiento de mi poemario Rumor de Pan en Letras Cubanas, me dijo con alegría Roberto Manzano: “Vas a tener una editora de lujo, Mayra Hernández”. Aunque sonreí y le aclaré que yo mismo había pedido que fuera ella, no se me escapó que la frase del querido poeta amigo era sintetizadora de un prestigio que, no por conocido, resulta menos agradable su corroboración para quienes la admiramos y queremos.

Claro que, como casi todo aserto, la frase era sólo punta de iceberg: Mayra Hernández Menéndez es mucho más que “una editora de lujo”, y mi hermano interlocutor lo sabía. Mayra es una mujer de pensamiento, una escritora de hondo cálamo, que junto a sus vastos desempeños en la respetable profesión a que en lo fundamental se dedica —caracterizados de siempre por el rigor, la pulcritud y el respeto a sí misma y a los autores—, ha desplegado paralelamente —con la misma vocación de autoexigencia intelectual— un valiosísimo quehacer investigativo, sobre todo encaminado a revelar, demostrar y hacer visible la ubérrima presencia femenina en el panorama de la poesía en estrofas de diez versos.

De tal suerte, el enriquecedor proceso de revitalización de la décima cubana, iniciado hacia fines de los 80 y vigente en el hoy y ahora, gracias a Mayra ha podido contar con volúmenes de ejemplar utilidad y obligada referencia, como Recado para Jonás y Hombres necios que acusáis, entre otros estudios que examinan creadoramente, para sorpresa de muchos, la inestimable huella de la voz de la mujer en la expresión poética decimística.

A ello se suma más recientemente, junto a su compañero en la vida y las letras, el relevante escritor Waldo González López, la cristalización de dos panoramas —en este caso de autores de ambos géneros—, abarcadores como nunca antes, de la décima cubana: Navegas, isla de oro, que explora la creada con destino al público infantil y juvenil, y Esta cárcel de aire puro, que en un primer tomo recoge a los escritores nacidos entre 1900 y 1959.

De modo que el caso de Mayra es el de una escritora que ha puesto su amplia experiencia y rigor profesional en el nunca suficientemente justipreciado ejercicio de la edición, al servicio de una vocación de servicio de alcances aún mayores, con una vehemencia ejemplar necesaria y agradecible todavía más, por tratarse de una zona del panorama literario del país en buena medida insuficientemente conocido y también, por desdicha, insuficientemente reconocido en toda la repercusión que tiene para la identidad nacional.

miércoles, 14 de abril de 2010

Celebrada premiación
de concurso literario
“Guáim
aro al centro de todo”


Nos informa la Sección de Literatura de la Casa de Cultura “Luz Palomares García”, en esa ciudad de la provincia de Camagüey


Durante la reciente celebración de la XXXII Semana de la Cultura en
Guáimaro, acaeció una verdadera fiesta de las letras en la Casa de Cultura “Luz Palomares García”, de nuestra ciudad. El júbilo fue bien repartido
entre más de medio centenar de asistentes a la premiación del Concurso Literario Provincial “Guáimaro al centro de todo”, que ya arribó a su edición sexta.

La ceremonia dio comienzo con la presentación y lanzamiento del libro País Imaginado, poemario ganador del Premio Nacional “Regino Boti” en el año 2007, y que constituye el tercer regalo a los niños con la firma del escritor guaimareño Diusmel Machado Estrada. La presentación estuvo a cargo de la editora del volumen, la guantanamera Yaimara Diéguez Gutiérrez, editora principal de El Mar y la Montaña. A continuación, del mismo autor se presentó y fue lanzado oficialmente en esta ciudad el poemario para adultos Cuerpo de isla sordomuda, libro ganador del Premio Nacional “Manuel Navarro Luna” en el año 2008, y que vio la luz hace pocos meses por la editorial manzanillera Orto. El escritor e investigador guaimareño Desiderio Borroto Fernández realizó una brillante disertación sobre el libro, seguida de la dedicatoria de un poema por el joven escritor pinareño Alexey Amarán Bogachov. Por su parte, Diusmel Machado expresó su emoción a los presentes, y realizó breves e intensas lecturas de ambos libros. Los poemarios, acogidos ahora con entusiasmo por el público guaimareño, fueron promovidos recientemente en la Feria Internacional del Libro en Ciudad de La Habana, Camagüey y Guantánamo, así como en la ciudad de Manzanillo.

La velada sirvió asimismo para homenajear a la escritora Margarita Palmero Milanés, en ocasión del décimo aniversario de la publicación de su poemario La ciudad y el silencio, cuyo nacimiento bajo el sello editorial Ácana, en el año 2000, significó el comienzo de un creciente caudal de entregas a los lectores, desde el movimiento autoral guaimareño.

En el momento culminante de la noche, se anunciaron los resultados del VI Concurso Literario Provincial “Guáimaro al centro de todo”, que en esta ocasión convocó a todos los escritores residentes en la provincia de Camagüey, a concursar con proyectos de libros en las modalidades de Cuento para adultos y Cuento para niños. El jurado estuvo integrado por Yaimara Diéguez Gutiérrez (Presidenta), Alexey Amarán Bogachov y Carlos Esquivel Guerra, quienes analizaron un total de 8 proyectos de libros concursantes (de ellos, 5 para adultos, y 3 dirigidos al lector infantil), y decidieron unánimemente conceder los siguientes premios:

En la modalidad de Cuento para niños, Tercer Premio al proyecto de libro “La colina de los piruleros”, del guaimareño Roberto Machado Yzaguirre; Segundo Premio a la obra “¿Romerillos o calabazas?”, de Daimy Díaz Laborda, del municipio Minas; y el Primer Premio al proyecto de libro “Bocarriba los cuentos”, de Mirian Estrada Medina, de Guáimaro.

En la modalidad de Cuento para adultos, Tercer Premio a la obra sin título, del guaimareño José Ramón Cuquejo Penas; Segundo Premio al proyecto de libro “El contrato”, de Miguel Ángel Ariza Rodríguez, y el Primer Premio al proyecto “Perversas mujeres contra el muro”, de la autora Odalys Leyva Rosabal, de Guáimaro.

Los premios convocados y concedidos, consisten en: $ 500.00 (MN) en metálico y diploma acreditativo (para cada Primer Premio), $ 300.00 (MN) en metálico y diploma acreditativo (para cada Segundo Premio), y $ 200.00 (MN) en metálico y diploma acreditativo (para cada Tercer Premio).