Del poemario Sitios de la voz
Muy activo ha estado nuestro hermano poeta Agustín Serrano Santiesteban en estos tiempos de la pandemia con su blog aserranoss. Allí publicó este estremecedor poema que parece escrito ahora mismo
Sin embargo, el texto pertenece a su libro Sitios
de la voz (Editorial
Sanlope, 1997), Premio Cucalambé 1996. Agustín
(Velasco, Gibara, Holguín, 1958) es presidente de la Filial
del Grupo Ala Décima en esa localidad. Es Máster en Ciencias y profesor
universitario, y se le considera uno de los escritores decimistas más
significativos en su provincia y en el país. Cuando mereció el Premio Cucalambé,
ya atesoraba reconocimientos en concursos como el Vicente Espinel (1995),
poemas publicados en revistas locales y nacionales, y su inclusión en la
antología Poetas del mediodía
(Editorial Sanlope, 1995). La imagen es
de antes de la pandemia,
durante una de las tantas Jornadas
Cucalambeanas a las que asistió Agustín.
Aquí está en las ruinas de la finca El Cornito, sede natural de los encuentros
de escritores en esa fiesta mayor de la décima, junto a la tarja que indica el
lugar donde estuvo la casa en que vivió Juan
Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé.
FABULACIÓN ANTE LA MUERTE
Viento del
norte,
llovizna,
luna de cuarto menguante;
la sombra del caminante tirita.
Queda una brizna de aliento;
una nube tizna la inocencia del paisaje.
El recuerdo es un paraje de nieve,
un sitio lejano en la memoria.
Un hermano emprende un difícil viaje.
Solo lleva el equipaje del silencio en la partida,
la nostalgia del suicida en el último mensaje.
Reposa el cuerpo,
el carruaje de la noche lo traslada.
Es cierto la vida es nada:
un artificio,
un instante;
la huella que el caminante nos deja en cada jornada.
Por qué perdemos el hilo,
qué misterio nos confunde y en la penumbra
difunde su grito.
Queda el pabilo de la luna.
Pasa en vilo un féretro.
Cruel instante del mortal.
Intolerante el tiempo muestra su apuro.
Desaparece el futuro sin saber
cuál Rocinante podrá soportar la carga de huellas,
los amuletos,
las mentiras,
los secretos,
ni tampoco cuán de larga será la muerte.
Qué adarga esgrimir si espeluznante
la noche llega.
Menguante luna gris,
viento del norte,
llovizna;
no hay quien soporte la angustia del caminante.
Entre sus lauros, está el Premio Ala Décima en el XI concurso nacional de poesía Regino Pedroso (2006) por su obra A corazón abierto, y el Tercer lugar en el II concurso internacional de poesía El mundo lleva alas, en el 2010. En el 2015 vio cristalizado su empeño de organizar la antología de poetas velasqueños La extraña brevedad (Ediciones Holguín, 2015). En el 2016 mereció diversos reconocimientos en certámenes internacionales. De su autoría, en nuestros archivos, entre otros, sus poemas Consejo para los que no tienen una ciudad y Monólogo de las contradicciones. También, su Canción para una guerra no anunciada, con el tema de la pandemia COVID-19, así como sus poemas Juego, Reflexiones con música relajante de fondo y Otra vez la luz me salva, uno de los textos con que participó en el Maratón Poético realizado on line a fines del 2020, a causa de la situación sanitaria. Más recientemente, su poema en solidaridad con Matanzas, por las afectaciones de la pandemia en esa provincia.
MÁS SOBRE
ESCRITORES DECIMISTAS EN ESTA PROVINCIA:
HOLGUÍN
No hay comentarios:
Publicar un comentario