jueves, 26 de septiembre de 2019

XI concurso de glosas Naborí


Introducción a la premiación




Buenos tardes, amigos y amigas:

Otra vez nos reunimos en el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, esta vez coincidiendo con su reinauguración, y en el marco del 97 aniversario del nacimiento de Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, para rendirle homenaje con la premiación de la XI Edición del Concurso Nacional de Glosas que lleva su nombre, al más ilustre hijo de San Miguel del Padrón, de cuyo territorio fue declarado “Hijo Predilecto” en su 60 cumpleaños.

Poeta, periodista, investigador, incansable revolucionario, amantísimo padre y esposo, fiel amigo, profesor de generaciones de poetas.

 En el periodismo trabajó con dedicación y modestia, tanto en el periódico “Hoy” como en el diario “Granma”, donde se desempeñó como un eficiente “corrector de pruebas”, que sobresalía por el dominio del idioma, producto de su aprendizaje autodidacta a lo largo de los años.

 Como militante revolucionario ejemplar, desde muy temprana época se vinculó a las ideas comunistas y su obra se convirtió en denuncia pública de la explotación capitalista.

Como esposo, supo demostrar fehacientemente su amor por Eloína, a quien dedicaría entre otras, la cálida y conmovedora obra Con tus ojos míos, y hermosísimos poemas como “La misma estrella” y “El amor en los tiempos de prosa”, ambos de su libro Eros en tres tiempos.   En cuanto al amor por sus hijos, baste leer la obra dedicada a su primogénito Noel, cuya prematura muerte lo llevó a escribir versos tan desgarradores como los de los poemas elegíacos “La fuga del ángel”, “Noel”, “Poema de renunciación y esperanza” y “Poema del árbol”, por sólo mencionar algunos, o los libros dedicados al padre por sus hijos, El retorno del quinto mago y El telescopio de la hormiga, de Alba y Fidel Orta Pérez respectivamente.

Homenajeamos esta tarde, al Premio Nacional de Poesía, al Premio Nacional de Literatura, Al Premio Nacional de Crítica Literaria, al revolucionario, al comunista, al Héroe del Trabajo de la República de Cuba, al padre ejemplar, al amantísimo esposo, al maestro de cuya savia han bebido varias generaciones de poetas y al que continúan acudiendo las más jóvenes generaciones, al amigo, al hombre que aun siendo grande entre los grandes, atendió con la mayor humildad a todos cuantos nos le acercamos para pedirle consejo o para enseñarle nuestros primeros versos, sabiendo que recibirían siempre la más sincera y amable de las críticas, al poeta en cuyo honor se designó el 30 de septiembre como Día Iberoamericano de la Décima, coincidiendo con la fecha de su nacimiento, al habanero que demostró su amor por esta ciudad en la que nació y residió, a la cual le regaló, entre otros, estos hermosos versos:

La Habana es una ventana
al mar. Canta en mis pulmones
el aire azul de La Habana.

Lejos de ella, suelo estar
falto del aire preciso:
necesito el mar, mi mar,

mi mar con su Malecón,
el azul con el recuerdo,
la espuma con la ilusión.

No me lleven al Edén,
que si no estoy en La Habana,
No sé, no respiro bien.

Naborí llegó a la cumbre más alta desde la sencillez y la modestia, desde su entrega total a todo cuanto amó: la justicia, la libertad de su patria, la familia, el periodismo, la poesía.

Y con esa sencillez que nos enseñó realizaremos esta premiación. Hoy, por razones obvias, muchos de los autores que debían acompañarnos, pero que residen en otras provincias, no podrán estar con nosotros, pero hasta ellos llegará nuestro reconocimiento. Damos la palabra al jurado.








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