viernes, 7 de julio de 2017

Hilos del tiempo


Desde Pinar del Río

Nos reporta el hermano poeta Lorenzo Suárez Crespo desde la Casa de la Décima Celestino García, el Parnaso de los poetas vueltabajeros que recientemente cumplió nueve años, en la más occidental de las provincias cubanas


El misterio de las convergencias tuvo el sábado primero de julio sus incidencias históricas con sabor a décima desde Las Tunas (Fiestas cucalambeanas) a Pinar del Río (Ranchón del Guamá).

Hace 188 años vio la luz un poeta para cantar en versos y difundir con la estrofa mágica su orgullo de cubano y hombre de campo, testigo de un reino bucólico alrededor del Hórmigo.

Ahora, a orillas de otro emblemático río, pero en Vuelta Abajo: el Guamá, el Cucalambé sigue teniendo sus continuadores que, bajo el manto de ese misterio lírico, lo evocan y enaltecen.

El verde caimán antillano donde sus escamas musicales tienen en la décima raíces ancestrales, une cabeza y cola con el canto de sus poetas y el deleite de la música campesina.

Darle comienzo al guateque fue como una bienvenida al recuerdo y la obra de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo.

Denme, musas, el mensaje,
el contrapunto que entraña
de palma, tabaco y caña
el bucólico paisaje.
Del habano, su linaje
en el sabor cotidiano,
el tres, la guitarra en mano
junto al laúd que heredé,
ecos del Cucalambé,
décima y punto cubano.

Y tal parece que Francisco Riverón Hernández (1917-1975) estaba a mi lado cuando, arrobado por las cuerdas de temple criollo, cantó:

¡Oh, Victoria de Las Tunas!
vengo de quererte a ratos,
aún hay polvo en mis zapatos
de tus veredas montunas.
Te pregunté por las lunas
que campo arriba y a pie,
vieron al Cucalambé,
hermano de surco y monte
con su criollo sinsonte
de tabaco y de café.

Estos hilos de luz son los que lejos y cerca, desde lo arcano a lo inmediato, trascienden en los empeños del hombre por conservar, enaltecer y prolongar la vida de su canto y con él sus más íntimas y humanísticas ideas y sentimientos como un eco universal que nos une a todos en una sola madeja: la espiritualidad.



DEL AUTOR DE ESTA RESEÑA:
Lorenzo Suárez Crespo (Bahía Honda, Pinar del Río, 1943) Emblemática figura de la poesía en décimas en la provincia. Licenciado en Literatura y Español. Cuenta con una amplia trayectoria de trabajo cultural que le valió en 1999 el Premio Nacional de Cultura Comunitaria, numerosos premios literarios y varios libros publicados, entre los cuales tiene un peso considerable la poesía para niños. En el 2012 recibió el Premio José Vasconcelos, otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista de México. De su autoría puede ver mediante estos enlaces los poemas La rosa y el pincel, Definición, ¿Por quién doblan las campanas?, así como otras tres décimas de su poemario La brújula del viajero. También en nuestros archivos, su comentario sobre el decimario Con mi guitarra de invierno, de la doctora Lourdes de la Caridad Gutiérrez Álvarez, publicado por la Editorial Loynaz. Lorenzo Suárez Crespo es un destacado colaborador de este sitio, al que mantiene informado sobre las actividades de la pinareña Casa de la Décima Celestino García; entre ellas, las tributadas a los fallecidos José Miguel Mederos y Polo Montañez.

RECIENTES DE LA CASA DE LA DÉCIMA:


SOBRE ESCRITORES DECIMISTAS DE ESTA PROVINCIA:





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