Más luz que sombras
Dedicado
a Raúl
Ferrer y Virgilio
López Lemus. El premio del IV concurso correspondió a Elizabeth
Reinosa Aliaga, joven poetisa bayamesa-holguinera, no hace mucho graduada
de la Universidad de Ciencias Informáticas
El espacio
teórico, conducido por Antonio
Rodríguez Salvador, se inició con la conferencia de Virgilio
López Lemus (a la derecha en la imagen).
Por
Pedro
Péglez González
Fotos enviadas por Merari Mangly
Ampliado de Trabajadores
Fotos enviadas por Merari Mangly
Ampliado de Trabajadores
Un
reflejo plural de las potencialidades del complejo artístico-literario que gira
en torno de la décima trascendió —como era de esperar— del III Festival del Grupo
Toda luz y toda mía, proyecto
sociocultural del Centro Provincial del Libro en Sancti
Spíritus.
El
encuentro fue acogido por la tierra del Yayabo, durante cuatro días, con el
Centro de Interpretación de la Ciudad como sede principal, cuando la agrupación
anfitriona prepara su cuarto aniversario para el venidero noviembre. Esta
tercera cita tuvo como invitados a una pequeña representación de España y a
creadores de varias provincias de Cuba, en un fraterno cónclave dedicado al
centenario del emblemático pedagogo y poeta Raúl
Ferrer, y al Doctor en Ciencias Filológicas Virgilio
López Lemus, uno de los más significativos investigadores literarios del
país, ambos nacidos en tierras espirituanas.
Pero
si deslicé el enigmático “como era de esperar” no fue de balde: Más de una
decena de agrupaciones decimísticas han surgido espontáneamente desde los años
90 en nuestro panorama cultural y el Grupo
Toda luz y toda mía es de las más
recientes, no obstante lo cual es también de las más activas, con sus tertulias
itinerantes que de un mes a otro pueden ir de una cooperativa a una facultad
universitaria, de una biblioteca al festejo centenario de una ciudad, de un
guateque a una lectura de poesía, siempre tendiendo puentes entre la cultura y
la historia, siempre con su lema de Toda luz y toda mía, diferente cada vez.
Niños repentistas.
La pequeña Melissa cautivó con sus tonadas, y
Arlety Medina ratificó su calidad de joven talento.
De
esto se habló, y bien, en el espacio teórico, uno de los platos fuertes de este
III Festival, junto con la premiación de la cuarta edición de su concurso de
décima escrita, todo aderezado con las presentaciones de libros y las
participaciones escénicas, las cuales fueron de la música de concierto y el
coro comunitario a la parranda típica, de las actuaciones humorísticas a la
serenata en plena calle a medianoche, de las tonadas interpretadas por adultos
y por niños a la exposición de décimas escritas e ilustradas por infantes, de
la contralectura entre poetas escritores y poetas repentistas al guateque
grande de clausura. Más luz que sombras, que las hubo, pero sin que
oscurecieran las iluminaciones fundamentales del evento, tras el cual podrán
los organizadores esclarecer desaguisados para evitarlos en el futuro.
El
convite para la reflexión pide a gritos su ampliación para años próximos, al
decir apasionado de la poetisa Merari
Mangly, presidenta de la agrupación anfitriona. En él, que esta vez duró
solamente una mañana, además de la ya apuntada ponderación de Toda luz… entre las actuales colectividades
decimísticas y la amplia interacción de trabajo entre ellas, fue medular la
conferencia del Doctor Virgilio
López Lemus, en torno a la historicidad de la poesía en estrofas de diez
versos como parte de un complejo proceso de conformación de estructuras
literarias, y la necesidad de asumirla con flexibilidad científica y no con
caprichosos afanes categorizadores. La intervención no estuvo exenta, por
fortuna, de novedades como la terminación por este autor de un nuevo volumen
investigativo, con el cual podrán contar próximamente los estudiosos.
Entre
otros momentos de esta sesión de análisis, el profesor y poeta Ramón
Díaz Medina, miembro del Grupo
Toda luz y toda mía, examinó con
talento y cariño la obra literaria y revolucionaria de Raúl
Ferrer, mientras la española María Rosario Hernández compartió
realizaciones y sueños acerca de la actual poesía en décimas de su país, y el
también bardo y docente Jesús
Arencibia, joven coordinador de las
tertulias de lectores de la columna La tecla del Duende, de Juventud Rebelde, reveló
la habitual presencia de la estrofa en todo ese movimiento que agrupa a cientos
de contertulios en toda Cuba.
Jesús
Arencibia presenta el documental sobre Virgilio
López Lemus.
Este
propio escritor, ya en la noche, presentó el documental Virgilio López Lemus. Poesía, razón de vida, del realizador
holguinero Idalberto Betancourt, mientras la velada se complementaba con otro
audiovisual que recoge instantes significativos del corto pero intenso quehacer
de Toda luz y toda mía.
Los
resultados del certamen
La
cuarta edición del concurso
de décima escrita Toda luz y toda mía aportó al Festival, con su
premiación, una página particularmente emotiva, presidida por el jurado: Antonio
Rodríguez Salvador, Junior Fernández Guerra y Pedro
Péglez González. El premio principal
fue a manos de Elizabeth
Reinosa Aliaga (en la foto) por su obra
Fugas, que fue presentada allí mismo como
plegable impreso por Ediciones
Luminaria. El lauro en la categoría
de preuniversitario lo mereció Confesiones
del herido, de Argel Carrazana (Las Tunas, 1998), mientras Luisa
Oneida Landín (La Habana 1951) con su texto Y yo tan lejos del cielo conquistaba el galardón que otorga el Grupo
Décima al filo, y el Premio Solidaridad, que concede el Instituto Cubano de
Amistad con los Pueblos, correspondió a Estados
de ánimo, del poeta argentino Juan Carlos Pirali (1941). El conjunto de
poemas reconocidos fue presentado en una tirada reducida y semimanufacturada
por las tuneras Ediciones EncaminARTE.
Vea
versión original en Trabajadores: Tercer
Festival Toda luz y toda mía. Más luz que sombras
Elizabeth
Reinosa Aliaga (Bayamo, Granma, 1988; formada como escritora
en Holguín) es graduada de la Universidad de Ciencias Informáticas, donde
trabaja actualmente, en La Habana. Entre sus anteriores
lauros: Premio
Décima al filo en el XI concurso Ala Décima (2011), segundo
premio en el XV concurso Regino Pedroso (2012), tercer
premio en el VI concurso nacional Décima al filo (2013); en ese mismo año, Premio
de la Sociedad Cultural José Martí en el II concurso Toda luz y toda mía; y en el 2014, dos lauros en el XIV
concurso nacional Ala Décima: el Premio
especial Centenario de Samuel Feijóo (segundo lugar del certamen) y el Premio
Guillermo Cabrera Álvarez, de Juventud Rebelde, merecidos por su cuaderno Formas
de contener el vacío. En
diciembre de ese mismo año, con su cuaderno (des)equilibrio, conquistó el Gran Premio y el Premio del Grupo
Ala Décima en el VII
concurso Décima al filo, cuya premiación se efectuó en el IX Encuentro de igual
nombre. En el 2015 se alzó con el Tercer
premio en el XV concurso Ala Décima con su cuaderno Las
Furias.
Fugas
Desde un recóndito mar
alguien me llama.
Irelia Pérez Morales
Ya no buscas instrucciones
para evadir escaleras,
ya no sostengo quimeras
ni añoranzas,
ni ficciones.
Ya no recibes lecciones que
te salven de lo oscuro.
Hoy solo existe ese muro que
te separa del lodo,
del espejo,
de ese modo de ser libre y
ser impuro.
Estas cercado.
¿No sientes cómo golpean las
puertas
cómo en tu sueño despiertas
junto a tantos inocentes
que no creen suficiente
escribir sobre la arena?
En tu cabeza resuena la
silenciosa pared.
Con tanta lluvia y la sed
inundándome las venas.
Te escondes en tu guarida.
¿A qué le temes, a Dios
o al sonido de mi voz tan
lejana, tan suicida
anunciando la caída de un lugar
que ya no existe?
Estás solitario y triste
pero esquivas la mirada:
mejor dejar sepultada la
ciudad,
que ser un quiste
de sal y remordimiento.
Mejor agitar la mano
en un acto tan humano de
anular mi sufrimiento
y contener el momento de los
adioses,
del llanto .
Es mejor el desencanto que
la ceniza,
el vacío.
Te da miedo el desafío
porque has derivado tanto…
y persiste la distancia
como el ave migratoria que
se aleja,
acusatoria
y se vuelve circunstancia
de tu futuro,
tu infancia
de tu retorno,
tu fuga
de mi nostalgia
y la arruga
que se formó en el recuerdo.
Ya no sabes si estás cuerdo
ni si es real esa oruga que
florece en la manzana.
Solo sabes de espejismos: te
descubres a ti mismo
clausurando la ventana.
Estoy llegando al Nirvana, pero no entiendo por qué.
No hay un átomo de fe para
mover la montaña
que se avecina.
¿Mi hazaña tiene los
síntomas de la inmolación, de la espera?
¿Tu destino es escapar?
¿Por eso llevas el mar en
los ojos
y una fiera en el pecho?
Tu bandera es un esquife,
es un pez.
¿Dices adiós otra vez o es
efecto déja vu?
Quizás no te has ido…
Tú, no eres dueño de los
pies
que te llevan al olvido de tu nombre,
de tu casa.
Yo no confío en la escasa
raíz que sostiene un nido.
Es preferible haber sido lo
profundo de algún pozo,
que ser un tímido esbozo en
una fotografía.
Renuncio a la cacería,
a las luces, al sollozo,
al extinto paraíso.
Ya no puedes con el arca de
pensamientos,
tu barca es otro punto
impreciso.
Desde aquí ya no diviso lo
que llevas en los hombros.
No te llamo, no me asombro.
¿No sientes curiosidad
por saber de la ciudad
reducida a los escombros?
Ya no lanzo mis bengalas
para orientarte.
Ya no.
Tú renuncias,
pero yo he cercenado mis
alas.
Te alejas y me señalas como
si fuera un ocaso.
¿No recuerdas el abrazo?
¿No recuerdas la muralla
ni el fragor de la batalla cotidiana,
ni el fracaso?
Desde allí,
-desde el espejo-
nadie me envía saludos.
Solo percibo desnudos
confines
y un catalejo en mi pupila.
Muy lejos estamos para
volver.
Preguntas por el ayer
pero sin abrir la boca
y tu silencio provoca un
diluvio,
un descender…
y voces acumuladas
que te gritan,
te persiguen
y te añoran y te exigen
y se vuelven estocadas.
Yo solo veo afiladas
cuchillas
sobre los hilos que te
mueven.
Los pabilos se apagan y no
regresas.
No respondes.
No confiesas que te surcan
otros Nilos invisibles,
que te duele un retrato de
familia ,
que la soledad te exilia,
que no hay nadie que
consuele
la angustia que nunca suele
llegar sin una avalancha de
sangre,
sin una mancha de polvo,
de desconcierto.
¿Estás dormido o despierto?
¿Y mi memoria se ensancha
como los mares
o tengo senderos en mi
cabeza
que se alargan con destreza
para encontrarte?
¿Sostengo que me hieres
o me abstengo de pronunciar
tu existencia?
¿Elijo la penitencia de
evocación o extravío?
¿Elijo hundir el navío que
mueve tu residencia
o busco otro sortilegioque
me revele tu ruta?
La verdad no es absoluta
ni mi elección sacrilegio.
Si no escuchas el arpegio de
mi canto,
si vendiste mis palabras,
si adquiriste la lengua de
los infieles:
conserva tus cascabeles
y tu brújula,
no existes.
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