miércoles, 3 de septiembre de 2014

Toda luz: En la historia, Milanés…


…y del Yayabo, un Jacinto


El espirituano Grupo Toda luz y toda mía, siempre al cuidado de la décima, se insertó en las actividades por el cierre de este verano, sobre el puente entre la cultura y la historia. Nos reporta la poetisa Merari Mangly Carrillo, presidenta de esa agrupación y representante del Grupo Ala Décima en Sancti Spíritus.

 
En la historia, Milanés;
y del Yayabo, un Jacinto



La pasión por la décima, ese complejo artístico literario, patrimonio cultural de la nación cubana; nos insertó en las actividades por el cierre de este verano. Toda luz y toda mía, espacio sociocultural del Centro Provincial del Libro y la Literatura en la villa del Espíritu Santo, volvió a colocar la estrofa sobre el puente entre la cultura y la historia. La sala de arqueología nos recibió con una muestra de los hallazgos encontrados en el parque Serafín Sánchez Valdivia, a raíz de las labores allí realizadas en el marco del medio siglo de fundada la villa y los cristales de sus vitrinas sumaron luces a este encuentro tras la invitación que nos hiciera el Museo Provincial de Historia. Mientras degustamos un té frío como rival de la calurosa mañana, el espacio estuvo dedicado, en primer lugar, al bicentenario del poeta, dramaturgo y ensayista matancero José Jacinto Milanés y Fuentes, justo en el mes de su nacimiento (agosto 16 de 1814).

Uno de nuestros invitados, el poeta Reinol Cruz Díaz, nos aproximó a la vida y obra de aquel considerado “primer ingenio poético cubano”. El acercamiento a sus décimas resultó muy atractivo, al partir de palabras del propio Milanés cuando refirió que debía publicarse poesía con un tono sencillo, el que los cubanos tenemos, que pinte nuestras cosas, para que nos agrade. Reinol se refirió a la preocupación estética de José Jacinto, a pesar de ser muy criticado en su tiempo y llamársele “changuero”. La lectura de sus espinelas mostró algunos de sus recurrentes temas, como la esclavitud, la pureza y el amor por su prima Isabel Jimeno Fuentes, Isa. El poeta espirituano se refirió a un folleto de décimas, publicado en Matanzas 1941, titulado Los cantares del Montero. Glosas cubanas y escrito por José Jacinto (seudónimo Miraflores), en coautoría con su hermano (seudónimo el Camaroqueño), algo que resulta poco conocido. Compartimos una de estas estrofas. La primera, inicio del conjunto por la redondilla glosada:

El sinsonte y el tocoloro

Entre las aves del monte,
ídolos que ardiente adoro,
brilla más el tocoloro,
canta mejor el sinsonte.

Dos Monteros te adoramos,
linda flor de Canasí,
los dos esperamos tu sí
y esperándolo penamos.
Mientras el sí no gozamos,
que hasta el cielo nos remonte
a escuchar mi amor, disponte
la idea que concebí
de mi rival y de mí
entre las aves del monte.

Una de las razones por la que se le ha atribuido la locura a Milanés fue aquella pasión imposible por Isa, pero conociendo el antecedente en su vida, cuando entre los ocho y veintiún años de edad de José Jacinto, murieron nueve hermanos menores que él, se muestran Eros y Philia con sus herencias de amores otorgadas a la vida humana; por lo que son una especie de protagonistas en el andar emotivo de los hombres. Permítaseme compartir estos poemas escuchados por los contertulios, escrito por aquel sensible matancero bajo el espíritu de Eros y aparecido dentro del período enmarcado por el romanticismo de la literatura española:

Su alma (Fragmento)

Pero la cosa que ignoro
poder pintar cómo es ella
es el alma pura y bella
de la hermosura que adoro.
Como es tanto su decoro,
su compasión, su ternura;
a veces se me figura
que un ángel debe de ser
que ha bajado a ser mujer
por consolar mi amargura.

Oh fatalidad (1943)

Porque mediste, Señor,
un alma triste y sensible,
esclavo de un imposible
por los lazos del amor.
Mi tormento, mi dolor
no la mueve a compasión,
sin su amor, sin su pasión
encuentro el mundo vacío.
Para olvidarla ¡Dios mío,
arráncame el corazón!

El segundo momento, dedicado a la institución anfitriona de Toda luz…, recibió a nuestra invitada Grethel Díaz Hernández, especialista de este centro. A propósito del tema anunciado, nos acercó a un Jacinto espirituano. Jacinto Gomer Fernández Morera, después del Padre Ortigueira, fue quien llevó la instrucción a las personas adineradas en la villa espirituana a finales del siglo XVIII. Fue el administrador de la casa Valle-Iznaga y más adelante, fundador (junto a su hermano Anastasio) de la revista Hero, la que generó un importante movimiento cultural en la tierra del Yayabo. Del título de aquella revista, hoy se identifica el sitio web de la cultura en Sancti Spíritus. El pensamiento de este hombre se puede descubrir en una muestra de este museo en una de sus salas, las que recorrimos en respuesta a la invitación que se nos hizo.

Y Toda luz y toda mía, diferente cada vez, al hablar de literatura en este cierre del verano, se complació en otorgar un reconocimiento a Clotilde Hernández Carús, correctora de Ediciones Luminaria por más de diez años. El honor de poner en sus manos el diploma artístico confeccionado por el pintor Luis García Urrutinier, le correspondió al Dr. Guillermo Díaz, profesor universitario y ex director de la casa editora; por haber tenido el atinado gesto de incluirla en el equipo de trabajo por aquellos días de 2013. En el emotivo momento, imposible dejar de decir que cada libro corregido por Clotilde resulta una clase del idioma. Los ojos de corregir vertieron gotas de sal tras la emoción, compartida con Grethel, nuestra invitada y su hija. Al decir de Guillermo, Clotilde no es una profesora más. Cuando se escriba la historia de la educación espirituana, su nombre estará allí, porque brindó una colaboración importante desde su altísima ética profesional. Es una mujer que se hizo haciendo […] por la educación y la cultura en Sancti Spíritus.

Una ronda de lecturas de décimas se le dedicó a la especialista de Español, a los Jacinto y al Museo. No faltó un pie forzado dejado al aire al principio del encuentro. Apuntó hacia aquel hallazgo en nuestro parque con algunas muestras tras las vitrinas. Allí aparecen un fragmento de lápida con una inscripción (el primero en encontrarse) y un fragmento de verja, (el último encontrado); ambos del siglo XVIII, por lo que tras el pie De la lápida a la verja, nuestro poeta José Rodríguez improvisó:

Ciudad: si mi canto fuera
sombra de tu sombra fiel,
el sueño del mirabel
se abriera a la luz primera.
Si fuera la primavera
de una lluvia que converja
cuando la rima me emerja
por la ventana del alma,
se transportara con calma
de la lápida a la verja.

Las muchas y buenas energías fundieron sonrisas con diálogos satisfechos entre los contertulios. Los vitrales del museo formaron parte del armonioso destello que anunció la promesa de volver a encontrarnos, siempre, al cuidado de la décima.



RECIENTES DE ESTE GRUPO:


MÁS SOBRE ESCRITORES DECIMISTAS
ESPIRITUANOS HACIENDO CLIC EN:

SANCTI SPÍRITUS






No hay comentarios: