Del libro soñado al periodismo
El espirituano Grupo
Toda luz y toda mía llevó la
décima a la ventana de una conocida periodista de Centrovisión Yayabo, a
propósito de su cumpleaños. Nos reporta la poetisa Merari
Mangly Carrillo, presidenta de esa agrupación y representante del Grupo
Ala Décima en Sancti
Spíritus. Fotos de su autoría
Al recuerdo de la serenata como
tradición, en este medio siglo de fundadas
nuestras villas de la Santísima Trinidad y del Espíritu Santo, Toda luz y toda mía, diferente cada vez; obsequió un
segundo momento de este sorpresivo y casi olvidado encuentro.
A raíz del cumpleaños el 9
de junio de Yenis Fleites, conocida periodista de Centrovisión Yayabo, llegamos
a su casa al filo de la medianoche. El cerrado balcón de purísimo blanco fue el
primero en despertar tras el susurro de la guitarra y el tres, cómplices de la
voz del poeta repentista Abel Amador, quien presentó nuestra intención tras
cerrar la primera estrofa con la redondilla: Toda luz y toda mía / reconoce tu trabajo, / y te ha hecho este agasajo
/ por tu onomástico día.
Continuó la improvisación
con la segunda décima, y al cerrar con Tú
sabes rendirle honor / a los cultos ideales, / y en espacios culturales / de la
tele te agigantas, / porque tú eres la que plantas / las noticias principales… balcones
vecinos comenzaron a regalar sus luces, abiertas sus puertas, tras la
curiosidad que les despertó también la sorpresa de ser testigos de una serenata
en aquel edificio multifamiliar en Olivos I de la ciudad yayabera.
El poeta continuó Pero si no se despierta / con la música
distante, / yo creo que este cantante / le va a tocar a la puerta. / Con una
sonrisa abierta / ya Yenis se levantó… Justo tras este verso, pudimos ver
las pequeñísimas manos de Yenis al abrir su persiana, salir a nuestro
encuentro; ver como su natural sonrisa le achinó el rostro e iluminó la luz.
Sin apagar su sonrisa, aunque
interrumpimos su necesitado sueño por las intensas y consecutivas horas que le
dedica a su trabajo, nos invitó a entrar a casa. En el reparto citadino,
memoramos las serenatas, canturías y velorios que siglos atrás protagonizaban
las zonas rurales. Inevitable rendir tributo a la membresía de honor de Toda luz…, sobre todo, a aquellos
que vivieron bien por dentro estos momentos que están a punto de dejar de ser
tradición.
Por este motivo y por el de
conocer la sensibilidad de esta laboriosa mujer, le obsequiamos el libro Sombras y otras décimas, de José Ramón
Mariscal Grandales, el Solitario del
Llano, Ediciones Luminaria 1996. Compartimos luego un café y el diálogo
resultó apropiado en su deguste. A intervalos, las tenues notas sostenidas por
las cuerdas, dieron continuidad al madrugador encuentro. Inevitable preguntarle
a nuestra anfitriona cómo llegó al periodismo. Yenis se balanceó despacio en el
sillón. Muy segura y, con responsable acento nos hizo saber que, tras graduarse
en Filología por la Universidad Martha Abreu de Las Villas…
quise editar libros, pero no en Sancti Spíritus. La
impronta de los escritores en Santa Clara era muy fuerte y siempre me gustó ser
editora de libros, pero cuando me gradué, la ubicación que tuve fue aquí. Casi
llego a ser profesora de la universidad, pero apenas comenzaba el telecentro y
aún no estaban todas las plazas, cambié la ubicación. Allí hice mis dos años de
adiestramiento y al principio me costó mucho trabajo adaptarme, no trataba el
tema de la cultura y había cosas que me resultaban muy distantes. También fue
bueno porque aprendí… desde la zafra, hasta saber de una producción tabacalera,
trabajar con niños. De hecho, desde esa etapa, tengo un proyecto que ya tiene
diez años, un noticiero pioneril con niños. Nada fue por gusto, las cosas en la
vida vienen y es para bien.
Inequívoca, mira directo a
los ojos al hablar y los suyos denotan transparencia, sinceridad y, sobre todo,
humildad.
Ser periodista me abrió las puertas hacia otras cosas
que me gustaba hacer, que era la realización, dirigir documentales, hacer
programas culturales, hacer guiones (que está mucho más cercano a la
filología).
Hace una pausa y nos
asegura, sobre la Filología, que es una
de las carreras más hermosas que alguien pueda estudiar porque te abre el
conocimiento al mundo de la creación artística, te da herramientas para llegar
a otros mundos, como puede ser el audiovisual. La Filología es una carrera muy
completa. Creo que, en lo esencial, te enseña a dominar la lengua materna, a
escribir con libertad, sin miedo a cometer errores; y eso también es muy
importante en el periodismo. Lamentablemente, a veces uno llega al periodismo y
no tiene el conocimiento de otras áreas del saber, pero la filología te da ese
horizonte a saber buscar en los libros, a saber dónde está la información. Al
estudiar Filología, no te obligan a leer, los profesores te enseñan a que sea
una necesidad. La persona que lee tiene un mundo diferente. Puede pasar sola la
vida entera sin que la soledad se convierta en una carga, puede estar
acompañada siempre, porque los libros son compañía. Puede tener muchos amigos,
que son los escritores.
Yenis Fleites es muy
profesional. Tanto es así, que resulta ser una excelente comunicadora. No nos
queda espacio posible para ahondar con preguntas a fin de conocer aspectos
elementales alrededor de su vida profesional. Sabe justamente qué nos gustaría
saber, sobre lo que nos gustaría que opinara. Pienso que imaginó que quienes
estábamos dialogando con ella en la sala de su casa, fuimos, por un momento, un
solo periodista, un colega suyo, y entonces supo lo que deseábamos saber:
He tenido la oportunidad de conversar con importantes
escritores y cuando los he entrevistado he tenido la certeza de que los conocía
desde siempre. Recuerdo que leí a Antón Arrufat antes de imaginar conocerlo y
recuerdo perfectamente el día que lo conocí y lo entrevisté por primera vez. Me
miró, porque descubrió que había leído sus libros. Hay lecturas que son
imprescindibles para cualquier ser humano. Hay otras que llegan por placer,
otras, por la necesidad de tener que entrevistar a una persona. Quizás muchos
de los escritores de Sancti Spíritus no sepan que he leído y estudiado sus
libros, casi minuciosamente, porque no me gusta escribir un guion, entrevistar
a una persona y que sienta que su libro no fue leído; porque además, los
escritores se dan cuenta cuando las preguntas son vacías.
Hicimos durante mucho tiempo un programa que a los
escritores les fascinaba, Gente de palabra. Fue un programa que llegó cuando
los escritores apenas tenían voz, cuando publicar era muy difícil, y en ese
momento llegó al escenario cultural. Hoy, para suerte de los escritores, va a
salir al aire de nuevo, con aires renovados, nueva presentación, nuevas
secciones; porque es ya el programa que sale de la experiencia de haberlo hecho
durante cinco años. Lo estamos diseñando de manera que pueda ser visto en la
provincia, pero que pueda ser transmitido en otros lugares, pues las nuevas
tecnologías nos lo permiten. Será difundir la literatura del centro de la isla
que quizás otros lugares del mundo no conocen.
Y por supuesto, Yenis Fleites,
quien siempre ha estado cerca del mundo de la literatura en general, tiene su
opinión sobre la necesidad de legitimar la décima escrita en particular. Los decimistas, dentro de la literatura, se
han llevado la peor parte. El término decimista, en determinados contextos, se
convirtió en un término peyorativo, y pienso que en los espacios desde donde se
legitima la cultura tienen una deuda muy grande con la décima. Pero pienso que
esa deuda viene desde la manera en que se organiza y promueve la cultura. Por
ejemplo, existen eventos donde se entrega un premio en poesía y otro en décima,
como si ella no fuera poesía. A veces quienes cantan la décima no son
reconocidos como poetas; pero esas décimas también se escriben. Yo he leído a
excelentes poetas y a veces han dicho: “yo soy poeta y también escribo
décimas”. Pienso que es un tema que viene desde un aprendizaje cultural.
Recuerdo que una vez le preguntaron a un escritor que por qué consideraba que
la décima estaba posicionada en tan mal lugar en el contexto de las letras
cubanas y dijo que la culpa la tenía Palmas y Cañas. No creo que sea así, pero
buscar la culpa no es motivo, no debe ser preocupante, lo más preocupante debe
ser buscar espacios desde donde la décima pueda tener relevancia y entonces
evitar que se sigan reproduciendo esos conceptos que separan la poesía de la
décima. Hay que recordar que Martí escribió décimas, importantes escritores
cubanos lo han hecho. Habría que hacer un análisis lingüístico desde nuestros
grandes poetas y sobre las esencias de sus décimas, sobre las construcciones
dentro de esos propios poemas; hacer análisis poético. Creo que la crítica
también está en deuda con la décima. Muchas veces vemos análisis desde la
narratología, desde la poesía, pero muy pocas veces encontramos estudios
referidos a la décima en particular, y me parece que la crítica también pudiera
ser una vía de ubicarla en el lugar que merece. Hoy, desde muchísimos espacios
en Cuba se promueve, pero siento que se está promoviendo más el verso oral
improvisado que la décima escrita; y en las publicaciones impresas aparecen
mucho más otros géneros. La décima, como construcción estrófica, a veces logra
ser mucho más cercana a un lector promedio que otras composiciones poéticas y
muchos géneros. Es, digamos también, un asunto sociocultural, por su sonoridad
está más cerca a espacios de corte campesino, y estos están mucho más distantes
de los lugares de donde se promueve los que muchos llaman la “alta cultura”,
entonces, en ese sentido, la décima tiene que recorrer un camino mayor.
Yenis vuelve a sonreír y
mira agradecida al poeta improvisador y a los músicos. Ellos, de pie, miran a
esta mujer que hace poesía con su trabajo, quien escribe versos con su voz
precisa, la rima con imágenes bien buscadas, los acentos poéticos entre
acertados planos para regalarle al televidente, cada vez, su mejor poema.
A esta periodista de las
noticias culturales la he encontrado al salir del telecentro tarde en la noche.
La he visto cubrir con cámara eventos culturales en horas de la tarde y, a la
mañana siguiente, salir al aire su reportaje. Entre sus documentales,
entrevistas, guiones y otras variantes del periodismo televisivo; la imagino al
llegar a casa con sus recuerdos prendidos de la carita de un niño a quien
recién le editó imagen y voz; o con el sonido de la aguja de una artesana que borda
sus pupilas. La puedo imaginar, tras el placer que siente al entregarse al
trabajo; en mezcla con el dolor, tal vez, de no haberle quedado minutos a su
día para leer un libro.
Amigos, artistas y
familiares siempre agradecerán la sorpresa de una serenata. Nos pide a versos
que la sigamos teniendo en cuenta alguna que otra noche. Toda luz y toda mía, diferente cada vez seguirá al cuidado
de la décima, también junto a la serenata, nuestra estrofa. Apunta que
seguiremos conociendo gente, gente que podrá conocerla mejor.
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