jueves, 10 de julio de 2014

Toda luz en serenata


Del libro soñado al periodismo


 
El espirituano Grupo Toda luz y toda mía llevó la décima a la ventana de una conocida periodista de Centrovisión Yayabo, a propósito de su cumpleaños. Nos reporta la poetisa Merari Mangly Carrillo, presidenta de esa agrupación y representante del Grupo Ala Décima en Sancti Spíritus. Fotos de su autoría


Al recuerdo de la serenata como tradición, en este medio siglo de fundadas nuestras villas de la Santísima Trinidad y del Espíritu Santo, Toda luz y toda mía, diferente cada vez; obsequió un segundo momento de este sorpresivo y casi olvidado encuentro.

A raíz del cumpleaños el 9 de junio de Yenis Fleites, conocida periodista de Centrovisión Yayabo, llegamos a su casa al filo de la medianoche. El cerrado balcón de purísimo blanco fue el primero en despertar tras el susurro de la guitarra y el tres, cómplices de la voz del poeta repentista Abel Amador, quien presentó nuestra intención tras cerrar la primera estrofa con la redondilla: Toda luz y toda mía / reconoce tu trabajo, / y te ha hecho este agasajo / por tu onomástico día.


Continuó la improvisación con la segunda décima, y al cerrar con Tú sabes rendirle honor / a los cultos ideales, / y en espacios culturales / de la tele te agigantas, / porque tú eres la que plantas / las noticias principales… balcones vecinos comenzaron a regalar sus luces, abiertas sus puertas, tras la curiosidad que les despertó también la sorpresa de ser testigos de una serenata en aquel edificio multifamiliar en Olivos I de la ciudad yayabera.

El poeta continuó Pero si no se despierta / con la música distante, / yo creo que este cantante / le va a tocar a la puerta. / Con una sonrisa abierta / ya Yenis se levantó… Justo tras este verso, pudimos ver las pequeñísimas manos de Yenis al abrir su persiana, salir a nuestro encuentro; ver como su natural sonrisa le achinó el rostro e iluminó la luz.


Sin apagar su sonrisa, aunque interrumpimos su necesitado sueño por las intensas y consecutivas horas que le dedica a su trabajo, nos invitó a entrar a casa. En el reparto citadino, memoramos las serenatas, canturías y velorios que siglos atrás protagonizaban las zonas rurales. Inevitable rendir tributo a la membresía de honor de Toda luz…, sobre todo, a aquellos que vivieron bien por dentro estos momentos que están a punto de dejar de ser tradición.


Por este motivo y por el de conocer la sensibilidad de esta laboriosa mujer, le obsequiamos el libro Sombras y otras décimas, de José Ramón Mariscal Grandales, el Solitario del Llano, Ediciones Luminaria 1996. Compartimos luego un café y el diálogo resultó apropiado en su deguste. A intervalos, las tenues notas sostenidas por las cuerdas, dieron continuidad al madrugador encuentro. Inevitable preguntarle a nuestra anfitriona cómo llegó al periodismo. Yenis se balanceó despacio en el sillón. Muy segura y, con responsable acento nos hizo saber que, tras graduarse en Filología por la Universidad Martha Abreu de Las Villas…

quise editar libros, pero no en Sancti Spíritus. La impronta de los escritores en Santa Clara era muy fuerte y siempre me gustó ser editora de libros, pero cuando me gradué, la ubicación que tuve fue aquí. Casi llego a ser profesora de la universidad, pero apenas comenzaba el telecentro y aún no estaban todas las plazas, cambié la ubicación. Allí hice mis dos años de adiestramiento y al principio me costó mucho trabajo adaptarme, no trataba el tema de la cultura y había cosas que me resultaban muy distantes. También fue bueno porque aprendí… desde la zafra, hasta saber de una producción tabacalera, trabajar con niños. De hecho, desde esa etapa, tengo un proyecto que ya tiene diez años, un noticiero pioneril con niños. Nada fue por gusto, las cosas en la vida vienen y es para bien.

Inequívoca, mira directo a los ojos al hablar y los suyos denotan transparencia, sinceridad y, sobre todo, humildad.

Ser periodista me abrió las puertas hacia otras cosas que me gustaba hacer, que era la realización, dirigir documentales, hacer programas culturales, hacer guiones (que está mucho más cercano a la filología).

Hace una pausa y nos asegura, sobre la Filología, que es una de las carreras más hermosas que alguien pueda estudiar porque te abre el conocimiento al mundo de la creación artística, te da herramientas para llegar a otros mundos, como puede ser el audiovisual. La Filología es una carrera muy completa. Creo que, en lo esencial, te enseña a dominar la lengua materna, a escribir con libertad, sin miedo a cometer errores; y eso también es muy importante en el periodismo. Lamentablemente, a veces uno llega al periodismo y no tiene el conocimiento de otras áreas del saber, pero la filología te da ese horizonte a saber buscar en los libros, a saber dónde está la información. Al estudiar Filología, no te obligan a leer, los profesores te enseñan a que sea una necesidad. La persona que lee tiene un mundo diferente. Puede pasar sola la vida entera sin que la soledad se convierta en una carga, puede estar acompañada siempre, porque los libros son compañía. Puede tener muchos amigos, que son los escritores.
Yenis Fleites es muy profesional. Tanto es así, que resulta ser una excelente comunicadora. No nos queda espacio posible para ahondar con preguntas a fin de conocer aspectos elementales alrededor de su vida profesional. Sabe justamente qué nos gustaría saber, sobre lo que nos gustaría que opinara. Pienso que imaginó que quienes estábamos dialogando con ella en la sala de su casa, fuimos, por un momento, un solo periodista, un colega suyo, y entonces supo lo que deseábamos saber:

He tenido la oportunidad de conversar con importantes escritores y cuando los he entrevistado he tenido la certeza de que los conocía desde siempre. Recuerdo que leí a Antón Arrufat antes de imaginar conocerlo y recuerdo perfectamente el día que lo conocí y lo entrevisté por primera vez. Me miró, porque descubrió que había leído sus libros. Hay lecturas que son imprescindibles para cualquier ser humano. Hay otras que llegan por placer, otras, por la necesidad de tener que entrevistar a una persona. Quizás muchos de los escritores de Sancti Spíritus no sepan que he leído y estudiado sus libros, casi minuciosamente, porque no me gusta escribir un guion, entrevistar a una persona y que sienta que su libro no fue leído; porque además, los escritores se dan cuenta cuando las preguntas son vacías.

Hicimos durante mucho tiempo un programa que a los escritores les fascinaba, Gente de palabra. Fue un programa que llegó cuando los escritores apenas tenían voz, cuando publicar era muy difícil, y en ese momento llegó al escenario cultural. Hoy, para suerte de los escritores, va a salir al aire de nuevo, con aires renovados, nueva presentación, nuevas secciones; porque es ya el programa que sale de la experiencia de haberlo hecho durante cinco años. Lo estamos diseñando de manera que pueda ser visto en la provincia, pero que pueda ser transmitido en otros lugares, pues las nuevas tecnologías nos lo permiten. Será difundir la literatura del centro de la isla que quizás otros lugares del mundo no conocen.

Y por supuesto, Yenis Fleites, quien siempre ha estado cerca del mundo de la literatura en general, tiene su opinión sobre la necesidad de legitimar la décima escrita en particular. Los decimistas, dentro de la literatura, se han llevado la peor parte. El término decimista, en determinados contextos, se convirtió en un término peyorativo, y pienso que en los espacios desde donde se legitima la cultura tienen una deuda muy grande con la décima. Pero pienso que esa deuda viene desde la manera en que se organiza y promueve la cultura. Por ejemplo, existen eventos donde se entrega un premio en poesía y otro en décima, como si ella no fuera poesía. A veces quienes cantan la décima no son reconocidos como poetas; pero esas décimas también se escriben. Yo he leído a excelentes poetas y a veces han dicho: “yo soy poeta y también escribo décimas”. Pienso que es un tema que viene desde un aprendizaje cultural. Recuerdo que una vez le preguntaron a un escritor que por qué consideraba que la décima estaba posicionada en tan mal lugar en el contexto de las letras cubanas y dijo que la culpa la tenía Palmas y Cañas. No creo que sea así, pero buscar la culpa no es motivo, no debe ser preocupante, lo más preocupante debe ser buscar espacios desde donde la décima pueda tener relevancia y entonces evitar que se sigan reproduciendo esos conceptos que separan la poesía de la décima. Hay que recordar que Martí escribió décimas, importantes escritores cubanos lo han hecho. Habría que hacer un análisis lingüístico desde nuestros grandes poetas y sobre las esencias de sus décimas, sobre las construcciones dentro de esos propios poemas; hacer análisis poético. Creo que la crítica también está en deuda con la décima. Muchas veces vemos análisis desde la narratología, desde la poesía, pero muy pocas veces encontramos estudios referidos a la décima en particular, y me parece que la crítica también pudiera ser una vía de ubicarla en el lugar que merece. Hoy, desde muchísimos espacios en Cuba se promueve, pero siento que se está promoviendo más el verso oral improvisado que la décima escrita; y en las publicaciones impresas aparecen mucho más otros géneros. La décima, como construcción estrófica, a veces logra ser mucho más cercana a un lector promedio que otras composiciones poéticas y muchos géneros. Es, digamos también, un asunto sociocultural, por su sonoridad está más cerca a espacios de corte campesino, y estos están mucho más distantes de los lugares de donde se promueve los que muchos llaman la “alta cultura”, entonces, en ese sentido, la décima tiene que recorrer un camino mayor.

Yenis vuelve a sonreír y mira agradecida al poeta improvisador y a los músicos. Ellos, de pie, miran a esta mujer que hace poesía con su trabajo, quien escribe versos con su voz precisa, la rima con imágenes bien buscadas, los acentos poéticos entre acertados planos para regalarle al televidente, cada vez, su mejor poema.

A esta periodista de las noticias culturales la he encontrado al salir del telecentro tarde en la noche. La he visto cubrir con cámara eventos culturales en horas de la tarde y, a la mañana siguiente, salir al aire su reportaje. Entre sus documentales, entrevistas, guiones y otras variantes del periodismo televisivo; la imagino al llegar a casa con sus recuerdos prendidos de la carita de un niño a quien recién le editó imagen y voz; o con el sonido de la aguja de una artesana que borda sus pupilas. La puedo imaginar, tras el placer que siente al entregarse al trabajo; en mezcla con el dolor, tal vez, de no haberle quedado minutos a su día para leer un libro.

Amigos, artistas y familiares siempre agradecerán la sorpresa de una serenata. Nos pide a versos que la sigamos teniendo en cuenta alguna que otra noche. Toda luz y toda mía, diferente cada vez seguirá al cuidado de la décima, también junto a la serenata, nuestra estrofa. Apunta que seguiremos conociendo gente, gente que podrá conocerla mejor.



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