Versos que se incrustan en las carnes
Una selección de poesía de
autores tuneros preparada por el reconocido escritor Antonio
Gutiérrez Rodríguez ha dado a la luz la Editorial Sanlope,
de esa provincia
Por Miguel Díaz Nápoles
Tomado de Periódico 26
Tomado de Periódico 26
No
hay nada más bello que un poema, ni siquiera una mujer desnuda.
En eso pienso cuando leo los
Poemas necesarios seleccionados y
prologados por el reconocido escritor Antonio
Gutiérrez Rodríguez, que ha tenido la brillante idea de reunir en un texto
útil aquellos versos de poetas tuneros que le cantan al amor en sus más
disímiles facetas: a la pareja, la madre, el padre, o como dice el propio
autor, poemas que sirven para besar la mejilla, para enamorar, felicitar o emprender
vuelo mediante una tarjeta de fin de año.
"La poesía toda es
necesaria para la vida; en momentos difíciles salva el espíritu y en los buenos
alimenta", expresa en el prólogo Gutiérrez
Rodríguez con esa prosa que solo los poetas pueden lograr.
Y es muy cierto, porque a
medida que el lector se adentra en el texto comprende mejor por qué Henry
Rodríguez Borjas no sabe adónde ir si sus pasos lo llevan a las orillas de
la amada, o cómo la bella y talentosa Yelaine
Martínez Herrera afirma que un corazón peregrino vale más que los
diamantes y pide un beso sin ser beso, en la orgía de dos bocas que matan y
consuelan; o que Lucy
Maestre se consume en la fiebre y la osadía mientras sigue en el
fuego todavía herida por el sexo y envuelta en el alud de unas caderas.
Gozo es saber que Odalys
Leyva sueña con desiertos y una habitación rodeada de montañas con
un hombre disperso en sus caderas; o escuchar a Reina
Esperanza Cruz ofreciendo la flor de la ternura y la esperanza de un año
que comienza como otro puente a una vida; o al propio autor Antonio
Gutiérrez (foto a la derecha) gritando la necesidad de nadar en la ternura
de unas aguas, caminando dentro del orgasmo de una mujer, sombra y luz, oráculo
del misterio.
Poemas necesarios de Renael
González diciéndole a su madre anciana pequeña mariposa en la
cocina, con una lucecita de amor en sus pupilas grises que hondo germina, al
tiempo que el padre prende su tabaco en una brasa y al trabajo con prisa se
encamina; y de Waldo
González López con las ansias de que siembren en su pecho un lucero
para que nazcan sus madrugadas; o Aleido
Rodríguez Cabrera con Macondo cumplido bajo la lluvia, la soledad de vivir
en un siglo así.
Con este libro me viene a la
mente aquel pensamiento de Wichy
Nogueras: "¿Y si la poesía se valiera del poeta como el hombre
madrugador del café para despertarse?; aunque en este caso, la poesía
despertaría con el poeta para ponerse a soñar". Y como casi siempre, el
gran Wichy
el rojo tenía razón, porque es un libro para ponerse a soñar, bello regalo
de Antonio
Gutiérrez y de la Editorial
Sanlope, que reúnen a nueve autores tuneros para alegrar el espíritu con
versos que se incrustan en las carnes.
Lo más prudente de un poeta
-y vuelvo a parafrasear a Wichy- es escribir sin averiguar demasiado. Aunque en
este caso, digo yo, el lector seguramente averiguará mucho más de estos autores
que nos acarician con sus Poemas necesarios.
Versión original en el sitio
web del periódico 26, de Las Tunas: Versos
que se incrustan en las carnes.
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