200 en Cabaiguán
El espirituano Grupo
Toda luz y toda mía despidió el
2014 integrándose a la celebración de esos dos siglos. Nos reporta la poetisa Merari
Mangly Carrillo, presidenta de esa agrupación y representante del Grupo
Ala Décima en Sancti
Spíritus.
200 en Cabaiguán
Fin de año en Toda luz
Al llegar desde Sancti
Spíritus a Cabaiguán, la bandera cubana ondea junto a la Virgen de la Caridad,
Patrona de Cuba. La virgen mambisa nos recuerda la colocada hace setenta y
cinco años en esta misma locación cabaiguanense, conocida por todo el que
transita por la carretera central. Los choferes que recorrían la isla, al tener
los referentes en el occidente de la Virgen del Camino y en el oriente de la
Virgen de la Caridad del Cobre, instaron a tener la virgen al centro de Cuba.
Allí fue construida y
costeada por el pueblo, en su capilla hecha glorieta y hoy, fue colocada
nuevamente a su sitio, tras la celebración de los 200 años de Cabaiguán como
punto poblado. Reconocida como La Virgencita, es ícono del lugar y se ha
convertido ya en patrimonio oral, referente geográfico popular.
Esta celebración enamoró el
espirituano proyecto sociocultural Toda luz y toda mía y, atraídos por
la historia, dedicamos el encuentro del mes a la Peña Campesina Jesús Pérez
Sosa y al poeta repentista canario Cuquillo, despidiendo así el 2014.
Dignorah González cada
domingo escribe una adivinanza en décimas.
Bertha Marrero interpreta
tonadas.
El patio de la Colonia
Española, edificación biplanta y de valor arquitectónico e histórico, resultó
anfitrión de esta peña, habitual cada mañana del domingo y por 27 años. Poetas,
tonadistas, escritores y el abundante público asistente, enlazaron una mañana
de variedades. Las décimas humorísticas declamadas por Chicho Hernández, la
acostumbrada adivinanza en décima de Dignorah González, las tonadas
interpretadas por Bertha Marrero, resultaron muy atractivas. Se sumó el verso
oral improvisado y el pie forzado, esta vez, con versos de Cuquillo. Este
hombre, Vito Gómez, nacido en Villa
de Maso, La Palma, el 15 de junio de 1880, vino a Cuba de soldado, según cantó
él mismo. Sus memorias quedaron labradas en la tradición oral que marca su
impronta. Permítaseme compartir uno de sus poemas en décima:
En Canarias fui nacido
entre la pera y la uva
y me trajeron a Cuba
en soldado convertido.
Muchos llanos he corrido
durmiendo en cualquier
cabaña.
No hay serranía ni montaña,
ni loma que yo no suba.
Amo, por amor, a Cuba;
y por un deber, a España.
Los Cuquillos fue el apodo
de su familia, sobrenombre otorgado por el insecto homónimo que arruina la uva.
Así, como Cuquillo, fue reconocido en Cuba, donde al llegar, cambió su nombre
por Manuel Jiménez Triana. Llegó a Cabaiguán en 1915 y fue convertido en
leyenda. Cuentan que no supo leer ni escribir por negar su firma. Sin embargo,
Manuel Cuquillo escribió un soneto que consta en la tradición oral
cabaiguanense. Lo dedicó al cáncer de garganta que lo llevó a su muerte a
finales de la década del 30, siglo XX, en Palo Seco:
Quieres, maligno hambriento,
morar en mi garganta,
vivir en mis arterias,
debilitar mi fuerza,
destruirle los labios a
quien sublime versa,
descuerdarle la lengua a
quien divino canta.
Tu roja tez, que a la
humanidad espanta,
quiera Dios que al radium
quirúrgico retuerza
y arranque tu existencia
dragónica, perversa,
las manos de la ciencia,
soberana y santa.
Quieres que sirva al mundo
de horrendo asombro,
germen demoledor de mi organismo,
y ser, antes del fin,
hediondo escombro.
Concédame la ciencia tu
desconjuro
y por matarme a mí, morir tú
mismo
para cantarle al rayo del
futuro.
Los poetas recordaron
jocosas anécdotas que protagonizó el famoso Cuquillo y le improvisaron sus décimas.
Entre las voces hechas versos, el orgullo de esta peña, Esther García, una
mujer que olvida su edad para moverse hacia el escenario e improvisar con la
seguridad acostumbrada.
Celestina García Palmero y
Florencio Rodríguez Simón, en contralectura.
Toda luz y toda mía añadió al
momento las contralecturas, continuo hermanamiento entre los poetas
improvisadores y escritores de la décima. Dentro del festejo popular, fue
insertado el comentario del libro Once
poetas a la sombra. Selección de poetas cabaiguanenses, Ediciones Luminaria
2014. El poemario de versos blancos, salido a la luz tras su financiamiento por
la Asamblea del Poder Popular de Cabaiguán; incluye autores miembros de Toda luz… y nació del escogimiento
realizado por Oscar G. Otazo y Marlene E. García Pérez. A esta última, y al
poeta repentista y tonadista Abel Amador, otorgamos un reconocimiento público
en este 200 de su tierra.
Marlene E. García Pérez y
Abel Amador.
Marlene, escritora y
editora, ha sido antologadora de publicaciones de libros de décima de autores
espirituanos, como por la Editorial Benchomo Todo el amor en décimas, 2000 y Las
cuerdas de mi laúd, 2001, y Vuelos de
abejas, Ediciones Luminaria 2002. A su cargo también estuvo la edición de Toda luz. Décima escrita espirituana
(1997-2013), Ediciones Luminaria 2014. Por su parte, Abel ha sostenido una
entrega incondicional a Toda luz… desde su constitución. Nos
ofrece su condición de poeta en nuestras serenatas, guateques y otros eventos, lleva
con sistematicidad un taller de repentismo infantil y conduce esta peña
cabaiguanense hace ya tres años. Las felicitaciones para
ellos motivaron al público tras su evidente complacencia al tenerlos alrededor
de su geografía.
El conjunto Cuerdas de
Plata, dirigido por el maestro Esteban Pino, no solo acompañó a los poetas,
sino que además deleitó el festejo con su pentagrama. El público bailó,
festejando también el fin de año, envueltos en tradición, en identidad.
Combinamos juntos la despedida también del tercer año de Toda luz y toda mía, diferente cada vez; siempre, al cuidado de la
décima; patrimonio cultural de la nación cubana, deseándole a ella, un año
venturoso.
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