Encuentro con Ala Décima
El espirituano Grupo Toda luz y toda mía sostuvo su anunciado encuentro en la sede de Ala Décima, donde fue presentada por el profesor Virgilio López Lemus la antología Toda luz. Décima escrita espirituana (1997-2013). Nos reporta la poetisa Merari Mangly Carrillo, presidenta de esa agrupación y representante del Grupo Ala Décima en Sancti Spíritus.
TODA LUZ EN ALAMAR
Fotos: Lourdes
M. Méndez Vargas
La biblioteca
Tina Modotti, de Alamar,
entregó un abierto arco de luces a la tarde. Toda luz y toda mía y Ala Décima, realizaron un
armonioso intercambio como parte del tangible hermanamiento entre agrupaciones
decimísticas.
Dentro de las estrategias de
trabajo que desde la tierra del Yayabo se encaminan a legitimar la estrofa, se
realizó la Premier del libro Toda luz.
Décima escrita espirituana (1997-2013). Para esto, tuvimos el honor de
recibir a nuestro Virgilio
López Lemus, quien con una pertinente disertación alrededor de la
décima, nos llevó de la mano hasta este libro.
Publicado por Ediciones
Luminaria y con el financiamiento de la Universidad José Martí de
Sancti Spíritus (UNISS), resulta una panorámica de la cultura espirituana
cultivada desde esta poesía escrita. Apuntó Virgilio sentirse “feliz de contar
con este libro que recoge un conjunto de poemas escritos en décima y que
aparezca en un momento clave para la expansión de la décima en Cuba. […] El
libro que les presentamos hoy, es un ejemplo de ese desarrollo de la décima, es
una provincia cantando en décimas, una provincia que fue en los siglos XVIII y
XIX y buena parte del XX, una zona privilegiada de expresión de los
espirituanos […] Aquí, en Toda luz…,
vamos a ver diversas manifestaciones de la décima, la Reina que se popularizó.
En este libro verán inmensa variedad de décimas, décimas tradicionales junto a
encabalgamientos, a endecasílabas, que se cultivó desde el siglo XVI. Un libro
que está en la tradición de la poesía cubana. En esa evolución de la décima, el
libro Toda luz… es un aporte notable”.
Pedro
Péglez, anfitrión presidente de Ala Décima, dio la bienvenida a Toda luz… y a Virgilio,
de quien refirió que “es uno de los profesores de literatura más importantes
que tiene este país y es uno de los profesores de toda la membresía de Ala
Décima que están en varias partes, junto con otras figuras emblemáticas. Es uno
de los estudiosos más significativos que tiene el panorama literario cubano, en
sentido general, y en sentido particular, con la décima; sobre todo, la
historia de la décima escrita. Sin los ensayos de Virgilio,
no hubiéramos podido estudiarla de una manera tan coherente y consecuente”.
Péglez
apuntó sobre el significado de recibir a Toda luz…, luego de referirse al
emblemático Grupo
Espinel-Cucalambé, fundado en 1993, y comentar sobre los más de diez
agrupamientos y agrupaciones existentes en el país a partir de entonces, hizo
saber a los contertulios —armoniosa mezcla de espirituanos y habaneros— que “el Grupo
Toda luz y toda mía es uno de los
más jóvenes, surgió en noviembre del año 2011, y a pesar de que fue uno de los
más recientemente creados, en opinión no mía, sino de Ala Décima, es una de las agrupaciones
que se ha colocado, prácticamente desde que surgió, en la avanzada de este
movimiento de las agrupaciones de poetas decimistas en el país. Se ha
singularizado como una agrupación de perfil sumamente amplio, de estrecha
interdisciplinaridad entre escritura y repentismo con interrelación muy
abarcadora con la población, ya sea de comunidades rurales como urbanas; y de
permanente preocupación por atender al público infantil y contribuir a su
formación artístico literaria. Con el lema Toda
luz y toda mía, diferente cada vez, han mantenido un encuentro mensual en
diversos espacios”.
El dúo Pável
y Tamara, asiduos a esta peña semanal; en interludio
musical, con sus voces y cuerdas; nos regalaron momentos plácidos que la buena
energía siempre agradece, exhibida en los rostros de los contertulios. Fue la
entrada a la extensión de premiaciones, como parte del hermanamiento entre
agrupaciones decimísticas, extensiones ya realizadas anteriormente en Ala Décima, en Alamar, y en San
José, con el grupo GeneR-Arte, Grupo
Nacional de Escritores Rurales. Y de
este último, su premio colateral en el III
concurso de décima escrita Toda luz y toda mía fue entregado en este encuentro.
El portal de la biblioteca
irradió emotividades al recibirlo Marcelina
García Moreno, espirituana de nacimiento y residente en La Habana;
quien dio lectura a su cuaderno premiado titulado Entrañable, un canto a Sancti
Spíritus y su Fomento natal, nos
comentó la autora.
Una peña
espirituana-habanera respiró felicidad, asegurada en décimas leídas por sus
autores presentes y asiduos a esta constante peña y los temas Pensamiento y Mujer perjura, al recuerdo tradicional de trova yayabera,
interpretadas en voz del maestro Pedro Alfonso, puso sello abierto bajo
la sombra del portal que abrazó la luz de la décima, siempre a su cuidado.
ENTRAÑABLE
De Marcelina
García Moreno, premio del Grupo
Nacional de Escritores Rurales en el
III
concurso de décima escrita Toda luz y toda mía.
Décima, préstame el traje
de exegeta familiar
y el cuerpo para hilvanar
la textura del mensaje.
Necesito ese linaje
que tiene tu metro alado
para dejar resguardado,
con la pasión del intento,
al recodo del sustento
donde el alma se ha quedado.
Mi padre, el tres y su lira,
hicieron en Palmarito,
un retoño del Cornito
a la querencia guajira.
Allí, como eterna pira
de
vástiga cuerda hispana,
arrulla
el viento a la nana
entre los brazos de un diez
y el sueño vuelve otra vez
en tonada espirituana.
Tendida bajo el ateje,
que le borda un edredón
a la luna en procesión,
mi esencia las cepas teje.
Usa fibra que coteje
los trenzados del abrigo.
Dejándola allí consigo
venas hondas de la tierra
donde ese mi que se aferra
lleva a nosotros
conmigo.
Habita en la miel de un velo
que lanza la vieja torre,
por el aire y se descorre
al valle, novio del cielo.
En los retratos que el suelo
silencia cuando me miro.
Donde mi padre y un tiro
se volvieron Escambray.
Vive en un cofre que hay
detrás de cada suspiro.
Muchas veces tiene cita
con la aurora de su chal,
mudada para el portal
donde jugué a la escuelita.
Busca a aquella Marcelita
que después de un punto y
coma
puso al camino otro aroma,
y de seto la distancia,
pero aún desliza a la
infancia
en yagua por una loma.
Quedó presa en el temblor
cuando Eros, bajo la palma,
obtuvo, de Gea, el alma
inocente del amor.
¡Como busca ese candor!
Le pide, le implora a Reso,
pero Mnemósine en eso,
y
para siempre la deja
novia
fiel del primer beso.
Cuando
el recuerdo es andén
recibiendo
a la delicia,
llega
al fondo una caricia
desde
las manos del tren.
Mi
espíritu aún es quien
dice:
¡Dios mío, demora
el
viajero! ¿A qué hora
piensa
pasar la cañera?
y
así imita, en la quimera,
a
la armonía que adora
Lúcido
quedó en mi entraña
el
tizne del bagacillo
y
un cariñoso estribillo
que
el viento le hizo a la caña.
Mi
pueblo, Ulises que extraña
al
canto de la sirena,
me
duele como si Helena
volviera
al pueblo troyano.
Calla
su Ramón Ponciano,
no
puedo evitar la pena.
Nunca se bajó el aliento
del Rucio en que cabalgué,
ya es Platero en Santa Fe
con melaza de Fomento.
El salitre, sedimento
de la albricia maternal,
sube en mi asno ancestral,
y con música de arena,
en la ventisca reestrena
notas de azúcar y sal.
La médula está adherida,
a las suelas de Yayabo.
En su ritmo me destrabo
por la calle de mi vida.
Está donde la partida,
fugada del atavío,
se buscó poza en el río,
y con el güije me fragua,
el don que la Madre de agua
le puso a mi escalofrío.
Siempre que el olvido amaga,
donde el espejo no alivia,
arterias Sánchez Valdivia
disienten vetas de Iznaga.
Vuelve nítida la saga
después de esa transfusión.
Emerge, en la evocación,
olor a jazmines vivos
que sembraron Los Olivos
debajo de mi ilusión.
Los ojos del campanario
de la Iglesia Parroquial
en el lienzo celestial
acuñan mi relicario.
Llevo por siempre un
rosario,
que trama la invocación,
con hebras de una oración
al Dios que no lleva cruz:
“Sancti Spíritus, tu luz
brille en mi reencarnación”.
In Spiritum Sanctum
credo,
energía en libertad.
Pujas a la Trinidad,
a quien reverencia cedo.
Déjame allí, yo me quedo.
No juzgues mi lejanía.
Si no puedo en poesía,
porque es fruto inalcanzable,
tomo prestado el loable:
“Toda luz y toda mía”.
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