martes, 26 de mayo de 2015

Tercer Festival de Toda luz, coloquio


Décimas de luz

El espirituano Grupo Toda luz y toda mía, en el camino hacia su cuarto aniversario, celebró su Tercer Festival Internacional, el cual comenzó con un encuentro teórico en torno al complejo artístico-literario de la poesía en estrofas de diez versos

Foto: Vicente Brito

DECIMAS DE LUZ

Por Gisselle Morales
Periodista y subdirectora de Escambray
Tomado del sitio web de ese periódico
22 mayo, 2015


A la décima oral y escrita habría que hacerle en Cuba un monumento: por más que se escandalicen sus detractores, que la miran por sobre el hombro como a un género menor, esta composición poética ha hecho aportes inestimables a la identidad nacional. La décima como expresión, entre popular y lírica, de la cubanía.

Tal vez por ello no es del todo relevante si fue el músico y poeta andaluz Vicente Espinel quien firmó, allá en la península, el acta de paternidad de los 10 versos octosílabos o si su libro Diversas rimas, publicado en 1591, se llevó el crédito. Tantos siglos después y con el Atlántico de por medio, la espada de Damocles no pende sobre el pasado sino sobre la continuidad de la décima.

A semejante conclusión había arribado el folclorista villareño Samuel Feijóo en la década de 1960, cuando, en el prólogo a su libro Los trovadores del pueblo, advertía: “La dorada época de la décima criolla y su trovador simpático y errante han decaído ya. Cumplido su apogeo, simplemente subsiste”.

Y subsiste, en efecto, contra viento, marea y la seudocultura urbana que ha relegado la raíz guajira a la hora semanal de Palmas y cañas o a los espacios reservados para el sector campesino en las parrillas de programación de las emisoras y telecentros del país. Francamente insuficiente.

De ello dan fe quienes a lo largo de la geografía nacional intentan, no ya regresar a los tiempos románticos de guateques y bardos —asumámoslo sin angustias: las tradiciones mutan—, sino tan solo mantener vivo el gusto por la espinela, ya sea cantada al vuelo en la más enconada de las controversias o escrita a hurtadillas con alguna que otra imprecisión.

No pocos de esos defensores a ultranza se reúnen por estos días en Sancti Spíritus en el III Festival Internacional de la Décima Toda luz y toda mía, un ejercicio que pudiera calificarse como teórico-práctico, ya que las sesiones científicas y las canturías se amalgaman sin complejos.

Del 20 al 24 de mayo se extiende el programa de un encuentro que no cae en paracaídas porque toca en el calendario, con esa recurrencia cíclica que vuelve tan predecibles nuestros eventos; sino que viene a rematar el cuarto año de trabajo sostenido por los organizadores, un grupo tan constante como variopinto que ha apostado en grande por la espinela.

Dedicado en esta ocasión al centenario de Raúl Ferrer —como casi todo en Sancti Spíritus durante el 2015— y al poeta fomentense Virgilio López Lemus, quien es además un vehemente cultor de la décima, el festival convoca a especialistas de España y varias provincias cubanas, así como a músicos, repentistas e improvisadores espirituanos que han plantado bandera en el Centro de Interpretación de la Ciudad.

“Pretendemos mostrar la décima como lo que en realidad es: un complejo artístico-literario que irradia hacia otras manifestaciones —declara a Escambray la poetisa Merari Mangly Carrillo, gestora del proyecto Toda luz y toda mía—. Pese a estar considerado patrimonio de la nación, este género merece aún más reconocimiento, y eso es precisamente lo que nos proponemos: legitimar la décima y visibilizarla mejor en el contexto de las costumbres culturales cubanas”.

Conferencias, exposiciones de artes plásticas, obras de teatro, proyección de audiovisuales, lecturas de poemas, talleres de repentismo infantil y la premiación del IV concurso de décima escrita Toda luz y toda mía 2015 figuran entre las principales actividades concebidas en el programa cuyo clímax será el guateque gigante que la noche de este sábado ha prometido despabilar a La Sierpe.

Particular interés suscitó la presentación del libro recién terminado pero todavía inédito de Virgilio López Lemus Décima fiel, un texto que compila investigaciones desperdigadas durante décadas de estudio sobre esta estrofa y en el que, a su vez, el propio autor reconoce haber rectificado errores de su obra anterior.

Por su parte, Pedro Péglez, periodista y presidente del grupo de poetas Ala Décima, ponderó las iniciativas regionales de fomento de la espinela, tanto oral como escrita, y la realización de eventos como este, que muestran además la vocación fraternal de los cultores de la décima.

Pero como una golondrina no hace verano, ni un festival consigue por sí solo sacudir la modorra acumulada, resultan impostergables nuevos ardides, engranajes mejor articulados entre los decimistas de toda la vida, los jóvenes que recién descubren el gusto por las rimas y los niños que habrán de cultivarla, única cadena evolutiva capaz de hacer perdurar la tradición y de insertarla sin traumas ni imposiciones en la más posmoderna cotidianeidad de la isla.

Versión original en sitio web del periódico Escambray: Décimas de luz

Visite el blog de la autora: Cuba profunda



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