Poesía en las piedras, trova, y más
Nos reporta
desde Santa Clara la poetisa e investigadora Mariana
Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La
décima es un árbol y representante
del Grupo Ala Décima en su provincia. Fotos enviadas por ella
En la
imagen, la médico-cantante Marcia Tandrón y el trovador-geólogo-decimista Rogelio
Rosales Antúnez.
POESÍA
EN LAS PIEDRAS, TROVA, Y MÁS
No
siempre una tertulia dedicada a la décima y al punto cubano tiene que comenzar
con estos; nuestra música trovadoresca tradicional también resulta propicia
para dar inicio a un espacio, como este, que se caracteriza por la variedad y
por no haberse repetido en ninguna de sus noventa y dos presentaciones (siete
años y ocho meses, sin interrupción). De esta manera, la tarde se abrió con
«Retorna», de Sindo Garay, en la afinada voz de la médico-cantante Marcia
Tandrón y el acompañamiento a la guitarra de Rogelio
Rosales Antúnez, invitado principal, que este día unió sus dotes de
trovador, poeta y geólogo. Como se ve, en la tertulia también se practica el
multi-oficio.
De pie,
y con toda la solemnidad que ese momento requería, rendí un breve homenaje a
Eduardo Galeano, fallecido el pasado 13 de abril, mediante la lectura de
algunos párrafos extraídos de su vigorosa obra (ver anexo). Asimismo, y con
motivo de conmemorarse, ese propio 17 de abril, el 320 aniversario de la muerte
de Sor Juana Inés de la Cruz, leí algunas de sus décimas, tomadas del libro Amor empieza por desasosiego (1), y
comenté una noticia reciente acerca del posible descubrimiento de sus restos y
el método empleado para conocer si un cráneo encontrado era el suyo.
Una
grácil bailarina de porcelana, cuya factura data de los primeros años del siglo
veinte, fue presentada como «La pieza del mes» por el MSc. Jesús Llorens León.
Esto dio lugar a que el Rogelio-Geólogo hiciera un interesante comentario
acerca de la caolinita y sus variedades, así como de sus orígenes en China, y
el Rogelio-Decimista, adelantándose a la presentación del libro, leyera su
«Caolinita»:
Mezclados
con Alofana,
los
materiales terrosos
un día
serán hermosos
raudales
de porcelana.
Fibras,
que semejan lana,
papiros
del Mandarín.
Caolinita
del confín,
por
Sajonia y por Moscú,
en
China, por Van Chau-Fú
en el
monte del Caolín.
La
presentación del Catálogo rimado Nº
90 se redujo a un comentario, ya que se concedió prórroga para lograr una mayor
participación.
Por
fin, la sección «El poeta invitado», dedicada al libro Minerales en espinelas, de Rogelio
Rosales Antúnez, que comenzó con mi reseña «Hallar poesía en las piedras».
A continuación, el Poeta-Geólogo ofreció casi una disertación magistral acerca
de los minerales —tema del cual posee gran dominio— y fue intercalando la
lectura de las décimas.
Al
final, Marcia y Rogelio, para mantenerse en la temática mineralógica, se fueron
a las minas de El Cobre, acompañados de guitarra y claves, con el tema de
Rafael Cueto «Veneración» (2). Todo el grupo hizo coro: …Y si vas al Cobre, quiero que me traigas una virgencita de La Caridad.
NOTAS:
1.—
CRUZ, SOR JUANA INÉS DE LA: «20», pp. 42-44, en Amor empieza por desasosiego, 2. ed., Editorial Gente Nueva, La
Habana, 2014.
2.—
Rafael Cueto, integrante del Trío Matamoros. En algunas fuentes aparece el
título como «Mi veneración».
ANEXO
PÁGINA EDITORIAL
GACETA LITERARIA Nº 34 – Octubre de 2009 – Año III –
Nº 10
DEFENSA DE LA PALABRA
DEFENSA DE LA PALABRA
Por
Eduardo Galeano (Montevideo/Uruguay)
Uno escribe a partir de una necesidad de comunicación y de comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría. Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros. Uno supone que la literatura transmite conocimiento y actúa sobre el lenguaje y la conducta de quien la recibe; que nos ayuda a conocernos mejor para salvarnos juntos. Pero "los demás" y "los otros" son términos demasiado vagos; y en tiempos de crisis, tiempos de definición, la ambigüedad puede parecerse demasiado a la mentira. Uno escribe, en realidad, para la gente con cuya suerte, o mala suerte, uno se siente identificado, los malcomidos, los maldormidos, los rebeldes y los humillados de esta tierra, y la mayoría de ellos no sabe leer. Entre la minoría que sabe, ¿cuántos disponen de dinero para comprar libros? ¿Se resuelve esta contradicción proclamando que uno escribe para esa cómoda abstracción llamada "masa"?
Uno escribe a partir de una necesidad de comunicación y de comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría. Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros. Uno supone que la literatura transmite conocimiento y actúa sobre el lenguaje y la conducta de quien la recibe; que nos ayuda a conocernos mejor para salvarnos juntos. Pero "los demás" y "los otros" son términos demasiado vagos; y en tiempos de crisis, tiempos de definición, la ambigüedad puede parecerse demasiado a la mentira. Uno escribe, en realidad, para la gente con cuya suerte, o mala suerte, uno se siente identificado, los malcomidos, los maldormidos, los rebeldes y los humillados de esta tierra, y la mayoría de ellos no sabe leer. Entre la minoría que sabe, ¿cuántos disponen de dinero para comprar libros? ¿Se resuelve esta contradicción proclamando que uno escribe para esa cómoda abstracción llamada "masa"?
*
Fuente: Contextos
GACETA
LITERARIA Nº 60– Noviembre de 2011– Año V – Nº 61
PÁGINA
1 – REFLEXIONES
EDUARDO GALEANO
(Montevideo-Uruguay)
DEFENSA DE LA PALABRA.
No siempre los datos de tiraje o venta dan la medida de la resonancia de un libro. A veces la obra escrita irradia una influencia mucho mayor que su difusión aparente; a veces responde con años de anticipación a las preguntas y necesidades colectivas, si el creador ha sabido vivirlas previamente como dudas y desgarramientos dentro de sí. La obra brota de la conciencia herida del escritor y se proyecta al mundo: el acto de creación es un acto de solidaridad que no siempre cumple su destino en vida de quien lo realiza.
EDUARDO GALEANO
(Montevideo-Uruguay)
DEFENSA DE LA PALABRA.
No siempre los datos de tiraje o venta dan la medida de la resonancia de un libro. A veces la obra escrita irradia una influencia mucho mayor que su difusión aparente; a veces responde con años de anticipación a las preguntas y necesidades colectivas, si el creador ha sabido vivirlas previamente como dudas y desgarramientos dentro de sí. La obra brota de la conciencia herida del escritor y se proyecta al mundo: el acto de creación es un acto de solidaridad que no siempre cumple su destino en vida de quien lo realiza.
GACETA
LITERARIA Nº 75– Enero de 2013– Año VII – Nº 2
PÁGINA
1 – REFLEXIONES
EDUARDO
GALEANO
(Montevideo-Uruguay)
LA HISTORIA QUE PUDO SER
Cristóbal Colón no consiguió descubrir América, porque no tenía visa y ni siquiera tenía pasaporte.
A Pedro Alvares Cabral le prohibieron desembarcar en Brasil, porque podía contagiar la viruela, el sarampión, la gripe y otras pestes desconocidas en el país.
Hernán Cortés y Francisco Pizarro se quedaron con las ganas de conquistar México y Perú, porque carecían de permiso de trabajo.
Pedro de Alvarado rebotó en Guatemala y Pedro de Valdivia no pudo entrar en Chile, porque no llevaban certificados policiales de buena conducta.
Los peregrinos del Mayflower fueron devueltos a la mar, porque en las costas de Massachusetts no había cuotas abiertas de inmigración.
GACETA
LITERARIA Nº 58– Septiembre de 2011– Año V – Nº 59
PÁGINA
1 – REFLEXIONES
DEFENSA DE LA PALABRA
Por Eduardo Galeano (Montevideo-Uruguay)
Nuestro propio destino de escritores latinoamericanos está ligado a la necesidad de transformaciones sociales profundas. Narrar es darse: parece obvio que la literatura, como tentativa de comunicación plena, continuará bloqueada de antemano mientras existan la miseria y el analfabetismo y los dueños del poder sigan realizando impunemente su proyecto de imbecilización colectiva a través de los medios masivos de comunicación.
No comparto la actitud de quienes reivindican para los escritores un privilegio de libertad al margen de la libertad de los demás trabajadores. Grandes cambios, hondos cambios de estructura serán necesarios en nuestros países para que los escritores podamos llegar más allá de las ciudadelas cerradas de las élites y para que podamos expresarnos sin mordazas visibles o invisibles. Dentro de una sociedad presa, la literatura libre sólo puede existir como denuncia y esperanza.
En el mismo sentido, creo que sería un sueño de una noche de verano suponer que por vías exclusivamente culturales podría llegar a liberarse la potencia creadora del pueblo, desde temprano adormecida por las duras condiciones materiales y las exigencias de la vida. ¿Cuántos talentos se extinguen, en América Latina, antes de que puedan llegar a manifestarse? ¿Cuántos escritores y artistas no llegan ni siquiera a enterarse de que lo son?
DEFENSA DE LA PALABRA
Por Eduardo Galeano (Montevideo-Uruguay)
Nuestro propio destino de escritores latinoamericanos está ligado a la necesidad de transformaciones sociales profundas. Narrar es darse: parece obvio que la literatura, como tentativa de comunicación plena, continuará bloqueada de antemano mientras existan la miseria y el analfabetismo y los dueños del poder sigan realizando impunemente su proyecto de imbecilización colectiva a través de los medios masivos de comunicación.
No comparto la actitud de quienes reivindican para los escritores un privilegio de libertad al margen de la libertad de los demás trabajadores. Grandes cambios, hondos cambios de estructura serán necesarios en nuestros países para que los escritores podamos llegar más allá de las ciudadelas cerradas de las élites y para que podamos expresarnos sin mordazas visibles o invisibles. Dentro de una sociedad presa, la literatura libre sólo puede existir como denuncia y esperanza.
En el mismo sentido, creo que sería un sueño de una noche de verano suponer que por vías exclusivamente culturales podría llegar a liberarse la potencia creadora del pueblo, desde temprano adormecida por las duras condiciones materiales y las exigencias de la vida. ¿Cuántos talentos se extinguen, en América Latina, antes de que puedan llegar a manifestarse? ¿Cuántos escritores y artistas no llegan ni siquiera a enterarse de que lo son?
GACETA LITERARIA Nº 35 – Noviembre de 2009 – Año III
– Nº 11
CELEBRACIÓN DE LA VOZ HUMANA / 1
Por Eduardo Galeano (Montevideo/Uruguay)
Por Eduardo Galeano (Montevideo/Uruguay)
Los indios shuar, los llamados jíbaros, cortan la cabeza del vencido. La cortan y la reducen, hasta que cabe en un puño, para que el vencido no resucite. Pero el vencido no está del todo vencido hasta que le cierran la boca. Por eso le cosen los labios con una fibra que jamás se pudre.
HALLAR
POESÍA EN LAS PIEDRAS
El
autor del libro que voy a presentar hoy es un hombre que sabe encontrar poesía
en las piedras. Es geólogo, trovador y poeta. Se nombra Rogelio
Alberto Rosales Antúnez y nació en Manzanillo el 8 de octubre de 1957.
En 2009
un amigo común me habló de él y elogió su trabajo con la décima, entonces quise
conocerlo e invitarlo a mi tertulia, hecho que se materializó una lluviosa
tarde de diciembre, en el mencionado año; ya para ese momento había leído sus
dos proyectos de libros y había disfrutado de su originalidad, frescura e
ingenio. Después de ese año, siempre incité a Rogelio para que concluyera esos
decimarios, afortunadamente me hizo caso y es por eso que hoy tengo el enorme
placer de ser la presentadora de Minerales
en espinelas: décimas mineralógicas.
De
seguro todos se preguntarán en qué filón subterráneo se comunican los minerales
con la poesía. Esto lo responde claramente el propio Rosales en la «Obertura»
—y aquí aparece la veta musical del autor— cuando explica que existe un mineral
nombrado espinela, «cuya estructura cristalina está formada por octaedros»,
mientras que existe una forma estrófica, denominada espinela en honor al poeta
español Vicente Espinel (s. XVI), que consta de diez versos (décima) cuya
medida es de ocho sílabas métricas. «Esta coincidencia entre las ocho caras del
cristal y los octosílabos versos de la forma poética, fue un detonante especial
para la creación de estas décimas mineralógicas» —explica el poeta—.
Al
acercarse a este libro, que el autor califica como «pasatiempo
poético-académico», cualquier lector medianamente inteligente se da cuenta,
además de que se explicita en la «Obertura», de su importancia para conocer no
solo las características de los minerales, sino también su distribución
geográfica, su historia, y muchísimas sutilezas y curiosidades, que no aparecen
en los libros científicos pero que él, con su sensibilidad personal y su
conocimiento profundo de la materia, sabe trasmitirnos.
Minerales en espinelas dedica una décima a cada tipo
de mineral, excepto «Escala de Mohs», que tiene dos estrofas; y es precisamente
en este texto que abre la serie donde se demuestra la capacidad del autor para
convertir en sencillez con gracia un tema científico tan difícil.
Lo que
más me atrae de estas décimas es cómo Rosales Antúnez emplea el recurso poético
de la prosopopeya, al atribuir a esos elementos inanimados cualidades y
acciones propias del reino animal, como cuando expresa que el Rejalgar levanta la frente, o que se marea y debe esconder la testuz.
Por
otra parte, Minerales en espinelas no
solo pone en versos la escala geológica, sino que posee un sentido histórico,
ético y humanista de la existencia de estos minerales en el planeta; baste
ejemplificar con el Oro: Como un
condenado eres / un proveedor de divisa, / por eso el hombre con prisa / ha
agotado los placeres. Asimismo,
cuando se refiere al Diamante, deja una moraleja (no explícita) en la idea de
que, a pesar de toda la riqueza que proporciona, intrínsecamente es pobre como
el Grafito.
En el
plano lingüístico, el poeta se refiere en muchas ocasiones a la etimología de
cada nombre, como el origen griego de la Calcopirita. Asimismo, se aprecia en
algunos casos el empleo de términos populares, y hasta de vulgarismos no
ofensivos que acentúan la vis cómica de las décimas. En otros momentos hay
alusiones de tipo religioso, ya sea para referirse a Lucifer o a Dios.
Cercana
al final, debo decir que dentro de cada espinela se mueven átomos de humor, de
inteligencia, de conocimiento geológico, que llevan, como valor agregado, una
gran dosis de utilidad para profesores, estudiantes, joyeros y orfebres,
especialistas o pacientes de la medicina
natural tradicional, y como bien dice Rogelio: «sugerente para escritores,
músicos, poetas, repentistas».
Considero
que no hay que abrumar con detalles a los escuchas/lectores, hay que leer el
decimario para darse cuenta de sus valores, a pesar de que aún el libro no se
considera una obra perfecta y que Rogelio Rosales pretende revisar a la mayor
brevedad, con vistas a presentar una edición mejorada que lleve al lector
conocimientos científicos de la mejor forma que puede hacerse, sirviéndole oro,
diamantes, plata… siempre dentro de la poesía.
Santa Clara,
2015
ALGUNAS
DE SUS DÉCIMAS
Oro I
Dúctil
conjunto, pepita,
sensualidad
del orfebre.
Aurífero
de la fiebre,
quimeras
por la dendrita.
Leyenda
de Oro, escrita
en la
Cuenca del Yukón,
hermosa,
tu relación
con
otros bellos metales,
residuos
hidrotermales
de
intensa alucinación.
Diamante
I
Radiante
de brillo y tono,
Diamante,
sustancia pura,
entre
todas, la más dura
combinación
del Carbono.
Un
singular en el trono
refractando
con su mito.
Gran
Mogol, que marca el hito,
junto
al Toscano y Regente.
Soberano,
tan pudiente,
y es lo
mismo que el Grafito.
Hielo
La
madre naturaleza
de
varias formas te hizo:
escarcha,
nieve, granizo,
de
extraordinaria belleza.
Sobre
el agua, la corteza,
como
ramillas de arbusto.
Diseños
de un clima adusto,
tejidos
por un glaciar.
El
hombre te va a licuar
con
residuos de mal gusto.
Agua
Presencia
en el cuerpo mío:
¡más
del setenta por ciento!
Licuada,
dura, en el viento,
violenta,
cruda en el río.
Poética
del rocío,
dulce,
marina, repleta
(nuestra
existencia completa).
Agua,
bendita e inmunda,
eres la
que más abunda…
¿Por
qué es Tierra, mi planeta?
Bauxita
He
vadeado al Yumurí
donde
la ficción emana
de La
Asunción a Sabana
en las
tierras de Maisí.
Con
detalle describí,
al
Carso, con su dominio:
Un
extenso condominio
de
oquedades y bolsones,
presuntas
deposiciones
de
Hidróxido de Aluminio.
DE LA
AUTORA DEL REPORTAJE:
Muestras de la obra poética de Mariana
Enriqueta Pérez Pérez, pueden
verse mediante los siguientes enlaces con el blog Odiseo
en el Erebo y la antología on line Arte poética. Rostros y
versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por ella
aparecen en nuestra sección Decimacontexto: Polizón
en la aljaba de Eros, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. Las
albas rumorosas, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel
Feijóo. La
décima cubana durante las guerras de independencia: los poetas de la guerra,
interesante aporte sobre ese período. La
décima escrita en Villa Clara, sobre la poesía concebida en estrofas de
diez versos en esa provincia. Entre los reconocimientos merecidos por su
obra en versos, está en el 2013 la mención
que recibió en el concurso Oscar Hurtado. En septiembre del 2014, mereció
el Premio
del VI concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí por su
conjunto Embriaguez
(rosa, espada, luz).
Recientemente publicado en nuestro sitio, su poema A Caracas, en solidaridad con Venezuela.
Visite el sitio web de esta tertulia
en su nueva dirección:
en su nueva dirección:
MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA DÉCIMA EN ESTA
PROVINCIA HACIENDO CLIC AQUÍ:
VILLA CLARA
VILLA CLARA
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