jueves, 7 de mayo de 2015

La décima es un árbol de abril


Poesía en las piedras, trova, y más

Nos reporta desde Santa Clara la poetisa e investigadora Mariana Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La décima es un árbol y representante del Grupo Ala Décima en su provincia. Fotos enviadas por ella






En la imagen, la médico-cantante Marcia Tandrón y el trovador-geólogo-decimista Rogelio Rosales Antúnez.




POESÍA EN LAS PIEDRAS, TROVA, Y MÁS


No siempre una tertulia dedicada a la décima y al punto cubano tiene que comenzar con estos; nuestra música trovadoresca tradicional también resulta propicia para dar inicio a un espacio, como este, que se caracteriza por la variedad y por no haberse repetido en ninguna de sus noventa y dos presentaciones (siete años y ocho meses, sin interrupción). De esta manera, la tarde se abrió con «Retorna», de Sindo Garay, en la afinada voz de la médico-cantante Marcia Tandrón y el acompañamiento a la guitarra de Rogelio Rosales Antúnez, invitado principal, que este día unió sus dotes de trovador, poeta y geólogo. Como se ve, en la tertulia también se practica el multi-oficio.

De pie, y con toda la solemnidad que ese momento requería, rendí un breve homenaje a Eduardo Galeano, fallecido el pasado 13 de abril, mediante la lectura de algunos párrafos extraídos de su vigorosa obra (ver anexo). Asimismo, y con motivo de conmemorarse, ese propio 17 de abril, el 320 aniversario de la muerte de Sor Juana Inés de la Cruz, leí algunas de sus décimas, tomadas del libro Amor empieza por desasosiego (1), y comenté una noticia reciente acerca del posible descubrimiento de sus restos y el método empleado para conocer si un cráneo encontrado era el suyo.

Una grácil bailarina de porcelana, cuya factura data de los primeros años del siglo veinte, fue presentada como «La pieza del mes» por el MSc. Jesús Llorens León. Esto dio lugar a que el Rogelio-Geólogo hiciera un interesante comentario acerca de la caolinita y sus variedades, así como de sus orígenes en China, y el Rogelio-Decimista, adelantándose a la presentación del libro, leyera su «Caolinita»:

Mezclados con Alofana,
los materiales terrosos
un día serán hermosos
raudales de porcelana.
Fibras, que semejan lana,
papiros del Mandarín.
Caolinita del confín,
por Sajonia y por Moscú,
en China, por Van Chau-Fú
en el monte del Caolín.

La presentación del Catálogo rimado Nº 90 se redujo a un comentario, ya que se concedió prórroga para lograr una mayor participación.

Por fin, la sección «El poeta invitado», dedicada al libro Minerales en espinelas, de Rogelio Rosales Antúnez, que comenzó con mi reseña «Hallar poesía en las piedras». A continuación, el Poeta-Geólogo ofreció casi una disertación magistral acerca de los minerales —tema del cual posee gran dominio— y fue intercalando la lectura de las décimas.

Al final, Marcia y Rogelio, para mantenerse en la temática mineralógica, se fueron a las minas de El Cobre, acompañados de guitarra y claves, con el tema de Rafael Cueto «Veneración» (2). Todo el grupo hizo coro: …Y si vas al Cobre, quiero que me traigas una virgencita de La Caridad.


NOTAS:

1.— CRUZ, SOR JUANA INÉS DE LA: «20», pp. 42-44, en Amor empieza por desasosiego, 2. ed., Editorial Gente Nueva, La Habana, 2014.
2.— Rafael Cueto, integrante del Trío Matamoros. En algunas fuentes aparece el título como «Mi veneración».




ANEXO


PÁGINA EDITORIAL

GACETA LITERARIA Nº 34 – Octubre de 2009 – Año III – Nº 10
DEFENSA DE LA PALABRA

Por Eduardo Galeano (Montevideo/Uruguay)

Uno escribe a partir de una necesidad de comunicación y de comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría. Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros. Uno supone que la literatura transmite conocimiento y actúa sobre el lenguaje y la conducta de quien la recibe; que nos ayuda a conocernos mejor para salvarnos juntos. Pero "los demás" y "los otros" son términos demasiado vagos; y en tiempos de crisis, tiempos de definición, la ambigüedad puede parecerse demasiado a la mentira. Uno escribe, en realidad, para la gente con cuya suerte, o mala suerte, uno se siente identificado, los malcomidos, los maldormidos, los rebeldes y los humillados de esta tierra, y la mayoría de ellos no sabe leer. Entre la minoría que sabe, ¿cuántos disponen de dinero para comprar libros? ¿Se resuelve esta contradicción proclamando que uno escribe para esa cómoda abstracción llamada "masa"?

* Fuente: Contextos

GACETA LITERARIA Nº 60– Noviembre de 2011– Año V – Nº 61
PÁGINA 1 – REFLEXIONES

EDUARDO GALEANO
(Montevideo-Uruguay)

DEFENSA DE LA PALABRA.

No siempre los datos de tiraje o venta dan la medida de la resonancia de un libro. A veces la obra escrita irradia una influencia mucho mayor que su difusión aparente; a veces responde con años de anticipación a las preguntas y necesidades colectivas, si el creador ha sabido vivirlas previamente como dudas y desgarramientos dentro de sí. La obra brota de la conciencia herida del escritor y se proyecta al mundo: el acto de creación es un acto de solidaridad que no siempre cumple su destino en vida de quien lo realiza.

GACETA LITERARIA Nº 75– Enero de 2013– Año VII – Nº 2
PÁGINA 1 – REFLEXIONES

EDUARDO GALEANO
(Montevideo-Uruguay)

LA HISTORIA QUE PUDO SER

Cristóbal Colón no consiguió descubrir América, porque no tenía visa y ni siquiera tenía pasaporte.
A Pedro Alvares Cabral le prohibieron desembarcar en Brasil, porque podía contagiar la viruela, el sarampión, la gripe y otras pestes desconocidas en el país.
Hernán Cortés y Francisco Pizarro se quedaron con las ganas de conquistar México y Perú, porque carecían de permiso de trabajo.
Pedro de Alvarado rebotó en Guatemala y Pedro de Valdivia no pudo entrar en Chile, porque no llevaban certificados policiales de buena conducta.
Los peregrinos del Mayflower fueron devueltos a la mar, porque en las costas de Massachusetts no había cuotas abiertas de inmigración.


GACETA LITERARIA Nº 58– Septiembre de 2011– Año V – Nº 59
PÁGINA 1 – REFLEXIONES

DEFENSA DE LA PALABRA
Por Eduardo Galeano (Montevideo-Uruguay)

Nuestro propio destino de escritores latinoamericanos está ligado a la necesidad de transformaciones sociales profundas. Narrar es darse: parece obvio que la literatura, como tentativa de comunicación plena, continuará bloqueada de antemano mientras existan la miseria y el analfabetismo y los dueños del poder sigan realizando impunemente su proyecto de imbecilización colectiva a través de los medios masivos de comunicación.
No comparto la actitud de quienes reivindican para los escritores un privilegio de libertad al margen de la libertad de los demás trabajadores. Grandes cambios, hondos cambios de estructura serán necesarios en nuestros países para que los escritores podamos llegar más allá de las ciudadelas cerradas de las élites y para que podamos expresarnos sin mordazas visibles o invisibles. Dentro de una sociedad presa, la literatura libre sólo puede existir como denuncia y esperanza.
En el mismo sentido, creo que sería un sueño de una noche de verano suponer que por vías exclusivamente culturales podría llegar a liberarse la potencia creadora del pueblo, desde temprano adormecida por las duras condiciones materiales y las exigencias de la vida. ¿Cuántos talentos se extinguen, en América Latina, antes de que puedan llegar a manifestarse? ¿Cuántos escritores y artistas no llegan ni siquiera a enterarse de que lo son?

GACETA LITERARIA Nº 35 – Noviembre de 2009 – Año III – Nº 11
CELEBRACIÓN DE LA VOZ HUMANA / 1
Por Eduardo Galeano (Montevideo/Uruguay)

Los indios shuar, los llamados jíbaros, cortan la cabeza del vencido. La cortan y la reducen, hasta que cabe en un puño, para que el vencido no resucite. Pero el vencido no está del todo vencido hasta que le cierran la boca. Por eso le cosen los labios con una fibra que jamás se pudre.




HALLAR POESÍA EN LAS PIEDRAS


El autor del libro que voy a presentar hoy es un hombre que sabe encontrar poesía en las piedras. Es geólogo, trovador y poeta. Se nombra Rogelio Alberto Rosales Antúnez y nació en Manzanillo el 8 de octubre de 1957.

En 2009 un amigo común me habló de él y elogió su trabajo con la décima, entonces quise conocerlo e invitarlo a mi tertulia, hecho que se materializó una lluviosa tarde de diciembre, en el mencionado año; ya para ese momento había leído sus dos proyectos de libros y había disfrutado de su originalidad, frescura e ingenio. Después de ese año, siempre incité a Rogelio para que concluyera esos decimarios, afortunadamente me hizo caso y es por eso que hoy tengo el enorme placer de ser la presentadora de Minerales en espinelas: décimas mineralógicas.

De seguro todos se preguntarán en qué filón subterráneo se comunican los minerales con la poesía. Esto lo responde claramente el propio Rosales en la «Obertura» —y aquí aparece la veta musical del autor— cuando explica que existe un mineral nombrado espinela, «cuya estructura cristalina está formada por octaedros», mientras que existe una forma estrófica, denominada espinela en honor al poeta español Vicente Espinel (s. XVI), que consta de diez versos (décima) cuya medida es de ocho sílabas métricas. «Esta coincidencia entre las ocho caras del cristal y los octosílabos versos de la forma poética, fue un detonante especial para la creación de estas décimas mineralógicas» —explica el poeta—.

Al acercarse a este libro, que el autor califica como «pasatiempo poético-académico», cualquier lector medianamente inteligente se da cuenta, además de que se explicita en la «Obertura», de su importancia para conocer no solo las características de los minerales, sino también su distribución geográfica, su historia, y muchísimas sutilezas y curiosidades, que no aparecen en los libros científicos pero que él, con su sensibilidad personal y su conocimiento profundo de la materia, sabe trasmitirnos.

Minerales en espinelas dedica una décima a cada tipo de mineral, excepto «Escala de Mohs», que tiene dos estrofas; y es precisamente en este texto que abre la serie donde se demuestra la capacidad del autor para convertir en sencillez con gracia un tema científico tan difícil.

Lo que más me atrae de estas décimas es cómo Rosales Antúnez emplea el recurso poético de la prosopopeya, al atribuir a esos elementos inanimados cualidades y acciones propias del reino animal, como cuando expresa que el Rejalgar levanta la frente, o que se marea y debe esconder la testuz.

Por otra parte, Minerales en espinelas no solo pone en versos la escala geológica, sino que posee un sentido histórico, ético y humanista de la existencia de estos minerales en el planeta; baste ejemplificar con el Oro: Como un condenado eres / un proveedor de divisa, / por eso el hombre con prisa / ha agotado los placeres.  Asimismo, cuando se refiere al Diamante, deja una moraleja (no explícita) en la idea de que, a pesar de toda la riqueza que proporciona, intrínsecamente es pobre como el Grafito.

En el plano lingüístico, el poeta se refiere en muchas ocasiones a la etimología de cada nombre, como el origen griego de la Calcopirita. Asimismo, se aprecia en algunos casos el empleo de términos populares, y hasta de vulgarismos no ofensivos que acentúan la vis cómica de las décimas. En otros momentos hay alusiones de tipo religioso, ya sea para referirse a Lucifer o a Dios.

Cercana al final, debo decir que dentro de cada espinela se mueven átomos de humor, de inteligencia, de conocimiento geológico, que llevan, como valor agregado, una gran dosis de utilidad para profesores, estudiantes, joyeros y orfebres, especialistas o  pacientes de la medicina natural tradicional, y como bien dice Rogelio: «sugerente para escritores, músicos, poetas, repentistas».

Considero que no hay que abrumar con detalles a los escuchas/lectores, hay que leer el decimario para darse cuenta de sus valores, a pesar de que aún el libro no se considera una obra perfecta y que Rogelio Rosales pretende revisar a la mayor brevedad, con vistas a presentar una edición mejorada que lleve al lector conocimientos científicos de la mejor forma que puede hacerse, sirviéndole oro, diamantes, plata… siempre dentro de la poesía.

Santa Clara, 2015




ALGUNAS DE SUS DÉCIMAS


Oro I

Dúctil conjunto, pepita,
sensualidad del orfebre.
Aurífero de la fiebre,
quimeras por la dendrita.
Leyenda de Oro, escrita
en la Cuenca del Yukón,
hermosa, tu relación
con otros bellos metales,
residuos hidrotermales
de intensa alucinación.


Diamante I

Radiante de brillo y tono,
Diamante, sustancia pura,
entre todas, la más dura
combinación del Carbono.
Un singular en el trono
refractando con su mito.
Gran Mogol, que marca el hito,
junto al Toscano y Regente.
Soberano, tan pudiente,
y es lo mismo que el Grafito.


Hielo

La madre naturaleza
de varias formas te hizo:
escarcha, nieve, granizo,
de extraordinaria belleza.
Sobre el agua, la corteza,
como ramillas de arbusto.
Diseños de un clima adusto,
tejidos por un glaciar.
El hombre te va a licuar
con residuos de mal gusto.


Agua

Presencia en el cuerpo mío:
¡más del setenta por ciento!
Licuada, dura, en el viento,
violenta, cruda en el río.
Poética del rocío,
dulce, marina, repleta
(nuestra existencia completa).
Agua, bendita e inmunda,
eres la que más abunda…
¿Por qué es Tierra, mi planeta?


Bauxita

He vadeado al Yumurí
donde la ficción emana
de La Asunción a Sabana
en las tierras de Maisí.
Con detalle describí,
al Carso, con su dominio:
Un extenso condominio
de oquedades y bolsones,
presuntas deposiciones
de Hidróxido de Aluminio.



DE LA AUTORA DEL REPORTAJE:
Muestras de la obra poética de Mariana Enriqueta Pérez Pérez, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Odiseo en el Erebo y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por ella aparecen en nuestra sección Decimacontexto: Polizón en la aljaba de Eros, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. Las albas rumorosas, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. La décima cubana durante las guerras de independencia: los poetas de la guerra, interesante aporte sobre ese período. La décima escrita en Villa Clara, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia. Entre los reconocimientos merecidos por su obra en versos, está en el 2013 la mención que recibió en el concurso Oscar Hurtado. En septiembre del 2014, mereció el Premio del VI concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí por su conjunto Embriaguez (rosa, espada, luz). Recientemente publicado en nuestro sitio, su poema A Caracas, en solidaridad con Venezuela.


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VILLA CLARA
















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