martes, 30 de julio de 2019

Dariel Enrique y sus pensamientos


Un escritor destacado de Toda luz

Entre los muchos escritores miembros del Grupo Toda luz y toda mía, de Sancti Spíritus, que sobresalieron por su participación en el Séptimo Festival Internacional de esa agrupación, celebrado en junio, estuvo Dariel Enrique Martín Hernández, de 33 años, Bachiller en Teología, editor, crítico literario y poeta, con varios reconocimientos en su trayectoria literaria y obra publicada, tanto en libros como en antologías. Tiene una activa presencia en la vida literaria de su provincia y en los empeños de la agrupación a la cual pertenece. Gracias a su fraternal colaboración, recibimos y compartimos su foto personal y estos textos suyos, en los cuales emplea diversas variantes métricas y de rima para su poesía en décimas:



Recibe mi pensamiento,
Espíritu.
                                    Yo te invoco.
En tu nombre pido, y toco
las cumbres del sentimiento.
Sálvame con el talento
mío y tuyo, de los dos.
Que tu voz sea mi voz,
única en cualquier instante.
Lo suplica un alma orante.
Ven,
Espíritu de Dios.



Madre y padre,
                         sintiéndote en el alma:
¿Por qué te encarcelamos en el cielo?
¿Por qué te confundimos con un sexo?
¿Por qué te depreciamos si nos hablas?
¿Por qué te reducimos a ganancias?
¿Por qué te limitamos al poder?
¿Por qué te dividimos en la Fe?
¿Por qué te idolatramos sin hallarte?
¿Por qué te convertimos en un Ángel?
                                   Respóndenos.
                    Ayúdanos.
                       Amén.



La vida es más que Dios y un universo
       Y más que religiones absolutas
                              Y más que verosímiles culturas
                                  Y más que la distancia entre los pueblos
                Y más que reverencia por un texto
        Y más que los fanáticos poderes
               Y más que deleznables intereses
                                           Y más que idolatrías imposibles
                                      Y más que los recuerdos infelices
                                                         Y más
                Y mucho más de lo que pienses



Los nombres y los puntos cardinales convergen sin hallar la “dolce vita”,
acaso porque intentan todavía vivir como figuras memorables.
El mundo no es casual, y por sus calles se traza la justicia,
la que no derrota, la que piensa en otro Dios,
ajeno a corruptibles premiaciones.
Los puntos cardinales y los nombres
necesitan un nuevo corazón. 



Mientras existan señores
y señoras que traicionen.
Mientras queden privilegios
al interior de los templos.
Mientras los títeres santos
se digan justos cristianos.
Mientras haya mentirosos
reprimiéndonos por todo.
Mientras dios sea Yahveh
no callaremos. ¿Y usted?



No se puede culpar a los que viven
una Fe respetuosa y duradera.
Las magnas convicciones se respetan
aunque surjan distintas, aunque ansíen
negarnos como estériles reptiles,
como ajenos cadáveres infieles.
Escucha mis palabras: No condenes
al hombre por creer en lo prohibido.
Inmensa es la verdad, y el infinito
despierta sin nosotros cuando quiere.



Ya basta de juzgar la diferencia
porque somos un cuerpo indivisible.
Ya basta de cuidar las apariencias
porque amarse es creer en lo imposible.
Ya basta de humillar la inteligencia
porque a veces el sol es invisible.
Ya basta de negar las experiencias
porque sexo y espíritu son libres.
Ya basta de salvar lo que uno piensa.
Ya basta de aceptar lo que nos dicen.



Cuando tu piel ya no exista. Cuando tus ojos me dejen.
Cuando tus besos se alejen. Cuando la luna no insista
                                              en aliarme a tu conquista.
Cuando tu voz no me entienda. Cuando rechaces la ofrenda
                                                   de mi espíritu inseguro.
Cuando te anuncie el futuro y me digas: no pretenda
                                                          usted buscar el destino.
Cuando predique la muerte. Cuando no logre tenerte
                                             aunque te llame el camino.
Cuando sea peregrino el sueño de cualquier hombre.
Cuando la imagen me asombre desde otro mundo interior.
Cuando te vayas, amor,
me quedaré con tu nombre.



Busca el silencio profundo que guardas en tu interior: es una auténtica voz del pasado y del futuro.
Tu silencio vale mucho. ¿Dónde está? ¿Cómo lo encuentras? Busca en ti la transparencia, la paz única, sagrada.
El silencio te acompaña. Solo búscalo y recuerda que tu espíritu es camino, sombra, luz, encrucijada.  Si no pierdes la esperanza entenderás lo que digo.
Tu silencio es un motivo para seguir adelante, aun con dificultades, aun con la propia muerte.
Busca el silencio que viene de la fe para salvarte. 



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