Un poema de
sus Décimas inquietudes
Una de los
poetas cubanos residentes en el exterior, nuestra amiga María
Eugenia Caseiro, nos escribe para presentarnos al poeta Jorge Luis García de la Fe, de cuyos
versos compartimos una muestra tomada de su muro de Facebook. Por ese espacio
sabemos que el autor es nacido en la localidad de Máximo Gómez, provincia de Matanzas,
y vive desde hace años en Chicago, Estados Unidos, donde se desempeña como
profesor. Este poema pertenece a su conjunto Décimas inquietudes.
PARADOJA
Se me vuelve
reflexión
todo el mar
que en mi cabeza
se agita.
¡Qué sutileza
pensar sin la
sujeción
de quien
piensa! Negación
es la cáscara
del vuelo.
Uno pierde
todo el pelo
en actividad
mental
cuando sabe
que al final
no podrá
tocar el cielo.
Pero, ¿quién
pone barreras
a este terco
pensador,
tostado en el
asador
de las
cósmicas vidrieras,
por cavilar
de las eras?
¿Quién puede
negarle a un punto,
pichón de
cuerpo difunto,
la facultad
de pensar
en la
brevedad de amar?
¿Quién puede?
Yo me pregunto.
Y me pregunto
también
tantas otras
cosas claves
y nimias.
¿Cómo es que cabes,
pensamiento,
en el andén
del cerebro
si tu tren
es
brutalmente infinito?
¿Por qué es
bestial tu apetito
en la
brevedad de un alma?
¿Por qué me
robas la calma
a mí que soy
ser finito?
Sé que nunca
habrá respuesta
para un pecho
que pregunta
por qué un
hombre descoyunta
la protuberancia
puesta
sobre sus
hombros. ¿Quién resta
a un muerto
lo que pensó
su cráneo
mientras vivió?
¿Quién no es
Hamlet, Segismundo?
¿Quién, que
ha venido a este mundo,
no se irá
como llegó?
Pero vuelvo a
remachar:
¿Quién puede
negarle a un punto,
pichón de cuerpo
difunto,
la facultad
de pensar
en la
brevedad de amar?
¿Quién puede?
Yo me pregunto.
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