lunes, 15 de junio de 2020

Realizada tertulia Los cinco sentidos on line




El jueves 11, con veinte poetas


Por tercer mes consecutivo, la tertulia Los cinco sentidos se realizó de modo virtual, esta vez con la participación de veinte poetas, nos informa su fundadora y conductora, la poetisa y narradora Yamilet Calcines, quien además compiló todas las obras recibidas, al igual que había hecho en los meses de abril y mayo. Gracias a esa ardua labor de acopio, podemos ofrecer ahora una muestra de los textos participantes, en este caso aquellos cuyos autores quisieron enviar en décimas.

Este espacio —que celebró en febrero del 2020 su tercer aniversario y realizó en marzo su última sesión física por el momento, en virtud de las medidas de aisamiento por la pandemia— fue creado en recordación de la escritora Yazmina Calcines, narradora que ha sido fuente de inspiración de muchos bardos y por quien el Grupo Ala Décima —presidido por Péglez, que fue su compañero en la vida y las letras—, en su concurso anual de igual nombre, a partir de su convocatoria del 2012, entrega el Premio Yazmina Calcines de décima erótica.

A continuación poemas participantes en décimas:



TROPO

En tu tierra me sublevo
dictador. Cuántos pesebres
manicomio. Cuántas fiebres
de impiedad y nada debo.
Sin burlas. Hoy me atrevo
a travestir esa cruz.
Eres sombra que a trasluz
se desprende del guijarro.
Moneda fundida en barro,
espía del arcabuz.

Esta noche no me inventas!
El cansancio es una excusa
de dolor, un pez que acusa
su escondite a las tormentas.
Por qué lloras en las lentas
oberturas de la rima.
Por qué tu boca se encima
al infarto. Mar de loto
es tu ventana. Remoto
hijo, no alcanzo tu cima.


SOLILOQUIO DE LA VIRGEN

La lluvia grita en el sueño
de una mujer sin cabeza,
su corazón es la presa
de aquella virgen sin dueño.
En qué ventana el diseño
de su pie es desafío.
Danzando junto al vacío
un orgasmo la excomulga.
Se mece, tanto promulga
hasta romperse de frío.

Al recorrer sus cavernas,
en qué búsqueda se ha muerto.
Un hombre ha dejado un puerto
de silencio entre las piernas.
En su noria son eternas
las culpas de lo previsto.
¿Acaso nadie la ha visto
estremecida en la duda?
Soliloquio que desnuda
ante los ojos de Cristo.



TIMIDEZ

En las tardes veraniegas
te acarician alboradas;
tus cabellos son cascadas
celestiales. Pero anegas
las promesas que no entregas.
¿Qué cosa?
                    no sé qué digo
si en tu corazón el trigo
conjurado es un hastío,
me horroriza tanto frío
y no me ofreces tu abrigo.

Con esa piel favorita
tu epidermis
                       una rosa
espontánea
                      ostentosa
feminidad que me excita.
Eres quien se precipita
al cerrojo del anhelo
baña una nube en el cielo
tu lustrada limpidez
ante tanta timidez
con mis ojos te develo.

No te fugues mariposa
a un intrincado confín
distante de este jardín
riada flor maravillosa
bajo tu pelvis reposa
el cáliz de mis excesos
permíteme los accesos
a tu pétalo privado
que por lo que te he soñado
voy a comérmelo a besos.


SUBSISTENCIA

Pintura mixta fragante
dibujos sin lontananzas.
Una marcha de esperanzas
con un diseño elegante.
Capítulo refrescante
marítimo
                 terrenal
leyenda
                 mito parcial
óleo 
       en lienzo excelente
refleja en el medio ambiente
la subsistencia animal.

Humanoides contexturas
con guadañas espectrales
sentidos estructurales
artes 
               místicas criaturas
pareidolias las figuras
sobre un plano superior
se expresa el espectador
hurga con curiosidad
pero sólo la verdad
es la que archiva el pintor.



BANDERA EN EL MÁSTIL

Iza ya la bandera, navegante,
mi cielo filtra nubes, no dobleces.
La amas y, al quererla, tanto creces
que el pabellón te elige comandante.
Quijote del océano, inquietante
perfil, que hasta el abismo desespera
por abrirte las aguas. ¿Cuál quimera
cambiará tu rielar por otra luna?
Hazle a los vientos, creo en tu fortuna
porque veo en el mástil mi bandera.



DE: SÁLVESE DE SU DESNUDO

No sé si el mundo está dando vueltas,
Si soy miserable o reina.
Carilda Oliver Labra

Desnudez. ¿Cuánto misterio
te bautizó en el asombro?
¿En qué membrana, en qué hombro
tu silencio en cautiverio?
¿Quién convocó al ministerio
ungido por tu oropel?
¿Quién bautizó, el vergel
lo tierno de tu sonrisa?
¿Será acaso la que eriza
el sueño? ¿Será tropel?
¿Será tanta la acuarela
que se exhibe ante tus ojos?
Ya no sé, quizás, antojos
tuviera.  Más la cautela
persigue como gacela
mi torpeza. Cuánto apremio
por el resplandor del gremio.

¿Serás Medea o quizás
será la muerte, al ras,
tolvanera del proemio?



UNANIME CERTEZA I

Inevitable es el muro
de carne que nos separa.
Inevitable mampara
de grises y claroscuro.
Mas yo traspaso el conjuro
de la distancia indiscreta
uno la A con la Zeta
como quien no tiene fin
cruzo mares; el confín
pongo en tus manos, poeta.


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