Provocaciones al poeta Ronel González
Tomado de la revista Wadena letters
Enviado a Cuba Ala Décima por el entrevistado
Al poeta
cubano, autor de más de 50 libros y ganador de numerosos premios en su país, no
le agradan las entrevistas. Dice haber concedido algunas a regañadientes o por
los fuertes lazos de amistad que lo unen con sus interlocutores. Lo conocimos a
partir de la publicación de once poemas suyos en el número 17 de la revista
cubana La Noria (pp. 49-57) de 2019. En esta oportunidad se sintió tan
provocado por el escritor canadiense Aaron Schneider, que no le quedó más remedio que sostener este breve
diálogo vía wasap, desde su habitación atiborrada de libros de poesía, ensayo e
historia para la revista Wadena letters, que ya dio a conocer una amplia
selección bilingüe de textos de quien nació el 4 abril de 1971 en la ciudad de
Holguín.
¿En qué
contexto ubica lo que denomina Poema documental?
La sociedad humana ocurre y funciona en convulsión/
replanteo permanentes. Cuestionarlo todo no es un tributo estrictamente
cartesiano sino consustancial al origen y la conducta del individuo. Después de
ese nodo temporal de esencias tan debatibles como es la postmodernidad (con y
sin t) en que saberes, valores e ideales fueron puestos en crisis debido a la
excesiva presentificación de la
existencia, la ansiedad prácticamente única y unánime por la acrimonia
personificada en la inmediatez, con la consiguiente despersonalización que
privilegia lo espectacular, lo lúdico, lo sicodélico y la moda; la predilección
ecuménica por el regusto de subversión que entrañan lo alternativo, lo underground, lo efímero; el culto
mundial a lo tecnológico, más como tautología que como avidez cognoscitiva-
modificadora, y un gran etcétera de perspectivas para la reactualización de
discursos y arrimos al suceder omniabacador,
acarrearon el desinterés por el pensamiento clásico, traducido en no pensar, en
el desprecio de la erudición y en cierta pereza universal (con decorosas
excepciones, por supuesto) ante las estructuras subterráneas, metódicas y
metodológicas, de lo intelectivo.
Una nueva era descongestionó lo enquistado y entendido
en mínimas parcelas y, a la vez, internetrucidó
el comportamiento de las personas, con sinapsis de tal envergadura que cambió
para siempre la percepción individual del par orden/caos, implosión que removió
nexos con los intersticios del espectro cultural, de ahí que hablar de ramas
autónomas de la ciencia, especificidades del arte o géneros literarios concretos
hace unas cuantas décadas se considera trasnochado e ilógico.
De modo relativamente parecido al que emplea un equipo
de científicos sumergido en una investigación transdisciplinar para dar con una
vacuna, los creadores artísticos se valen de herramientas múltiples, originadas
por otras expresiones y otros campos, para erigir sus dispositivos
significantes, de ahí que cuando alguien hoy vierte palabras en un archivo con
la intención de dar forma a un poema, más allá de las resonancias, cámaras de ecos,
angustia de influencias, intertextualidades, etc. que se activan, la obra se
conecta o busca conectarse con la artefactería de la realidad y el abanico
referencial creativo, en medio del que comienza a emitir sístoles y diástoles
con la intención de existir.
Historia y poesía, vórtices que examino en estos
párrafos, aunque ambos rutas poseen su infra y su supra relato de progresiva
metamorfosis, ya no son los caldos de cultivo de hace cuarenta años. La
perturbación cinético-espiritual que vive la humanidad hace más de un siglo
transfiguró en norma la acompasada contaminación. La visión aproximada que
tenemos de las cosas es la de un cóctel descomunal donde nada puede
distinguirse. El vocablo pureza es ridículo y, por consiguiente, reprobable.
¿Cómo define
el Poema documental?
En la teraempresa
enrarecida de esta época, especializada en órdenes fragmentarios y en la
incesante producción de aleaciones, la poesía necesita un entramado infinito de
soportes que la alejan de la manida relación del poeta con la cuartilla en
blanco.
En esta segunda década del siglo XXI, lo concebido con
fines artísticos y su recepción constituyen una emulsión de ingredientes donde
el lenguaje como elemento primario es solo la apertura hacia la ulterior fusión
que completa la obra, de ahí que el caso específico del poema documental o docupoema, como también le llamo, es la
mixtura del texto escrito con las posibilidades representacionales y concretas
del mismo (cine, video, música, teatro, radio, artes visuales en general) porque
en tiempos que avanzan con tanta velocidad, atiborrados de redes sociales y
deslumbrantes cacharros para la comunicación, donde ya son muy pocos los que
apelan al libro en formato impreso, va dejando de existir el poema como
organismo emancipado que leíamos con fruición renacentista en la soledad de
nuestras bibliotecas.
¿En la construcción del dispositivo que usted
llama Poema documental es posible seguir hablando de emoción o su génesis
consiste en un ingenioso trabajo de remezcla?
La poesía como perturbación (emocional, simbólica,
cultural…) entendida como la relación existente entre el espectro sensorial que
participa en la creación, la que produce y se completa con su recepción, y el
conjunto de elementos culturales con los que interactúa en sus manifestaciones
oral y escrita, durante un proceso evolutivo de más de veinte siglos, admite y
creo que siempre admitirá cualquier nexo, por conflictivo que resulte, con el
plano emotivo.
Si bien la mayoría de los
poetas de algún modo aspiramos, como asegura el nicaragüense Oscar Borge, a
“Derrumbar el protocolo de lo posible”, a la pulverización de comarcas, pacíficas y amotinadas, en
la nada novedosa tendencia universal de asesinato del Poema; a eyectar desde
zonas conservadoras que incluyen la edificación poemática entre formas, ritmos,
rimas, lenguajes figurados o no, módulos de la retórica más rancia hasta
prácticamente su anulación, no pienso que la norma o el único sendero a seguir
sea el despojo de todos los atributos del texto con aspiraciones artísticas
para lograr la comunicación con el otro.
A esta altura
de humanidad y de lecturas creo que en poesía todo es posible, permisible,
funcioanl, y que no hay porqué devaluar ninguna de sus variantes expresivas, ya
sean apegadas a los haberes clásicos o digamos experimentales, siempre y cuando
“el producto resultante” sea de valía.
¿A qué aspira
el Poema documental? ¿Hacia dónde “se dirige”
No se trata de comprender o juzgar a protagonistas
históricos, conductas, actitudes, desempeños, gestualidades, representaciones,
fenómenos, tendencias, períodos, documentos primarios y secundarios, etc.,
tampoco se pretende tergiversar o falsear burdamente la sustancia de lo
definido como historia o lo histórico, y mucho menos de aplicar o superponer la
hermenéutica a la idea multiforme, soporífera y controvertible del poema (o
viceversa), el docupoema se vale de la historia, pero no la entraña, no quiere
acumular información ni contar nada a la usanza de las cronologías y los
cuadros sinópticos, no averigua ni esclarece gestas y procesos, no dilucida
atendiendo a la objetividad, incluso puede llegar a ser antiobjetiva porque
apela a la ficción, al “reino de la invención”, los mundos paralelos, la alternatividad de las congruencias, el
plagio, el pastiche, la sacudida de un esfuerzo apócrifo, las ucronías y
distopías… el poema documental aspira a disolver lo anecdótico en lo
documental, permite la exploración de lo más reciente mediante la irrupción y
disección a veces violenta de tópicos extraídos de otros momentos del devenir
humano, y para ello se sirve de las tecnologías para funcionar en las urdimbres
pedagógicas, como apoyatura de la enseñanza de la historia y de la literatura,
para hacer más atractiva lo que debería ser la intervención performática del
profesor, ojo, pero no es ese su superobjetivo: quiere readecuar, reactualizar
el discurso de la historia sin soslayar el impulso, el pálpito, la corazonada
del artista, las sacudidas y mascaradas del sujeto lírico, con el propósito de
desocultar ámbitos e instaurar, como
todo poema, demarcaciones de auténtica libertad.
¿Los poemas
documentales se escriben contra algo, alguien, algún estado de cosas?
Por supuesto –y es tautología suprema de mi parte- que
no puede haber arte, ni nada nuevo, sin una actitud de enfrentamiento a algo,
una cuota elevada de interés por subvertir órdenes, por cambiar lo que simula,
escoge o decide morir.
Estos poemas se escriben contra la abulia colectiva,
la invasiva enajenación dictada por la supervivencia y el mercado, los olvidadores
“por cuenta propia” y los resentidos contra los fueros y herencias epocales. Se
programan y visualizan versus cierta propuesta institucional de marginar y, de
ser posible, omitir el pasado y despreocuparnos ante los supuestos cimientos a
la deriva del futuro, de afincarnos en el minuto que vivimos sin otras
preocupaciones que no sean el aquí y el ahora.
La pérdida de referentes, la cacareada muerte de la
historia no pertenecen al universo proyectivo del poema documental en el que
los riesgos inherentes al lenguaje, el moldeado de la obra y su interacción con
los aportes de las demás manifestaciones artísticas son consustanciales para
fijar o no una circunstancia, cifrar o no uno o múltiples significados.
Sin temor a equivocarme creo que la documentapoetización no solo ofrece
asistencia para convocar y dialogar con estados, procederes y razones
primigenias del ser sino que es una manera de participar en la reivindicación
de la historia, la poesía y del arte en general como atajos hacia la permanente
ramificación y demanda del espíritu.
¿Tendría usted
la bondad de compartir usted uno de sus poemas documentales con nuestro ávido público lector que nos
sigue, además, a través de la web?
El héroe y la pelota
José Martí odiaba el béisbol
Cansado
de ver jugar en neoyorquinas universidades/ solares y terrenos/ decía que era
juego desgraciado y monótono que perturba el juicio/ quizá por las apuestas que
sabía en torno al espectáculo/ su escasa comprensión de este deporte o su
carencia de aptitudes para desempeñarse como player.
Otros asuntos eran su intelectual servicio y su obsesión ineludible con
la guerra. Precisamente del conflicto cubano y sus fulgurantes narraciones se
desliza una anécdota/ que los expertos no han verificado por la inexistencia de
fuentes fidedignas/ de que en la trayectoria entre Playita de Cajobabo y Boca
de Dos Ríos/ algún día de ocio se involucró el Apóstol en juego “de manigua”
donde/ penosamente/ no pudo lucir bien.
Casi no lo imagino con un leño en la mano o siguiendo un batazo entre
palmas y ceibos/ Apenas lo diviso dando instrucciones al lanzador Soler/
adolescente de poco más de quince/ haciendo desesperadas señas a Graciano para
que se corriera a la derecha en el jardín izquierdo o conferenciando con
Ezequiel Morales/ el fornido joven de 18 años/ para sorprender con un toque de
bola.
No tengo la más mínima idea de cómo asumiría la derrota frente al
Generalísimo. Supongo que el desenlace fue muy embarazoso o lo hizo sentir
disminuido porque no dejó notas en su diario/ Tampoco Gómez dijo nada al
respecto.
Evidentemente Martí odiaba el béisbol.
Yo/ que en mi
niñez quise ser pelotero/ aun sabiendo con anticipación que lo derrotarían/
hubiera sido de su equipo
siempre.
Muchas gracias y nuevos éxitos a Ronel González Sánchez.
Wadena-Holguín, 14 de abril de 2020.
De Ronel
González Sánchez, una estrofa de su poema Vindicación del padrazo:
noche engaña al centinela
hay una campana en vela
y un jagüey que la secunda.
No habrá hondonada profunda
que le restaure la piel,
pero si con voz infiel
murmura turbado el viento,
desde el plácido aposento
va al monte Carlos Manuel.
Céspedes.
Obra de Amaury de Jesús Palacio Puebla.
El poema completo, en Decimacontexto:
— DE
RONEL GONZÁLEZ, VINDICACIÓN DEL PADRAZO.
Un poema al Padre de la Patria.
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