En la sección
Bibliofagias, de Granma
A propósito
del aniversario 50 del Periódico
Trabajadores (6 de junio, 1970-2020)
Por Madeleine
Sautié
Al poeta,
periodista e historietista Pedro Péglez estuvo dedicada el pasado febrero, en
el municipio de La Habana del Este, la Feria del Libro, el más populoso de los
eventos que, pocos días después, cuando otras provincias se disponían a
celebrarlo en sus respectivos territorios, quedaría pospuesto a causa de la
pandemia.
Justo fue
entonces el homenaje al presidente del Grupo Ala Décima, de escritores
decimistas, con sede en Alamar, una agrupación que se adscribe al Centro
Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (CIDVI) del Ministerio de
Cultura, que llegó en ese propio mes a su aniversario 20. Fundado por varios
autores residentes en la zona, pronto el equipo fue avalado como el primer
proyecto del CIDVI y es actualmente recinto y taller de la décima escrita, un
espacio para conocer, identificarse y consolidar un noviazgo indisoluble con
esa dama entrañable, la «viajera peninsular» que llegó hace mucho a Cuba para
formar parte de su idiosincrasia.
En algunas
librerías puede hallarse el cuaderno, presentado en el citado escenario, Con diez que se quieran bien, acercamientos
a la actual décima escrita cubana (Editorial José Martí), una exquisita
compilación de textos publicados por Péglez en las páginas del semanario
Trabajadores –donde se desempeña como Jefe de Redacción– y ahora reunidos en un
libro, que, a pesar del minúsculo tamaño de su letra, se lee de un tirón, no
solo por las atinadas reflexiones de su autor, sino también por esa complicidad
casi sanguínea que establece el cubano con la acompasada estrofa.
Desde sus
primeras páginas, y sin que falten referencias históricas a la décima, el autor
deja claro que en la Isla donde se «aplatanara», la espinela vive una
efervescencia que se hace notar desde los últimos años de la década de los 80
hasta los días actuales. Sin embargo, con ella pasa «algo que no anda bien o no
todo lo bien que debiera. Y ese algo transita por los mecanismos favorecedores,
léase la difusión, la valoración y los eventos competitivos, que operan como
termómetros y como factor incentivante».
Resultan
materia vital en este libro –que reclama con total justeza se conozcan los
interesantes itinerarios de la décima escrita en Cuba, ubicada en una postura
menos favorecida aún que la décima improvisada– asuntos que van, desde el
llamado «fantasma del menosprecio», con el cual algunos tratan desde hace mucho
a la décima escrita, hasta las inclinaciones temáticas contemporáneas, pasando
por la admirable defensa de que por suerte goza ella a partir de la renovación,
revitalización y diversificación de sus creadores.
Al decir del
poeta y ensayista Roberto Manzano, respecto al autor de estos textos, «nadie
tan autorizado en Cuba (…) para hablar de las circunstancias, los valores, las
figuras, las maneras, los obstáculos, las ganancias, los itinerarios y los
horizontes de la extraordinaria poesía que se ha escrito en décimas siempre y
ahora mismo entre nosotros».
Siendo así,
en días en que desde el aislamiento lo mismo iniciados que expertos expresan
tantos sentimientos en décimas, justa es la mirada cálida a Con diez que se quieran bien…. Y que
nadie se asombre cuando en la emoción se le fragüe la estrofa amada: ninguna
como ella ha calado tan hondo en el cubano cuando la necesidad de decir
solicita el verso. Signo de nuestra identidad, hasta al más descreído,
cualquier día se le escapa una décima.
Original en
el periódico Granma:
INFORMACIONES
ANTERIORES:
Pedro
Péglez González alcanzó en dos oportunidades (2000 y 2004) el Premio
Cucalambé. Del segundo de ellos, por el libro Cántaro
inverso, es este
poema en una estrofa:
No contesta
¿Por qué nudo
del recato
se me ha
quedado el zapato
en vilo?
Para otra fiesta
se me ha
hecho tarde
(La orquesta
murió de
vals)
Me retoza
en el sueño
una carroza
de calabaza y
se esconde
Llamo a
Perrault
No responde
(Cenicienta
es sospechosa)
No hay comentarios:
Publicar un comentario