Su temprano y múltiple talento
En el mundo de la décima oral improvisada la han bautizado así: la Princesita
de Madruga, en justa alusión al municipio de la provincia de Mayabeque donde
nació, hace algo más de veinte años. En ese universo creativo —donde se formó
bajo los auspicios de los talleres infantiles de repentismo— se ha hecho muy
conocida Yunet
López Ricardo, en
virtud de programas como Fiesta guajira, de cada amanecer en Radio Progreso, y
Palmas y cañas, de cada domingo en la Televisión Cubana, y se ha hecho querer
por su talento sin estridencias, por la sencillez que acompaña cada notable
actuación suya.
Al centro, Yunet, cuando formaba parte de los talleres infantiles de
repentismo. A la derecha, el creador de la metodología para esos talleres, el
poeta e investigador Alexis
Díaz-Pimienta. Foto: Tomada de Cuba Ala Décima.
Yunet durante una presentación en el programa Palmas y cañas.
Foto: Cortesía de Yunet.
Yunet
López Ricardo. Foto: Sitio web de la AHS.
Sin embargo, esta
muchacha es mucho más, un “mucho más menos conocido”. Su tesis de grado para la
Licenciatura en Periodismo la hizo sobre el fascinante itinerario de la décima
repentista cubana, y el saldo fue un volumen preñado de certeras valoraciones y
numerosas entrevistas a figuras descollantes del género, obra que merecería ver
la luz en letra impresa. Como periodista se desempeñó inicialmente en Juventud Rebelde, y el pasado año fue
presentado por la Editorial Verde Olivo el libro Ahí viene Fidel, escrito a dos
manos por Wilmer
Rodríguez Fernández y Yunet
López Ricardo, compendio de 17 crónicas y 120 fotos que testimonian
el paso del cortejo fúnebre del Comandante en Jefe en su recorrido desde la
capital cubana hasta el Cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
La décima,
eso sí, se mantiene por siempre en el centro de su vida, y ello la ha
convertido en “cazadora cazada”, como sucede a muchos periodistas: Colegas
suyos la han “sometido” al cariñoso asedio de las interrogantes. Y es en esos
intercambios, más que lo que yo pueda decir aquí, donde podemos apreciar más
nítidamente su universo espiritual. Dejo entonces hablar a Yunet:
EN EL SITIO
WEB DE LA ASOCIACIÓN
HERMANOS
SAÍZ:
La poesía improvisada como necesidad vital
Por Liz
Martínez Vivero
Reconocida
por todos los amantes cubanos del verso súbito, hasta hace pocos días Yunet
López era solo la joven madruguera que tiene a su cargo el taller de niños
repentistas. Jovial y sencilla, combina su sentido de pertenencia por la décima
con el periodismo. De pronto, sin premeditarlo, se ha convertido en la poetisa
más popular del programa Palmas y Cañas.
El cabello le
cae, como a Bebé, en rizos por la espalda, y es dueña de una sencillez que
encanta a quienes tienen el gusto de oírla: «No fue el cuadro con la imagen de
Naborí, el ramo de flores o la pequeña guitarra de madera los que me hicieron
la poetisa más popular, según la calificación del programa; los aplausos de la
gente en el teatro, las felicitaciones por la calle, el que reconozcan a una,
es lo que realmente vale, no obstante, agradezco también el reconocimiento en
la gala».
Respecto al
reconocimiento entre los fanáticos de la décima, remarca que lo mejor radica en
el hecho de que la llamen poeta, y en el regalo del guateque en vivo, momento
justo en que, a su juicio, se gana esa condición.
Con nueve
años, Yunet improvisó en su casa, por primera vez, delante de un micrófono. Los
talleres de repentismo en su natal Madruga devinieron primeros escenarios.
Nunca fue presa
del nerviosismo, porque el escenario le transmite fuerza y desde él emprende
vuelo ayudada por la magia de la improvisación, que la fascinó desde la primera
vez. Pero cuesta entender, hasta que ella lo declara, cómo logra la mixtura
entre sus dos pasiones internas: «Repentismo y periodismo tienen mucho en
común. El periodismo es un arte con poesía, como también lo es la espinela
oral. La periodista que llevo dentro es fría en sus análisis cuando la
información lo requiere, pero si estoy ante una crónica, la poetisa que soy me
ayuda muchísimo, y ahí es donde se unen estos dos amores que tengo dentro de
mí».
No obstante,
le pesa no cantar todos los días, pero se niega a dejar la improvisación por
miedo a que sin ella, le falte también el aire.
Desde sus 24
años, Yunet perfila sus necesidades vitales y declara que nació repentista: «La
poesía improvisada, para mí, es una necesidad espiritual. Alrededor del
repentismo hay muchos mitos; se dice que si la madre entierra al pie de una
mata de rosas las primeras uñitas del niño, el pequeño será poeta y así otras
versiones populares para buscar una explicación al talento artístico. Tal vez
porque es un arte sumamente difícil que impone la improvisación de diez versos
octosílabos, consonantes, lógicos, en solo segundos, atendiendo a la afinación,
el vínculo con el público, la respuesta si es controversia, y tantos otros
aspectos, que se ha tomado tan en serio el hecho de que es un “don”».
Versión
original en el sitio de la AHS:
EN JUVENTUD
REBELDE:
La décima fue mi primer amor
Por Hugo García
En esta
profesión uno se enamora de las personas en general por la exclusividad de lo
que hacen, por la personalidad que trasciende su ámbito o por sus modos de
decir... Un poco de todo eso me sucedió con esta madruguera. Me pasó
inadvertida la primera vez que la divisé andando por las décimas, mas no tardó
en estremecerme al volver a oír su voz juvenil haciendo y deshaciendo entre
tonadas.
La escuché
con curiosidad, tratando de desentrañar el misterio con el que hilvanaba
melodía y estrofas con prontitud, seguridad escénica y dominio del lenguaje.
Rodeada de colegas (como lo había hecho en otros espacios, pero con el encanto
de la inmediatez ante mí) desafió varios pies forzados —hasta cuatro en la
misma décima— y luego volvió desde el verso diez al uno, algo que me pareció
como acariciar el récord de Javier Sotomayor con la misma facilidad con la que
se camina por las calles.
Desde ese día
quise entrevistarla, aunque parezca raro que un periodista interrogue a otro.
Pero supuse que se entendería esta conversación como algo más que un diálogo
del gremio. La idea era conversar con la artista improvisadora, aunque el
talento para hacer periodismo viene del mismo lugar del que se componen
décimas.
Yunet López
Ricardo es una joven periodista de Juventud
Rebelde que hasta hace muy poco era la corresponsal de este diario en
Mayabeque, su provincia natal. Allí imparte clases (luego de haberse graduado
como alumna de esas enseñanzas) en el taller de repentismo infantil Rigoberto
Rizo, nombre inspirado en su bisabuelo, destacado improvisador conocido como El
Saltarín de Madruga, uno de los de la llamada generación de oro del género en
Cuba durante los años 40 del pasado siglo, a quien esta joven profesa una
devoción inmensa y conmovedora.
Para hacer
honor a esa admiración, crea magia con los pequeños que se acercan al arte de
improvisar. Tal vez ayude en ese empeño su carácter encantador, su alegría
infantil y su bondad a prueba de todo. Pero para conocer una historia, lo mejor
siempre es empezar por el principio.
Un laúd la esperaba
«En mi
familia dicen que cuando nací ya había un laúd esperándome», cuenta Yunet para
ilustrar algo de sus comienzos. «La mía es una casa de punto guajiro, poetas,
músicos, y con eso he convivido siempre. Recuerdo verme, tal vez con cuatro
años, corriendo por el pasillo de la Casa de Cultura de Madruga hasta el
escenario, donde ensayaba una orquesta para dar inicio al guateque.
«Aprendí a
hacer los primeros versos a los seis años. Me enseñó mi abuela paterna,
Graciela Rizo, quien también es poetisa. Sucede algo curioso y es que todos en
mi familia hacemos décimas menos mi papá. Dicen que a él le gusta tanto el
punto guajiro que todo me lo dio a mí. Luego, en el taller de repentismo,
aprendí cómo hacer la décima y descubrí que podía improvisarla», precisa.
El campo es
el escenario natural de la improvisación, de las costumbres guajiras. Así lo
defiende Yunet. «El repentismo es un fenómeno con raíces en el campo. Puede
verse en las ciudades, pero prefiero el guateque en el portal de un guajiro,
con el olor del monte unido a su espontaneidad y nobleza, aunque no por ello en
las urbes dejan de existir buenos improvisadores.
«No comparto
el criterio de que ya la décima dejó el bohío y fabricó su casa en el asfalto.
Es imposible obviar los orígenes. Sería como decir que el rock, porque también
encuentra simpatizantes en el campo, es un fenómeno rural. Si hablamos del
repentismo actual, en el campo viven y se desarrollan sus grandes exponentes
(poetas, músicos y promotores naturales). Por tanto, allí tiene más fuerza»,
respalda con orgullo de muchacha natural.
Quizá una
parte de ese orgullo es el que la ha hecho andar por el mundo de la poesía
oral, que pareciera destinado solo a hombres.
«Hay pocas
mujeres improvisadoras en Cuba. Habría que realizar un estudio sobre esa
situación y sus causas. Tonadistas sí existen muchas. Estas son quienes cantan
la décima con diversas melodías, pero no la improvisan. En mi caso, ser mujer
me beneficia por la exclusividad: con los dedos de las manos cuento las
muchachas improvisadoras que conozco. Pero es un anhelo mío recorrer la Isla,
porque me muevo solo en el occidente del país. Tal vez existan muchas más con
talento, pero olvidadas por los medios de comunicación y por tanto desconocidas
para mí», confiesa con las ganas de andar más y ayudar a mostrar lo que no se
ve, en esa pasión mezclada de periodista y poetisa.
En varias
ocasiones Yunet López ha ido por el mundo improvisando viajes y metáforas en
décimas. Varios son los festivales interesados en promocionar el repentismo que
se hace en cada rincón del planeta. Y en esos empeños, la joven poetisa anduvo
por Europa y nos cuenta.
«El año
pasado tuve la posibilidad de participar en una gira por seis ciudades de
Italia, y estar también en Barcelona. Allí, además de tradicionales vertientes
del repentismo, como la controversia o el pie forzado, hicimos espectáculos que
mezclaron improvisación y teatro. Cada día se llenaron las sillas de los
auditorios; el público nos disfrutó mucho», rememora.
De su
reciente travesía por San Sebastián, País Vasco, y su participación en un
Festival Internacional de Improvisadores, Yunet ilustra que la idea era dar a
conocer las diferentes expresiones culturales de la improvisación en cada
sitio. Por allá estuvo junto a los repentistas Yoslay García, Irán Caballero y
la investigadora Patricia Tápanes. «Controversia, tonadas, pies forzados,
piropos y otras modalidades les mostramos a personas que quizá nunca habían
escuchado a un improvisador cubano», resume.
¿Se apaga la tradición?
«Si de
calidad se trata seguimos amaneciendo, pues son impresionantes las estrofas que
en segundos logran nuestros improvisadores, con altísimo vuelo poético y
conceptos claros. Por esa línea está el repentismo actual, capaz de sorprender
a los oyentes. En las canturías encuentro a muchísimos jóvenes. Quienes afirmen
que a los más nuevos no les gusta el punto guajiro, los invito a ir y observar
al público», respalda convencida.
«Los ocasos a
veces los tenemos en los medios de comunicación, que siguen teniendo a la
tradición campesina bajo una mirada lastimosa. Me gustaría ver a los
improvisadores no solo en Palmas
y Cañas; ese espacio se ha convertido en el único donde pueden actuar
los representantes del género. Deberíamos explotar mucho más las posibilidades
de la décima improvisada, que no es una melodía aprendida, sino que tiene la
facilidad de hablar de todo», razona con conocimiento de causa.
Y considera
que existen oscuridades teóricas. «Este es un campo casi virgen si de
investigación se trata. Alexis Díaz-Pimienta sobresale con su Teoría
de la Improvisación, que es el estudio más exhaustivo que se ha
hecho del tema, pero hay mucho mar por explorar todavía. Las instituciones
involucradas pueden hacer más en cuanto a promoción, reconocimiento de las
personalidades o motivación a quienes enaltecen el género», recomienda.
«Uno de los
mayores problemas que tiene el repentismo es que la obra buena se difunde muy
poco, se queda en los discos de mano en mano», reprocha Yunet. «Quiero que en
Oriente sepan que en Matanzas está Luis Quintana, Irán Caballero, Yoslay García
y tantos otros improvisando décimas que son como para quitarse el sombrero»,
expresa con la fortaleza de quien sostiene en sus hombros una historia y un
sentir que no eclipsan.
Por esa
tradición se ha desvelado esta poetisa, primero como alumna y hoy como
profesora de esa hermosa iniciativa que es el taller de repentismo infantil
Rigoberto Rizo, en el que niños de todas las edades dan sus primeros pasos
hacia los versos y el sentimiento guajiro.
«Regresé al
lugar donde me crecieron las alas de la improvisación. Hoy tengo 15 niños en el
taller, desde cuatro a 14 años de edad, y aprendo cada día de esos duendes
traviesos. Muchos padres y abuelos se han incorporado y ya escriben e
improvisan la décima. No pretendo que todos sean improvisadores», confirma.
Y como la
vida siempre se empeña en ponernos ante elecciones, no resisto la tentación de
situar a Yunet en una encrucijada de la que ella sabe salir: «Siempre llevaré
el periodismo y la poesía de la mano.
«Nací
poetisa. Desde los seis años escribo redondillas y ya a los 11 hacía cuatro
pies forzados en una décima y luego la cantaba del verso diez al uno sin que
olvidara ningún verso o perdiera la lógica; ese es mi primer amor. Pero también
me gusta escribir, descubrir las historias de la gente; disfruto mucho la
crónica y quiero crecer en el periodismo», sentencia como pronóstico del
futuro.
Para no
despedirnos sin versos ante esta muchacha que combina estrofas y prosa, le pido
que nos regale la décima que atesora con mayor cariño.
«Recuerdo con
gran afecto una de las primeras que improvisé cuando estaba en el taller de
repentismo, hace más de diez años. Me pusieron como pie forzado Y mirando lo
que soy. Entonces canté:
tu herencia
ha quedado en mí
con el rojo
del rubí
que
encendiste con desvelo.
Quieres que
yo toque el cielo
por eso mi
alma te doy,
y si es que
en tu pecho estoy
no paso ni un
día triste,
recordando lo
que fuiste
y mirando lo
que soy».
Versión
original en Juventud Rebelde:
INFORMACIONES
RELACIONADAS:
—Palabras de
Fidel Antonio Castro Smirnov en la presentación del libro Ahí viene Fidel. Feria Internacional del Libro. Sala Nicolás
Guillen. Fortaleza de San Carlos de La Cabaña. La Habana, 8 de febrero 2018: https://www.facebook.com/yunet.lopez/posts/1449221041853017?__tn__=K-R
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