“Estamos más necesitados
de poesía que nunca”
Palabras del poeta holguinero José
Luis Serrano Serrano (1971) al serle entregado el Premio
de Poesía Nicolás Guillén en febrero de este año, durante la Feria del Libro de La Habana.
Queridos
amigos, recibir en esta tarde el Premio
Nicolás Guillén 2018 tiene para mí una doble significación. Por un lado,
me honra en lo personal haber obtenido un lauro tan apreciado en nuestro campo
literario. Desde otra perspectiva me alegra mucho que por fin un libro
articulado según las rigurosas leyes del soneto haya llamado la atención entre
una abrumadora cantidad de obras concebidas dentro del verso libre o la prosa
poética. Esta victoria del soneto es un hecho plural. No estaría aquí si no
existiera todo un movimiento de poetas que mediante las estructuras clásicas
elaboran sus polifónicos discursos.
Nicolás
Guillén es
un poeta mayor, qué duda cabe, sin embargo, sus extraordinarias exploraciones
en los rizomas negros de nuestra identidad hacen que muchas veces se olvide que
Nicolás es también un poeta de honda raíz clásica. Sus octosílabos y
endecasílabos pueden situarse entre las realizaciones más acabadas de nuestra
tradición lírica. Haber triunfado en un certamen que lleva el nombre de uno de
sus principales maestros es otra razón para que este humilde discípulo se
sienta agradecido.
Corren
malos tiempos para la poesía. Algunos hablan de desaparición de la realidad.
Otros dicen que vivimos en una época donde lo verdadero es un momento de lo
falso. Lo cierto es que las pantallas nos alejan cada vez más de los libros.
Vivimos en el vértigo de las imágenes.
¿Para qué poetas en estos tiempos de miseria?, se preguntaba Hölderlin
en el siglo XIX. ¿Para qué poetas en un siglo XXI donde unos demonios barbados
no se cansan de agitar el cuchillo, invocar a Dios, y tranquilamente cercenar
el cuello de seres humanos como si de bestias se tratara?
Creo
que nos corresponde a los poetas desmagnetizar el lenguaje. Hay que apretarle
los pernos al poema. No es una escritura que refleje la realidad lo que
necesitamos. La realidad está bastante jodida para que la repliquemos a
mansalva en nuestros opúsculos. Lo que nos hace falta es un tipo de poesía que
nos revele las posibilidades ocultas de la palabra. Debemos reencontrar el
sentido oculto de las palabras de la tribu.
Creo
que estamos más necesitados de poesía que nunca. La civilización occidental ha
llegado a un punto de no retorno donde solo nos quedan dos alternativas por
delante: O seguimos caminando por la tierra conocida del descalabro y la
violencia o nos lanzamos de una vez y por todas al abismo sin fondo de la
poesía.
Muchas
gracias.
Versión
original:
Entre
sus numerosos lauros, el autor mereció el Premio
Iberoamericano Cucalambé 2001 con su decimario Examen de fe.
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