Cumple cien años este 14 de agosto
María Teresa,
la Doctora, cumple cien años y los cumple en vida. Sus aportaciones son ricas y
vivas, su bregar ha sido intenso, que su recuerdo sea imperecedero.
Tomado de Granma
María Teresa
Linares (La Habana, 14 agosto de 1920) tiene por segundo apellido el de Sabio
(pero con ligera versión: Savio). Su sabiduría hace gala del título, lo es más
que un apellido, porque ella ha ofrecido con dignidad y recato su saber
cimentado por la investigación y el análisis. Además de fundar una familia con
el erudito musicólogo Argeliers León, ella fue su contrapartida, pues mientras
el esposo se ocupaba de la música y los instrumentos musicales de orígenes
africanos, ella se centró en el estudio de la música identitaria cubana de
origen campesino y de raíces hispánicas o europeas en sentido general, sin
dejar a un lado las contribuciones del entorno afro, como ejemplifican los
discos de tales manifestaciones que ella produjo.
La doctora
María Teresa, Teté para sus amigos, humilde y a la vez eficaz en sus estudios,
pertinaz y ágil, tenaz como pocos, no hacía gala de su saber ni se situaba en
el pedestal, sino en el ara, en el altar del esfuerzo cotidiano, porque lo suyo
era servir y descubrir y describir, dada al análisis y al goce de las
tradiciones populares, decidida especialmente en el disfrute y la divulgación
del canto de la décima como tradición irrenunciable del pueblo cubano. Con
seguridad el sector de los decimistas (escritores o repentistas) reconoce y
agradece en ella a una maestra de contribuciones notabilísimas para la comprensión
del desarrollo de la décima en Cuba e Hispanoamérica.
No se
conformó con escribir artículos y libros sobre la música cubana, también
compiló discos, por ejemplo, de la música llamada afrocubana, de la bailable
como el suco-suco, y del canto popular. Utilizó el medio cinematográfico y
televisivo para dejar su mensaje en breves filmes, documentales o conferencias
grabadas y filmadas. Participaba en coloquios en Cuba y en el exterior, ofrecía
charlas donde fuera propicio, dirigió por años el Museo de la Música, es aún al
cumplir cien años Vicepresidenta de la Fundación Fernando Ortiz. Junto a la
virtud de su inteligencia, María Teresa ha tenido un sentido de constancia y
tesón inderrotables y ejemplares. No le bastaba con saber, tenía que divulgar
lo que hallaba, transmitir su experiencia a los hombres y mujeres jóvenes que
se le acercaban, sin espera de esencial gratitud sino con franca generosidad,
pues no solo ha sido ella una musicóloga de respeto, sino también una pedagoga
justa.
Ya en 1958 se
había destacado con lauros por su aporte a la «Influencia española en la música
cubana», era por entonces una maestra de escuela, de seminarios y
conservatorios, universidades y fundaciones destinadas al estudio de la música.
Al triunfo de la Revolución se vinculó a la recién fundada Academia de Ciencias
de Cuba, de la que sigue siendo Académica de Honor desde 1998. Su más lejano
estudio publicado fue El punto guajiro (1949), sobre el canto de la décima, que
llegó a dominar como una verdadera experta. Sus aportes en El punto cubano
(1999) han sido reconocidos por especialistas en esta materia decimista de Cuba
y otros sitios del mundo hispánico.
Doctora
Honoris Causa en Ciencias del Arte, Investigadora de Mérito, ha recibido lauros
de todo tipo, como la Orden Félix Varela del Consejo de Estado cubano, el
Premio Nacional de Investigaciones Culturales y el Premio Internacional
Fernando Ortiz, entre otros altos galardones de Cuba y de otras naciones. Pero
encima y debajo de estos y otros muchos honores, ella ha contado con el cariño
de los que aprendimos mucho de su obra y de su propia ejemplaridad de mujer
esforzada y sin derrota. Modesta y aplicada, así la recuerdo en su grandeza
humana, ese tipo de grandeza que se ejerce por el trabajo sistemático, por la
sabiduría en función de los demás, por su reconocimiento a lo que sus colegas
descubrían o exponían y su mirada no sobreimpuesta hacia las nuevas
generaciones.
María Teresa,
la Doctora, cumple cien años y los cumple en vida. Cuánto honor para el pueblo
de Cuba contar con una hija tan brillante como ella. La palabra Gracias se
desborda al reconocerla. Sus aportaciones son ricas y vivas, su bregar ha sido
intenso, que su recuerdo sea imperecedero.
Publicación
original en Granma:
El Doctor
en Ciencias Filológicas Virgilio López Lemus cuenta con numerosos
reconocimientos, dentro y fuera de Cuba, por su intenso quehacer como poeta,
investigador, ensayista y profesor. Entre sus más recientes galardones figuran
el Premio
Internacional de Poesía Rafael Alberti
(2018) y el Premio
Maestro de Juventudes
(2019). En el 2017 nos prestigió con su
ingreso al Grupo Ala Décima. Presidió el Jurado
del XX concurso nacional Ala Décima 2020.
La Doctora
María Teresa Linares participó frecuentemente en las Jornadas
Cucalambeanas y en encuentros
del Centro Iberoamericano de la Décima (Cidvi). De sus agudas
participaciones, una anécdota: De Leandro
Camargo es la siguiente estrofa, improvisada
para terminar con un pie forzado en una sola palabra, que le puso la Doctora
María Teresa, en el espacio teórico de la XLII
Jornada Cucalambeana (julio 2009), después de que el talentoso creador
pinareño leyó una interesante ponencia en el panel que realizó una aproximación
a Gabriel
de la Concepción Valdés, Plácido, y Juan
Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, como voces significativas de la
décima cubana en el siglo XIX.
Esto es tan improvisado
que yo ni me lo esperaba.
A veces toca la aldaba
quien es menos esperado.
El texto fue preparado
sencilla y humildemente,
pero al menos fue decente,
porque es un riesgo de artista
hablar sobre un repentista
pormenorizadamente.
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