Ecos
de la Feria del Libro
Una
semblanza del paso de la 28
Feria Internacional del Libro por la más occidental de nuestras
provincias, nos hizo llegar nuestro hermano poeta Lorenzo
Suárez Crespo
Leandro y Yasel. Foto enviada por Lorenzo.
PÁGINAS
VUELTAS
Hay
un cofre centenario en el que la espiritualidad ha sido esencia y tesoro,
legado de hondas raíces patrimoniales, herencia de canarios y andaluces; un pequeño
templo que encierra la pluma y las voces de los que, en alas octosilábicas, han
enaltecido nuestra razón de ser, de soñar, de crear: la décima.
El
corazón de esta ciudad, redimida por las letras, una vez más vertió a la luz
sus pliegos para la fiesta literaria más importante del ámbito cultural: la Feria
del Libro.
Afluentes
institucionales de relieve socio cultural e histórico como el Teatro Milanés,
la Biblioteca Provincial, la librería Ateneo y el Museo de Historia, entre
otros, abrieron sus puertas a poetas y narradores en una simbiosis de savia
nutricia en el arte y la cultura, estandartes de la nacionalidad.
Al
frente del Teatro Milanés, en La Casona, su patio colonial evocador de los más
lejanos recuerdos del asentamiento poblacional, fue sitio propicio para
extender la bandera cubana, emblemática del amor patrio, de la identidad. Bajo
su egregio ondear, el Patio de las tradiciones al auspicio de las cuerdas, las
voces de los poetas y el tañido sonoro del verso improvisado, se hizo jubileo
más que merecido de la Casa
de la Décima Celestino García en el onceno aniversario de su
fundación.
En
legítima comunión, las letras y las voces se fundieron al influjo de las
cuerdas durante los encantamientos de la estrofa mágica. Exposiciones y ventas
de libros en los que, junto a Cantares de
Vuelta Abajo, de las Ediciones Loynaz, dejaban su impronta las obras de
Aniano Coro, José Ramón Sánchez y otros poetas estelares del parnaso
vueltabajero mientras que en el estrado, los improvisadores echaban a volar la
imaginación en las más diversas temáticas existenciales. Uno de estos libros, A la vuelta de la esquina, del poeta y
periodista Jesús
Arencibia Lorenzo, volvió sus páginas por la viajera peninsular dentro de
las crónicas del volumen y donde la estrofa nacional se convierte en
protagonista.
El
libro siguió siendo el amigo de los que, en aras del conocimiento humano,
buscan en sus páginas los nutrientes más valiosos de sedimento cultural.
Demos
paso a la reina en el verso enaltecedor de sus poetas:
La
Celestino García
en
su onceno aniversario
brilla
sobre el escenario
con
sabor a poesía.
Pinceles
de cubanía
van
dibujando el paisaje
y
la décima en su traje
rosas
de esperanza teje
para
que el Cuyaguateje
nos
vea en este homenaje.
Juanito
Rodríguez Cabrera
Allí
se erigió un Ranchón
y
la décima se estaca
sin
utilizar guataca
del
fondo del corazón.
Allí
las décimas son
una
gloria distinguida.
Yo
le fundiera, en seguida,
una
estatua hecha de bronce
porque
celebra sus once
aniversarios
de vida.
Anabeivi
Rodríguez Alvarez
Llega
la Feria y leer
con
un cerebro seguro
es
en barcos de futuro
entrar
a mares de ayer.
El
que pretenda saber
e
instruirse en la cultura
que
con la historia se apura
para
que el cambio se note,
debe
montar en el bote
que
hace la literatura.
Leandro
Camargo Pérez
Yo
también leí a Martí
que
sin temer desengaños
vivió
lejos quince años
y
vino a morir aquí.
Fue
intelectual y mambí
en
una histórica suma
hasta
en las sombras de espuma
y
se convirtió en jinete
para
enseñarle al machete
la
dignidad de la pluma.
Yasel
García Cortez
De
la Feria su recinto
se
abre de par en par,
sale
en versos a volar
la
tórtola de Jacinto.
Los
lectores con instinto
de
buen gusto van en filas
y
portan en sus mochilas
sus
compras de libros nuevos
que
le alumbran como Febos
el
closet de las pupilas.
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