martes, 7 de septiembre de 2010


Cuatro voces
y un concierto


Prólogo a ese libro,
selección poética
financiada y editada
por Ramón Espino,
con estrofas suyas
y de Odalys Leyva,
Modesto Caballero y
Pedro
Péglez González






Por
Lourdes Castillo Saldívar


Una v
ez más tenemos ante nosotros una magnífica obra del poeta y músico popular Ramón Espino Valdés, originario de Las Tunas, Cuba. Quien, en su búsqueda constante de intercambios poéticos y siendo coordinador de Cuba Ala Décima en el sitio www.peglez.blogspot.com, se dio a la tarea en esta ocasión de realizar Cuatro voces y un concierto. Esta obra es una compilación de extraordinarias décimas de cuatro poetas cubanos ávidos de mostrarle al mundo todo su sentir, su vibrar, su pensamiento, su postura ante la vida y ante las temáticas que nos acontecen en el día a día.

Espino Valdés, autor de No se infartó la palabra, Nov. 2009, nos ofrece ahora, junto con sus compatriotas y colegas, un nuevo enfoque, una combinación de cuatro estilos muy diferentes entre sí que le dan frescura, que le dan vida a la poesía. En Cuatro voces y un concierto encontramos una gran riqueza de ideas, de sentimientos, de palabras que nos cautivan y nos transportan sobre una amplia variedad de temas. Temas universales que no sólo rondan la mente de los cubanos, sino de toda persona que pueda estar leyéndolos. Son temas de actualidad que nos interesan a todos, que van acompañados de una musicalidad, de un ritmo que nos contagia y nos hace partícipes de todo ello. Nos convierte en lectores activos que no se conforman con leer sólo palabras sino que además vivimos experiencias.

Los poetas que contribuyen en esta obra son: Odalys Leyva Rosabal, Pedro Péglez González, Modesto Caballero Ramos y Ramón Espino Valdés, todos ellos de origen cubano y dotados de una enorme capacidad de transmitir su filosofía de vida, sus temores, sus anhelos, sus inconformidades, sus alegrías, sus amores.

Cada uno de estos poetas plasma su sello personal en cada palabra, en cada frase que nos regala. Es una delicia observar el estilo con el que abordan los temas, mismo que nos transmite alegría, pena o coraje y nos puede llevar incluso hasta las lágrimas en algunos casos. De manera más específica y desde mi percepción, podría definir los estilos de cada poeta de la siguiente manera:

Odalys Leyva Rosabal: muestra un estilo pasional, determinante, impetuoso y seductor. Lo podemos notar en: “No puedo ser la Gioconda del poeta que me eterniza”. Su personalidad no es tranquila, es más bien polémica cuando habla de esa pasividad que muestra Dios, del dolor, de la traición. Nos invita a pensar en la muerte, en el malestar del ser humano, en la ironía. Su poesía está cargada de energía, todo lo cuestiona, todo lo pone en tela de juicio y a uno como lector de su poesía, no le queda más que involucrarse, aun de manera involuntaria.

Pedro Péglez González: Maneja un estilo innovador, propositivo, fresco. Sus décimas son muy melódicas, muy rítmicas. Es jovial, creativo y un tanto encantador. Tiene esa chispa que define a los buenos poetas, ese destello que sorprende, que cautiva. Lo podemos notar por ejemplo en esta frase: “Me quiere después de todo, se lo noto cuando muerde mi corazón”. Es original y la forma en que combina sus ideas con sus palabras es sobresaliente.

Modesto Caballero Ramos: Un estilo más sobrio, elegante, bien meditado. Es notable la experiencia y la seriedad con que el poeta escribe. Modesto es un filósofo, observa a la gente, sus actitudes, las circunstancias que les rodean. Es un hombre de ideas profundas, que aprecia la vida, el amor, la esperanza y reconoce al mismo tiempo la tristeza, el sufrimiento, lo efímero del tiempo y sus estragos. Reconoce las virtudes y los defectos del género humano y los plasma tan acertadamente en sus poemas que nos hace reflexionar. Nos hace reconocernos en nosotros mismos, nos involucra y nos lleva al pensamiento crítico, a autoevaluarnos y a valorarnos también. Un ejemplo de esto es:


He vuelto, pero no sé
cómo encontrarme en la nada,
¿transparencia disfrazada
de vacío donde esté?
Pero no entiendo por qué
regresé al mismo lugar
donde dejé de jugar
para entregarme al destino.
No lo sé, porque el camino
no es tan fácil de encontrar.


Ramón Espino Valdés
: Maneja un estilo humorista, muy creativo, impregnado de sabor cubano. Un poeta que no puede dejar de lado la música porque sus propios poemas son música. Tienen tanto ritmo, tanto color, tanta gracia que de sólo leerlos uno se ríe y se divierte. Ah pero cuidado, no todo es alegría y regocijo. Pues así como tiene Espino esta habilidad de hacer reír, también tiene la habilidad de contagiar el enojo, la indignación, la inconformidad cuando expresa en sus poemas, una crítica a los políticos, al sistema que lo vio nacer, a la sociedad que se deja corromper, al gran villano del mundo, emperador que aplasta y humilla a los más débiles. Es ahí cuando vemos a un poeta contestatario, lleno de rabia, que cuestiona, que denuncia, que alza la voz. Y sin embargo, como es un poeta muy versátil, es capaz de crear los más bellos poemas de amor a la mujer, a la madre, al amor en general. Espino Valdés o Mongo Petaka como se le conoce popularmente, es poseedor de una sensibilidad y de un temperamento que lo impulsan a crear y a emprender nuevos retos. Y para ejemplo cito:


Madre mía, la distancia
no me impide que te toque,
que te bese y te provoque
amor con sutil fragancia.


Aunque esto es tan sólo una probadita de todo lo que podremos encontrar en la obra de este prolífico poeta y sus colaboradores, que tan atinadamente han sabido mantener la esencia de lo que son la décima espinela y la décima moderna y las han llevado, con algunos aportes personales, a su máximo esplendor.



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