domingo, 26 de agosto de 2018

La décima es un árbol en agosto


Una tertulia, un maestro de la radio:
Fernando González Castro

Nos reporta la poetisa e investigadora Mariana Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La décima es un árbol y representante del Grupo Ala Décima en la provincia de Villa Clara

 Fotos enviadas por la autora.

Ahora que la Radio cubana está de cumpleaños, ha sido un acto feliz invitar a un escritor, director, actor, profesor, Maestro Radialista y Premio Nacional (2016), quien además escribe décimas.

Este mes no hubo Catálogo rimado (se hará en septiembre) ni se desarrollaron otros temas, excepto «La pieza del mes», presentación que hizo el Especialista Jesús Llorens León al finalizar el encuentro. Toda la tarde se dedicó al invitado.

 Fernando González Castro conversa con Juan Rivalta, escritor y su alumno en el curso de guiones radiales.

Conversar con Fernando González Castro resulta un placer. Hombre que asume sus conocimientos y sus éxitos con sencillez, como todo buen «guajiro» (nació y se formó en Santo Domingo), que no olvida a quienes lo ayudaron en diferentes momentos de su vida, como sus maestros, orientadores de muchos jóvenes por los caminos de la cultura y del conocimiento.

 Mariana obsequia dos libros al invitado.

Antes de iniciar la conversación y la lectura, se presentó la reseña, escrita para la ocasión, «Tras las huellas del Caimán: la historia bien contada», donde se ofrecen los datos biográficos del poeta y una valoración general de su decimario, que resume en trescientas estrofas la historia de Cuba, desde los antecedentes hasta el final de la Guerra de los Diez Años y el anuncio del «Reposo turbulento». Posteriormente, se inició el diálogo, algunos asistentes intervinieron también y, sobre todo, el poeta leyó todo cuanto quiso, incluso uno de sus «Sonetos de la guerra», otro cuaderno que está por revisar y sacar a la luz.

 Fernando, Mariana y Dalia (de espaldas).

Resalta la presencia de la periodista de CMHW, Dalia Reyes Perera, que no perdió una sola palabra de su compañero de trabajo, ¡todo lo grabó! Para después preparar un excelente trabajo radial, que ha sido difundido por espacios estelares como el matutino «Patria» y «Radio Revista W». Por supuesto, como FaceBook es un sitio de moda, por él andan fotos y comentarios de las personas que admiran y quieren al escritor.

 Fernando conversa con el público (a su lado, Dalia).

La sala llena —raro en este mes— y mucho té, para que el público se estimulara, hicieron del 17 de agosto, en compañía de Fernando González Castro con la décima espinela, sencilla, sonora y profunda,  un día muy peculiar entre todos los encuentros de nuestra tertulia «La décima es un árbol», que el próximo 21 de septiembre cumplirá once años.

Desde hace dos meses, y sobre todo a partir de haber sido invitado, el Maestro Fernando González Castro honra a nuestro árbol, que no deja de crecer y fructificar humildemente,  pero sin rendirse. Y para todos los tiempos, nos quedamos pensando en sus palabras inteligentes: «El camino llano no siempre ayuda, hay veces en que es necesario encontrarse valladares en el camino para aprender a saltar, para coger fuerzas».

Mariana Enriqueta Pérez Pérez
Santa Clara, 22 de agosto, 2018



TRAS LAS HUELLAS DEL CAIMÁN:
LA HISTORIA BIEN CONTADA

Durante años, los lectores fuimos asaltados por tan malas décimas de tema político-social, que cuando nos sabemos obligados a enfrentarnos con un texto poético que trata de la historia, de los héroes, sentimos escalofríos. Y es que algunos todavía no se han dado cuenta de que si no saben escribir, no deben hacerlo. Hay otros —es peor— con cultura y conocimientos, pero poseedores de tan «excesivo afán patriótico» (por no creer razones deshonrosas), que atiborran al lector de lugares comunes y versos panfletarios, los cuales jamás penetran a la médula del héroe, o del suceso, porque se quedan en una superficie completamente vacía de contenido. Y son culpables de que la décima haya sido rechazada por editoriales, concursos, y público lector. Y si a ello se le suman los malos usos de la oralidad…

Por todo lo dicho, me sentí un tanto escéptica cuando Fernando González Castro me comentó que había escrito la historia de Cuba en décimas, idea que, por demás, han intentado muchos. Jamás pensé que sería un mal libro, si se tiene en cuenta la cultura y prestigio de ese escritor, aunque tal vez sí un decimario de mediano alcance. De cualquier manera, lo invité a la tertulia porque creo que su personalidad nos prestigia, sin todavía imaginar la sorpresa que este autor tenía escondida…

Para mantener el «suspense», no hablaré todavía de los textos poéticos. Primero, hay que conocer ¿quién es Fernando González Castro?

Trabaja en la emisora CMHW de Villa Clara y lleva 27 años en el ICRT. Es actor, director de programas, escritor. Ha obtenido diecisiete condecoraciones y títulos honoríficos, entre los que se destacan: Orden por la Cultura Nacional, Premio Nacional de la Radio 2016, Vanguardia Nacional en 14 ocasiones, Micrófono Símbolo de la Radio Cubana, Condición Artista  de Mérito de la Radio Cubana, Condición de Maestro Radialista.(*)

Catorce veces Distinguido Nacional, diecisiete en la provincia y diecinueve en el municipio.

Nacido el 16 de diciembre de 1951 en el municipio de Santo Domingo, Villa Clara. Primeros estudios en la escuela Bautista, posteriormente en la Escuela Pública # 1. En la Secundaria Básica «Pedro Julio Marcelo» se destacó como poeta. Se graduó en la E. S. C. donde hizo varios posgrados de dramaturgia. Fundador del Taller Literario municipal y del grupo de teatro «Nueva Bohemia», para el cual escribió las obras que él mismo llevaba a escena. Posteriormente realizó estudios de profesorado y creó un taller literario en su escuela. Fundador del grupo de cine aficionado «Batey», en su municipio, para el cual escribió los guiones y dirigió las filmaciones.

En 1980 se inició en la radio. En 1985 comenzó a trabajar con un grupo de niños, les impartía clases de dramaturgia y actuación, y creó con ellos un programa infantil de salida diaria durante varias programaciones de verano.  Autor de treinta y ocho series originales para este medio y  tres adaptadas,  decenas de cuentos, teatros, programas históricos, programas infantiles, etcétera.

Galardonado con dos premios Caracol,  varios premios en los Festivales Nacionales de la Radio, así como cuatro grandes premios y el haber sido seleccionado en 1995 como el Realizador más Destacado del Festival de la Radio, posteriormente como el Mejor  Escritor de Programas Históricos y en el 2006 como Mejor Escritor de Novelas Cubanas.

En 1994 impartió un curso de actuación aplicada al medio radial durante diez meses en la provincia de Cienfuegos, así como varios talleres de dramaturgia, de guión y dirección de programas dramatizados. En 1996 impartió iguales cursos en Villa Clara  y desde entonces viene impartiendo (de forma voluntaria) cursos de dramaturgia, guiones, dirección de programas dramatizados, actuación, y otros, en Villa Clara, así como un Curso de Actuación y otro de dirección de Programas en la provincia de Sancti Spíritus.

Durante dos años fue  presidente del jurado de programas dramatizados de la Radio Villaclareña y en el 2005 Presidente del jurado de programas unitarios en el Festival Nacional de la Radio.  Actualmente es miembro del Consejo Artístico y de nuevo miembro del Jurado Provincial de la Radio.

Es miembro de la UNEAC de Villa Clara, organización en la cual se desempeñó primero como Presidente de la Filial de Cine Radio y TV por dos períodos y luego como Vice Presidente Provincial. En esta Organización  ha sido destacado desde su ingreso. Por veinte años fue  miembro del Comité Provincial del Sindicato de la Cultura y, durante un período,  del Comité Nacional.

Fernando González Castro fue seleccionado en 1996 como uno de los cinco intelectuales más destacados de la provincia. Ha escrito y dirigido, durante los últimos 30 años, la parte artística de los actos por el Primero de Mayo en la Provincia, asimismo cada año escribe y dirige múltiples actos políticos de carácter Nacional, y la transmisión de algunos de éstos. Ha sido guionista y director de espectáculos  culturales  de carácter nacional,  incluyendo en dos oportunidades la gala del Festival Nacional de la Radio, en ocasión de su celebración en la provincia de Villa Clara. Impartió en la UNEAC un curso de guiones para actos y espectáculos, así como otro de guiones  de programas dramatizados en el 2005. En el 2006 y el 2007 impartió varios cursos y talleres de dramaturgia aplicada a la Radio en nuestra provincia y en provincias vecinas. En el 2008 obtuvo varios premios en el Festival de la Radio e impartió dos talleres para guionistas y ejerció como profesor de dramaturgia en el Curso de preparación de directores de programas de Radio. Desde el 2007 viene impartiendo clases de actuación en la EPA.

Y para que no quede duda alguna acerca de su cubanía —y de por qué es invitado de honor en esta tertulia—, debe decirse que Fernando González Castro es poeta repentista y estudioso del folklor campesino, dirigió por muchos años la programación musical campesina de la emisora provincial y actualmente dirige parte de ella con el programa  «Soy Guajiro». Se ha  destacado también como  guionista de programas campesinos para  la TV  Provincial donde obtuvo  dos premios nacionales. En ese universo, la TV, aprobó en el 2003-2004 un curso de camarógrafo y, anteriormente, tres cursos sobre dramaturgia aplicada a los guiones de TV. En 2017 fue presidente del jurado de Radio de la Convención Internacional de Radio y Televisión. En estos momentos se desempeña como actor, director y escritor del Grupo Dramático de la CMHW y continúa en su labor de profesor de las nuevas generaciones.

Cuenta con dos libros terminados, La Dramaturgia en la Radio y La Historia de Cuba Recreada en Décimas. Y como fue deportista activo hasta 1976 e integró el equipo nacional juvenil de Judo en dos ocasiones, sus compañeros le dicen «Fernando, el cinta negra de la radio».

Hecho ya este gran paréntesis, podemos continuar con la «novela», es decir el relato, de lo sucedido al leer el libro de Fernando González Castro.

Desde el primer verso comprendí que me encontraba frente a un decimario «distinto» a cuantos intentos se hayan hecho anteriormente por recrear en espinelas nuestra historia. Ningún poeta ha penetrado los «recovecos» (no hay otra palabra mejor) de los descubrimientos geográficos del siglo xv, las verdaderas causas, las intrigas cortesanas, la envidia, la maledicencia, las contradicciones sociales y personales; no siente temor de abordar nombres, fechas, sucesos en estricto orden cronológico; las batallas se describen con lujo de detalles, incluido el número de bajas, y —como buen dramaturgo— es capaz de reseñar hechos simultáneos sin oscurecer el hilo de la narración. Y es que se trata de «narración» amena, casi una novela, y no de una lista insípida de acontecimientos. González Castro logra resumir en trescientas décimas (3000 versos) un fértil período de cuatro siglos, en los que se incubó y llegó a crecer la nación cubana, hasta el final de la Guerra de los Diez Años y el anuncio de la Tregua Fecunda.

El libro presenta una estructura coherente con los períodos históricos. La «Primera Etapa» contiene, por ese orden: Antecedentes (59 estrofas), La Conquista (estrofa 60 a la 84), Las primeras villas (85-93), El esclavismo (94-100), Rebelión de los vegueros (101-102), La Toma de La Habana (103-113), Las corrientes ideológicas (114-132). La «Segunda Etapa» aborda solamente La Revolución, a partir de la estrofa 133.

Lo dicho hasta aquí, sin ejemplos, puede sugerir un simple libro de poesía épica, sin embargo, el autor combina pasajes épicos con la lírica, en una síntesis de lo cubano, que bebe en las fuentes del criollismo y del siboneyismo sin reproducir sus códigos, aunque emplea la terminología de la flora, la fauna y las costumbres cubanas, como hicieran Fornaris, El Cucalambé y otros.

Desde la sección de Antecedentes el poeta muestra un agudo conocimiento de la época en que se gestan los viajes de Colón, en ella están presentes los sucesos de España y de su entorno Mediterráneo: Mediterráneo, bastión / de las fuerzas otomanas; / carencia de porcelanas, / de tapices, de canela. Asimismo, el papel de la ciencia, limitado por la religión, tal como prueban los versos: España, donde la ciencia / lleva una cruz por mordaza, brillante imagen que sintetiza dichas contradicciones. Tampoco dejan de mencionarse personajes de ese tiempo o anteriores (Séneca, Marco Polo). Los preparativos y realización de los viajes de Colón, su llegada a Las Antillas y los protagonistas de la epopeya, todo se cuenta detalladamente, al igual que la descripción del encuentro entre las dos culturas, sin dejar de mencionar los ritos y costumbres, como lo muestran las décimas 26 y 27: [...] La mirada inquisitiva / de Colón, va hasta el cacique / cuando se escucha el repique del mayohuacán nativo / iniciando el atractivo / ceremonial el behique.

Se entregan al areíto / danzando los naborías / y continuas cortesías / van tributando en el rito. / El hecho marca en un hito / equívocas conjeturas: / ¡las serviles ataduras / de un mundo hacia el otro mundo / por el abismo profundo / de diferentes culturas!

Así el poeta va relatando los pormenores de cada viaje, cada encuentro, y en la estrofa 52 nos pone en contacto con un pasaje poco conocido, aparentemente sin importancia, lo que demuestra que para él cualquier anécdota puede ser trascendente: Colón imita el pasaje /  de Cristo a Jerusalén; / ¡en acémila también / a Segovia rinde viaje!  Aquí compara la grandeza de Colón con la de Cristo, y, sin decirlo, deja la enseñanza de que los grandes pueden ser lo suficientemente humildes como para trasladarse en una cabalgadura echada a menos.

La décima 62 es altamente deudora del romanticismo y contrapone las bellezas naturales a los aires de guerra en la región antillana.

La conquista, la fundación de las villas, los horrores y matanzas de aborígenes, todo está presente, pero también la rebeldía de Hatuey, con el nacimiento de la leyenda acerca de la luz de Yara; más tarde Guamá y Casiguaya. Expresión histórica pura, que se distingue de las fantasías siboneyistas de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo y sus continuadores. Luego se canta a los esclavos y su huida a los palenques,  los conatos de rebelión y la Conspiración de La Escalera en el centro. El libro tampoco obvia los pilares de la cultura cubana (Heredia, Plácido, Varela).

Fernando González dedica amplitud de espacio a las corrientes ideológicas, tema árido que resuelve poéticamente y en profundidad: Es el tiempo largo puente / de cambios circunstanciales / que con aires residuales / dejan en Cuba simiente. Así comienza a trazar los caminos y vericuetos por donde se mueve una época muy compleja, que ahonda las contradicciones entre la colonia y la naciente clase criolla para desembocar en la Revolución.

La segunda etapa del libro es de una riqueza inigualable, los antecedentes y preparativos de la guerra de los Diez Años, con Céspedes y otros próceres, las fechas, los combates, las contradicciones… nada escapa a la agudeza del poeta-historiador, y sobre todo la forma en cómo se resalta la valentía mambisa de sus principales protagonistas. El tema de la asamblea de Guáimaro es tratado con mucha hondura y justeza, en una síntesis bien difícil de lograr en estrofas de diez versos octosílabos: Diferencia de carril / con aires de patriotismo; / triste visión de estrabismo / para un punto de partida, / una ideológica herida / abierta en antagonismo. ¿Habría otra forma de presentar en versos todas las contradicciones acaecidas allí?

Pero lo más interesante es cómo va narrando los movimientos simultáneos de la guerra en sus diferentes escenarios: Holguín, Las Tunas, Bayamo, y otras zonas. Por supuesto, Camagüey con la caballería de Agramonte, figura cuya valentía no se cansa de ponderar, y el alzamiento en Las Villas, sus principales jefes: Miguel Jerónimo Gutiérrez, Eduardo Machado, Lorda, que tal vez merezcan más protagonismo dentro del decimario, porque los historiadores ya se han olvidado bastante de ellos.

La mujer cubana y su amor también protagonizan la historia; por supuesto, se supone que el poeta no puede nombrarlas a todas, pero ahí está Amalia Simoni en una décima (219) de alto lirismo.

Como se ha visto, poco ha quedado fuera de la mirada historiográfica y poética de Fernando González Castro. Tal vez ya tenga en mente continuar con la guerra del 95, con la República y la Revolución de Fidel, pero si no, ha hecho una obra monumental que merece una pronta publicación, porque los lectores hallarán una síntesis de nuestro pasado, que al ser contada con el atrayente sonido de la espinela puede provocar un acercamiento más desprejuiciado a los libros de Historia y, también a la décima tradicional cubana. Enhorabuena este hombre, que sabe por oficio cómo contar historias, se dio a la tarea de correr Tras la huella del Caimán.

* OTRAS CONDECORACIONES
Y TÍTULOS HONORÍFICOS:
Orden Hazaña Laboral. Medalla Raúl Gómez García. Sello Laureado. Sello de Destacado del Contigente Juan Marinello.Trabajador Distinguido Nacional. Sello Lázaro Peña. Destacado Nacional de la Radio. Sello 85 Aniversario de la Radio Cubana. Sello 320 Aniversario de la Fundación de Santa Clara. Sello 90 Aniversario de la Radio Cubana. Sello 95 Aniversario de la Radio Cubana. Condición de Hijo Ilustre de Santo Domingo.

Mariana Enriqueta Pérez Pérez
Santa Clara, 16 de agosto de 2018



DE LA AUTORA DEL REPORTAJE:
Muestras de la obra poética de Mariana Enriqueta Pérez Pérez, pueden verse mediante los siguientes enlaces con el blog Odiseo en el Erebo y la antología on line Arte poética. Rostros y versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios realizados por ella aparecen en nuestra sección Decimacontexto: Polizón en la aljaba de Eros, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. Las albas rumorosas, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel Feijóo. La décima cubana durante las guerras de independencia: los poetas de la guerra, interesante aporte sobre ese período. La décima escrita en Villa Clara, sobre la poesía concebida en estrofas de diez versos en esa provincia. Entre los reconocimientos merecidos por su obra en versos, está en el 2013 la mención que recibió en el concurso Oscar Hurtado. En septiembre del 2014, mereció el Premio del VI concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí por su conjunto Embriaguez (rosa, espada, luz). En el 2015, publicado en nuestro sitio su poema A Caracas, en solidaridad con Venezuela. En ese mismo año, mereció el Gran Premio en el VIII concurso Décima al filo.


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