Una tertulia, un maestro de la radio:
Fernando González Castro
Nos
reporta la poetisa e investigadora Mariana
Pérez Pérez, fundadora y conductora de la tertulia La
décima es un árbol y representante
del Grupo Ala Décima en la provincia de Villa Clara
Fotos enviadas por la autora.
Ahora que la Radio cubana está de cumpleaños, ha sido un acto feliz invitar
a un escritor, director, actor, profesor, Maestro Radialista y Premio Nacional
(2016), quien además escribe décimas.
Este mes no hubo Catálogo rimado
(se hará en septiembre) ni se desarrollaron otros temas, excepto «La pieza del
mes», presentación que hizo el Especialista Jesús Llorens León al finalizar el
encuentro. Toda la tarde se dedicó al invitado.
Fernando González Castro conversa con Juan Rivalta, escritor y su
alumno en el curso de guiones radiales.
Conversar con Fernando González Castro resulta un placer. Hombre que asume
sus conocimientos y sus éxitos con sencillez, como todo buen «guajiro» (nació y
se formó en Santo Domingo), que no olvida a quienes lo ayudaron en diferentes
momentos de su vida, como sus maestros, orientadores de muchos jóvenes por los
caminos de la cultura y del conocimiento.
Mariana obsequia dos libros al invitado.
Antes de iniciar la conversación y la lectura, se presentó la reseña,
escrita para la ocasión, «Tras las
huellas del Caimán: la historia bien contada», donde se ofrecen los datos
biográficos del poeta y una valoración general de su decimario, que resume en
trescientas estrofas la historia de Cuba, desde los antecedentes hasta el final
de la Guerra de los Diez Años y el anuncio del «Reposo turbulento».
Posteriormente, se inició el diálogo, algunos asistentes intervinieron también
y, sobre todo, el poeta leyó todo cuanto quiso, incluso uno de sus «Sonetos de
la guerra», otro cuaderno que está por revisar y sacar a la luz.
Fernando, Mariana y Dalia (de espaldas).
Resalta la presencia de la periodista de CMHW, Dalia Reyes Perera, que no
perdió una sola palabra de su compañero de trabajo, ¡todo lo grabó! Para
después preparar un excelente trabajo radial, que ha sido difundido por
espacios estelares como el matutino «Patria» y «Radio Revista W». Por supuesto,
como FaceBook es un sitio de moda, por él andan fotos y comentarios de las
personas que admiran y quieren al escritor.
Fernando conversa con el público (a su lado, Dalia).
La sala llena —raro en este mes— y mucho té, para que el público se
estimulara, hicieron del 17 de agosto, en compañía de Fernando González Castro
con la décima espinela, sencilla, sonora y profunda, un día muy peculiar entre todos los
encuentros de nuestra tertulia «La décima es un árbol», que el próximo 21 de
septiembre cumplirá once años.
Mariana Enriqueta Pérez Pérez
Santa Clara, 22 de agosto, 2018
TRAS LAS HUELLAS
DEL CAIMÁN:
LA HISTORIA BIEN CONTADA
Durante años, los lectores fuimos asaltados por tan
malas décimas de tema político-social, que cuando nos sabemos obligados a
enfrentarnos con un texto poético que trata de la historia, de los héroes,
sentimos escalofríos. Y es que algunos todavía no se han dado cuenta de que si
no saben escribir, no deben hacerlo. Hay otros —es peor— con cultura y
conocimientos, pero poseedores de tan «excesivo afán patriótico» (por no creer
razones deshonrosas), que atiborran al lector de lugares comunes y versos
panfletarios, los cuales jamás penetran a la médula del héroe, o del suceso,
porque se quedan en una superficie completamente vacía de contenido. Y son
culpables de que la décima haya sido rechazada por editoriales, concursos, y
público lector. Y si a ello se le suman los malos usos de la oralidad…
Por todo lo dicho, me sentí un tanto escéptica cuando
Fernando González Castro me comentó que había escrito la historia de Cuba en
décimas, idea que, por demás, han intentado muchos. Jamás pensé que sería un
mal libro, si se tiene en cuenta la cultura y prestigio de ese escritor, aunque
tal vez sí un decimario de mediano alcance. De cualquier manera, lo invité a la
tertulia porque creo que su personalidad nos prestigia, sin todavía imaginar la
sorpresa que este autor tenía escondida…
Para mantener el «suspense», no hablaré todavía de los
textos poéticos. Primero, hay que conocer ¿quién es Fernando González Castro?
Trabaja en la emisora CMHW de Villa Clara y lleva 27
años en el ICRT. Es actor, director de programas, escritor. Ha obtenido
diecisiete condecoraciones y títulos honoríficos, entre los que se destacan:
Orden por la Cultura Nacional, Premio Nacional de la Radio 2016, Vanguardia
Nacional en 14 ocasiones, Micrófono Símbolo de la Radio Cubana, Condición
Artista de Mérito de la Radio Cubana,
Condición de Maestro Radialista.(*)
Catorce veces Distinguido Nacional, diecisiete en la
provincia y diecinueve en el municipio.
Nacido el 16 de diciembre de 1951 en el municipio de
Santo Domingo, Villa Clara. Primeros estudios en la escuela Bautista,
posteriormente en la
Escuela Pública # 1. En la Secundaria Básica «Pedro Julio
Marcelo» se destacó como poeta. Se graduó en la E. S. C. donde hizo varios
posgrados de dramaturgia. Fundador del Taller Literario municipal y del grupo
de teatro «Nueva Bohemia», para el cual escribió las obras que él mismo llevaba
a escena. Posteriormente realizó estudios de profesorado y creó un taller
literario en su escuela. Fundador del grupo de cine aficionado «Batey», en su
municipio, para el cual escribió los guiones y dirigió las filmaciones.
En 1980 se inició en la radio. En 1985 comenzó a trabajar con un grupo de
niños, les impartía clases de dramaturgia y actuación, y creó con ellos un
programa infantil de salida diaria durante varias programaciones de
verano. Autor de treinta y ocho series
originales para este medio y tres
adaptadas, decenas de cuentos, teatros,
programas históricos, programas infantiles, etcétera.
Galardonado con dos premios Caracol,
varios premios en los Festivales Nacionales de la Radio, así como cuatro
grandes premios y el haber sido seleccionado en 1995 como el Realizador más
Destacado del Festival de la Radio, posteriormente como el Mejor Escritor de Programas Históricos y en el 2006
como Mejor Escritor de Novelas Cubanas.
En 1994 impartió un curso de actuación aplicada al medio radial durante
diez meses en la provincia de Cienfuegos, así como varios talleres de
dramaturgia, de guión y dirección de programas dramatizados. En 1996 impartió
iguales cursos en Villa Clara y desde
entonces viene impartiendo (de forma voluntaria) cursos de dramaturgia,
guiones, dirección de programas dramatizados, actuación, y otros, en Villa
Clara, así como un Curso de Actuación y otro de dirección de Programas en la
provincia de Sancti Spíritus.
Durante dos años fue presidente del
jurado de programas dramatizados de la Radio Villaclareña
y en el 2005 Presidente del jurado de programas unitarios en el Festival
Nacional de la Radio. Actualmente es
miembro del Consejo Artístico y de nuevo miembro del Jurado Provincial de la
Radio.
Es miembro de la UNEAC de Villa Clara, organización en la cual se desempeñó
primero como Presidente de la Filial de Cine Radio y TV por dos períodos y
luego como Vice Presidente Provincial. En esta Organización ha sido destacado desde su ingreso. Por
veinte años fue miembro del Comité
Provincial del Sindicato de la
Cultura y, durante un período, del Comité Nacional.
Fernando González Castro fue seleccionado en 1996 como uno de los cinco
intelectuales más destacados de la provincia. Ha escrito y dirigido, durante
los últimos 30 años, la parte artística de los actos por el Primero de Mayo en
la Provincia, asimismo cada año escribe y dirige múltiples actos políticos de
carácter Nacional, y la transmisión de algunos de éstos. Ha sido guionista y
director de espectáculos culturales de carácter nacional, incluyendo en dos oportunidades la gala del
Festival Nacional de la Radio, en ocasión de su celebración en la provincia de
Villa Clara. Impartió en la UNEAC un curso de guiones para actos y
espectáculos, así como otro de guiones
de programas dramatizados en el 2005. En el 2006 y el 2007 impartió
varios cursos y talleres de dramaturgia aplicada a la Radio en nuestra provincia y
en provincias vecinas. En el 2008 obtuvo varios premios en el Festival de la Radio e impartió dos
talleres para guionistas y ejerció como profesor de dramaturgia en el Curso de
preparación de directores de programas de Radio. Desde el 2007 viene
impartiendo clases de actuación en la EPA.
Y para que no quede duda alguna acerca de su cubanía —y de por qué es
invitado de honor en esta tertulia—, debe decirse que Fernando González Castro
es poeta repentista y estudioso del folklor campesino, dirigió por muchos años
la programación musical campesina de la emisora provincial y actualmente dirige
parte de ella con el programa «Soy
Guajiro». Se ha destacado también
como guionista de programas campesinos
para la TV
Provincial donde obtuvo dos premios nacionales. En ese universo, la
TV, aprobó en el 2003-2004 un curso de camarógrafo y, anteriormente, tres
cursos sobre dramaturgia aplicada a los guiones de TV. En 2017 fue presidente
del jurado de Radio de la Convención
Internacional de Radio y Televisión. En estos momentos se
desempeña como actor, director y escritor del Grupo Dramático de la CMHW y
continúa en su labor de profesor de las nuevas generaciones.
Cuenta con dos libros terminados, La Dramaturgia en la Radio y La Historia
de Cuba Recreada en Décimas. Y como fue deportista activo hasta 1976 e integró
el equipo nacional juvenil de Judo en dos ocasiones, sus compañeros le dicen «Fernando, el cinta negra de la radio».
Hecho ya este gran paréntesis, podemos continuar con la «novela», es decir
el relato, de lo sucedido al leer el libro de Fernando González Castro.
Desde el primer verso comprendí que me encontraba frente a un decimario
«distinto» a cuantos intentos se hayan hecho anteriormente por recrear en
espinelas nuestra historia. Ningún poeta ha penetrado los «recovecos» (no hay
otra palabra mejor) de los descubrimientos geográficos del siglo xv, las
verdaderas causas, las intrigas cortesanas, la envidia, la maledicencia, las
contradicciones sociales y personales; no siente temor de abordar nombres,
fechas, sucesos en estricto orden cronológico; las batallas se describen con
lujo de detalles, incluido el número de bajas, y —como buen dramaturgo— es
capaz de reseñar hechos simultáneos sin oscurecer el hilo de la narración. Y es
que se trata de «narración» amena, casi una novela, y no de una lista insípida
de acontecimientos. González Castro logra resumir en trescientas décimas (3000
versos) un fértil período de cuatro siglos, en los que se incubó y llegó a
crecer la nación cubana, hasta el final de la Guerra de los Diez Años y el
anuncio de la Tregua Fecunda.
El libro presenta una estructura coherente con los períodos históricos. La
«Primera Etapa» contiene, por ese orden: Antecedentes
(59 estrofas), La Conquista (estrofa
60 a la 84), Las primeras villas
(85-93), El esclavismo (94-100), Rebelión de los vegueros (101-102), La Toma de La Habana (103-113), Las corrientes ideológicas (114-132). La
«Segunda Etapa» aborda solamente La
Revolución, a partir de la estrofa 133.
Lo dicho hasta aquí, sin ejemplos, puede sugerir un simple libro de poesía
épica, sin embargo, el autor combina pasajes épicos con la lírica, en una
síntesis de lo cubano, que bebe en las fuentes del criollismo y del siboneyismo
sin reproducir sus códigos, aunque emplea la terminología de la flora, la fauna
y las costumbres cubanas, como hicieran Fornaris, El Cucalambé y otros.
Desde la sección de Antecedentes
el poeta muestra un agudo conocimiento de la época en que se gestan los viajes
de Colón, en ella están presentes los sucesos de España y de su entorno
Mediterráneo: Mediterráneo, bastión / de
las fuerzas otomanas; / carencia de porcelanas, / de tapices, de canela.
Asimismo, el papel de la ciencia, limitado por la religión, tal como prueban
los versos: España, donde la ciencia /
lleva una cruz por mordaza, brillante imagen que sintetiza dichas
contradicciones. Tampoco dejan de mencionarse personajes de ese tiempo o
anteriores (Séneca, Marco Polo). Los preparativos y realización de los viajes
de Colón, su llegada a Las Antillas y los protagonistas de la epopeya, todo se
cuenta detalladamente, al igual que la descripción del encuentro entre las dos
culturas, sin dejar de mencionar los ritos y costumbres, como lo muestran las
décimas 26 y 27: [...] La mirada
inquisitiva / de Colón, va hasta el cacique / cuando se escucha el repique del
mayohuacán nativo / iniciando el atractivo / ceremonial el behique.
Se entregan al
areíto / danzando los naborías / y continuas cortesías / van tributando en el
rito. / El hecho marca en un hito / equívocas conjeturas: / ¡las serviles
ataduras / de un mundo hacia el otro mundo / por el abismo profundo / de
diferentes culturas!
Así el poeta va relatando los pormenores de cada viaje, cada encuentro, y
en la estrofa 52 nos pone en contacto con un pasaje poco conocido,
aparentemente sin importancia, lo que demuestra que para él cualquier anécdota
puede ser trascendente: Colón imita el
pasaje / de Cristo a Jerusalén; / ¡en
acémila también / a Segovia rinde viaje! Aquí compara la grandeza de Colón con la de
Cristo, y, sin decirlo, deja la enseñanza de que los grandes pueden ser lo
suficientemente humildes como para trasladarse en una cabalgadura echada a
menos.
La décima 62 es altamente deudora del romanticismo y contrapone las
bellezas naturales a los aires de guerra en la región antillana.
La conquista, la fundación de las villas, los horrores y matanzas de
aborígenes, todo está presente, pero también la rebeldía de Hatuey, con el
nacimiento de la leyenda acerca de la luz de Yara; más tarde Guamá y Casiguaya.
Expresión histórica pura, que se distingue de las fantasías siboneyistas de
Juan Cristóbal Nápoles Fajardo y sus continuadores. Luego se canta a los
esclavos y su huida a los palenques, los
conatos de rebelión y la Conspiración de La Escalera en el centro. El libro
tampoco obvia los pilares de la cultura cubana (Heredia, Plácido, Varela).
Fernando González dedica amplitud de espacio a las corrientes ideológicas,
tema árido que resuelve poéticamente y en profundidad: Es el tiempo largo puente / de cambios circunstanciales / que con aires
residuales / dejan en Cuba simiente. Así comienza a trazar los caminos y
vericuetos por donde se mueve una época muy compleja, que ahonda las
contradicciones entre la colonia y la naciente clase criolla para desembocar en
la Revolución.
La segunda etapa del libro es de una riqueza inigualable, los antecedentes
y preparativos de la guerra de los Diez Años, con Céspedes y otros próceres,
las fechas, los combates, las contradicciones… nada escapa a la agudeza del
poeta-historiador, y sobre todo la forma en cómo se resalta la valentía mambisa
de sus principales protagonistas. El tema de la asamblea de Guáimaro es tratado
con mucha hondura y justeza, en una síntesis bien difícil de lograr en estrofas
de diez versos octosílabos: Diferencia de
carril / con aires de patriotismo; / triste visión de estrabismo / para un
punto de partida, / una ideológica herida / abierta en antagonismo. ¿Habría
otra forma de presentar en versos todas las contradicciones acaecidas allí?
Pero lo más interesante es cómo va narrando los movimientos simultáneos de
la guerra en sus diferentes escenarios: Holguín, Las Tunas, Bayamo, y otras
zonas. Por supuesto, Camagüey con la caballería de Agramonte, figura cuya
valentía no se cansa de ponderar, y el alzamiento en Las Villas, sus
principales jefes: Miguel Jerónimo Gutiérrez, Eduardo Machado, Lorda, que tal
vez merezcan más protagonismo dentro del decimario, porque los historiadores ya
se han olvidado bastante de ellos.
La mujer cubana y su amor también protagonizan la historia; por supuesto,
se supone que el poeta no puede nombrarlas a todas, pero ahí está Amalia Simoni
en una décima (219) de alto lirismo.
Como se ha visto, poco ha quedado fuera de la mirada historiográfica y
poética de Fernando González Castro. Tal vez ya tenga en mente continuar con la
guerra del 95, con la República y la Revolución de Fidel, pero si no, ha hecho
una obra monumental que merece una pronta publicación, porque los lectores
hallarán una síntesis de nuestro pasado, que al ser contada con el atrayente
sonido de la espinela puede provocar un acercamiento más desprejuiciado a los
libros de Historia y, también a la décima tradicional cubana. Enhorabuena este
hombre, que sabe por oficio cómo contar historias, se dio a la tarea de correr Tras la huella del Caimán.
* OTRAS CONDECORACIONES
Y TÍTULOS HONORÍFICOS:
Orden Hazaña
Laboral. Medalla Raúl Gómez García. Sello Laureado. Sello de Destacado del
Contigente Juan Marinello.Trabajador Distinguido Nacional. Sello Lázaro Peña.
Destacado Nacional de la Radio. Sello 85 Aniversario de la Radio Cubana. Sello
320 Aniversario de la Fundación de Santa Clara. Sello 90 Aniversario de la
Radio Cubana. Sello 95 Aniversario de la Radio Cubana. Condición de Hijo
Ilustre de Santo Domingo.
Mariana Enriqueta Pérez Pérez
Santa Clara, 16 de agosto de 2018
DE LA AUTORA DEL REPORTAJE:
Muestras de la obra poética de Mariana
Enriqueta Pérez Pérez, pueden
verse mediante los siguientes enlaces con el blog Odiseo
en el Erebo y la antología on line Arte poética. Rostros y
versos, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. Varios estudios
realizados por ella aparecen en nuestra sección Decimacontexto: Polizón
en la aljaba de Eros, sobre la décima de amor escrita en Villa Clara. Las
albas rumorosas, acerca del libro Jiras guajiras, de Samuel
Feijóo. La
décima cubana durante las guerras de independencia: los poetas de la guerra,
interesante aporte sobre ese período. La
décima escrita en Villa Clara, sobre la poesía concebida en estrofas de
diez versos en esa provincia. Entre los reconocimientos merecidos por su
obra en versos, está en el 2013 la mención
que recibió en el concurso Oscar Hurtado. En septiembre del 2014, mereció
el Premio
del VI concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí por su
conjunto Embriaguez
(rosa, espada, luz).
En el 2015, publicado en nuestro sitio su poema A Caracas, en solidaridad con Venezuela.
En ese mismo año, mereció
el Gran Premio en el VIII concurso Décima al filo.
MÁS SOBRE LA DÉCIMA EN ESTA PROVINCIA:
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