Desde
Pinar del Río
El hermano
poeta Lorenzo Suárez
Crespo, desde la Casa
de la Décima Celestino García, nos envió este comentario suyo sobre la
participación de ese proyecto sociocultural en las fiestas populares de verano.
(Foto: Irma Rodríguez Curbelo)
La décima,
estrofa providencial en materia y espíritu para los poetas, no deja de
asombrarnos cada vez que la sentimos buscar la luz en sus diez alas sonoras. Ahora
recuerdo al poeta bahiahondez Juan Cecilio Cruz cuando, poseído por el cordaje
musical y elevando sus pupilas al infinito cantaba:
Astro divino
en lo arcano,
cómo te
acercas a mí
con encantos
de rubí
y la fragua
de Vulcano.
Bajo mi techo
de guano
hoy te elevo
una oración,
no quiero la
bendición
de la luna o
de un lucero,
es tu luz la
que prefiero,
una hamaca y
un ranchón.
Apegados a
sus raíces, aún los poetas rememoran aquellos tiempos de su infancia en
momentos como estos en que la modernidad va cubriendo con pasos agigantados el
lienzo del enorme panorama campestre. Es una vuelta lírica a las raíces.
Evocador de
esa impronta solar, una misma y diferente, el Ranchón de los poetas a orillas
del río Guamá en Pinar del Río, disfrutó de este verano 2018 con encuentros
poéticos durante las fiestas populares en horarios de la tarde en que su amplio
salón no solo ha dado la bienvenida a los lugareños, sino a muchísimos
admiradores del género campesino en toda la provincia, muy especialmente a los
decimistas.
En una etapa
muy significativa en que algunos improvisadores son protagonistas del clásico
del repentismo 2018, por la parte occidental, estas jornadas han sido
provechosas para curtir su acervo versal en las diversas propuestas del punto
cubano.
Tan generosa
como su dulzura acuática, la lluvia no pasó en estos días de ser ligero lienzo
de cristal que, más que brusca y avasalladora, ecualizara líricamente la voz de
los poetas.
(Poetas
improvisadores)
ANABEYBI
RODRIGUEZ ALVAREZ
este palacio
de guano
en donde el
punto cubano
le hace
guiños al camino.
La décima
alarga el trino
Abriéndose en
dos el pecho
y en el
poético lecho
de una
sensitiva escarcha
todo el que
entra se marcha
con las rimas
satisfecho.
Volví al
rincón campesino
de la ciudad
pinareña
donde la
décima sueña
lo mismo que
un ave el trino.
Cada piedra
del camino
se hace
pestaña en el suelo,
el verso que
empina el vuelo
de tardes y
de mañanas
le va regando
las canas
a los
peinados del cielo.
FELIX LOPEZ
LEMUS (el Minerito)
Tú sabes bien
que al Minero
este Ranchón
lo protege
y el río
Cuyaguateje
lo bañará el
año entero.
Pero el día
que el potrero
no me
obsequie una caoba
y no la
encuentre en la alcoba
de su casa
desvelada,
me cuidará la
portada
de la Casa de
la Trova.
JULIO PABLO
TRAVIESO
Lejos de toda
rutina
hoy he vuelto
a este palacio
en donde
tiene un espacio
la décima
campesina.
Déjame ver
por qué esquina,
ahora que ya
estoy adentro,
voy de la
gloria al encuentro
como si la
tarde fuera
una piñata y
tuviera
los aplausos
en el centro.
MAGEL SANCHEZ
SANCHEZ
Hoy Celestino
García
salió de su
tumba yerta
y penetró por
la puerta
ancha de la
poesía.
Hay otra
tumba vacía,
es la de
Pablo León
que aprovechó
la ocasión
y para venir
del Norte,
se fabricó un
pasaporte
con las
pencas del Ranchón.
YASEL GARCIA
CORTEZ
Vuelvo a este
ranchón de guano
donde
Celestino un día
escribió una
poesía
en las
páginas del guano.
Aquí se hospedó
el verano
meses en el
caballete
y el sol
igual que un jinete
con espuelas
y polaina,
enfundó bajo
la vaina
el filo de su
machete.
Estos veranos
ardientes
se visten de
carnaval
bajo el
esbelto ritual
de fuegos
fosforescentes.
Pero serán
relucientes
en noches más
primorosas
si bailarinas
hermosas
revoloteando
sus manos
como jardines
humanos
florecen en
las carrozas.
MIGUEL
HERRERA JAVIQUE
Volví con la
vista fija
en el futuro,
Pinar,
qué manera de
encontrar
oro en la
misma botija.
Aquí donde la
cobija
con tela de
sol se viste
el toro del
tiempo embiste
y la
corriente del río
duerme sobre
un beso mío
igual que una
niña triste.
FELIPE PEREZ
ALVARADO
Hay que
cuidar el Ranchón
rimado de
dulces sueños
que es para
los pinareños
grande como
el Guajaibón.
Hay que darle
el corazón
para que el
pueblo lo entienda,
no sea que un
ciclón sin rienda
le parta la
cujería
y Celestino
García
se nos quede
sin vivienda.
JUANITO
RODRIGUEZ CABRERA
Yo desde muy
niño vine
a la esquina
de este monte
a dejar que
mi sinsonte
en sus
arboledas trine.
Hoy quiero el
sol me ilumine
desde la
prima al bordón,
porque esos
alambres son
como extrañas
combustiones
que aceleran
los pistones
del motor del
corazón.
Hoy después
de la llovizna
que le dio
paso al querube,
vamos a ver
si una nube
negra mi
mente no tizna.
Esperemos que
la brizna
no haga
sombra en el camino
y que a la
altura de un pino
se haga
perlas el verano
en los aretes
de guano
del Ranchón
de Celestino.
ADRIEL
CEBALLOS DELGADO
Acércate
aquí, Miguel,
porque este
pueblo te admira
y tu guitarra
guajira
pone notas en
mi piel.
Con tu
infinito nivel
acaricias los
palmares,
y tus rimas
son juglares
de las tardes
de verano
en los ojos
de Montano
y en los de
Lorenzo Suárez.
ELOY SANCHEZ
PADILLA
Estas tardes
en que el sol
lanza fuego
de arcabuz
hay
pinceladas de luz
sobre un
guano en arrebol.
Es que el
verano en su rol
muestra todas
sus facetas
y aunque las
nubes coquetas
se achican y
se agigantan,
ríe el
Ranchón cuando cantan
sus décimas
los poetas.
OSVALDO DIAZ
AVILA
Bajo la copa
senil
de esta
cátedra montuna
le pido a mis
manos una
mariposa
juvenil.
Una, cien
veces y mil
tengo que
hacer estas cosas,
aunque mis
manos rocosas
de tantas
piedras labrar,
le es difícil
atrapar
al vuelo las
mariposas.
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