martes, 7 de agosto de 2018

Tributo al poeta Julito Martínez


Una lamentable pérdida
 
Nos lo comunica el poeta Juan Carlos García Guridi, escritor, investigador e improvisador, miembro del Grupo Ala Décima y su representante en la provincia de Mayabeque


El pasado 3 de agosto murió en La Habana Julito Martínez, uno de los más grandes repentistas cubanos de los últimos 40-50 años. Conocido como El Gigante de Pipián, Julito sostuvo memorables controversias con improvisadores de la talla de Francisco Pereira (Chanchito), Omar Mirabal, Ernesto Ramírez, Jesús (Tuto) García, Gerardo Inda, Tomasita Quiala, José Enrique Paz (Papillo) y Juan Antonio Díaz, por solo recordar algunos. Aclamado por su versatilidad, carisma y su buen canto, el punto cubano pierde a uno de sus mejores exponentes. Al morir contaba 71 años de edad. Compartimos dos de sus décimas:

Yo cuando niño le hacía
muecas tristes al espejo,
haciendo el papel de un viejo
y el papel no me salía.
Hoy que con melancolía
envejezco poco a poco,
le hago muecas como un loco,
le manoteo y le riño,
haciendo el papel de un niño
que no me sale tampoco.

Me gusta ver al majá
desenvolver su envoltorio
y subir al dormitorio
donde la gallina está.
Y si ella a gritar se da
él le aplica un torniquete,
hasta que de un taburete
sale una mano guajira
y en el pescuezo le tira
la justicia de un machete.


De Juan Carlos García Guridi son estas décimas de tributo al desaparecido hermano poeta decimista:

Curten su acerbo versal
cantando el punto cubano
bajo el tejado de guano
y del cielo de cristal.
Fredo

Murió Julito Martínez,
canta otra vez con Chanchito
y aplauden en El Cornito,
Pipián, Limonar y Güines.
Hay en todos los confines
atención casi total.
Al pie de una palma real
después de haber dicho adiós
entusiasmados los dos
curten su acerbo versal.

En derroche de talento
en el campo se les ve
como si el Cucalambé
su voz grabara en el viento.
No hay vacío ni un asiento,
se siente el olor a guano;
uno le dice “mi hermano”
al otro, el pueblo delira.
Quién los ve y no los admira
cantando el punto cubano.

Viven en la eternidad
de la memoria. Encendida
la décima les da vida,
cuánta generosidad.
Eso es la inmortalidad
es improvisar liviano.
Sí… del cielo cayó un grano,
del grano brotó una palma
y a los dos les canta el alma
bajo el tejado de guano.

Bendita sea la ronquera:
En sagrada comunión
Julito y Chanchito son
roncos por dentro y por fuera…
No hay cemento ni madera
que admita tanto caudal;
qué sigan de igual a igual,
sin faltarle a lo divino
de las piedras del camino
y del cielo de cristal.


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