domingo, 15 de mayo de 2016

Toda luz en la Feria del Libro


Milonga uruguaya y punto cubano

En el capítulo espirituano de la 25 Feria Internacional del Libro, el Grupo Toda luz y toda mía. Nos reporta la poetisa Merari Mangly Carrillo, presidenta de esa agrupación y representante del Grupo Ala Décima en Sancti Spíritus
  El cuarteto Toledo.

A toda luz, la milonga uruguaya y el punto
cubano. Homenaje a Alfredo Zitarrosa
 
Fotos: Serra

Toda luz y toda mía, diferente cada vez, ha vuelto a colocar la décima sobre el puente entre la cultura y la historia. Su espacio de abril estuvo insertado dentro de las actividades espirituanas en su XXV Feria Internacional del Libro. El Patio de la Décima Toda luz, en el interior de la edificación perteneciente a la Dirección Provincial de Cultura y Arte, hermanó tradiciones. Esta vez, el punto cubano con la milonga uruguaya; en coherencia con el evento cubano, al contar esta feria con la República Oriental del Uruguay como país invitado de honor. Por esta razón, Toda luz… dedicó su espacio a una importante figura dentro de la identidad uruguaya: Alfredo Zitarrosa.

La tarde volvió a otorgar su luz, al despliegue del vuelo de palomas ya esperado a esa hora. Las cuerdas del Cuarteto Toledo abrió el homenaje vespertino con el punto cubano, para acompañar una contralectura diferente, o una controversia diferente. La espontaneidad acostumbrada dentro de Toda luz…, permitió alternar las tonadas de Bertha Marrero con las improvisaciones de Abel Amador; algo atípico y estrenado en este espacio. La trenza de identidades se inició entonces al escuchar la grabación de voz de Alfredo Zitarrosa con su Milonga del fusilado, homenaje al Comandante Ernesto Che Guevara. Las décimas interpretadas en su milonga se enlazaron con las escuchadas con la tonada cubana.

 Bertha Marrero y Abel Amador, controversia atípica.

Luego fue presentada la sección Contigo, para recibir a un invitado especial. El periodista, crítico y promotor cultural Fernando Rodríguez Sosa, gustoso accedió a nuestra invitación y compartió sus apuntes sobre la importante figura de Zitarrosa, quien el pasado mes de marzo, hubiese cumplido sus 80 años:

Alfredo Zitarrosa, nacido en Montevideo, Uruguay, marzo 1936, murió prematuramente a los 52 años en 1989, también en la capital uruguaya. Compositor, cantante, folclorista, periodista, locutor, escritor, poeta. […] Nace y su madre lo da en adopción, según cuenta la historia, una familia lo cría; y posteriormente, siendo ya un adolescente, regresa al seno familiar a vivir con su madre biológica y adopta el nombre y apellido de su padre adoptivo: Alfredo Nicolás Zitarrosa, que lo acompañará a lo largo del tiempo.

 Merari entrevista a Fernando Rodríguez Sosa sobre su propia vida y obra y sobre la de Alfredo Zitarrosa.

Alfredo Zitarrosa vivió parte de su vida en el campo, lo cual influyó decisivamente en su formación como compositor, como músico, ya que como ustedes podrán apreciar, no solo en la composición que hemos escuchado,  sino en otras que estábamos escuchando antes de que comenzara Toda luz y toda mía; podrán darse cuenta cómo el tema campesino es un tema recurrente su producción musical. Desde el punto de vista musical, cuentan los especialistas que cultivó la canción folclórica, la samba, la milonga; fueron los elementos fundamentales, y utilizó, además de la guitarra tradicional, el guitarrón uruguayo.

A partir del año 1959, se vincula a la radiodifusión de su país. Es locutor, presentador, actor de teatro, guionista de programas radiales y comienza realmente su labor artística en sentido general en este año. Sin embargo, su debut como cantante, ocurre en 1964, en Perú, invitado por un amigo, y cuenta el propio Zitarrosa en anécdotas, que le pagaron 50 dólares por dos canciones que interpretó en esa ocasión en un programa de la televisión peruana. Un año después, en 1965, debuta en su país, Uruguay, y comienza realmente su carrera como compositor e intérprete que lo llevaría por varios países del mundo, […] fundamentalmente por países de Nuestra América, como Argentina, Brasil, Méjico; no solo por su obra musical, sino por unirse a las causas justas de su tiempo, militar en el Frente Amplio y ser prohibido en su país, de donde tiene que salir al exilio. Vive, por tanto, en varios países de América y continúa su labor profesional, su labor artística.

Muere por una peritonitis, y a partir de ahí, comienzan a editarse sus obras escritas […] laboró el periodismo en Uruguay, en el periódico Marcha, un periódico de franca posición izquierdista y esos textos del periódico, algunos textos de ficción y también su poesía, fueron recogidos póstumamente en libros que han sido publicados a lo largo del tiempo, un poco para rendir tributo a este hombre. Algunos de ustedes habrán escuchado algunas grabaciones de Alfredo Zitarrosa, pero pienso que la mayoría, habrá escuchado alguna vez, o por Zitarrosa o por otros intérpretes, entre ellos por Liuba María Hevia, una canción muy conocida en nuestro país y que escuché por vez primera en Mercedes Sosa, El violín de Becho, una canción realmente conocida y de la autoría de Alfredo Zitarrosa. […] una figura importante en los pueblos de América Latina, en los pueblos que se extienden desde el Río Bravo hasta la Patagonia, una figura indiscutible dentro del folclor musical de Nuestra América, como dijera Martí.

La sección Contigo se encargó de continuar en cercano diálogo con Fernando y conocer algo más sobre su vasto currículum. No solo es el comentarista literario de Escriba y Lea:

Llegué al periodismo de manera consciente. Nací el día del médico, el 3 de diciembre, y en los juegos familiares de aquella época, decían que yo iba a ser médico. Incluso, recuerdo una bata que tenía bordado mi nombre, y me tenían cosas de médico, pero cuando ya pasaba el preuniversitario, supe que la medicina no iba conmigo y me decidí por las humanidades, decidí por el periodismo. Había tenido un intento inicial en un programa que había en Radio Liberación, de participación, musical, que las personas escribían, […] y yo mandé un texto breve, de información ampliada, sobre una torre de televisión que se había inaugurado por aquellos años en la antigua República Democrática Alemana; y aquello lo transmitieron. Pedí periodismo, aunque primero quise ser locutor […]. Iniciamos en 1971, en la Universidad de La Habana, un total de 100 alumnos en la carrera, en dos grupos de 50.

Fernando nos aseguró que era una persona muy tímida, algo que superó. Demostrado quedó a partir del año 1974, ininterrumpidamente hasta hoy, al ejercer siempre el periodismo, a pesar de haber tenido también diferentes cargos como dirigente en diferentes sectores de la cultura.

Me gradué el 8 de septiembre de 1974, un día importante en aquella época, el Día Internacional del Periodista, que recuerda la muerte de Julius Fusick, el periodista checoeslovaco, en las mazmorras del fascismo. Ese mismo día, se publica en la revista Bohemia, mi primera colaboración, que fue un comentario literario sobre un libro que se había publicado por el sello de la Unión de Periodistas de Cuba, sobre Augusto Olivares, el periodista chileno que, en aquel momento, pensábamos, había muerto asesinado por las tropas fascistas de Pinochet […] y después nos enteramos que, en un acto de lealtad a Salvador Allende, él y Allende se suicidan en La Moneda. Aquel comentario parece que fue algo premonitorio, que me iba a acompañar a lo largo del tiempo.

Fernando Rodríguez Sosa colabora con la revista digital Cubanow, auspiciada por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) desde el 2005, y con el sitio Cubaliteraria, del Instituto Cubano del Libro desde el 2013; así como con las páginas web de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) desde el 2008, del periódico Trabajadores desde el 2009 y de Habana Radio desde el 2010, la emisora del patrimonio cubano, de la que es también fundador y aunque allí comenzó con comentarios literarios en su voz, hoy colabora con programas como La Habana en verso, De su puño y letra,Mi libro preferido e Invitación a la lectura. Rodríguez Sosa se siente orgulloso y satisfecho de ser periodista, pero también se siente promotor de la literatura y la cultura en general y crítico literario. Entre sus libros publicados, aparecen A corazón abierto (entrevistas), Departamento de Actividades Culturales, Universidad de La Habana, 1984, y El elogio oportuno (crítica), del Departamento de Actividades Culturales, Universidad de La Habana, 1984; los que recibieron Premio 13 de marzo.

Los anfitriones con los invitados. A la derecha en la imagen, Fernando Rodríguez Sosa y Virgilio López Lemus.

El cierre de la sección Contigo, compartimos otro tema en voz de Zitarrosa, escrito en décimas, Milonga a Jacinto Luna. El poeta y tonadista Abel Amador cerró la trenza con el punto cubano y sus improvisaciones se sumaron al homenaje:

Digna para un homenaje,
esta tarde me parece,
cuando Uruguay se merece
lo mejor de mi lenguaje.
En cada frase que traje
siento que el verso reposa.
Y está mi alma dichosa,
sencillamente porque
hoy uno al Cucalambé
con Alfredo Zitarrosa.

No sé si mis facultades,
mi expresión y mi cultura,
pueden estar a la altura
de estas personalidades.
Procuro las cualidades
del verso que en mí retoza,
entre el gladiolo y la rosa
también honor rendiré
a este amigo que usted ve:
Fernando Rodríguez Sosa.

Toda luz y toda mía,
hoy vine aquí, ¡cuánta suerte!,
la de poder defenderte
haciendo mi poesía.
En jubilosa alegría
siento que el pecho me estalla,
y mi memoria se halla
junto al placer de mi mano,
de unir el punto cubano
con la milonga uruguaya.

Tras la despedida, el público pidió a Amador su gustada seguidilla. Finalmente, el audio irradió otros temas de Alfredo Zitarrosa, como Guitarra Negra, Diez Décimas de saludo al pueblo argentino, Diez décimas de autocrítica, entre otras. Mientras, los contertulios se despedían entre sonrisas y fotos, seguros de volver a Toda luz y toda mía, diferente cada vez; siempre al servicio de la décima, patrimonio cultural de la nación cubana.


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